rumiar la biblioteca: Rodrigo Fresán
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lunes, 15 de julio de 2024

Rodrigo Fresán en tres movimientos: diario de lectura 3


Rodrigo Fresán,
 El estilo de los elementos, Barcelona, Literatura Random House (2024)

https://www.penguinlibros.com/es/literatura-contemporanea/336145-libro-el-estilo-de-los-elementos-9788439742975

Movimiento tercero

Arranca el movimiento tercero con un ejercicio formal que, para qué negarlo, me fascina: el libro se ha convertido en un manual de estilo, un manual con instrucciones sobre cómo escribir o cómo editar el presente y el lector (es decir, yo) se va preguntando si primero vinieron las instrucciones y luego la escritura o primero la escritura y luego se insertaron las instrucciones, pregunta que viene a ser la misma que la del huevo y la gallina o si primero es el lector y luego el escritor. 

Lo que vemos en esta tercera parte es a Land ya adulto viviendo en Gran Ciudad III, es decir, Barcelona, y notamos que la narración ha pasado a primera persona y Land es el Land del pasado y "yo" es el Land del presente. Y pareciera que esta parte es una variación de las dos partes anteriores, un recorrido por la memoria de las dos partes anteriores, porque ha llegado una pandemia, la pandemia del Nome (palabra que aparece a lo largo de todo el libro como comodín), es decir, una pandemia que afecta a la memoria:

"O qué era lo que hacía que todas las personas vacilasen y dijesen la palabra Nome cuando, cada vez más seguido, no se recordaba una determinada ubicación de lugar o autor de libro o título de canción o actor de película o apellido de conocido de pronto desconocido como si todo y todos fuesen paraguas tan fáciles de olvidar bajo la tempestad de la desmemoria. Y no era desmemoria arbitraria o asistemática: se iba olvidando desde adelante hacia atrás, desde el presente al pasado."

Vuelve la femme fatale y el escritor aquel que había conocido en Ciudad II y que tanto se parece al propio Fresán, aunque no es exactamente Fresán, y termina pasando algo calamitoso: Land adulto y el escritor se enfrentan con violencia, lo que terminará por destruir su tercera biblioteca. Leemos sobre escritores fantasmas, sobre enseñar a escribir, sobre cómo un libro puede crear a sus propios lectores, sobre la muerte de los escritores, sobre las variaciones Goldberg de Glenn Gould, entre otras cosas.

Sin duda que entre esas otras cosas la más importante es que reaparece ella. Esta ella es Ella con la misma apariencia que tenía de adolescente, y al poco sabemos que ella es hija de Ella y que el parecido es notable. La hija de Ella le trae a Land adulto unas grabaciones de su propia voz y la de Ella cuando eran adolescentes, porque entonces Ella iba a todos lados con un grabador con forma de corazón con el que registraba conversaciones entre los dos. Y todo ese pasado llega de golpe a Land adulto, en un corazón rosa que atesora la voz de la adolescencia, de modo que en la tercera parte, que por momentos es una novela fantasmagórica y onírica y hasta bioycasaresca (porque dudamos de si ella realmente existe), asistimos a la recuperación de la memoria de Land, y sabemos que todo lo que hemos leído, todo el libro, es precisamente ese ejercicio. Porque recordar, junto a inventar y soñar, son los elementos (o las partes) del escribir:

"Inventar era recordar hacia adelante. Recordar era inventar hacia atrás. Soñar era recordar inventando de arriba abajo."

No me cabe duda de que El estilo de los elementos va de camino a ocupar merecidamente uno de los primeros puestos de mejor novela del año: inteligencia, humor a raudales (humor del qué y también del cómo: insertado en el propio lenguaje), nostalgia y emoción, fascinación formal.

lunes, 8 de julio de 2024

Rodrigo Fresán en tres movimientos: diario de lectura 2

 

Rodrigo Fresán, El estilo de los elementos, Barcelona, Literatura Random House (2024)

https://www.penguinlibros.com/es/literatura-contemporanea/336145-libro-el-estilo-de-los-elementos-9788439742975

Movimiento segundo

(Leo esta segunda parte con muchas interrupciones y aun así no tengo ningún problema para seguir la trama, cosa llamativa en una novela de estas características.)

Land viaja a Ciudad II, ciudad tropical, donde vive ahora, es decir, Caracas. Un apartamento con piscina compartida en la que pasa la mayor parte del tiempo y donde conoce a adolescentes de todo el mundo (hasta hay cameo de un escritor que siempre quiso ser escritor y que fue secuestrado de niño, un escritor, en definitiva, tremendamente parecido a Fresán mismo, aunque Fresán no es ni Land ni este escritor). La felicidad de la adolescencia. La felicidad de relacionarse por primera vez con niñas y por fin enamorarse de Ella. Leer a Jane Austen y a las Brontë. Escuchar música de otra manera. Lo cierto es que el comienzo de la adolescencia coincide con el cambio de escenario como si fuera un pasar página. O cambiar de libro. Y esto no es del todo metafórico porque, como rito de paso, como abandono de la infancia, sus padres le obligan a destruir su biblioteca primera. 

De golpe aquí abundan los centros comerciales y aunque hay pocas librerías, Land las frecuenta y se hace experto en robar libros. Uno que ha robado, que lo acompañará durante toda esta etapa: el Tractactus logico philosophicus de Wittgenstein. Y llega el momento de ir al colegio y lo apuntan a uno católico y Land odia las matemáticas y no hace un examen y entonces lo expulsan. Esto es la Big Vaina: se pasa dos años simulando ir al colegio pero en realidad se interna en un centro comercial y lee. Roba libros y lee y sigue leyendo. Comienza a mirar la realidad como si fuera un libro, porque para entonces, adicto a la lectura, Land es El Lector:

"[...] sí, para él ya todo es literatura, ya no puede sino leer la realidad como si releyera ficciones, ya está perdido [...]."

Pero los padres se enteran y entonces llega la segunda destrucción de su biblioteca como castigo. Y lo obligan a quedarse en casa. Y quieren que escriba, que deje de leer y escriba. Pero Land no. Él solo quiere ser lector. Y sueña con su futuro, donde trabaja de asistente en la banda Supertramp y como librero y vuelve a Ciudad I y se convierte en periodista. Pero el sueño premonitorio termina y vuelve a la realidad, es decir, al presente. Menos mal que el Tractatus se salvó de la destrucción, y lo lee con fervor. Pero la realidad golpea: Drill ha muerto, Ella se ha enamorado de otro, sus padres ahora toman cocaína. En una de las fiestas de sus padres, Land prueba la cocaína y debuta sexualmente con una amiga de sus padres, la escritora femme fatale. Y Land se siente vacío y ya nada tiene sentido porque sabe que la juventud se terminó definitivamente. 

Oh, Land.

lunes, 1 de julio de 2024

Rodrigo Fresán en tres movimientos: diario de lectura 1

 

Rodrigo Fresán, El estilo de los elementos, Barcelona, Literatura Random House (2024)

https://www.penguinlibros.com/es/literatura-contemporanea/336145-libro-el-estilo-de-los-elementos-9788439742975

Movimiento primero

El libro está dividido en tres partes y la primera ocurre en la Gran Ciudad que sin ninguna duda es Buenos Aires, ciudad de nacimiento de Land, alter ego de Rodrigo Fresán, aunque en realidad no es para nada Rodrigo Fresán (que quede claro). Porque estamos aquí en el terreno resbaladizo de la autoficción o autobiografía libre y liberada de corsés, como aquella En busca del tiempo perdido, que tal vez sea el único modelo de escritura autoficcional que convence al narrador. Entonces sabemos que Land no quiere ser escritor, solo quiere ser lector. Sus padres son editores de Ex Editors y además se relacionan o directamente pertenecen a grupos guerrilleros, lo que a la postre los obliga a emigrar a otra Gran Ciudad. Pero aún estamos en la primera parte y aquí Land nos cuenta su infancia, su educación sentimental, su adoración por Drácula, por La Evanauta (novela gráfica sin duda trasunto de El Eternauta) y a la vez es un inventario de juguetes y golosinas tan argentinas, aunque a Land el juguete que más le gusta sea el libro. Le gusta más que los programas televisivos del tipo Colosos de la Lucha (que evidentemente es Titanes en el Ring), y el libro por momentos es un museo de la memoria argentina y a la vez historia argentina contada en clave argentina. 

Sabemos entonces que sus padres, que no son nada buenos padres, que no paran de organizar fiestas en casa que no dejan dormir a nadie, un día, a causa de una notable redacción en el colegio, le regalan a Land The Elements of Style, un libro recetario sobre en qué consiste el estilo. Claro que a Land aquello le parece absurdo. Sus padres son del tipo de padres que creen que sus hijos son genios y tienen amigos escritores como Silvio Platho que siempre anda diciendo que se va a suicidar. Aunque hay uno, mayor que sus padres, que viene a funcionar como maestro y lugar seguro de Land, cosa que sus padres no le brindan. Se trata nada menos que del autor de La Evanauta, César X Drill, y la parte en que conocemos las enseñanzas de Drill es sin duda la mejor parte dentro de la primera parte de la novela. Drill varía o filosofa o reflexiona en voz alta, y lo que le dice a Land deja huella en Land pero también, qué duda cabe, en los lectores. Le habla de la mentira, de que decir "no entiendo" es mejor que decir "no se entiende", de la ficción, la realidad, el pasado, de qué es un artista, de la memoria y del tiempo, entre otras cosas, sin duda provechosas y sobre todo propicias a leer lápiz en mano, da igual si azul o rojo. 

"He aquí la razón del Gran Arte. Razón que pasa, paradójicamente, por primero hacer sentir pequeño a su destinatario para que este, perseverando, pueda experimentar por sí mismo la excitante e intransferible sensación de crecer, de ir creciendo. De no entender en principio para acabar entendiendo. Y descubrir entonces que su relación con eso ha sido tanto más intensa y trascendente y provechosa que cualquiera de esas otras relaciones en las que todo estaba claro desde el comienzo."

La cosa sigue así: poco a poco la gente que se relaciona con sus padres empieza a desaparecer y aquello va tomando la forma de cuento de fantasmas hasta que vemos a Land despedirse de su biblioteca y partir en avión a nuevo destino. 

Los lectores a este punto estamos encantados: humor y estilo y a la vez historia argentina y sin duda reflexiones verdaderas sobre la escritura y la vida, pilares que construyen El estilo de los elementos, que va en camino de convertirse en uno de mis libros preferidos de Fresán y tal vez incluso del año.

lunes, 2 de mayo de 2022

Rodrigo Fresán no te subestima, lector

 

Rodrigo Fresán, Melvill, Barcelona, Literatura Random House (2022)

https://www.penguinlibros.com/es/literatura-contemporanea/273323-ebook-melvill

Allan Melvill, el padre de Herman Melville, caminando sobre el congelado río Hudson: la imagen despliega infinitas posibilidades de narración chez Fresán. La historia del padre, su viaje a Europa y cómo conoce a un ser notablemente afantasmado, un ente medio fantasma y medio vampiro: un fanpiro. El hijo, Melville, puntuando el texto con notas al pie, comentando la narración al tiempo que explica su biografía. En el centro del libro: el delirio del padre a punto de morir. Al final: la biografía adulta del hijo, la amistad con Nathaniel Hawthorne, el poco caso que le hacen a sus libros. 

