rumiar la biblioteca: Candaya
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lunes, 21 de octubre de 2024

Florencia del Campo: casa, inmigración, cuerpo, escritura

 

Florencia del Campo, Que tenga una casa, Avinyonet del Penedès, Candaya (2024)

https://www.candaya.com/libro/que-tenga-una-casa/

La narradora de esta historia autoficcional está en una residencia de escritores con un proyecto de cuentos, pero apenas escribe sobre eso y va surgiendo otra escritura: ¿qué significa tener o no tener una casa? La pregunta se la hace una inmigrante argentina, escritora y editora, que salió de su país sin llaves en los bolsillos. Ha vivido siempre en casas de otros y ha trabajado familiarizada con la precariedad. Ha sido niñera, limpiadora, agente inmobiliaria. Pero un día la casa de la infancia se vende y recibe una herencia: ¿comprar una casa para tener un lugar, no tanto donde poder quedarse sino a donde poder volver? Así, conocemos la aventura de comprar una casa y al mismo tiempo los paralelismos entre casa/cuerpo/escritura. Sabemos que no tener casa es no tener raíces o ataduras, y que tal vez elegir la intemperie absoluta sea la manera más radical de ser libre. Pero sabemos que la casa es mucho más que un techo: es metáfora y símbolo; es pertenencia.

"Escribo y no veo palabras, veo casas. No tengo palabras, tengo cuerpo. No voy a escribir un libro de cuentos relacionados con la historia de España y con la historia de mi familia paterna a través de sus casas para llegar hasta mis casas, sino un libro sobre la ausencia y la lengua madre que muerdo. ¿Ausencia de casa, de padre, de madre, de fronteras? Una escritura que poco a poco se va vinculando con la casa."

lunes, 12 de agosto de 2024

Matías Néspolo o la huida hacia delante

 

Matías Néspolo, Una fábula sencilla, Avinyonet del Penedès, Candaya (2024)

https://www.candaya.com/libro/una-fabula-sencilla/

Esta es la historia de Gabriel, un tipo que está pasando por uno de esos baches bien profundos de la vida, cuando todo pasa junto y todo es malo. Ha perdido mujer, trabajo y a punto está de perder el piso. Y uno piensa que menos mal que tiene una panda de amigos, amigos de juventud, amigos de cuando iban de noche buscando el pájaro de fuego de la poesía. Claro que, a estas alturas, ya ninguno se dedica a escribir, porque aquello ha quedado atrás como un deseo de juventud:

"Una ficción había sido mi vida en pareja con Mariela en el ático de Gràcia. Una farsa la disciplina y el orden fingido de un trabajo estable. Un engaño mi fe ciega en la escritura. Una fábula idiota las proezas de aquella pandilla de desgraciados que ladraban al micro sus poemas. Y falsa también había sido la experiencia de la noche en aquella mitificada tierra de héroes que no era más que un campo de refugiados de las guerras del exceso, el alcohol y la marginación. Una marginación que tal vez fuera en buena medida provocada adrede o inclusive una simple pose, y eso lo enturbiaba todo aún más. Quizá la legendaria jauría de poetas había sido más bien una manada de hienas cebadas en la carroña de su propio deseo, en la saciedad del goce. Y en los despojos nunca hubo poesía."

Lo que uno enseguida piensa es en las ganas de riesgo de esta pandilla: cierto que la poesía tiene el riesgo del infinito y del morirse de hambre, pero en lo que se meten de adultos es riesgo de verdad. La mayoría son latinoamericanos que viven en Barcelona, salvo uno que es autóctono e hijo de la burguesía, y es precisamente Pep quien los va metiendo a todos en el narco. Quién lo iba a decir. Y para Gabriel, que a veces parece un héroe despistado, aquello va tomando la forma de un laberinto del que no sabe muy bien cómo salir: lo único que se le ocurre es la huida hacia delante. 

