rumiar la biblioteca: marzo 2019

lunes, 25 de marzo de 2019

Degenerados. Muestra de narrativa chileno-argentina hipercontemporánea

AA.VV., Degenerados, edición y selección de Gonzalo León, prólogos de Gonzalo León y Guillaume Contré, Santiago de Chile, Lagüey (2018)
https://www.laguey.com/degenerados

Esta antología de "degenerados" (porque no pertenecen a ninguna de las tradicionalmente conocidas como generación literaria), agrupa a varios narradores argentinos y chilenos nacidos en su mayoría en la década de los ochenta que apenas comparten rasgos de estilo, salvo la rareza (en el caso argentino) y cierta ironía a lo Bolaño (en el caso chileno). Tal vez se echa de menos una cantidad mayor de voces femeninas, pero aparte de eso, la calidad de esta muestra de narrativa hipercontemporánea es lo suficientemente notable como para que valga la pena acercarse y conocerlos:

Argentinos:
Michel Nieva, Natalia Rodríguez, Leonardo Sabatella, Javier Fernández Paupy, Emilio Jurado Naón y Esteban Prado. 

Chilenos:
Bruno Lloret, Pablo Toro, Paulina Flores, Cristóbal Gaete, Felipe Becerra y Nicolás Cornejo.

lunes, 18 de marzo de 2019

La cara B de Pedro Mairal

Pedro Mairal, Maniobras de evasión, edición y selección de Leila Guerriero, Barcelona, Libros del Asteroide (2019)
http://www.librosdelasteroide.com/-maniobras-de-evasion

Maniobras de evasión es una recopilación de diversos artículos publicados por Pedro Mairal en distintos medios y es, a la vez, "la cara B del escritor", según palabras de Leila Guerriero. Es decir, la cocina, el gimnasio, el confesionario, el laboratorio de esa especie de humanoide que se dedica a escribir cosas y a quien, tal y como dijera Susan Sontag, le interesa todo. Un escritor es un curioso por naturaleza. Pero Mairal confiesa (cosa que me deja atónita) que ha dejado de escribir ficción.
"No tengo ganas de escribir una novela. Sueño novelas, pero no me siento a escribirlas."
Enseguida dice que desde que escribe artículos, le cuesta pensar en un libro a la vieja usanza, un libro de papel. Escribir en internet, dice, le "cambió el paradigma de la comunicación de la escritura, la idea de lector, la idea de mí mismo como autor".
A pesar de eso, tenemos entre manos un compendio bastante divertido sobre infinidad de cosas, desde crónicas hasta confesiones, recuerdos, fútbol, antiguos profesores, antiguas novias, fechas de entrega, supuestas secretarias, anatomías femeninas, fiestas literarias y más cosas como esta:
"¿Qué empiezo ahora? Otra manera de escribir, quizá. Mi hija de seis meses tiene ciclos de juego de quince minutos, más o menos. Un cuarto de hora que yo aprovecho como si fuese oro. Estoy aprendiendo a hacer coincidir mis párrafos con esos ciclos."
El resultado: una especie de autobigrafía, otra versión de la autoficción.

lunes, 11 de marzo de 2019

Daniel Mella: muerte, familia y autoficción

Daniel Mella, El hermano mayor, Barcelona, Comba (2017)
https://www.editorialcomba.com/catalogo/libros/narrativa/el-hermano-mayor/

Una voz cercana, emotiva y coloquial, que me recordó un poco a la de Pedro Mairal, nos cuenta la historia de la muerte del hermano del narrador y, a la vez, la historia del nacimiento de la idea de escribir esta novela. El desafortunado acontecimiento hace que los recuerdos resurjan descontrolados, pero ya sabemos que la ficción obedece sus propias reglas y manipula a su conveniencia:
"Le respondí que no se preocupara. En lo que estaba escribiendo casi nadie decía lo que había dicho ni hacía lo que había hecho. Es más, todos tenían los nombres cambiados. Y en lugar de cinco hermanos, como en la realidad, en el libro éramos cuatro. A Pablo, el del medio, lo había tenido que dividir entre todos los demás. / Además, tampoco es que estuviera escribiendo sobre ellos –sobre ellos iba a tener que escribir un libro aparte, bromeé–. Era sobre Ale y sobre la muerte, aunque tampoco era sobre Ale. No era una biografía. No podía escribir un libro tratando de mostrar cómo había sido Alejandro. [...] le dije que no era raro que la familia de un escritor apareciera, más o menos disfrazada, en sus textos. Los escritores que no escribían sobre su familia, especialmente sobre sus padres, eran generalmente malos escritores, les dije. No tenían por qué escribir directamente sobre sus padres, pero sus figuras tenían que sobrevolar su literatura de algún modo."

lunes, 4 de marzo de 2019

La novela deejay X


Si imaginamos un destino de la literatura similar al destino de la música, en el sentido en el que hoy aplaudimos y celebramos y adoramos al deejay como si de una estrella de rock o de un concertista virtuoso o de un afamado compositor se tratara, y celebramos su trabajo, es decir, el de poner discos, como arte, o mejor dicho, celebramos su collage y su mixtura y su capacidad de navegar por el tiempo y la tradición, de hacer tremolar el tiempo sobre diferentes bases, y extrapolamos el fenómeno al libro, o mejor, al libro electrónico, y pensamos que el escritor dejará de ser ese juntapalabras o el que busca estilo y construye una escritura, y que su función se habrá desplazado hacia un diseñador-maquetador con talento, con conocimientos de programador, que fabrique collages y corta-pegas y links de navegación por las grandes obras de todos los tiempos y aplaudamos su trabajo, lo celebremos como gran hacedor de los tiempos por venir, y colaboremos para que pueda ganarse la vida con mucha mayor soltura que un escritor, porque tal y como dicen algunos, y no sin razón, con semejante tradición para qué escribir o reescribir, o contestar y dialogar con esa tradición, quizá sea suficiente con manipularla y fragmentarla y servirnos de ella para contar la historia que queramos, para seguir ejecutando el hecho literario.

Por ejemplo, yo podría continuar con el montaje de una autobiografía in progress, que ya comenzara con los posts La novela deejay, La novela deejay II, III, IV, V, VI, VII, VIII y IX utilizando un fragmento de Gira, rueda mágica de Dawn Powell para confesar de qué cosas está hecha mi escritura: