rumiar la biblioteca: septiembre 2017

lunes, 25 de septiembre de 2017

Monika Zgustova y las mujeres supervivientes del gulag

Monika Zgustova, Vestidas para un baile en la nieve, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2017)
http://www.galaxiagutenberg.com/libros/vestidas-para-un-baile-en-la-nieve/

[Publicado en Revista de Letras el 22/09/2017]

Aleksandr Solzhenitsyn argumentaba que había sido encerrado en el gulag por ingenuidad: sabía que no podía mencionar secretos militares pero creía que se le permitiría pensar. Saul Bellow se refería al sufrimiento del pueblo ruso, el de sus antepasados, como uno de tal magnitud que los supervivientes se perciben, aunque no lo pretendamos, como más “humanos”. Naturalmente que algo de todo esto ―la injusticia, la desesperanza, la humanidad, la intensidad de la amistad―, encontramos en Vestidas para un baile en la nieve, de Monika Zgustova (Praga, 1957), publicado por Galaxia Gutenberg, libro de entrevistas, a medio camino entre la crónica marcadamente literaria y el testimonio, que nos recuerda a Vasili Grossman, Ilyá Ehrenburg o Svetlana Aleksiévich, pues enseguida identificamos ese estilo de la prosa y el diálogo de los grandes escritores rusos. Las entrevistadas son mujeres supervivientes que el régimen catalogaría como intelligentsia, que por mala suerte (muchas veces), por ingenuidad o por combatir contra el estalinismo, fueron enviadas al gulag.
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lunes, 18 de septiembre de 2017

Chantal Maillard y la razón estética

Chantal Maillard, La razón estética (1998), Barcelona, Galaxia Gutenberg (2017)

En la era de la posverdad, en la era de la ficcionalización absoluta y la ironía desmedida, La razón estética de Chantal Maillard, reditada por Galaxia Gutenberg veinte años después, es una lectura que, además de deliciosa y desentrañadora del concepto de posmodernidad, aporta los elementos necesarios para comprender lo que estamos viviendo. Pero ¿qué es exactamente "razón estética"?
"Razón creadora, por tanto, más que creativa, la diferencia es importante. La creatividad puede definirse como la capacidad de un sujeto para enlazar, asociándolos, unos elementos dispersos; la creación, en cambio, es la capacidad de diseñar mundos posibles: formas actuantes. Una forma actuante es una especial disposición de la realidad ―universo poético o narrativo― que tiene la particularidad de transmitirse, de asentarse, de modificar la visión y, por tanto, de formar cultura."

Sin embargo, ejercer la razón estética requiere cierta responsabilidad ética, viene a decirnos Maillard en el prólogo. He aquí el problema al que nos enfrentamos cuando la ficción llevada a la percepción de lo cotidiano, al entendimiento del mundo, a la concepción de otro mundo posible, se neutraliza o se banaliza hasta convertir un poder valioso, desestabilizador y disidente, en un "todo vale".
"La distancia que permitía tomar conciencia de la ficción se ha reducido drásticamente. Esto permite neutralizar las emociones dolorosas que experimentaríamos ante un hecho trágico si asistiésemos a él sin mediación y, consecuentemente, frenar los movimientos de rebeldía que nuestro rechazo pudiese generar. El peligro, el enorme peligro de la representación es que cualquier acontecimiento, sea este de la naturaleza que sea, se recibe con una tasa de placer que viene a sumarse a la variante emocional que entra en juego. Ese es el poder de la ficción. Cuando asistimos a los acontecimientos como si fuesen un espectáculo porque se nos re-transmiten por los mismos canales y en el mismo formato que la ficción, nos llegan con ese plus de placer que caracteriza todo espectáculo. Los noticiarios se convierten entonces en capítulos de una serie televisiva y las historias de corrupción o el seguimiento del éxodo de las poblaciones, en sendos culebrones que se reanudan a diario a la hora prevista y que reconocemos por el titular: 'Crisis de refugiados', 'Ataques terroristas', etcétera.