Hay un diálogo constante con Frankenstein de Mary Shelley, que empieza y acaba en el hielo, que cuenta la historia de un hijo compuesto por trozos, retazos. Como una novela. Hay diálogo también con Cosas transparentes de Nabokov.

A veces pensamos en cómo se puede escribir de otra manera y sabemos que el asunto está en el cómo: Aquí el qué es la biografía de Melvill y Melville. Pero el cómo: el estilo inconfundible de Fresán, deslizante, veloz y rebosante de humor ("el lenguaje como un virus llegado desde fuera de este mundo"); la estructura: notas al pie (a la manera de Yo, el Supremo de Augusto Roa Bastos), frases que se despliegan como una larga plegaria a la literatura, un tono entre rapsódico y elegíaco por la muerte del padre y tal vez la del hijo, el escritor en mayúsculas. 

"Un nuevo estilo a la hora de empezar a contar las cosas, sí. Un estilo que yo quiero mío para las cosas que acabaré contando. Un estilo que ya no pase por lo que se cuenta sino por cómo se lo cuenta. El presente de un estilo que sea el estilo del futuro sabiendo que todo estilo no es otra cosa que la resultante de un nuevo idioma sumándose a un viejo gesto. O viceversa."

Se suele decir que apenas quedan lectores para libros que no los subestimen. Normalmente se los considera libros poco amables, porque exigen mucho del lector. Son libros que necesitan (de verdad) al lector. Libros que el lector activo y exigente agradece como agua de mayo, porque "Leer, si se hace bien, es lo más parecido a escribir que existe".




lunes, 27 de enero de 2020

Rodrigo Fresán o visitar el palacio de la memoria

Rodrigo Fresán, La parte recordada, Barcelona, Literatura Random House (2019)
https://www.megustaleer.com/libros/la-parte-recordada/MES-107002

"Y esa es la única certeza: uno empieza a escribir para bien o para mal de verdad y como uno cuando por fin comprende que jamás podrá escribir como otro. [...] El Estilo. El Estilo Propio a partir de fragmentos ajenos."
La última parte de la trilogía de Rodrigo Fresán empieza con ese (el mismo) escritor (que ya es excritor) en un avión, porque parece que en el aire se activa la memoria, los viajes propician la introspección. Así, este libro que es mucho más estilo que "historia", que se presta mejor a escuchar (ejecutar) que a resumir su trama, despliega sus temáticas habituales (obsesiones fresanianas) pero lo hace desde el análisis de qué es la memoria para un escritor. ¿Qué es recordar para un escritor? Primero, como algo que más o menos se acerca a la parte teórica del asunto, y luego, siguiendo lo que hace poco Enrique Vila-Matas denominó como la "dinámica del me acuerdo" de Georges Perec: me acuerdo de eso y de lo otro y de lo de más allá, suponemos que muy cerca de la biografía de Fresán (y cuando digo Fresán piénsese en el escritor), esos episodios de toda una vida de escritor que fueron importantes para ese escritor. La educación sentimental de ese escritor. La visita a su palacio de la memoria, esas habitaciones en las que uno guarda cosas y se encuentra con cosas y a veces hasta crecen cosas que en principio no deberían estar allí.

Todo esto usando enumeraciones, citas intercaladas, diferentes tipografías, sus obsesiones: 2001 (la película), The Beatles, Nabokov, Proust, Bellow, el escritor IKEA, Ella, sus diatribas contra la autoficción y las costumbres a las que nos someten las nuevas tecnologías, ¿contar la historia de sus padres?, Vonnegut, su inexistente país de origen, un tal Nebel (¿Fogwill?), su hermana Penélope, el hijo de esta, su tío Hey Walrus, Pertusato, Nicolasito, Dylan, Glenn Gould, Philip Dick, la novela Drácula, Blade Runner, Barcelona y los escritores latinoamericanos, Barcelona y el independentismo (la anécdota de cómo la vicepresidenta regaló uno de sus libros), y mucho más, todo eso contado por nuestro superhéroe favorito: Bildungsro-Man. Un final a la de Fellini. Muchas risas, por supuesto.
"Había cada vez más narradores y cada vez menos escritores, pensaba él. Y estaba claro que unos y otros no eran lo mismo: no era lo mismo un gran escritor que un gran narrador (un gran narrador era suplantado por otro gran narrador sin gran dificultad y eran numerosos; mientras que los contados grandes escritores eran insustituibles y se iban acumulando para siempre y siempre dispuestos si se los llamaba). Los libros de los grandes escritores hablaban un idioma único y propio y muy difícil de aprender y de dominar por otros. Los libros de los narradores de diverso tamaño, en cambio, parloteaban todos con la misma lengua y emitían frases como redactadas por funcionales pero desapasionados autómatas."   

lunes, 22 de abril de 2019

Ursula K. Le Guin y Carson McCullers: escribir es confiar (citas)

Ursula K. Le Guin, Contar es escuchar, traducción de Martín Schifino, Barcelona, Círculo de Tiza (2018)
https://circulodetiza.es/libros/contar-es-escuchar/

