rumiar la biblioteca: Cynthia Ozick
Mostrando entradas con la etiqueta Cynthia Ozick. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cynthia Ozick. Mostrar todas las entradas

lunes, 21 de septiembre de 2020

Cynthia Ozick: escritores, monstruos y fantasmas

 

 

Cynthia Ozick, Críticos, monstruos, fanáticos y otros ensayos literarios (2016), traducción de Ariel Dilon, Buenos Aires, Mardulce (2020)

http://www.mardulceeditora.com.ar/ensayo.php

Cynthia Ozick define a los escritores como monstruos, es decir, esos seres que difícilmente encajan con la gente común. Cualquiera que haya tenido que dar explicaciones de por qué prefiere quedarse en casa leyendo a irse de fin de semana entenderá perfectamente a qué se refiere. Un escritor-monstruo ha montado su vida a partir de la escritura y la lectura, y si eso no existe es como si él no existiera, como si muriera. Debería construirse desde otro lugar, convertirse en otra persona. A eso se refiere el tópico de "si no escribiera querría morir", porque de verdad que tendría que morir, al menos metafóricamente, ya que la vida tal y como la ha concebido perdería el sentido, se desmoronaría por completo si la literatura no estuviera allí. Tendría que construirse otra identidad y eso es algo que da mucho trabajo. 

Hay además otra cuestión a propósito de quiénes son estos escritores-monstruos. El escritor es tal solo cuando está escribiendo, el resto es una máscara con funciones meramente prácticas o sociales. Se puede decir que el escritor es la encarnación más literal de Jekyll y Hide. Ozick plantea estas cuestiones en "Escritores, visibles e invisibles", y vale la pena copiar algunos párrafos:

"Los escritores son seres ocultos. Uno nunca se los encuentra; o bien, si alguna vez usted cree estar viendo a un escritor, teniendo una discusión con un escritor, o escuchando una charla dada por un escritor, entonces puede estar seguro de que todo ha sido una equivocación. [...] Los escritores solo son lo que auténticamente son cuando se encuentran trabajando en la silenciosa e instintiva celda de la soledad fantasmal, y nunca cuando están afuera conversando industriosamente en la terraza."

De modo que el escritor tiene dos caras: la social y la fantasmal. La cuerda y la arrebatada por la locura del arte. Ozick le da un vuelco al asunto y cree que la locura del escritor está del lado de la sociedad, de la multitud, no del lado del que teclea escondido, invisible, como un fantasma.

"La locura del arte [...] no está en el arte, sino en la enloquecida y enloquecedora multitud, donde todas las formas de visibilidad se codean entre sí, mientras los fantasmas se sientan a solas ante sus mesas de escritura y escriben, escriben, escriben, como si la necesaria transparencia de sus almas dependiera de ello."

Qué preciso eso de buscar la "transparencia de las almas", porque ¿quién demonios es el escritor? Sabemos que no es el que está hablando en la terraza, pero tampoco es fácil conocer realmente la identidad de ese fantasma cuando está escribiendo, cuando es escritor. Lo bueno del asunto es que parte de esa esencia queda plasmada en la escritura. Piensen en aquello que decía Blanchot de la imposibilidad de leerse a sí mismo pero trasladado a la identidad: oh, alma resbaladiza, insondable, fantasmal, que el escritor-monstruo se empeña en volcar hacia fuera.

lunes, 3 de febrero de 2020

La novela deejay XI

Si imaginamos un destino de la literatura similar al destino de la música, en el sentido en el que hoy aplaudimos y celebramos y adoramos al deejay como si de una estrella de rock o de un concertista virtuoso o de un afamado compositor se tratara, y celebramos su trabajo, es decir, el de poner discos, como arte, o mejor dicho, celebramos su collage y su mixtura y su capacidad de navegar por el tiempo y la tradición, de hacer tremolar el tiempo sobre diferentes bases, y extrapolamos el fenómeno al libro, o mejor, al libro electrónico, y pensamos que el escritor dejará de ser ese juntapalabras o el que busca estilo y construye una escritura, y que su función se habrá desplazado hacia un diseñador-maquetador con talento, con conocimientos de programador, que fabrique collages y corta-pegas y links de navegación por las grandes obras de todos los tiempos y aplaudamos su trabajo, lo celebremos como gran hacedor de los tiempos por venir, y colaboremos para que pueda ganarse la vida con mucha mayor soltura que un escritor, porque tal y como dicen algunos, y no sin razón, con semejante tradición para qué escribir o reescribir, o contestar y dialogar con esa tradición, quizá sea suficiente con manipularla y fragmentarla y servirnos de ella para contar la historia que queramos, para seguir ejecutando el hecho literario.