Novela-bestiario, pues cada capítulo toma de símbolo a un animal, Una fábula sencilla avanza a ritmo ágil y vibrante, prosa naturalísima, como si la estuviéramos escuchando. Tenemos miedo, pensamos todo el tiempo "no vayas por ahí, Gabriel" y a la vez disfrutamos con el registro variado de voces del crisol latinoamericano, porque la novela es también novela de la inmigración, novela del desencanto, novela del narco, novela de poetas latinoamericanos.

lunes, 5 de febrero de 2024

Fernanda García Lao: muerte, familia, animales y cuerpo

 

Fernanda García Lao, Teoría del tacto, Barcelona, Candaya (2023)

https://www.candaya.com/libro/teoria-del-tacto/

Un libro que estaba leyendo mamá cuando murió papá, ¿es capaz de volver a matar?; un hombre con un exagerado complejo de Edipo tiene que enterrar a mamá; una joven alquila su vientre; un hombre intenta olvidar a su ex acostándose con una desconocida; una pareja no acepta la muerte del hijo; una hija visita la casa de sus padres recién fallecidos; una mujer puede seguir la vida de la anterior inquilina de la casa por su correspondencia; una mujer algo desquiciada pare frutos secos; un mayordomo convive con el fantasma de la sirvienta y unos lirios asesinos; justo cuando una mujer mayor necesita cuidados no da con sus hijas; una hija busca a su padre; una mujer en silla de ruedas sueña que vuela con silla y todo; una mujer y la figura de yeso; una condenada en el castillo; una mujer percibe la muerte de un cascarudo como el cambio de patrón de sus parejas; una hija que acompaña a su madre moribunda en el hospital; una mujer recuerda un episodio de juventud en casa de una amiga; Palmira pide un vestido a su vecino; un año nuevo con mamá internada por una fractura de cadera; un anciano quiere llamar al amor de su vida; un amor mediado por pantallas; una carta con tachaduras; una mujer que lee el diario de su marido fallecido; una mujer que queda viuda y siente por fin la libertad; una mujer y su relación con el teléfono; la relación entre una gaviota y una mujer embarazada; una mujer que habla de su vida partida en dos continentes.

Breves cuentos de situaciones, a veces apenas una postal. Postales en prosa, pues, siempre enrarecidas, que muestran relaciones familiares y asuntos del cuerpo narrados con mirada desquiciada o con momentos glichtes. Hay otros que adivino autoficcionales con aires a lo Lucia Berlin. La prosa de García Lao tiene el don de la poiesis: crea un imaginario notablemente sorprendente con frases cortas y afiladas.

"La imagen de él había menguado, era como un ser de bolsillo, una moneda: su cara y su cruz." ("Errado el tiro")

"Ayúdame a sacarme la piel, quiero estar descalza." ("Esto es el vacío")

"Te llamo a voces. Como no hay viento, el llamado se cae al piso." ("Caza y pesca")

"En sus cuerpos siempre hay una siesta por venir." ("Mis dos hemisferios")


lunes, 20 de febrero de 2023

Gustavo Faverón Patriau o el detective aficionado

 

Gustavo Faverón Patriau, El Anticuario, Avinyonet del Penedés, Candaya (2015)

https://www.candaya.com/libro/el-anticuario/

Daniel, un anticuario amigo del narrador, ha matado a su mujer y ahora está internado en un hospital psiquiátrico. Nadie entiende cómo ha podido pasar eso, aunque es cierto que el amigo era un tipo extraño. Tal vez verdaderamente se había vuelto loco. Así, el narrador quiere comprender cómo ha llegado a cometer un acto tan deleznable y decide visitarlo en el hospital. Las conversaciones con Daniel son enigmáticas, como si su amigo quisiera que él descubriese algo. Además, el narrador comienza a tirar del hilo por su cuenta como un detective aficionado, y va preguntando aquí y allá a todos los que lo conocían y conocían a Juliana, su mujer. 