"Ahora bien, ¿qué significa confiar en la historia? Para mí, significa estar dispuesta a no tener el control absoluto de la historia mientras la escribes. / Y eso explicaría por qué lleva tanto tiempo aprender a escribir. Primero tienes que aprender a escribir en tu propio idioma y aprender a contar historias en general: adquirir técnicas, práctica, todo eso, a fin de tener el control. Y luego debes aprender a soltarlo. [...] Resumiendo, debo confiar en que la historia sabe adónde va y, después de haberla escrito, confiar en que econtrará dónde ella y yo nos hemos salido del camino y cómo reencaminarla sin que se despedace. [...] Solo después de ello -por lo general mucho después- sabré plenamente de qué iba la historia y podré decir por qué debía dirigirse en esa dirección. Toda obra de arte tiene razones que la razón no entiende por completo." ("Una cuestión de confianza")

Carson McCullers, "El mudo" y otros textos, prólogo de Rodrigo Fresán, traducción de José Luis López Muñoz, Barcelona, Seix Barral (2007)
https://www.planetadelibros.com/libro-el-mudo-y-otros-textos/250169

"El autor raras veces percibe las verdaderas dimensiones de una obra hasta que está terminada. Es
como un sueño que florece. Las ideas crecen, echan brotes en silencio, y surge un millar de iluminaciones que se suceden día a día mientras la obra progresa. Las simientes crecen en la literatura como en la naturaleza. La semilla de una idea se desarrolla gracias al trabajo, al inconsciente y al forcejeo que se produce entre ambos. [...] Entiendo solo fragmentos. Entiendo los personajes pero la novela misma no está enfocada. El enfoque llega en momentos inesperados: nadie sabe por qué y el autor menos que nadie. Para mí, de ordinario, es la consecuencia de un gran esfuerzo. En mi caso las iluminaciones son la recompensa al trabajo. Para esas iluminaciones el autor depende al mismo tiempo del azar y de la belleza. Después de meses de confusión y de trabajo, cuando la idea ha florecido, la confabulación que se produce es un don divino. Siempre procede del subconsciente y no se puede controlar." ("El sueño que florece")

lunes, 12 de junio de 2017

Carson McCullers es verdad

Carson McCullers, El aliento del cielo, prólogo y comentarios de Rodrigo Fresán, traducciones de José Luis López Muñoz y María Campuzano, Barcelona, Seix Barral (2007)
https://www.planetadelibros.com/libro-el-aliento-del-cielo/13129

Carson McCullers es amor, dice Rodrigo Fresán en el prólogo de esta recopilación de todos los cuentos y tres de sus novelas, divertidísimas, por cierto: Reflejos en un ojo dorado, La balada del café triste y Frankie y la boda. Ella habla del amor, al fin y al cabo, pero también: de epifanías que sobrevienen en la edad de la adolescencia, de parejas venidas a menos aficionadas al alcohol, del fracaso, de la emoción, de la injusticia del racismo, de las miradas de aquellos que saben.
"Existe un tipo de personas que tienen algo que las dintigue de los mortales corrientes; son personas que poseen ese instinto que solamente suele darse en los niños pequeños, el instinto de establecer un contacto inmediato y vital entre ellos y el resto del mundo." (La balada del café triste)
"Habló con gente de la calle y una vez más percibió aquella inexplicable conexión entre sus propios ojos y los de los demás." (Frankie y la boda)

Impresiona leer (a veces releer) una buena cantidad de sus textos de seguido: la capacidad de entretejer verdadera emoción y fina ironía, con cierto desparpajo de tanto en tanto. Cada vez que leo ese cuento que tal vez sea uno de los mejores cuentos de todos los tiempos, "¿Quién ha visto el viento?", ese que narra una noche de un escritor fracasado en todos los sentidos (no consigue escribir una tercera novela, su matrimonio se desmorona irremediablemente), me sobreviene la idea de verdad: cómo escribir la verdad, ironía y emoción a un tiempo.

Carson McCullers es amor, pero también: Carson McCullers es verdad.



“―Talento ―dijo con amargura―. Un talento pequeño, de un solo relato…, eso es la cosa más traicionera que Dios puede conceder. Trabajar y trabajar, con esperanza, con fe hasta que la juventud se consume… He visto esa situación demasiadas veces. Un talento pequeño es la mayor maldición divina.

―Pero ¿cómo sabe que tengo un talento pequeño, cómo sabe que no es grande? No lo sabe, ¡no ha leído nunca una sola palabra de lo que he escrito! ―protestó el otro lleno de indignación.

―No pensaba en usted en particular. Hablo de manera abstracta.” ("¿Quién ha visto el viento?")

lunes, 10 de abril de 2017

Rodrigo Fresán y la máquina para soñar (diario de lectura) 2

Rodrigo Fresán, La parte soñada, Barcelona, Literatura Random House (2017)
http://www.megustaleer.com/libro/la-parte-sonada/ES0144883

Y seguimos. La tercera parte, la del insomnio y la más larga de las tres, lleva por título:

Esta noche (Manual de últimos auxilios para soñadores despiertos)