Por ejemplo, yo podría continuar con el montaje de una autobiografía in progress, que ya comenzara con los posts La novela deejay, La novela deejay II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX y X utilizando un fragmento de El mesías de Estocolmo de Cynthia Ozick para explicar esa sensación de fascinación y brillante explosión mental que provoca un texto de vez en cuando, eso que busco incansable como se busca el deseo: 


lunes, 10 de diciembre de 2018

Angela Carter, Cynthia Ozick y el Manifiesto cíborg

[Publicado en Revista Avispero 13, el 29/10/2018]

Bienvenidos a la era de la posthumanidad, donde lo tecnológico cohabita con lo biológico. Un espacio donde todo ser viviente se define no por su esencia sino por su construcción. La construcción requiere ensamblajes, articulaciones diversas, como el paraguas y la máquina de coser en una mesa de disección. La construcción es la mejor manera de ejercer el libre albedrío, de encajarse las partes necesarias o despojarse de lo inútil para construir la propia identidad. La era del cíborg es la era de la revolución de las identidades, la era de la libertad creativa, de la imaginación creadora. 
Sigue leyendo

lunes, 9 de octubre de 2017

Cynthia Ozick o no hay que rendirse demasiado rápido

Cynthia Ozick, La galaxia caníbal (1985), traducción de Ernesto Montequin, Buenos Aires, Mardulce (2017)
http://www.mardulceeditora.com.ar/ficcion.php

[Publicado en Revista de Letras el 04/10/2017]

Cynthia Ozick (Nueva York, 1928) dice que escribir es una especie de “locura alucinatoria” de la que no se puede escapar, y tal vez por eso sus textos exhalan autenticidad e ironía, erudición y algo de alocamiento. Ella es maestra del desparpajo filoso y de servirse de metáforas sorprendentes, pues suele construirlas con lenguaje cotidiano de trazo certero. Rasgos estos que encontramos ya en La galaxia caníbal, segunda novela publicada originalmente en 1985 y por fin traducida al castellano de la mano de Mardulce, novela que viene a confirmar que Cynthia Ozick construyó su voz, desde el comienzo, con decisión y originalidad. Es cierto que suele contarnos historias que implican el Holocausto o la condición de extranjero, cuyos personajes acostumbran a relacionarse con el arte o con la intelectualidad. Esta novela no se aleja de ello, por eso se la agrupa generalmente con la narrativa judía norteamericana: un tono bastante próximo a la ironía triste de Saul Bellow.
sigue leyendo

lunes, 2 de enero de 2017

Los misterios de Ozick

Cynthia Ozick, Cuentos reunidos (2004), traducción de Eugenia Vázquez Nacarino, Barcelona, Lumen (2015)
http://www.megustaleer.com/libro/cuentos-reunidos/ES0087360

Déjenme que lo diga de una vez: Cynthia Ozick es inmensa, novedosa, divertidísima. Cynthia Ozick es la sibila a quien rendir tributo, encender velas e incienzo y quemar para ella nuestros mejores párrafos. Su lectura me provoca una intensa fascinación y a la vez perplejidad, tanta que enseguida siento deseos absolutos de inciarme en eso que ella hace, en los misterios de Ozick. Los misterios de Ozick parecen sencillos pero difíciles de encontrar en las librerías, señores. Fíjense: una mujer que escribe con un humor exquisito, ironía constante y, lo peor, sobre escritores (el Tema Prohibido). ¿Cómo se atreve? ¿Cómo lo hace?

A primera vista parece bastante fácil: relaboración de la tradición (y no solo la judía), relaboración de las mitologías (y no solo las judías), precisión, nada de florituras anochecidas, mucho desparpajo y pocas y contadas veces un párrafo poético (cuando toca). Utiliza comparaciones del tipo: "mascaba las notas al pie como si fueran caramelos balsámicos"; "un aire denso, pesado, caliente, sesgado y vehemente, como el aliento de un juez vengativo" (ok, aquí tal vez sobran adjetivos). Es mayormente realista, pero no se corta cuando lo irracional irrumpe con la fuerza de los huracanes. Pareciera que defiende la verdad de la ficción por encima de la verosimilitud (por eso algunos tildan sus escritos de alocados). 
"No importa, dice la Ficción; qué gracia, dice la Transgresión; ¿y qué más da?, se burla el Sueño." ("Dictado")
Además, es adorablemente metaliteraria: aquí hay poetas, escritores, pintores, actores, editores, críticos, intelectuales, traductores, seres mitológicos, Henry James y Joseph Conrad, un joven T. S. Eliot, plagios, lexicógrafos, rabinos, amanuenses, etcétera. Seres indignados, desesperados, hechidos de orgullo, enamorados, envidiosos o alelados. Seres obsesionados con algo (a la manera quijotesca, a la manera de esos personajes de las películas de Werner Herzog): piénsese por ejemplo en el protagonista de la excelente novela El mesías de Estocolmo, completamente obsesionado con que es hijo de Bruno Schulz, un delirio en toda regla.

