rumiar la biblioteca: Andrea Jeftanovic
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lunes, 20 de marzo de 2023

Andrea Jeftanovic o el amor extranjero

 

Andrea Jeftanovic, Geografía de la lengua (2007), Barcelona, Comba (2023)

https://editorialcomba.com/libros/narrativa/geografia-de-la-lengua/

Una hombre y una mujer se conocen en un avión. No tienen la misma nacionalidad ni hablan la misma lengua. Ella es del Sur, él, del Norte. Tampoco van al mismo destino, de modo que se despiden en el aeropuerto con un beso. Pareciera que ese beso es la puerta a una relación a distancia, con pantallas y viajes constantes. Así, van construyendo una lengua franca, su gramática íntima, un idioma tan titubeante como el amor cuando empieza.

"Apoyo suavemente la yema de los dedos sobre el teclado. Desde aquí te pienso y te escribo, sentado frente al computador, un ojo sin párpado que transmite emociones, noticias, hechos. Su zumbido atraviesa las veinticuatro horas del día de un tiempo con dos relojes. Te dejo mensajes, calculo horas, sigo el panorama climático de una ciudad que no habito."

Pero no es fácil mantener una relación a distancia. Además, el mundo se va interrumpiendo con atentados continuos, lo que encarece el precio de los billetes. La cosa se va complicando a un ritmo acelerado. 

Escrita con prosa poética, de frases explosivas y a la vez íntimas, Geografía de la lengua destila un imaginario donde el lenguaje y el cuerpo, en todas sus dimensiones, son llevados a primer plano. 

lunes, 17 de abril de 2017

Rosa Chacel o escribir por encima y como en broma

Rosa Chacel, Memorias de Leticia Valle (1945), prólogo de Andrea Jeftanovic, Barcelona, Comba (2017)
https://www.editorialcomba.com/catalogo/libros/narrativa/memorias-leticia-valle/

Digámoslo sin rodeos: esta novela es excelente. Es linda, sencilla, se lee con absoluta naturalidad de una sentada. Raro que no se hable más de Rosa Chacel. De hecho, la primera vez que presté atención al nombre de Rosa Chacel fue por Mario Levrero, en La novela luminosa: "Hace un tiempo le había hecho conocer a Rosa Chacel, a quien descubrí por casualidad en una liquidación de libros usados. Memorias de Leticia Valle me pareció una novela extraordinaria, y la hice circular entre todas mis amigas brujas, porque no me quedó la menor duda de que doña Rosa era una auténtica bruja, en el buen sentido de la palabra". A mí también me toca empezar con esta novela, hermana de Las primas de Aurora Venturini o Memoria por correspondencia de Emma Reyes, y con esto quiero decir que quien haya disfrutado de una disfrutará de las otras, porque comparten la intimidad, la travesía hacia la adolescencia, lo eludido, el sentido del humor entre naif e irónico y el desparpajo. 
"Claro que se lo conté del modo especial que yo le contaba las cosas, muy por encima y como en broma, recalcando bien el aspecto cómico que pudiera tener el susto que me había llevado."
Tal vez Rosa Chacel se centre un poco más en las percepciones que acompañan el ir abandonando "esa enfermedad" de la infancia. Las analiza con un tono directo, confidente, que discurre sin torpeza, sin cambios bruscos, de manera sorprendentemente natural. Las escenas se suceden una tras otras como si navegáramos en una barca por un río apacible. Y uno se pregunta cómo consigue atrapar al lector, porque lo que narra no tiene nada de extraordinario, se parece demasiado a nosotros mismos.
"Solo que yo sabía que lo que me embrutecía no era la falta de libros, no era que antes estudiase y ahora no hiciese nada, sino precisamente que ahora el no hacer nada lo hacía de otro modo. Antes ponía más atención en ese no hacer nada que en cualquier otra cosa. Para levantarme de la cama había una lucha que duraba media mañana todos los días; para arrancarme del balcón o del patio, o del rincón donde me metía a jugar, para hacerme acostar a una hora razonable, la misma historia. Porque precisamente cuando no hacía nada me ponía furiosa que me interrumpiesen, que me hiciesen cambiar de postura inesperadamente. En cambio, desde que caí en el pueblo, todo me dio igual: me levantaba sin llamarme nadie y en cuanto oscurecía ya estaba deseando irme a la cama."
Así nos lo cuenta la protagonista, una niña huérfana de madre que vive con su padre, un general que acaba de volver de la guerra de Marruecos, y su tía. Al poco de comenzar la novela dejan Valladolid y se trasladan a Simancas, un pueblecito. El cambio de ambiente provoca cambios en ella. Pocas cosas le interesan. Enseguida Leticia conoce a Luisa y su marido, Daniel, con quienes pasa la mayor parte del día: Luisa, una mujer diferente a quien admira, le enseña música, y Daniel hace de profesor, porque Leticia no va a la escuela, no le gustan los niños de su edad, su aburre horriblemente con ellos. 