"Y entonces, dijo Pastor, fue cuando Daniel pronunció esa frase horrorosa que jamás seré capaz de olvidar: he matado a Juliana, dijo, la acabo de matar, con un cuchillo, dijo, con este cuchillo de acá, y me acercó el puño cara arriba y fue abriendo los dedos hasta dejar la palma extendida, y no tenía nada en la mano, Gustavo, pero miraba el vacío entre sus falanges con fijeza, como diciendo esta es la prueba material de mi crimen."

De ese modo, la novela va tejiendo historias engarzadas con más historias, y todo salpicado de otras pequeñas historias intercaladas, cuentos del propio Anticuario que va explicando los libros que lee, si no acaso su propia vida. El Anticuario es un noir de libros donde la literatura es acertijo y también arma de delito.

lunes, 12 de septiembre de 2022

Eduardo Ruiz Sosa: monstruo el lenguaje

 

Eduardo Ruiz Sosa, El libro de nuestras ausencias, Avinyonet del Penedés, Candaya (2022)

https://www.candaya.com/libro/el-libro-de-nuestras-ausencias/

El lenguaje es monstruo porque habla de lo ausente, puede traer de nuevo, mantener vivo, lo que no está. Orsina es una actriz de teatro que desaparece. Tenía cáncer, había perdido el pelo, interpretaba a Julia Pastrana (una mujer barbuda tomada como mono de feria) y un buen día no la vieron más. Posiblemente sea una de las tantas mujeres desaparecidas en México, en la sierra. Allá en la sierra hay una casa donde vive un tuerto que es capaz de quitarse el ojo de vidrio y que sabe de las fosas comunes. Pero hay muchos otros que saben de los desaparecidos, de las tumbas escondidas por la sierra: las rastreadoras, las que visitan la morgue una y otra vez a ver si apareció si no la vida al menos el cuerpo. Y como el cuerpo de Orsina tampoco aparece, le hacen una copia de tela, un muñeco, y le escenifican una ceremonia fúnebre. Ellos son todos actores, forman una compañía de teatro que actúa en una vieja cárcel y que también tienen su ausencia propia. Entre ellos hay dos hermanos que tienen un imprenta que deviene templo para las personas con ausentes en su familia. El ausente aparece en el lenguaje.

"la intuición de la Inga, o el golpe de verla a Orsina otra vez, luego de tantos meses de vida trastornada y de evasiones y de hablar de ella en presente como si siguiera entre nosotros y luego corregirse y cambiar a las conjugaciones en pasado porque acaso hay mayor precisión ahí pero al mismo tiempo padecer porque el habla la menciona como un vestigio que nada podrá recuperarnos, y mírala ahora, pálida y despedazada, de trapo y con peluca como si hubiera regresado a nuestra cercanía"

El lenguaje es ausencia y se convierte en monstruo. Lo monstruoso es lo que está construido por cosas distintas, contrarias, ilógicas. "Un desaparecido es una voz sin cuerpo, decía la primera rastreadora." Y hay zonas de este libro donde el lenguaje se deforma para hablar de ausencias, haciendo desparecer los espacios entre las palabras para que nos demos cuenta de ese espacio desaparecido. El lenguaje no es solo vehículo, el lenguaje se hace carne.

El libro de nuestras ausencias nos obliga a transitar la desaparición de la que escuchamos voces sin carne. Un libro es acaso lo mismo, algo que habla de una cosa que no está y que sin embargo la hace revivir. La memoria es monstruosa también en ese sentido. Y el estilo de Ruiz Sosa, fraseo en cascada, hipnótico y orgánico: ni carne ni ausencia de carne.