Fresán nos lleva de nuevo a las definiciones: el pasado, el insomnio, la muerte, las camas, el fin del mundo, la relectura, lo que significa escribir y cómo dejarlo, la educación de un escritor, es decir, sus lecturas y sueños y fantasías, la relajación, la hipnosis, remedios y trucos para dormir, Vila-Matas, Saul Bellow, Iris Murdoch, el escritor IKEA, su propio doble y las novelas dobles de sus propias novelas, etcétera. 
Largo el etcétera. 
Las enumeraciones y digresiones fluyen con una "voz rara, además. Una voz que aun en tercera persona del singular sonaba tanto a una primera persona. Una voz, pensaba él, como llegando desde afuera, desde lo alto, pero tan asimilada como la voz de los padres leyéndoles a sus hijos en la cama para que se duerman".  
Pero acá encontré lo que buscaba. Acá encontré la respuesta a esa pregunta que me hacía al principio: ¿cómo lo hace? ¿Por qué no lo dejamos ahí tan lindo ese lomo en la biblioteca? Fresán es un encantador, aquello que Vladímir Nabókov llamaba shamanstvo (de chamán, claro). Como un encantador de serpientes: las serpientes somos sus lectores y la prosa es la música que se activa y nos hace salir de ahí de donde salen las serpientes a mirar qué es eso que hay por encima. Por encima hay insomnio. Dicen que cuando tenemos insomnio es porque aparecemos despiertos en el sueño de alguien. 
"De ser eso cierto, el insomnio recurrente sería consecuencia de estar muy presente en los pensamientos de los demás (¿de Ella?)."
Menos mal que no sueñan demasiado conmigo.
Menos mal también que el insomnio está plagado de admiración a Nabókov y sobre todo a Cosas transparentes. Hago una pausa y leo en una tarde Cosas transparentes. Trata de un corrector de pruebas que sufre de insomnio y una noche mata a su mujer. Trago saliva y regreso a La parte soñada. Hay una trama que implica a un espía que va siguiendo a Nabókov y su mujer Vera hasta Suiza. ¿Viene a cuento? Vaya uno a saber.
Aparece también la trama narrativa que llamaremos "familiar": El Niño, que es hermano de Penélope, y el Tío Hey Walrus, adorador de The Beatles y Kurt Vonnegut. Aparece la historia de El Niño: quiere convertirse en escritor ("[...] ¿acaso habrá algo más básica e intrínsecamente infantil que la idea de trabajar para hacer reales cosas que no lo son?"). Enseguida nos damos cuenta de que hemos retomado la historia primera, es decir, la del escritor a quien han extraído sus sueños en Onirium. Ahora está hablando de su pasado porque el pasado es el huésped del insomnio. El insomnio es lo contrario del sueño, pues. En el insomnio el pasado se va extendiendo como un imperio que va conquistando territorio. Va ocupando países a medida que pasan los años. Además, el escritor ya ha dejado de escribir. También nos percatamos (o necesitamos buscar la trama y la encajamos) de que el excritor ha viajado a Suiza por un encargo: debe escribir un artículo sobre el acelerador de partículas CERN. 
Bueno. Algo más o menos así. 

Entonces la terminé. ¿Qué me pareció? Una novela acelerada y recién expandida a la velocidad de la luz. Una novela big bang. Una novela inimitable. Una novela futura con poca narrativa y mucha información y jugosas digresiones ensayísticas. Una novela para escritores, pero sobre todo para lectores que escriben. Y para lectores que leen aunque no sea fin de semana.  

"Con los autores favoritos pasaba lo mismo que con las novias: en un principio, uno los quería idénticos a uno, uno quería escribir como ellos; después se iba entendiendo, acaso cuando ya era demasiado tarde, que lo que a uno más y mejor le hacía era no un opuesto pero sí un complementario (y así, en ocasiones, uno hasta se acababa casando y viviendo felizmente como lector con libros que uno detestaba y solo soñaba con abandonar o asesinar o al menos serles infiel hasta que la muerte nos separe como escritor). Alguien que no fuese un implacable espejo de los propios defectos sino un contenedor de virtudes extrañas que podían salvarte la vida, alejarte de las taras y de vicios y tics, completarte. De igual manera, cuando eres joven te seducen aquellos libros de otros que, al leerlos, piensas que alguna vez podrás llegar a escribir. Cuando ya no eres joven, en cambio, te enamoras de esos libros de otros que comprendes que jamás podrás escribir. Un amor no correspondido pero, aun así, un amor amable."


Aquí la primera parte:
Rodrigo Fresán y la máquina para soñar (diario de lectura) 1

lunes, 3 de abril de 2017

Rodrigo Fresán y la máquina para soñar (diario de lectura) 1

Rodrigo Fresán, La parte soñada, Barcelona, Literatura Random House (2017)
http://www.megustaleer.com/libro/la-parte-sonada/ES0144883

¿Qué se hace con un libro de Rodrigo Fresán en las manos aparte de empezar a ponerse inquieto y algo nervioso y también, por qué no decirlo, bastante ansioso? Uno se pregunta: ¿podré con él, con casi seiscientas páginas de prosa fresaniana por delante? Lo primero que hay que decir es que La parte soñada se sostiene por el estilo. Un estilo primaveral como si acabara de producirse el big bang, un estilo entrópico de "estructuras líquidas", referencias eruditas y pop, chistes y juegos de palabras. La escritura Fresán es sobre todo estilo, ya lo saben.
Bueno.
Vamos a intentarlo.
La ¿novela?, se divide en tres partes: el sueño, la duermevela y el insomnio, según se refirió a ellas el propio autor. 