Algunos la clasifican con la etiqueta de "escritora judía", como también se dice de Kafka que escribía "literatura judía". Por mi parte tiendo a pensar que el Holocausto pertenece a la Historia Universal. No sé por qué no se la llama simplemente "Maestra absoluta de la Metaliteratura", "por fin esa Mujer que Escribe para Todos", "llegó la Era de la Mujer con Sentido del Humor" y "queremos más de Este Tipo". 

"Saltaba a la vista que no era simplemente una historia, sino que apuntaba a mucho más, y ese 'mucho más' significaba en sí mismo mucho más. Ya solo con eso me amargué; son técnicas que se aprenden en esas lápidas huecas llamadas escuelas de escritura. A mí me parece que cuando uno quiere contar una historia, la cuenta. Estoy en contra de las máscaras y los trucos de la metáfora y la fábula. Por esa razón me atraen los cuentos de magia y fantasía: significan lo que dicen; en ellos los milagros no son símbolos, sino probabilidades condicionadas." ("Usurpación")

Déjenlo todo y léanla.
 
 

lunes, 4 de julio de 2016

Cynthia Ozick y la intimidad del ensayo

Cynthia Ozick, Metáfora y memoria, traducción de Ernesto Montequin, Buenos Aires, Mardulce (2016) 

[Publicado en Revista de Letras el 01/07/2016]
Voy a hablar de este pequeño tesoro de verdades íntimas: Metáfora y memoria, de Cynthia Ozick (Nueva York, 1928), editado por Mardulce y traducido por Ernesto Montequin, una recopilación de sus ensayos que calificaré de delicia, aunque se discrepe en muchas de sus ideas y puntos de vista. Delicioso, pues su escritura está aquí tan presente como en sus obras de ficción. Confieso que descubrí la escritura de Ozick con Los papeles de Puttermesser, una novela alocada y divertidísima, y me enamoré a la primera. Enseguida siguieron otras lecturas porque el enamoramiento tiene algo de obsesivo-compulsivo y también de ansioso, de entrega que roza lo fanático. Ella practica la ironía de Austen, la charlatanería de Bellow, un humor delicado y un espléndido desparpajo. Sigue leyendo

lunes, 21 de diciembre de 2015

Granta - Outsider

VV.AA., Granta, 3, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2015)
http://www.galaxiagutenberg.com/libros/granta-3-outsider/

Los lectores de Granta están de enhorabuena: encontrarán aquí una selección de outsiders y escritores de los márgenes y escritores híbridos en todos los sentidos que nos llevan de inmediato al terreno confuso y resbaloso de la creación, al big bang de Onetti recostado en su cama de la mano de Rodrigo Fresán, a tres breves y maravillados cuentos de Andrés Ibáñez, a la Grecia de Cynthia Ozick, a quien deberíamos instituir como la Gran Sibila del comienzo de la Era de la Escritora con Sentido del Humor, a los helados planos del ojo-bisturí que todo lo ve de la reciente premio Nobel, Svetlana Aleksiévich (svet significa "luz") y su contrario, el punto ciego de Javier Cercas, ese instante de incertidumbre y de no entender de toda literatura que se precie, entre otros rarunos textos que cada cual sabrá transitar como funambulista o espeleólogo o buceador o practicador de la duermevela.
VV.AA., Granta, 2, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2015) - See more at: http://rumiarlabiblioteca.blogspot.com.es/2015/05/granta-matar-el-tiempo.html#sthash.NryDhfkx.dpufVV.AA.
VV.AA., Granta, 2, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2015) - See more at: http://rumiarlabiblioteca.blogspot.com.es/2015/05/granta-matar-el-tiempo.html#sthash.NryDhfkx.dpuf
VV.AA., Granta, 2, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2015) - See more at: http://rumiarlabiblioteca.blogspot.com.es/2015/05/granta-matar-el-tiempo.html#sthash.NryDhfkx.dpuf
VV.AA., Granta, 2, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2015) - See more at: http://rumiarlabiblioteca.blogspot.com.es/2015/05/granta-matar-el-tiempo.html#sthash.NryDhfkx.dpuf

lunes, 16 de noviembre de 2015

Cynthia Ozick o los ruiseñores no cantan mejor que los cuervos

Cynthia Ozick, Cuerpos extraños (2010), traducción de Eugenia Vázquez Nacarino, Barcelona, Lumen (2013)
http://www.megustaleer.com/libro/cuerpos-extranos/0107461

"Olvídate de los cuentos de hadas. En la vida real [...] los ruiseñores no cantan mejor que los cuervos." 