lunes, 22 de agosto de 2022

Gustavo Faverón Patriau: puentes, trampas, cárceles


Gustavo Faverón Patriau, Vivir abajo, Avinyonet del Penedés, Candaya (2019)

https://www.candaya.com/libro/vivir_abajo/

Un periodista está investigando la historia de un tal George Bennett, cineasta, asesino de un integrante de Sendero Luminoso. Es un tipo misterioso a más no poder. Además, hay otro tipo que se llama exactamente igual: parece que es el padre. El periodista viaja a la ciudad natal de George, en Estados Unidos. Ahora es la voz de Laura Trujillo quien nos cuenta la historia de George, a quien conoció de niño, pero para contarnos la historia de la infancia de George, tiene que contarnos su propia historia. Su marido está loco: es un excombatiente de la guerra de Yugoslavia y ha visto (y hecho) cosas espantosas. La propia Laura sufrió muchas cosas: ha pasado por las manos de un exnazi que la llevó derechito a la oscuridad. Pero el padre de George tampoco se queda corto. Hace cosas extrañamente perturbadoras en el sótano. Por si fuera poco, es uno de los arquitectos de los edificios donde se llevan a cabo las torturas de la tan espantosa historia de Latinoamérica. Un hilo conductor del horror: nazismo, CIA y Operación Cóndor, guerras interminables, la misma gente orquestándolo todo, el mismo mal abyecto. Cuando George descubre todo el espanto de su propio padre, sale al mundo a vengar sus atrocidades. Ahora es un narrador en tercera el que nos cuenta el periplo de George. Viaja a Paraguay, a Argentina, a Chile. Hace películas. En Paraguay conoce a un poeta y una cineasta: se enamora de ella y empieza a perseguirla. Ella es su deseo, su motor. George intenta vengar la desgracia de la chica. Después intenta vengar la desgracia de Laura Trujillo. Por último es el periodista quien intenta recopilar todo lo contado. Intenta explicarnos el horror, pero para conocerlo, ha de sufrirlo en carne propia.

Evidentemente que una novela tan enorme es sin duda imposible de resumir. Vivir abajo es una experiencia. Uno no la lee, la atraviesa. Intenta cruzarla como se cruza un puente que se tambalea. Con un imaginario, una estructura y un fraseo que nos recuerdan a Bolaño, asistimos al horror de las dictaduras latinoamericanas, conocemos a poetas, rockeros y fantasmas, a mucha gente loca, a mucha gente mala.

"Cuando eres joven y empiezas a escribir, crees que eres una especie de arquitecto que construye puentes para que la gente los cruce, para que la gente vaya del lugar desolado donde vive a un lugar lleno de vida donde se abolirá la desolación. Con el tiempo te das cuenta de que no es así. Los puentes que construyes son, inevitablemente, demasiado frágiles. Se rompen apenas alguien trata de cruzarlos. Los ves caer y sabes que el poema que escribiste era una trampa mortal. Después lo haces de nuevo, solo que ahora eres consciente. Ese es tu oficio. Es una cadena infinita: dispones el puente (escribes el poema), te escondes, esperas, ves que alguien trata de cruzarlo, ves que el puente se rompe y asomas para escuchar lo que grita la gente al desbarrancarse, antes de hacerse añicos contra las piedras o ahogarse en el río al fondo de la quebrada. Eso que gritan, eso que los escuchas gritar, en el instante de la muerte, ese es el sentido del poema. Entonces lo entiendes, y con esos materiales construyes el próximo puente, que es otra trampa. En verdad, más que una trampa, o un puente, el poema es como la entrada de una cárcel de la que nadie sale vivo..."

lunes, 16 de mayo de 2022

Fernanda García Lao y lo inquietante por dos

 

Fernanda García Lao, Sulfuro, Barcelona, Candaya (2022)


