rumiar la biblioteca: mayo 2021

lunes, 31 de mayo de 2021

Ted Chiang o la tecnología está cambiando tu percepción

 

Ted Chiang, Exhalación (2019), traducción de Rubén Martín Giráldez, Madrid, Sexto Piso (2020)

http://sextopiso.es/esp/item/472/exhalacion

Llevamos años escuchando que la ciencia ficción es el nuevo realismo, y libros como Exhalación se plantean cómo las nuevas teconología que usamos a diario están cambiando nuestra percepción de la realidad. Claro que antes de Chiang lo hicieron Dick y Ballard, por nombrar a los más destacados. Temporalidad, recuerdos, identidades o qué significa ser humano: en esa línea van los cuentos de este libro, con reminiscencias borgianas, sin duda, pues hay dobles a cada rato, puertas del tiempo en cuentos con aires milyunanochescos, paradojas temporales, caminos que se bifurcan, etcétera. Pero sobre todo hay distintas maneras de imaginar cómo pensaremos, cómo nos relacionaremos y qué dilemas éticos nos plantearemos a poco que esa tecnología siga el camino natural de su evolución. 

Hay un cuento asombroso que a todos recordará a un episodio de Black Mirror donde existe una tecnología capaz de grabar todos los recuerdos para después visualizarlos. Chiang hace el ejercicio de comparar este cambio de paradigma con lo que supuso la escritura en las sociedades orales. Sabemos que la memoria tergiversa los recuerdos, sabemos que existen los recuerdos falsos. En este cuento, la tribu que comienza a usar la escritura cambia su manera de pensar y termina por fiarse del papel. Del mismo modo, la sociedad que graba los recuerdos terminaría por fiarse de esos vídeos: "Mentalmente, pasaremos de la cultura oral a la cultura alfabetizada" ("La verdad del hecho, la verdad del sentimiento"). 

Hay otro cuento magnífico ("El ciclo de la vida de los elementos de software") donde la protagonista debe adiestrar a mascotas virtuales. A poco que vamos adentrándonos, descubrimos cómo el hecho de relacionarse con inteligencias artificiales despliega dilemas éticos así como emociones intensas en la protagonista, pues el amor nace cuando existe implicación, tiempo y esfuerzo: "Quieren algo que responda como una persona, pero a la que no se deban las mismas atenciones que a una persona, y eso es algo que ella no puede darles". 

Además de estos dos, tal vez mis preferidos, hay un cuento con portales que permiten el viaje en el tiempo; otro en el que las personas deben ir a rellenar sus pulmones y en el que su protagonista, un anatomista, quiere estudiar la manera en que se graban los recuerdos. Hay otro cuento en el que mediante un aparato llamado Pronostic se puede retrasar el tiempo; otro que analiza los beneficios e incovenientes de tener una niñera robot; uno que explica el funcionamiento de un aparato llamado prisma que permite acceder a nuestros otros yos en los distintos multiversos, de modo que los personajes conocen los caminos que se bifurcan dependiendo de la toma de decisiones. Está el cuento de los papagayos que se quejan de que los humanos están buscando comunicarse con vida extraterrestre y apenas se molestan por comprenderlos a ellos, y también uno que cuenta la historia de una arqueóloga que está fascinada por el descubrimiento de árboles sin anillos de crecimiento, una prueba más que evidente de que el mundo lleva muy poco tiempo creado. Un libro magnífico.

"A medida que Jijingi iba practicando la escritura comenzó a comprender a qué se refería Moseby: la escritura no era solamente una forma de conservar lo que alguien había dicho; podía ayudarte a decidir qué querías decir antes de decirlo. Y las palabras no eran solo pedazos de habla; eran pedazos de pensamiento. Cuando uno las escribía, podía agarrar sus pensamientos como ladrillos y colocarlos en órdenes distintos. La escritura permitía observar los propios pensamientos de una manera en la que no podrías si solo estuvieras hablando, y una vez vistos podías mejorarlos, hacerlos más potentes y elaborados." ("La verdad del hecho, la verdad del sentimiento")

 

lunes, 24 de mayo de 2021

Maurizio Torchio: el aislamiento y las palabras

 

Maurizio Torchio, El mal cautivo (2015), traducción de César Palma, Barcelona, Malpaso (2021)

https://malpasoycia.com/libreria/el-mal-cautivo/

El narrador está encarcelado, lo han metido en una celda de aislamiento. Dice que casi lo único que tiene son las palabras. Sabemos que ha matado a un guardia y que antes de eso ha participado en un secuestro. Ha secuestrado a una mujer. Ha pasado de carcelero a encarcelado. 

"El aislamiento es la prisión de la prisión. Porque cada lugar debe tener una prisión. Si ya estás en el hospital y te encuentras mal, ¿qué hacen? Te ponen en sedación intensiva, que es el hospital del hospital. Si estás en prisión y quieren castigarte, es lo mismo: tiene que haber algo. Siempre tiene que haber algo que quitar, si no, todo se para. A veces te dan cosas para que temas perderlas. Donde estaba antes repartieron televisores solo para amenazar con apagarlos."

La novela avanza entonces contándonos el funcionamiento de la cárcel, los mecanismos del poder dentro del poder. Las jerarquías entre presos, entre guardias. Y lo hace de manera hipnótica, con un estilo parco que de golpe encaja una frase de las que te dejan con las patas colgando. Frases que son epifánicas, verdaderas. Frases que intercalan reflexiones de quien está aislado del mundo, de alguien que menos mal que tiene palabras y recuerdos para no terminar del todo loco.