Bea, de quien se dice que "todo su cuerpo era una cesta de mimbre por la que se escapaban los viejos deseos incumplidos", se ve impelida por su hermano Marvin, un hombre furioso y controlador, a ir en busca de su hijo Julian que se ha escapado a París donde se ha casado con una rumana. Para colmo la hermana del joven se ha ido tras él y allí se ha quedado jugando a ser extranjera. Este es el comienzo de una historia desconfigurada a ratos y quizá por esa misma desconfiguración, adorable de continuo.

"Pensó: Qué difícil es cambiar la propia vida. / Y al cabo pensó: Qué tremendamente sencillo es cambiar la vida de los demás."
Pues la cosa parece fácil: Bea es incapaz de desprenderse de su historia y darle un vuelco a su vida (divorciada desde hace ya tiempo de un músico que ha terminado por abandonarla y dejarle nada menos que un piano de cola en su diminuto apartamento), mientras la familia entera de su hermano sufre transformaciones de todo tipo.

Pero a la vez es la historia de tres mujeres que, en plenos años cincuenta, es decir, en plena posguerra y comienzo de la guerra fría, son capaces de sacrificarse por los hombres al precio que cueste, de modo que somos testigos de las diferentes caras de la responsabilidad asumida por esas mujeres que se ven obligadas a sacar las papas del fuego, que se prestan a ello sin apenas rechistar.  

Cuerpos extraños es un artefacto compuesto de cartas y de capítulos narrados con impecable ironía donde los personajes van y vienen según convenga a la historia, donde la acción de construir la novela está presente y se torna adorable por sencilla y clara. Además reconstruye el París atestado de refugiados de la Segunda Guerra Mundial y los peligros acechantes, la sospecha constante, del "peligro comunista".

"Hablaban una lengua políglota, tenían un hambre melancólica grabada en su rostros extranjeros y cedían a extravagantes arranques que los llevaban a preguntar como locos, como si no toleraran una negativa. ¿Qué temían que se les negara? La normalidad, suponía, todo lo que les habían arrebatado."

lunes, 12 de octubre de 2015

Cynthia Ozick o la libertad

Cynthia Ozick, Los papeles de Puttermesser (1998), traducción de Ernesto Montequin, Buenos Aires, Mardulce (2014)
http://www.mardulceeditora.com.ar/ficcion.php?&p=2

Oh, sí, sí, sí, la voz de una mujer irónica, inteligente, cínica, que siente atracción por los jovencitos, que anhela la justicia universal, que se sabe lista y aplicada, que lee con pasión y hasta obsesión, que trabaja el lenguaje con minucia, con aires de tragedia griega, de novela rusa, de tradición judía, que aborda el asunto de la inmigración (y el humor, señores, ¡el sentido del humor!), que construye una novela ambiciosa con diferentes materiales y un montón de cosas más. De todo.

Los papeles de Puttermesser narra algunos episodios de la vida de Puttermesser, una mujer de carne y hueso, una heroína inteligente y cínica, práctica y a la vez ambiciosa y soñadora. Pero
 "No hay que considerar a Puttermesser como un artefacto, sino como una esencia. ¿Quién la creó? A nadie le importa. De ahora en adelante, Puttermesser será presentada como una premisa."

En apenas cinco episodios, Puttermesser se ha convertido en una adorable compañera de viaje. Escenas descabelladas y siempre en conversación con otras escrituras. Después de presentárnosla brevemente y contarnos que se trata de una eficiente abogada que trabaja en una oficina del Estado, la vemos construir una golem que está a su entera disposición; luego se enamora a la manera de George Eliot; más tarde recibe a una prima de Moscú recién salida de la perestroika, y, por último, revive amores juveniles en el Paraíso.

Una novela deliciosa y alocada de una mujer que apenas se acerca a los tópicos a los que nos tienen acostumbrados, y en todo caso, cuando se refiere a ellos, es para tratarlos con absoluta ironía y libertad. 

Una auténtica y maravillosa escritura de la libertad.