Prosa poética, de ritmo ágil y cadencioso; fraseo directo, como navajazos: García Lao despliega aquí una narración en segunda persona: la voz que narra se observa a sí misma y a la vez interpela directamente al lector. La protagonista se ha mudado a una casa nueva al lado de un cementerio y enseguida comienza una relación con un escribano viudo que tiene dos hijos. La casa tiene dos piscinas, en el agua aparecen cosas flotando: un tanga de raso, un murciélago muerto. Un aire inquietante lo inunda todo. Ella además ha sufrido dos abortos que ha enterrado: los abortos dieron plantas de quinoto. Menos mal que está la perra, tal vez el personaje más simpático de todos. 
"La perra te sigue hasta la puerta del auto como si entendiera la situación. Y eso te reconcilia. Te dan ganas de quererla, que sea tuya. Nada es tuyo en la casa de las dos piletas. Ni siquiera tus abortos, que se habituaron al sector de tierra en que los pusiste y se han mezclado con las plantas vecinas, olvidándose de su origen trágico."
Al poco nos vamos enterando de que su familia es bastante particular: madre suicida, padre proctólogo que apenas habla de sí mismo. Su niñez transcurre muy cercana a los dogmas católicos, se fascina con el misticismo. Porque rezar es "el mejor antídoto contra la imaginación". De hecho, por momentos parece capaz de hablar con su madre ya muerta. Pero ella viene de otro matrimonio, un concejal sin escrúpulos, que ejerce el poder sobre ella como si fuera su pertenencia.

Todo lo que le sucede parece como si le sucediera a otra, de ahí el desdoblamiento, verse a sí misma desde fuera, narrar en segunda persona. Una mujer que es títere, objeto, obediente y siempre dispuesta a complacer. Y por supuesto que hay fantasmas en el cementerio, o al menos ella convive con ellos, como si no estuviese ni viva ni muerta, como si poco a poco se estuviese afantasmando ella también. 

lunes, 8 de noviembre de 2021

Álex Chico y el email que le escribí a propósito de "Los nombres impares"

 

Álex Chico, Los nombres impares, Avinyonet del Penedès, Candaya (2021)

https://www.candaya.com/libro/los-nombres-impares/


[Email enviado a Álex Chico el 03/06/2021]

Álex querido, leí tu novela en dos tardes mientras esperaba que me enviaran los pdfs de La Maleta de Portbou, lo que llamo "estar de guardia" hasta ir a imprenta. ¡Me gustó mucho!

Aquí van unas notas de lectura:

Notable cómo ha madurado esa voz narrativa en comparación con la novela de Portbou. Más suelta, menos dubitativa, con más ironía (que es ese humor triste, resignado, humor que adoro). Casi como si estuvieras consiguiendo ese equilibrio tan deseable en la construcción de tu estilo, algo entre "me parodio a mí mismo" y "mi voz es esto". Me gustan las reflexiones intercaladas, sobre todo las metanarrativas (¿metaescriberiles?), el making off, y el formato "policial" funciona muy bien para el avance, la intriga. De hecho, esto de escritores/intriga policial es bastante bolañesco, jeje. Lo bueno es que no está nada forzado, y en eso se nota la madurez en tu escritura.

Me interesó mucho la parte de Néstor Sánchez. Tengo una novela por ahí que empecé muchas veces y nunca pude leer, Siberia blues.

Sigues teniendo ese tono elegíaco, reflexivo, emocional (que no sentimentaloide).

Me gusta muchísimo la segunda parte, la entrevista con solo las respuestas (y el cambio de estilo). El personaje es fascinante, ¡y ya sabes que tengo predilección por las estructuras y las sorpresas! Está muy buena la discusión de la posverdad, de la verosimilitud, etc. Del género anfibio. 

Muy Cercas lo de la reflexión sobre los farsantes. 

Muy Vila-Matas lo de las citas intercaladas por todas partes.

En general, se lee muy bien, fluye gustosamente, toda esa lectura de los márgenes del mito de Bolaño.  

lunes, 18 de octubre de 2021

Bruno Lloret o narrar con cruces

 

Bruno Lloret, Nancy (2015), Avinyonet del Penedès, Candaya (2021)

https://www.candaya.com/libro/nancy/

Pobrecita Nancy. Es la hija de un matrimonio disfuncional que vive en la marginalidad. Es víctima de abusos incluso antes de tener la regla. Encima, tiene cáncer. Su hermano muere; su madre se va con otro. El padre pierde el trabajo y se obsesiona con Dios. Todo esto está narrado con una prosa viva, charlatana, algo desquiciada, con mucho humor, a pesar de lo sombrío de lo que nos está contando. Además, la narración viene con cruces, porque, como le dice una vez su padre, el "mundo es un desierto de cruces". Cruces por todos lados.




