rumiar la biblioteca: noviembre 2018

lunes, 26 de noviembre de 2018

Damián Tabarovsky: Un fantasma del futuro

Damián Tabarovsky, Fantasma de la vanguardia, Buenos Aires, Mardulce (2018)
http://www.mardulceeditora.com.ar/ensayo.php

[Publicado en Revista de Letras, el 09/11/2018]

En la línea de Literatura de izquierda (2004), o mejor, como la continuación de dicho programa para el futuro de la literatura, nos llega Fantasma de la vanguardia (Mardulce, 2018) de Damián Tabarovsky (Buenos Aires, 1967), un ensayo que toma la forma de manifiesto o de discusión polémica y cuya lectura provoca eso mismo en quien lo tenga entre manos (cosa, por otra parte, que debería conseguir todo ensayo que se precie): un replanteamiento de los postulados con que tendemos a pensar la literatura, su papel en el mercado, su circulación y publicación, y la posibilidad de construir una literatura que desestabilice el presente y dialogue con el porvenir.
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lunes, 19 de noviembre de 2018

Claire Messud o las chicas se hacen mayores

Claire Messud, La niña en llamas (2017), traducción de Irene Oliva Luque, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2018)
http://www.galaxiagutenberg.com/libros/la-nina-en-llamas/

No es fácil dar con un texto que transmita la experiencia de una mujer haciéndose mayor. Quizá lo encontramos en Carson McCullers: esas chicas inteligentes que no están del todo convencidas de cómo funciona el mundo para ellas, que siempre tienen las de perder pero que al final se imponen. Aunque esto viene de lejos, y muchas chicas aprenden a resignarse muy pronto. Resignarse significa aceptar algo que no convence. Supongo que una chica inteligente comprende que ha de buscar la manera de sortear las imposiciones, negociar con todo eso. Tal vez una chica inteligente aprende muy pronto a sospechar de todo:
"A veces tenía la impresión de que hacerse mayor siendo una chica era aprender a tener miedo. Sin caer en la paranoia, o no exactamente... Era más bien la imposición de estar siempre alerta y pendiente de dónde estaban las puertas de la sala de cine o la salida de incendios en un hotel. Llegabas a saber que el cuerpo que habitabas era vulnerable, una fortificación imperfecta, de un modo que nunca percibiste siendo niña. En la televisión, en los periódicos, en libros y películas... nunca violan ni raptan ni apalean ni descuartizan ni queman con ácido a un hombre. Pero en los relatos y en los programas de crímenes, en series de televisión y en la vida real, ocurre continuamente, a nuestro alrededor. Y así aprendemos –‍preparamos nuestra mente para ello‍–‍ que nuestro cuerpo necesita protección. Que es precioso pero también totalmente prescindible, depende de con quién nos topemos. Ninguna chica quiere terminar en una fiesta sin saber cómo volver a casa. Ninguna chica quiere verse caminando sola calle abajo –‍sobre todo si es una calle solitaria‍– cuando ya es de noche. Ninguna chica quiere abrir la puerta a un desconocido, desde luego, nunca lo quiere, si está sola en casa, aunque sea un hombre de uniforme. Porque el uniforme podría ser un disfraz. Esas cosas pasan. Lo he visto en la tele."
La niña en llamas es una deliciosa novela realista de dos amigas haciéndose mayores, aprendiendo a lidiar con las imposiciones, comprendiendo el arte de la sospecha.

lunes, 12 de noviembre de 2018

La gente no quiere pensar, la gente quiere ser fan


[Publicado en Journal de Ética y Cine, 8, 3, de noviembre de 2018]

El ciudadano ilustre, película dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat (2016), cuenta la historia de un escritor argentino, Daniel Mantovani (interpretado por Óscar Martínez), que gana el premio Nobel y cómo aquello le cambia la vida. Enseguida empiezan a invitarlo a infinidad de eventos y por supuesto que no puede asistir a todos. Sin embargo, hay uno que, a pesar de que no parece gran cosa, le atrae por razones personales: Salas, su pueblo natal, adonde no regresa desde hace cuarenta años y que Montovani utiliza como escenario de la mayoría de sus novelas, le acaba de nombrar “Ciudadano ilustre” y lo invita a acudir a la ceremonia. Si acepta, durante su estancia participará, además, en varios eventos, como formar parte del jurado de un premio de pintura, inaugurar su propio busto en una plaza e impartir unos seminarios sobre literatura, entre otras cosas. Montovani, cansado ya de sus apariciones públicas que parecen importar más que su obra, decide aceptar la invitación y viajar al pasado. 
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lunes, 5 de noviembre de 2018

Helen Garner o cómo escribir con absoluta honestidad

Helen Garner, Historias reales (1996), traducción de Cruz Rodríguez Juiz, Barcelona, Libros del Asteroide (2018)
http://www.librosdelasteroide.com/-historias-reales

Bellísimo libro de artículos de la escritora australiana Helen Garner que nos habla de cosas diversas tales como recuerdos de familia, experiencias de mujer o experiencias de escritor, quizá mis preferidos. Ella avanza con un tono inocente, se acerca a las cosas con esa mirada de niño, curiosa, sin expectativas ni juicios, y repleta de honestidad. 
"Los escritores, según mi experiencia, no son extrovertidos. Suelen ser lo que Joan Didion llama 'nerviosos reorganizadores solitarios'. Su trabajo es solitario por naturaleza y, cuando no están en el taller con el culo pegado al asiento y la puerta cerrada, andan deambulando por las calles mirando a la gente, escuchando sus conversaciones, extrayendo incidentes y significados de cuanto ocurre alrededor. Los escritores no aconstumbran a salir juntos. De hecho, se repelen. ¿Cómo vas a sentarlos en la misma habitación? Comprenden instintivamente el horrible distanciamiento de cada uno y, movidos por los pocos modales que puedan quedarles, se esfuerzan en no fulminarse con la mirada. Por tanto, cuando están juntos, sus conversaciones tienden a la cháchara trivial. Hablan de contratos, dinero, agentes, cifras de ventas. Pero ¿qué esperabas? [...] Los escritores, por su parte, no tienen por qué recibir gratificaciones instantáneas. Si las quisieran se habrían dedicado a otra clase de trabajo: cantar, actuar, contar chistes. El peligro de los festivales literarios, para los escritores, consiste en que 'uno' puede hacerse una idea exagerada de su importancia. [...] Lo peor de todo es que 'uno' olvida cómo estar solo, que es la condición sine qua non de la vida del escritor. Parecería que estoy defendiendo que hay que mantener separados a los escritores y a los lectores. No es lo que pretendía, pero quizá no sea mala idea." ("Canta por la cena")
"A estas alturas detecto un tono de falsedad en lo que digo. Me refiero a esas ideas que no son exactamente mentiras pero tampoco del todo verdad que un escritor puede colar al referirse a su trabajo. Estoy empezando a hablar como si cuando escribí el libro supiera lo que estaba haciendo. En retrospectiva, comienzas a reclamar el mérito de cosas que, en el momento de escribirlas, fueron ataques a la desesperada, bandazos a ciegas o saltos al vacío." ("Sueños, la Biblia y Cosmo Cosmolino")