*

Cada persona tiene un secreto, viene a decirnos el libro. Allí se cuentan cosas, pero se callan otras muchas. De hecho, el asunto del que trata la novela apenas se insinúa. Comprendemos, porque se trata de la vida y todos más o menos la comprendemos, y si no comprendemos al menos nos damos cuenta de que ahí hay un misterio. 



lunes, 3 de octubre de 2016

Andrea Jeftanovic y los vasos comunicantes

Andrea Jeftanovic, Destinos errantes, Barcelona, Comba (2016)
https://www.editorialcomba.com/catalogo/libros/ensayo/destinos-errantes/

Libro de crónicas, de calzarse los "zapatos de otro", de transitar centros y periferias de escenarios diversos: Sarajevo después de la guerra; California cuando fue a estudiar un máster; Río de Janeiro de la mano de Clarise Lispector; la frontera entre Chile y Perú pero desde el lado del mar y junto a un descendiente de japoneses; Alcalá de Henares por una beca de escritura; Israel-Palestina como visita a una asociación que cree que la paz y la reconciliación y el perdón es posible; el Santiago de su infancia y el golpe y la dictadura, o Cuba que visitó como jurado del Premio Casa de América...  

Destinos errantes pero sin embargo unidos por aquella figura llamada metalepsis: "Dos planos de realidad en los que un personaje cruza de un lado a otro portando un misterio" ("Puertas y elipses", quizá la más interesante de las crónicas aquí reunidas), según lo explica ella misma, de modo que leemos a Jeftanovic abriendo una puerta y cruzando pasadizos, vasos comunicantes o máquina del tiempo, que la llevan de un territorio a otro y sobre todo la leemos habitando un territorio y al mismo tiempo otro: es Sarajevo destruida y el recuerdo de las narraciones de su padre; es California en el año 2000 y al mismo tiempo la mítica California beat ya desaparecida; es La Habana de 2011 y también la evocada en fotografías y la de la Revolución y asimismo la adivinada en la voz y la escritura de Isadora Aguirre, etcétera.

"Cuando ya no hay narrativa, cuando ya no se entiende la narrativa del otro, viene la propaganda, el miedo, el uso de la fuerza." ("Desde un estante del Medio Oriente")

¿Por qué escribe Andrea Jeftanovic?, se pregunta en "Puertas y elipses":
"[...] escribo por esa fuerza centrípeta que genera cada libro, esa fuerza que por años funciona atrapando todo lo leído, vivido, imaginado para ese texto que se está gestando, componiéndose de retazos de películas, de otros libros, conversaciones, obras de teatro, historias escuchadas, fantasías, investigaciones personales. Un eje preciso y prolífico que multiplica asociaciones que activa búsquedas."

lunes, 4 de abril de 2016

Mapa del nuevo cuento latinoamericano III

[Artículo publicado en Quimera. Revista de Literatura, n.º 387, febrero de 2016: http://www.revistaquimera.com/2016/01/20/no-387-febrero-de-2016/]

Boom 2.0, microficción y el arte del monólogo


Andrés Neuman (Hacerse el muerto, Páginas de Espuma): De prosa talentosa y eufónica, brillante y poética, Neuman lo practica todo: sigue la tradición del boom latinoamericano, sobre todo en su vertiente cronopia, es decir, la del absurdo, pero también desarrolla el monólogo humorístico con soltura y la poética del haiku o microficción. No suele transitar demasiado el realismo tal como solemos entenderlo.



Isabel Mellado (El perro que comía silencio, Páginas de Espuma): Su prosa es corta y precisa, contundente y sorprendente, poética. Parece preferir la microficción, en la que no abunda la acción sino más bien la descripción de escenas. Mellado trabaja con las voces de los que no tienen voz: un espejo, instrumentos musicales, diferentes animales, etcétera.


Andrea Jeftanovic (No aceptes caramelos de extraños, Comba): De prosa poética como una suave marea en vaivén, de aire cortazariano, Jeftanovic aborda mediante intensos monólogos las relaciones de pareja y las de padres e hijos. Profundiza en la temática del amor, el deseo instintivo, la sexualidad, pero también en la inocencia de esas voces de niñas y niños que caminan siempre por el filo de lo moralmente ambiguo. Pareciera que a Jeftanovic le interesa explorar los límites imprecisos, la perversidad inocente y las categorías desdibujadas.

Antonio Ortuño (La Señora Rojo, Páginas de Espuma): Ortuño nos presenta a narradores marcadamente masculinos que se ven inmersos en situaciones de perdedor a través de monólogos que exponen la queja con una prosa bastante burlona.

Diego Trelles Paz (Adormecer a los felices, Demipage): De prosa prolija, correcta, con tildes de oralidad que le otorgan frescura, Trelles Paz trabaja con bastante acierto el monólogo de personajes que generalmente son literatos de algún tipo: poetas, novelistas, aprendices, talleristas, etcétera. 


A vista de pájaro: otros libros de cuentos publicados

Los cuentos de Wilmer Urrelo Zárate (Todo el mundo cumple sus sueños menos yo, El Cuervo) son noir y derrochan violencia. Inés Mendoza (El otro fuego, Páginas de Espuma) trabaja con frescura el monólogo y la tradición más cortazariana. Ernesto Escobar Ulloa (Salvo el poder, Comba), con prosa clásica y prolija, se adentra en situaciones políticas del reciente pasado peruano y en las injusticias o los también llamados “daños colaterales”. Mariana Graciano (La visita, Demipage), mediante una prosa sencilla, oral y de frases cortas siempre en tiempo presente, trabaja con la mirada infantil para narrarnos escenas cortas de la vida cotidiana donde se inmiscuye cierta extrañeza apenas insinuada.   


La serie completa:
Mapa del cuento latinoamericano I
Mapa del cuento latinoamericano II
Mapa del cuento latinoamericano III