La primera parte lleva por título:

Esa noche (Notas al pie para una enciclopedia de caminantes dormidos)

Siento temor y eso me divierte: no voy a entender nada. Esto es pura digresión cuyo único motor de avance es el tema: lo onírico. Más ensayístico que narrativo. Entramado de citas. Carácter enciclopédico. Varias tipologías. Variaciones de escenas como sueños recurrentes. Notas al pie insertadas en el cuerpo del texto "como plantas que lo enredan y lo envuelven".
Poco a poco va naciendo una historia: un escritor que ha dejado de escribir, un amor imposible (Ella), una canción y el poder de NO cumplir los sueños: es decir, si sueña algo, seguro que eso no va a pasar. Este escritor (o excritor) se interna en un lugar llamado Onirium donde procederán a extraerle los sueños. (Uno enseguida piensa en Philip K. Dick, aunque también hay referencias explícitas a Nabókov.) Pero el excritor sabe perfectamente que el único sueño es Ella. Para peor Ella también es la que está a punto de extraerle los sueños y, una vez que le hayan extirpado los sueños, desaparecerán. Ella desaparecerá.
"Porque los artistas que no son otra cosa que soñadores vocacionales están acostumbrados a que estas cosas, a que estas supuestas casualidades, existan. Y que sean como las sogas que mantienen bien atadas a la falta de ocurrencia y de ocurrencias del día a día. Su don es saber verlas y detectarlas y buscarlas y encontrarlas y hasta domesticarlas; mientras que el resto de las personas se limitan a experimentarlas de tanto en tanto y ser acariciadas ocasionalmente por el viento de la maravilla. / Así que la vio y la amó porque ya la amaba."
Resulta muy divertido leerlo, aunque todavía no comprendo por qué, o mejor, no sé cómo lo consigue. Es adictivo como la velocidad. Es adictivo como escuchar música. Transmite, además, algo del élan del rock argentino: la frescura de la juventud, algo que ha desaparecido. El anhelo del enamorado, del amor imposible, el amor adolescente.
Sospecho que la segunda parte versará sobre los sueños que se le han extirpado al protagonista (si podemos llamarlo así). Entendámoslo así. Da igual cómo lo entendamos. Nosotros leemos lo que queremos.

La segunda parte lleva por título:

Aquella noche (Catálogo irracional para una exposición)

Llegados a este punto, nos damos cuenta de que el título de cada parte (en este caso, notablemente más larga que la primera) en realidad no ayuda sino que oscurece. Fresán oscurece, pero lo sorprendente es que la cantidad de referencias internas y chistes íntimos se aceptan aunque no se entiendan. (Hay muchos guiños a otras obras suyas que no he leído, tipo Mantra, tal vez por eso me pierdo.) Fresán oscurece y enrarece, pero queremos entender. Por eso seguimos. Aunque seguimos sin entender.
Esta segunda parte se divide en tres y es claramente un homenaje a Cumbres borrascosas. Enseguida me alegro de haberla leído recientemente. La tengo fresca. La primera de estas tres subhistorias (¿tal vez un primer sueño extirpado?) comienza con un tono elegíaco, poético, onírico o algo así, cuya protagonista es Stella d'Or. ¿Quién es Stella d'Or? ¿La voz del sueño, de la noche, de la oscuridad? ¿Los "orígenes míticos de la noche"? Tal vez.
En algún momento se habla de que escribir es como entrar en una casa y de que cada texto es como una habitación de esa casa. Pensemos que hemos entrada en la casa de los sueños. Pensemos que hemos entrado en la máquina para soñar. Pensemos que después de la habitación de Stella d'Or hemos dado con un pasillo y una segunda historia: la de las hermanas Tulpa. Estas hermanas viven en la Luna y son claramente el trasunto lunático de las hermanas Brontë. Una de ellas ha escrito una historia y se las lee a las demás. Hay aquí un juego de historia dentro de la historia (sueño dentro del sueño). Esta historia trata sobre un hombre que viaja a la Tierra, es decir, el espejo invertido de Neil Armstrong y del primer viaje a la Luna.
Enseguida entramos a la tercera subhistoria: la de Penélope. Es la más larga de las tres. Evidentemente ese pasillo ha desembocado en la sala de estar o hemos subido una escalera para llegar al ático que ocupa toda la superficie de la planta de la casa. Poco a poco descubrimos que Penélope es escritora. Ha escrito la historia de Stella d'Or y también la de las tres hermanas Tulpa. Penélope está loca y es una apasionada de Cumbres borrascosas. Hay un exhaustivo análisis de Cumbres borrascosas: argumento pormenorizado, variaciones cinematográficas, análisis de personajes, biografía de las hermanas Brontë, etcétera. Aquí notamos que Fresán no le tiene miedo al cambio de registro, al ensayo, al enciclopedismo. Vuelvo a agradecer haber leído Cumbres borrascosas recientemente. Enseguida se nos informa de que Penélope ha decidido escribir variaciones de Cumbres borrascosas. También se nos deja saber que ha perdido a su hijo en una playa. Y que sus padres se parecen demasiado a Catherine y Heathcliff. Fin de la segunda parte. 
"El lector es un ladrón de tulpas. Alguien que aprovecha y se aprovecha de cuerpos construidos por otros y los incorpora a esa otra vida dentro de la vida que es la que transcurre en los libros. Dejar a otro que primero haga el trabajo duro y sucio y así el lector llegando al final, con la mesa puesta y los comensales dispuestos. Y solo teniendo que sentarse junto a ellos y mirarlos fijo (leer es la forma más fija de la mirada aunque las pupilas no dejen de moverse y contraerse y expandirse según la situación) y hacerles modificaciones muy personales, para volverlos únicos e intransferibles."
Allá vamos con la tercera. Allá vamos con el insomnio. En el siguiente post.