lunes, 13 de septiembre de 2021

Fernanda García Lao o narrar a tajadas

Fernanda García Lao, Nación Vacuna (2017), Avinyonet del Penedès, Candaya (2020)

https://www.candaya.com/libro/nacion-vacuna/

Nación Vacuna es el nombre de un barco que viaja con destino a las islas M, precisamente las mismas islas donde sucedió una guerra contra Inglaterra que ganó la nación, o al menos así informa la Junta en prensa. El narrador se llama Jacinto Cifuentes, y su hermano trabaja en la Junta, y por eso recibe el encargo de preparar a unas mujeres para que suban al barco y vayan a las M, porque alguien tendrá que repoblarlas por fin con gente de la nación. En las M los supervivientes están enfermos y estas mujeres funcionan como antídotos: son mujeres-vacuna. Las mujeres son tratadas como cosas biológicas, ganado argentino, recipientes con finalidad patriótica.

"La ganadora del Proyecto Vacuna viajará a las M, secundada por dos finalistas. Los treinta infectados las esperan. Nunca los olvidamos, mienten. Hemos logrado una Vacuna que es un escudo de protección masivo. Pero no solo reanimaremos clínicamente a los sobrevivientes. Nuestra cruzada es moral, hace meses que viven sin hembras. Sodomizados, no son un buen ejemplo para la patria. Las seleccionadas vivirán con los héroes en los barracones hasta quedar preñadas. Las M resurgirán y de ellas nacerán niños sanos. Gracias a las hembras reconquistaremos el mito de nuestro más preciado pedazo de tierra."

Repleta de humor cínico, la prosa de García Lao tiene aquí un ritmo entrecortado. Frases cortas, con profusión de imágenes poéticas. Pero no solo las frases se despliegan como tajadas, los párrafos siguen la misma lógica. Fragmentos de la voz del tal Cifuentes, que por cierto, es hijo de carnicero.

lunes, 19 de julio de 2021

Eduardo Ruiz Sosa o la enfermedad de la memoria

 

Eduardo Ruiz Sosa, Anatomía de la memoria, Avinyonet del Penedès, Candaya (2014)

https://www.candaya.com/libro/anatomia-de-la-memoria/

Pocas novelas tan ambiciosas como esta de Eduardo Ruiz Sosa. Novela que cuenta una historia bien conocida por todo latinoamericano: militares, activistas, secuestros, desaparecidos, libros prohibidos. Anatomía de la memoria es entonces un compendio de gente que está aquejada de la Enfermedad, que es la enfermedad del activismo o la revolución pero también la enfermedad de la literatura. Cuando la literatura y la revolución iban de la mano. ¿Alguien se acuerda de eso? Sí, alguien que ha dispersado la enfermedad de los que ya están muertos en los libros. Hay que contagiar de nuevo la enfermedad, hay que acordarse de lo que significaba estar enfermo. Alguien tiene que meter esa enfermedad en un frasco (encerrarla en un libro), y recetarla de nuevo.

Sin embargo, este argumento no es más que una excusa para que Ruiz Sosa despliegue una prosa realmente notable, hipnótica y deslizante, repleta de ironía soterrada, es decir, todo eso que configura lo que se suele definir como una prosa extraordinaria. Además, se sirve de recursos formales como el uso de la sangría francesa y una manera verdaderamente llamativa de cortar los párrafos: algo que por momentos se parece a la poesía y por otros a un diccionario. Un ritmo cercano al trance con un leve tono elegíaco. Pecado mío no haber leído Anatomía de la melancolía de Burton del que este libro es hermano. Sin embargo sí identifiqué un recurso que hace poco volví a leer en el Ulises de Joyce y que encuentro poco explotado y sin duda fascinante: el recurso de las preguntas. El recurso del narrador preguntando qué hacen los personajes, como si estuviéramos delante de la construcción, delante de aquello que se plantea el narrador y que normalmente queda silenciado:




lunes, 13 de julio de 2020

Álex Chico y la elegía de Portbou


Álex Chico, Un final para Benjamin Walter, Avinyonet del Penedés, (Candaya (2017)

