rumiar la biblioteca: junio 2023

lunes, 26 de junio de 2023

Edgar Borges o la novela cronopia

Edgar Borges, Figuras, Barcelona, Trampa (2023)

https://trampaediciones.com/catalogo/figuras/

Una novela cronopia que defiende la imaginación, la capacidad de juego y la importancia del punto de vista.

Figuras cuenta la historia de Enrico, un hombre que en vez de caminar, salta. Una especie de hombrecillo resorte. Él se dirige al manicomio de la ciudad y para llegar hay unas casillas y unas normas. La norma dice: “está prohibido correr sobre las casillas”. Y entonces él salta para ni contravenir ni respetar la ley. Encuentra una solución intermedia y personal. Además de saltar, Enrico lo dibuja todo: cada experiencia tiene un dibujo, dibujos que se incluyen en el libro.

"¿Qué significa saltar? Más que un significado, saltar es un movimiento continuo. Saltar es la forma de juego más discreta que tenemos los adultos. Como mucho, algunos curiosos se reirán al verte; otros, los más rabiosos, te llamarán loco. Pero luego te dejarán en paz. El mundo seguirá el curso de sus tonterías. y tú el de tus saltos."

Se dirige al manicomio que se llama Casillas porque tiene un encargo: entregar una carta a la única mujer, Federica, que está interna allí. Hay un guardián del manicomio que enseguida se convierte en su antagonista. Le pone impedimentos para entregar las cartas a Federica. Dicta leyes. Sabemos que es el guardián de los espacios y del tiempo, pues los manipula a su antojo. 

Además de saltar y dibujar, Enrico sufre “crisis de la perspectiva”. Le sobreviene cuando ve otros puntos de vista en simultáneo:

"Si 'la perspectiva supone la contemplación del mundo desde un solo punto de vista, desde un ojo único que abarca todo el panorama', el mal de Enrico consistía en la alteración del eje de observación. La angustia por la perspectiva le sobrevenía cuando, de una manera irracional, su punto de vista se desplazaba por otros hipotéticos puntos de vista que podrían coexistir en torno a un espacio determinado."

Así, leemos una historia alegórica que invita al lector a hacer interpretaciones: las relaciones de poder entre las personas, la organización de la sociedad, la importancia de la imaginación y el juego como disparadores para crear un mundo distinto.

 


lunes, 19 de junio de 2023

Juan Cárdenas o la cuestión de la literalidad

 

Juan Cárdenas, Peregrino transparente, Cáceres, Periférica (2022)

https://www.editorialperiferica.com/libros/peregrino-transparente/

Difícil hablar de esta magnífica novela aunque el argumento es sencillo: arranca con un narrador que fantasea con escribir la historia de un acuarelista inglés, Price, y eso porque estuvo leyendo el libro Peregrinación de Alpha de Manuel Ancízar, un libro de viajes colombiano del siglo XIX. Un libro de historia, geografía, costumbres, etc. Un libro de esos que se encargan de "inventar una nación". La lectura del libro le hace crecer en la mente la historia del acuarelista que está trabajando en Colombia con una expedición científica en 1850, nos dice el narrador. Así, leemos la historia del acuarelista y los propios devaneos del narrador. Se va mezclando ficción y ensayo y es maravilloso ver nacer la ficción como si estuviera viva. 

"Y, por supuesto, estaría mintiendo si dijera que en estas fantasías no se cuelan muchos de mis pensamientos. [...] Mi deseo es que todas las criaturas que pueblan estas páginas [...] encuentren una manera de cantar con una voz íntima y me lleven a lugares que ni yo mismo sospechaba. [...] Ha sido Price quien me ha sugerido la idea vaga, quizá equivocada, pero no por eso menos palpitante de que existe un vínculo oscuro entre realismo y racismo."

Eso es lo que leemos en la primera parte, porque el libro está compuesto por tres partes. En la primera seguimos al acuarelista inglés y todo es como aquellos libros de viajes donde se describe la flora y la fauna y la geografía y paisajes de una tierra nueva. Estos libros fueron frecuentes en Latinoamérica porque tenían que inventar una nación y además seguían buscando recursos para seguir explotándola, algo que aún sigue en boga. Además, Price está siguiendo el rastro de un artista local y participa de la vida cultural y social del país. 