Aquí la segunda parte:
Rodrigo Fresán y la máquina para soñar (diario de lectura) 2

lunes, 30 de enero de 2017

Rodrigo Fresán o el rock ha muerto

Rodrigo Fresán, Esperanto (1995), Barcelona, Literatura Random House (2011)
http://www.megustaleer.com/libro/esperanto/ES0103592

Affaire Dylan aparte (y que conste que la imagen de portada y mi elección de lectura no tienen absolutamente nada que ver con los asuntos de actualidad ni con la presunta "muerte de la literatura", entre otras cosas porque a Dylan lo conozco de refilón y mal y sin entusiasmo y diríase que porque es inevitable), Esperanto narra la muerte del rock argentino y una muerte obligada de thriller de acción y la muerte estatal e institucional como una forma de realismo mágico made in Argentina, ese país donde la mayoría se psicoanaliza. ¿Para qué sirvió que el psicoanálisis alunizara sobre buena cantidad de personas adultas allá por los años setenta?, se pregunta Federico Esperanto:


"[...] todo eso sirvió para que todo un país, para que todas esas personas curadas, aprendieran a decir sin problemas, dudas o tartamudeo alguno la palabra desaparecido en lugar de la palabra asesinado... o, por lo menos, la palabra muerto... [...] ¿No le parece formidable? Si lo piensas un poco, Lombroso, se trata de la más fina y acabada expresión del realismo mágico que se conozca. Dios es argentino, Gardel cada día canta mejor y todo eso."

(Hoy tal vez la gente cambió el psicoanalista por el coach.) 

Lo cierto es que el efecto Fresán a menudo se parece a la nostalgia aquella de todo tiempo pasado fue mejor. La nostalgia, con final à la Otto e mezzo, de los discos de vinilo con lado A y lado B y las películas en blanco y negro. En blanco y negro son también los sueños de Federico Esperanto, el protagonista, un ex rocker que, a pesar de su apellido, se queja de que nadie lo entiende. Aquí, su sueño recurrente:

"En el sueño recurrente de Esperanto, el inmenso auditorio estaba siempre vacío y su boca siempre llena de objetos extraños que le impedían ofrecer su mensaje."
 
(Afortunadamente Esperanto no es Fresán.)

Divertida, veloz como su prosa, tan fresca que uno imagina a un joven Fresán como el de acá abajo escribiéndola. No se la pierdan.


 

lunes, 4 de enero de 2016

Gail Parent o las chicas quieren divertirse

Gail Parent, Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York (1971), prólogo de Rodrigo Fresán, trad. de Zulema Couso, Barcelona, Libros del Asteroide (2015)
http://www.librosdelasteroide.com/-sheila-levine-esta-muerta-y-vive

Sheila Levine es una treintañera de los años setenta bastante acomplejada: no es suficientemente guapa ni suficientemente rica ni suficientemente ñoña como para contentarse con el papel que debería haber asumido hace tiempo. Las chicas tienen que casarse y formar una familia, las chicas tienen que seguir cumpliendo con el rol aquel. 
De modo que Parent ha construido una parodia bastante fresca y divertida de la novela rosa: la joven que a pesar de ser independiente y poco inocente y con ganas de divertirse, se ve obligada a enamorarse y a busca marido.

"Lo que significa que solo hay cien mil chicas judías como yo. Exactamente iguales que yo, con melenas que hay que alisar, narices que hay que enderezar, y todas buscando marido. TODAS BUSCANDO MARIDO. Pues bien, mis adorables judías, tengo buenas noticias para vosotras: a partir de ahora tendréis menos competencia. Sheila Levine ha decidido tirar la toalla. Se va a morir."

Diríase que el argumento suena remanido y anticuado, en lo que estoy de acuerdo, pero también podemos argumentar que si las chicas nos divertimos con esta nota de suicidio es porque, a pesar de los años transcurridos, muchas jovencitas siguen siendo educadas con la premisa aquella del príncipe azul.



lunes, 21 de diciembre de 2015

Granta - Outsider

VV.AA., Granta, 3, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2015)
http://www.galaxiagutenberg.com/libros/granta-3-outsider/

Los lectores de Granta están de enhorabuena: encontrarán aquí una selección de outsiders y escritores de los márgenes y escritores híbridos en todos los sentidos que nos llevan de inmediato al terreno confuso y resbaloso de la creación, al big bang de Onetti recostado en su cama de la mano de Rodrigo Fresán, a tres breves y maravillados cuentos de Andrés Ibáñez, a la Grecia de Cynthia Ozick, a quien deberíamos instituir como la Gran Sibila del comienzo de la Era de la Escritora con Sentido del Humor, a los helados planos del ojo-bisturí que todo lo ve de la reciente premio Nobel, Svetlana Aleksiévich (svet significa "luz") y su contrario, el punto ciego de Javier Cercas, ese instante de incertidumbre y de no entender de toda literatura que se precie, entre otros rarunos textos que cada cual sabrá transitar como funambulista o espeleólogo o buceador o practicador de la duermevela.
VV.AA., Granta, 2, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2015) - See more at: http://rumiarlabiblioteca.blogspot.com.es/2015/05/granta-matar-el-tiempo.html#sthash.NryDhfkx.dpufVV.AA.
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lunes, 20 de octubre de 2014

Rodrigo Fresán y el naufragio para armar

Rodrigo Fresán, La parte inventada, Barcelona, Literatura Random House (2014)
http://www.megustaleer.com/ficha/RH27378/la-parte-inventada

¡Oh, novela, oh, ese experimento centrifugado y atento y minucioso!
  
Confieso que estoy confundida, pero sobre todo que me emocionó con su aire melancólico y veloz. Novela de madurez, si se quiere, honesta y sincera la voz. ¿Fresán puede conmover? Puede. 

Una autobiografía inventada, un recorrido perfecto que comienza y termina en una avión donde tiene cabida hasta su propia interpretación, porque es círculo que se cierra a sí mismo: la educación de un escritor: su educación sentimental y su variación. 