 


 

lunes, 17 de mayo de 2021

Armen Avanessian o el futuro es metafísico

 

Armen Avanessian, Meta-futuros, traducción de Federico Fernández Giordano, Barcelona, Holobionte (2021)

https://holobionteediciones.bigcartel.com/product/proximamente-meta-futuros-perspectivas-especulativas-para-el-mundo-que-viene

El futuro viene hacia nosotros, como una corriente de tiempo que avanza en sentido contrario al que estamos acostumbrados. El tiempo nos viene de cara y nosotros avanzamos a contra corriente. Lo mismo pasa con la metafísica. La metafísica ha sido confinada al olvido, pero viene hacia nosotros desde el futuro, como un síntoma de algo que quiso ser borrado del pensamiento por irracional, impracticable, un sinsentido. 

"Nuestro mundo atraviesa deficultades a todos los niveles. Debido, en parte, a desafíos sobrecogedores y crisis de signficado que tal vez habíamos olvidado entender como metafísicos. Los avances de la física y la tecnología, que una vez fueron pensados para ayudarnos o incluso liberarnos de los problemas mundanos, ya no son necesariamente una ayuda para salir adelante. Al contrario, nos hallamos cada vez más acuciados por los daños colaterales surgidos de las revoluciones tecnológicas de la modernidad (el cambio climático es uno de ellos), y que amenazan a todas las formas de vida en nuestro planeta incluida la humanidad. Hoy más que nunca, por tanto, se plantean cuestiones que no pueden ser abordadas de manera empírica."

La metafísica está por todos lados, se cuela entre nosotros, viene hacia nosotros desde lugares insospechados y con máscaras distintas. "El fanatismo político, el oscurantismo social y el esoterismo privado están a la orden del día", dice Avanessian. Y también la religión, la fe en el algoritmo, el asunto de lo poshumano. Las ciencias, que se vanaglorian de racionalidad, se basan en constructos no tangibles, teóricos. De modo que el futuro, o todos los futuros posibles, nos alcanzan con un resurgir de lo metafísico.

"Todo pensamiento comienza con una abstracción del mundo accesible intuitivamente, y por esta razón posee un componente metafísico, sin importar si se trata de una caracterización, una clasificación o cualquier otro tipo de abstracción."

lunes, 10 de mayo de 2021

Andrea Abreu: lenguaje-volcán

 

Andrea Abreu, Panza de burro, Sevilla, Barrett (2020)

https://editorialbarrett.org/tienda/narrativa/panza-de-burro/

El lenguaje como erupción de volcán, río de lava que avanza sin importar mucho adónde va a parar y que no deja nada como estaba, a nadie indiferente. Panza de burro es la historia de una niña que está enamorada de otra niña narrada con un estilo prodigioso y vivo, borboteante, barroco y neologismo (o naturalismo fonético-millennial, según se mire), como si conectara con aquella corriente latinoamericana (boom, indigenismo, costumbrismo) que apenas se desarrolló, me parece, de este lado del charco.

"Veía a Isora en todas partes. La veía colgada de las paredes, como a una virgen chiquitita tallada en tea, como a la Virgen de Candelaria la veía, desnuda, flotando, como la virgen sin ropa que no es más que un palo seco con una cabeza espichada. La veía como una alucinación de antes de dejarme dormir, era un fantasma arrastrándose por los cuartos, aullando canciones tristes de Aventura a las tres de la mañana. Tenía a Isora como metida en una pantallita de tele delante de los ojos a todas horas, como una foto brillante. La imaginaba estregándose contra los bordes de las puertas. Veía los Ranger de Texas y cada poco me giraba por si estaba detrás de mí, rozándose el pepe contra los cojines de los sillones. Oía ruidos, me asustaba. Isora era una perra escondida en los cuartos cerrados, la sentía jariada dentro de mi cabeza, la punta húmeda del jocico rozándome la columna vertebral, erizándome los pelitos rubios que crecen en los bordes de la espalda."


lunes, 3 de mayo de 2021

Igor Marojevic: variaciones sobre Hugo Boss

 

Igor Marojevic, Corte (2007), traducción de Trebor Escargot, Barcelona, Trampa ediciones (2020)

https://trampaediciones.com/catalogo/corte/

Una recopilación de textos de diversas características (notas periodísticas, fragmentos de novela, entrevistas, testimonios) conforman Corte, que nos cuenta los pormenores del diseñador del uniforme nazi, Hugo Boss, en su estadía en Serbia con el encargo de hacer también el uniforme de los ustachi, el equivalente balcánico de los nazis. Aparecen, además, otros personajes que completan la trama (trama que va desplegándose en variaciones): un hombre invisible (el partisano), amantes, periodistas. Estamos a comienzos de la Segunda Guerra Mundial.

"Por un lado, los tiempos de guerra son siempre idóneos para la moda, pues es posible imponer el buen gusto a millones de personas. Luciendo mis uniformes muchos hombres exhiben automáticamente el buen gusto."

Marojevic tiene un talento notable para la ironía. También para hacernos reír en el momento menos adecuado, porque nos reímos, claro, pero enseguida nos sentimos culpables. ¿De qué cosas nos reímos? La crueldad, el sinsentido, el humor irreverente y la transideología (según se define Marojevic a sí mismo como narrador), impiden que coloquemos esta novela en un territorio cómodo y etiquetable.

"La guerra tiene sus ventajas, pero, por lo menos aquí, con la guerra el nivel del periodismo de hecho ha bajado. La gente es ahora más pobre y escribir es la forma más barata de la creación. He dicho creación porque los periódicos publican muchos textos que se parecen más a la literatura que a algún subgénero del periodismo. Pero a mí no me extraña la ambición literaria de los periodistas: un texto de prosa es siempre una forma a medias entre un artículo y un cuento de hadas. Yo evito escribir prosa porque no me gustan los cuentos de hadas."