La parte del medio está construida con textos poéticos donde prima la literalidad, y es que el narrador ya nos estuvo hablando de la literalidad, es decir, que no se puede leer y siempre estar pensando que se quiere decir otra cosa, que no se puede sospechar siempre que todo es metáfora o alegoría. 

"la literalidad es todo eso sin necesidad de ser nada y por eso estamos aquí, encerrados del otro lado de la piel"

La tercera parte nos narra la historia de un asesino que evidentemente es un personaje que vemos aparecer en la primera parte, la parte del acuarelista inglés. Más que la historia del asesino es la historia de un abogado a quien le encargan sacarlo de la cárcel porque es notablemente hábil como ilustrador, y resulta que el abogado lo saca de la cárcel y el tipo se le escapa y empieza a matar a diestro y siniestro por venganza. 

Más allá del argumento, que por lo demás es sumamente entretenido, escrito deliciosamente, late por debajo la idea de cómo se construyen los países, cómo se inventó el concepto de nación. El siglo XIX aún perdura en muchos de nuestros pensamientos patrióticos y geopolíticos, pero no debemos olvidar, nos dice el libro, que los países son meras fantasías.

"Todos los países son fantasías, alegorías que se desvanecen como algodón de azúcar en la lengua materna. El meollo del asunto, sin embargo, es que no hay exterior a la fantasía. No hay manera de salir de ella. Lo que hay, en todo caso, son umbrales, portales patafísicos, fronteras especiales, barcos fantasmas, barcos encallados, agujeros de gusano, trapiches de materia oscura, cavernas, pasadizos ocultos detrás de una catarata, por los cuales un peregrino transparente podría atravesar de una fantasía a otra."

lunes, 12 de junio de 2023

Conversación con Fernanda García Lao a propósito de "Autobiografía con objetos"

 

Fernanda García Lao, Autobiografía con objetos, Barcelona, Kriller71 (2022)

https://kriller71ediciones.com/coleccion-poesia/autobiografia-con-objetos/

[Publicado en Quimera 469 en enero de 2023]

Narradora, dramaturga y poeta, Fernanda García Lao (Mendoza, Argentina, 1966) nos tiene acostumbrados a la sorpresa. Frases cortas y precisas que elevan nuestra percepción del mundo y nos sitúan en la azotea de las cosas. Autora de Nación vacuna (Candaya, 2020) y Sulfuro (Candaya, 2021), entre otros, publica en España el poemario Autobiografía con objetos (Kriller71, 2022). Dice aquí García Lao que «las ideas deben pronunciarse para que existan». Es así como la fuerza poética (en el sentido de hacedora de cosas) pone en pie este museo de la memoria de sus años del asombro. 

En Autobiografía con objetos me encontré con una especie de álbum de fotos y a la vez un diccionario personalísimo o un catálogo de algún museo que fue construyéndose en tu memoria. ¿A qué responde este ánimo de hacer repaso de la vida? ¿Qué fue lo que te llevó a esa voluntad de archivar? He practicado el ejercicio de la pérdida desde muy temprano. El primer exilio, obligatorio, significó distancia, anulación. Nací en tierra temblorosa, adicta a los sismos: las cosas que quedaron en Mendoza aparecieron bajo los escombros en la casa de mi abuela, producto de un terremoto que acabó con esa habitación en particular. La que guardaba lo nuestro. No hubo metáfora sino literalidad. La vida no se distrae con eufemismos. Este libro es un modo de rescatar lo perdido. En general, los inventarios se confeccionan antes. Yo lo hice después, apelando a la memoria. Pero soy bastante amnésica, es decir, quizás el olvido sea un método de supervivencia y escribir sea trabajar en contra. Sentí la tentación de recuperar. La escritura se parece a la arqueología: escarba, encuentra restos que ha de conectar, traza líneas temporales y parentescos. Asume un universo ausente. Hice auto arqueología íntima. Digo, no había tesoros que descubrir sino objetos simples que hablaron con discreción de mí. 