Acaso La parte inventada no sea más que la puesta en escena del acto de fresar la experiencia de escribir. ¿Recuerdan lo que es una fresa?
Fresa. f. Herramienta de movimiento circular continuo, constituida por una serie de buriles o cuchillas convenientemente espaciados entre sí y que trabajan uno después de otro en la máquina de labrar metales o fresarlos.

Permítanme agregar aquí una imagen de mi reelaboración de la lectura en formato analógico a partir de algunas citas:





Hace unos días escuché a Fresán fantasear con ganar el euromillones para estarse dos años sin escribir. Como otro experimento: qué cambiaría, cómo afectaría al estilo, o también: ¿es más rentable y agradable no escribir? Entonces recordé al pianista de jazz Bud Powell quien tuvo que volver a aprender a tocar escuchándose a sí mismo después de recibir tratamiento de electroshock a causa de su esquizofrenia. Todos imaginamos la hipótesis de que en lugar de escucharse a sí mismo para volver a aprender a tocar, hubiera utilizado, por error, a otro pianista como modelo.

¡Oh, novela, oh, ese experiemento!






lunes, 3 de junio de 2013

Rodrigo Fresán y el amor fractal



Rodrigo Fresán, El fondo del cielo, Barcelona, Mondadori (2009)

http://www.megustaleer.com/ficha/GM21444/el-fondo-del-cielo

Siete aproximaciones a El fondo del cielo desde El fondo del cielo (ni exclusivas ni excluyentes, seguramente equivocadas e imprecisas como su lectura, extraídas de su propio universo, porque todo está allí): 


1
En El fondo del cielo (a saber dónde queda eso) habita un ser dentro de una placenta o rodeado de la viscosidad de la nada (siempre tan pegajosa) que al parecer ha nacido y permanecido y simultáneamente pretende desintegrarse en esa emblemática fecha de 2001. Desde allí lo ve todo. Se trata del mismo ser que escribe Evasión, la novela que aparentemente se atribuye a Ella, la Sin Nombre, a quien Isaac y Ezra como también el afortunado Darlingskill que se casa con ella canalizan su amor (al menos pueden materializarlo y nombrarlo al señalarla a Ella, como en toda novela de amor).

2
El fondo del cielo es un desierto parecido a la Zona tarkovsquiana aunque sin agua ni stalker ni tiempo (el tiempo es tan maleable como la eternidad). Pero no se trata de vacío: existe el deseo, el amor. Al fin y al cabo no es más que una clásica historia de amor. O El fondo del cielo es un cuadro de Rothko sin rótulo de descripción.
2001: La odisea terráquea comienza en Irak y acaba en Irak o más bien se ha detenido allí como símbolo de la eternidad de lo mismo repetido. El fin del mundo y el comienzo de la historia (la memoria) coinciden en el jardín del Edén.

3
El fondo del cielo es un humorístico homenaje a la ciencia ficción, en el que el pasado (o la memoria) es tan otro planeta como el futuro, y en el que existen tantos planetas como personas y sus correspondientes planetas.
Su estructura en tres partes representa un tránsito de un planeta a otro y nos inserta simbólicamente en la consistencia del tiempo (porque la ejecución de la lectura es esclava de la diacronía, de una palabra después de otra).

4
El fondo del cielo es una novela sobre el amor fractal: el amor es la nieve, ese muñeco de nieve que Isaac y Ezra construyen para Ella ("Este planeta"); los seres de nieve que el soldado destruye y poco después se come en medio del desierto de Irak en el tránsito del comienzo/final del mundo ("El espacio entre este planeta y el otro planeta"), y también el mismo muñeco que ahora la Sin Nombre observa (detrás de la membrana-ventana), en ese fin del mundo en donde está instalada, en ese lugar-placenta desde donde puede verlo todo (como un aleph) un instante antes de nacer-permanecer-desaparecer (junto a la novela) en el "Otro planeta". 


La nieve: cuya estructura fractal es quizá la imagen fractal por antonomasia o al menos la que solemos imaginar cuando pensamos en fractalidad: un copo de nieve.

5
El amor es un copo de nieve. Una estructura geométrica que al poco es un remolino que comienza y se enreda y continúa enmarañándose como variación prácticamente similar a la anterior, aunque provista de un leve desplazamiento que la transforma y deviene copia. Una huella de la huella de la huella. Como la vida (absolutamente fractal). Una explosión.

La voz se desliza paralelamente al copo de nieve, a su costado, sin alejarse y deviene fractal, avanza fractal: comienza en pequeñito y sigue caracol agrandándose (como también hace la bola de nieve al rodar sobre más nieve), y se acalla y renace y vuelve a ocuparlo todo. Una voz apremiada porque el fin se acerca, porque la memoria se agota, a horcajadas sobre la velocidad. 

7
El fondo del cielo es una explosión intergaláctica y fractal, un montón de tangentes escapándose de nuestras neuronas o volviendo segundos más tarde hacia nosotros en forma de flashes inseguros y afilados y contradictorios, de reflejos de la tradición (tierra-ficción) y de la ciencia ficción, de nociones imposibles sobre el tiempo y el espacio y los multiuniversos y la simultaneidad, una experiencia de lectura inquietante y ansiosa y divertida y estimulante y extraterrestre, al fin, como el amor (aunque nos deja la opción de que, de no soportar la invasión, se pueda cerrar el libro).

Una lectura que ocurre más allá de la página y más allá del entendimiento en algún otro planeta con el que nos cuesta comunicarnos.