Uno piensa que va a leer una biografía de Walter Benjamin, una crónica de sus últimas horas en Portbou, pero lo que se encuentra es un rodeo: Benjamin funciona como "punto ciego" o "piscina llena de algas" sobre la que gira todo el avance de este "ensayo-ficción", o mejor: de esta crónica de cómo se escribe una crónica. Un backstage de la investigación, de la visita a Portbou, de las reflexiones del narrador desplegándose siempre en titubeo, con incontables dudas, en un tono melancólico, por momentos elegíaco y sobre todo serio.
"La escritura consistirá entonces en dar vueltas alrededor de una piscina que, sin previo aviso, se llena de algas."
Se puede decir que este libro trata sobre Portbou, porque el pueblo le sirve al narrador para reflexionar sobre gran parte de los acontecimientos más abyectos del siglo XX. Portbou es un pueblo de frontera que ha perdido su razón de ser desde Schengen pero que encarna esa cultura del que emigra. Pero también es un libro sobre la memoria y sobre el olvido, porque hay cosas que es mejor olvidar para "no tener que dar explicaciones".
"Ripoll apunta algo que me parece ensencial: un exiliado, para serlo, necesita una frontera. En realidad, añade, no solo una frontera, sino una necesidad de renacer, de reinventarse a sí mismo. Todo lo que ha conocido desaparece para siempre de su vista, por eso debe hacerse a la idea de que su mundo anterior ha dejado de existir. De alguna forma, es ya otra persona, porque lo que le rodea tiene una consecuencia distinta, menos sólida, más inestable. La guerra convierte una vida cualquiera en una vida miserable. El exilio da un nuevo paso: no solo prolonga esa vida miserable, sino que borra de un golpe las razones de una existencia."

lunes, 13 de noviembre de 2017

Mónica Ojeda: una jugadora en loop

Mónica Ojeda, Nefando, Avinyonet del Penedès, Candaya (2016)
http://www.candaya.com/producto/nefando/

Cuesta leer novelas arriesgadas hoy en día y más si se trata de novelas escritas por mujeres, no creo que porque ellas no escriban novelas arriesgadas, sino porque pocos editores apuestan por lo que, dentro de poco, será inevitable: las mujeres son la mayoría lectora y ya no podrán ofrecernos cualquier cosa. De modo que los editores tendrán que rebuscárselas para hallar manuscritos con los que sus lectoras se sientan identificadas, sobre todo con respecto a las experiencias femeninas. ¿Qué es la literatura sino comunicación de una experiencia, invención de un mundo propio, transmisión allá en el lector de algún tipo de emoción o interrogante?

Nefando me sorprendió en este sentido. Me gustó su estructura desordenada, su prosa veloz, poética por momentos y sencilla a un tiempo. Digamos también que apenas puede escapar de Bolaño, pero esto ya es la marca de una generación.

Hablemos de la peripecia, aunque apenas si encontramos aquí un hilo narrativo (tal vez su punto más flojo): seis compañeros de piso en Barcelona que pivotan alrededor de un videojuego llamado Nefando, algo, por lo visto, bastante oscuro y pornográfico. Tenemos entrevistas a los personajes y tenemos una novela pornográfica intercalada. Tenemos comentarios en la red de las experiencias sobre el videojuego (tal vez el capítulo más interesante). Tenemos incontables reflexiones sobre el lenguaje, la escritura, la sexualidad, la pornografía, la violencia, la infancia.