Al comienzo del libro, leemos una especie de advertencia donde explicas que «una biografía podría ser un repertorio de materia». Y los poemas nos presentan objetos y experiencias que parecieran inaugurales, fruto del asombro, la curiosidad o el accidente. ¿Cómo elegiste los objetos de tu autobiografía? ¿Las palabras también son objetos? ¿El lenguaje tiene cuerpo, ocupa espacio? El lenguaje es un cuerpo precioso. Y los objetos también. Ambos conversan con quien los toca, son reveladores. Decir es una elección de contacto. No da igual cualquier palabra, hacemos sintaxis de conexión. Me he pasado años buscando objetos y palabras. En el teatro, el vínculo entre persona/voz, objeto/cuerpo, y espacio/trayectoria crea un organismo único de poesía y significación. Vengo de ese vicio. De asociar cuerpos de distinta temperatura, es decir, de apelar a la discordancia. Estos objetos míos podrían ser considerados mi arquitectura efímera. Las piezas a partir de las cuales reconstruyo lo que perdí. Fueron apareciendo solos, unos trajeron a otros. Hay gente que paga trasteros porque no puede deshacerse de lo que ya no tiene lugar. Este libro es mi desván mental. Entro y salgo cuando quiero.

Tu escritura parece utilizar el lenguaje como semillas. Y la conciencia se expande en la mente del lector. Tu fuerza poética germina y consigue crear mundo. Podemos decir que ese es el misterio de la literatura. Hay en el libro muchas referencias al lenguaje de la literatura que no es el mismo que usamos como herramienta de comunicación. El lenguaje es «una bestia lúcida que mira de frente» o «el miedo escribe sin idioma». ¿Cómo trabajas con el lenguaje? ¿Hasta qué punto el lenguaje literario es capaz de describir las cosas o de crear otros mundos posibles? Oh, gracias por semejante lectura. Trabajo muy a oscuras, la verdad. Voy iluminando áreas a medida que avanzo. Como si prendiera luces de un espacio del que desconozco su dimensión. A veces encuentro sectores de tamaño generoso y otras, apenas habitaciones, un músculo o un cajón. Bachelard indagaba en la forma y, en su biología poética, habilitó un modo de escribir el mundo, donde la poesía era pariente pobre de la ciencia. O como diría María Zambrano, loca por demasiada razón, lúcida en su deliro, la poesía hace del lenguaje su lugar. Me gusta vivir ahí. Hago y deshago para perturbar al tiempo. Me seduce ocupar el mundo, probar sus instalaciones, pero la libertad de pensamiento es la única libertad. 

Eres una escritora anfibia, pareciera que trabajaras muy cerca de las fronteras de los géneros hasta conseguir desdibujarlas. También tienes la experiencia de la identidad extranjera o nómada. ¿Crees que esta borradura de fronteras en la vida repercutió en la construcción de tu poética? Creo que la escritura es una zona en sí. Y no quiero ponerle vallas ni puertas. La cabeza no las tiene. La vida me puso en marcha y la extranjería, estar fuera de lugar, duele al principio, pero es indispensable. Caminar y distanciarse, desplazar y contaminar el lenguaje, incluso quedar sin palabra, cuestiona y amplía la percepción de lo que fui. El mundo ha ido perdiendo su tamaño, es más fácil de abarcar. Antes irse era un verbo definitivo. Cuando no viajo, leo o imagino. Leer es un modo económico de mutar.

¿Te consideras una escritora argentina, inserta en esa tradición, o en una más general? ¿Qué piensas de clasificar la literatura por nacionalidades? Por momentos me considero argentina, por momentos marciana. Mi tradición existe en su impureza, como la de todos. Qué hacer con lo heredado es lo inquietante. Pero mis referentes no pertenecen sólo a mi tiempo ni a mi lugar de origen. Son mi familia espectral y, como tales, no respetan las leyes del cuerpo ni de la franja horaria. 

¿Cuál es tu familia poética o tus influencias a la hora de escribir poesía? ¿Y qué buscas como lectora de poesía? Mi familia es enorme y contradictoria. Hay decadentistas, médicos, inadaptadas, filósofas, desterradas. Algunas poetas muertas: Emily Dickinson, Mina Loy, Joyce Mansour, Olga Orozco, Anne Sexton, Marosa Di Giorgio, Susana Thénon, Juana Bignozzi. Algunas vivas: Anne Carson, Mary Ruefle, María Negroni, Robin Myers. Como lectora de poesía sólo espero dos cosas: el milagro o la gracia.