La razón estética es un libro absolutamente recomendable. Nos explica la posmodernidad y apuesta por la razón estética mediante la imaginación y la ironía, dos herramientas que, utilizadas a favor de la Luz, son capaces de transformaciones esperanzadoras, pues la esperanza es lo último que se pierde. Por si acaso, dejamos un conjuro para decir mentiras (ficciones) y construir verdades.

lunes, 11 de septiembre de 2017

Eduardo Lago o cómo narrar la página

Eduardo Lago, Siempre supe que volvería a verte, Aurora Lee, Barcelona, Malpaso (2013)
http://malpasoed.com/es/libro/siempre-supe-que-volveria-a-verte-aurora-lee/

Sorprendente, juguetona, paródica, a medio camino entre el trhiller intelectual y la novela puzle de estructura compleja, Siempre supe que volvería a verte, Aurora Lee nos cuenta la historia de un escritor que contrata a otro escritor para que este, que domina con soltura la escritura por encargo, deduzca cuáles hubieran sido las bases narrativas de la última novela no terminada del genial Vladimir Nabokov conocida como El original de Laura. Este arranque nos lleva a leer unas cuantas aventuras de doble trama (el escritor fantasma también tiene otro encargo: la biografía de un magnate), contada a partir de diferentes voces y materiales heterogéneos. Ahora bien, lo más sorprendente: el juego narrativo con el diseño de la página, es decir, cómo narrar la página:
"Baje a la zona de notas, su presencia aquí arriba me distrae mucho."
Por lo demás, abundan las referencias literarias convertidas en chistes de especialista, aunque si no los pillas no pasa nada. De modo que podríamos decir que se pasa un buen rato, cosa que se agradece, aunque eché en falta un poco más de profundidad o al menos un poco de aquello que Alan Pauls llamaría enrarecimiento.

"Que más que a otro libro, El original de Laura se asemeja a lo que nos pasa en la vida. Como en la vida, no hay ningún narrador encargado de controlar lo que pasa."

lunes, 4 de septiembre de 2017

Piglia y Murakami hablan de escribir

Haruki Murakami,
De qué hablo cuando hablo de escribir (2015),
traducción de Fernando Cordobés y Yoko Ogihara,
Barcelona, Tusquets (2017)
Murakami desentraña sus secretos: nos cuenta cómo escribe. Para empezar, dice que en su opinión el escritor no debe ser extremadamente inteligente, porque si tiene las ideas claras, no hará falta tomarse el trabajo de construir una novela, proceso lento y de descubrimiento de aquello que verdaderamente se quiere escribir. Piglia viene a decir lo mismo sirviéndose de una metáfora: "un artista es aquel que nunca sabe si va a poder nadar: ha podido nadar antes, pero no sabe si va a poder nadar la próxima vez que entre en el lenguaje".
Murakami abunda: "El fundamento de todo escritor es contar una historia; expresado con otras palabras se puede decir que es penetrar en la parte más profunda de la conciencia. En cierto sentido es sumergirse en la oscuridad del corazón". 
Al parecer las metáforas acuáticas son bastante cercanas a lo que significa "entrar en escritura". El que escribe se zambulle presa de entusiasmo y va hacia algún lado sin tener ni idea de adónde asomará la cabeza. Como precisa Piglia: "El arte de narrar es el arte de la percepción errada y de la distorsión. El relato avanza siguiendo un plan férreo e incomprensible y recién al final surge en el horizonte la visión de una realidad desconocida: el final hace ver un sentido secreto que estaba cifrado como ausente en la sucesión clara de los hechos."

Ricardo Piglia,
Formas breves,
Barcelona, Anagrama (2000)
¿Y qué opina Murakami sobre la imaginación? Cree que "la imaginación es una combinación de recuerdos fragmentados e incoherentes. Esa memoria incoherente combinada de forma eficaz, por muy contradictoria que pueda parecer, puede tener un carácter tanto preventivo como intuitivo y, en mi opinión, eso debe transformarse en el motor y en la fuerza de la historia". Piglia universaliza la misma idea: "La tradición literaria tiene la estructura de un sueño en el que se reciben los recuerdos de un poeta muerto".

Sobre la cuestión de la originalidad, Murakami dice que, para ser original, un escritor debe "tener un estilo propio"; "ser capaz de superar ese estilo peculiar" para evolucionar, y esa originalidad debe convertirse, con el tiempo, en "estándar, en norma. Tiene que ser absorbida por la psique de la gente y convertirse en un criterio de valor". En cambio Piglia ve el asunto justo al revés: "el problema no es tanto que una obra sea o no de vanguardia, lo fundamental para un escritor es que el público y la crítica sean de vanguardia". Parece que la manera de leer es fundamental para que la vanguardia acontezca. Tampoco podemos olvidar que el escritor es, ante todo, un lector irreverente de la tradición.

En todo caso, ambos coinciden en que el proceso de escritura conlleva largos periodos de silencio. Murakami: "la fase de preparación es de las más importantes. Es un periodo de silencio durante el cual se gesta y se desarrolla dentro de uno el brote de lo que está por venir". Piglia cita a Macedonio Fernández para decir algo parecido: "Es necesario, dicen, saber ser lento, se debe saber callar".