Digamos que la experiencia de lectura de Nefando se parece bastante a la descripción que se da del propio videojuego:
"Podría decirse que era un juego para voyeuristas porque ibas checando y dándole clic a cosas y a través de eso te enterabas, a veces sí, a veces no, de lo que pasaba, que al final era siempre nada, o al menos así fue al principio. La nada ocurría todo el tiempo, repetida en loop, porque Nefando no estaba hecho para complacer a nadie a excepción de sus creadores. Por eso digo que no era un juego, aunque simulara serlo: porque trascendía todos los géneros conocidos y se situaba en una especie de limbo de la impostura."

lunes, 15 de septiembre de 2014

Sergio Galarza o la rabia también inmigra

Sergio Galarza, Paseador de perros, Avinyonet del Penedés, Candaya (2009)
http://www.candaya.com/paseadordeperros.htm

Novela de escenas alrededor del empleo de un inmigrante peruano paseador de perros, tal como indica el título, y es reflexión sobre la precariedad y sobre la discriminación y sobre todo la autodiscriminación de los que viajan y buscan un destino propio.

"Si la X no fuera la primera letra de mi documento de identidad, nadie me reconocería como inmigrante porque no uso zapatos con escamas ni ropa de imitación y mi cabello solo brilla cuando no lo lavo en varios días. X de extranjero. X de problema. X porque estás marcado."
Habría que remarcar que esto es real pero que además es también igual si dispones de doble nacionalidad: el estigma de haber nacido en otro lugar, según la violencia de la discriminación y la violencia del nacionalismo y la violencia hacia los atrevidos que se desplazan, cada cual por sus motivos, pero sobre todo la violencia, más remarcable si cabe, de pretender diferenciarse de todos los trashumantes: intentar clasificarlos en diferentes tipos, negarse a que nos envuelva la misma bolsa que contiene todo aquello extranjero.

A veces es necesario desplazarse para que la conciencia de clase te abofetee.

"Me paré frente a la fuente en la cual habían plantado un pedazo del Muro de Berlín, de aquella época cuando las ideologías servían para complejizar las diferencias entre ricos y pobres, explotadores y explotados, dueños y empleados, y deseé estar del otro lado."

Interesante novela, ágil y fresca, de frase sencilla y exudante de rabia contenida. Un baño de realidad.

lunes, 22 de abril de 2013

Sergio Chejfec y la novela flâneur

Sergio Chejfec
La experiencia dramática
Avinyonet del Penedés, Candaya (2013)
http://www.candaya.com/laexperiencia.htm

Primera experiencia chejfequiana: impresión nouveau roman (por lo descriptivo-objetual), Juan José Saer (por lo argento-psicológico). De extraña estructura reflectiva (bipolar) en la que dos personajes conversan dejándose mimetizar por el entorno, adaptando sus reflexiones a medida que transitan ese escenario. Una mujer, actriz, que al referise a sus experiencias cotidianas e incluso al referirse a cualquier experiencia (pasada o por-venir), tiene la costumbre de descomponerlas, tal como le han enseñado en sus clases de teatro, en unidades mínimas dramáticas, o como debería desmontarse toda pieza dramática para que consiga el efecto catárquico o emotivo necesario. Su contrapunto: el acompañante, ese hombre-de-mirada-de-pájaro, que se desprende del aquí-ahora para simular mediante su escucha, su camino-cavilar, su propia farsa accidental, de la que salirse cuesta tanto como seguir en ella.

Una cita: "A Rose le gusta la idea de hacer ver que el público es anterior a los hechos, y por lo tanto debe aguardar a que las cosas comiencen". Y desde luego es lo que Chejfec solicita del lector: la paciencia con la que transitamos de la mano de ambos personajes, aguardando la acción durante toda la lectura, sin saber que mientras tanto engranamos una lectura-experiencia (monádica-dramática/pajaril-google maps) sin otra pretensión que ella misma, es decir: la de hacernos deambular a lo flâneur por sus páginas. Una lectura vagabunda, entre el recreo y la meditación.

Conservo intacta la idea de cuál es la vivencia quizá más difícil de escenificar: la experiencia de la pérdida, la frustración, el arrepentimiento, o más bien: el regusto levemente incómodo por ese algo que pudo ser y no ha sido.