rumiar la biblioteca: abril 2022

lunes, 25 de abril de 2022

La novela deejay XIV


Si imaginamos un destino de la literatura similar al destino de la música, en el sentido en el que hoy aplaudimos y celebramos y adoramos al deejay como si de una estrella de rock o de un concertista virtuoso o de un afamado compositor se tratara, y celebramos su trabajo, es decir, el de poner discos, como arte, o mejor dicho, celebramos su collage y su mixtura y su capacidad de navegar por el tiempo y la tradición, de hacer tremolar el tiempo sobre diferentes bases, y extrapolamos el fenómeno al libro, o mejor, al libro electrónico, y pensamos que el escritor dejará de ser ese juntapalabras o el que busca estilo y construye una escritura, y que su función se habrá desplazado hacia un diseñador-maquetador con talento, con conocimientos de programador, que fabrique collages y corta-pegas y links de navegación por las grandes obras de todos los tiempos y aplaudamos su trabajo, lo celebremos como gran hacedor de los tiempos por venir, y colaboremos para que pueda ganarse la vida con mucha mayor soltura que un escritor, porque tal y como dicen algunos, y no sin razón, con semejante tradición para qué escribir o reescribir, o contestar y dialogar con esa tradición, quizá sea suficiente con manipularla y fragmentarla y servirnos de ella para contar la historia que queramos, para seguir ejecutando el hecho literario.


Por ejemplo, yo podría continuar con el montaje de una autobiografía in progress, que ya comenzara con los posts La novela deejayLa novela deejay II, III, IVVVI, VIIVIII, IX, XXIXII y XIII utilizando un fragmento de Cómo estar solo de Jonathan Franzen para explicar qué tipo de lectora soy o cómo un escritor empieza a escribir:



lunes, 11 de abril de 2022

Vasili Kandinsky y la intuición (cita)

 

Vasili Kandinsky, De lo espiritual en el arte (1910), traducción de Nicola de la Aldea, Rubí, Obelisco (2021)

https://www.edicionesobelisco.com/libros-de-simbolos-estudios-y-documentos/3362-de-lo-espiritual-en-el-arte.html

"En el arte, todo es cuestión de intuición, especialmente en los comienzos. Lo artísticamente verdadero solo se alcanza por la intuición, especialmente al iniciarse un camino. Aun cuando la construcción general puede lograrse por vía de la teoría pura, el elemento que constituye la verdadera esencia de la creación nunca se crea ni se encuentra a través de la teoría; es la intuición la que da vida a la creación. El arte actúa sobra la sensibilidad y, por lo tanto, solo puede actuar a través de la sensibilidad."

lunes, 4 de abril de 2022

Juan Vico o el cine es fantasmal

Juan Vico, La fábrica de espectros, Barcelona, WunderKammer (2022)

https://www.wunderkammer.es/libros/la-fabrica-de-espectros-juan-vico/

El "onirismo es orgánico, consustancial a la imagen cinematográfica", nos dice este libro. Es decir, lo fantasmagórico y el mundo de la no vigilia son la materia prima del cine. Se puede pensar que el cine es el arte realista por excelencia, pero incluso esa pretendida realidad que nos muestran las pantallas está velada, no es jamás real. Algo que viene a recordarnos cuán poco "real" es el realismo como género, qué poco cierto es aquello del espejo a lo largo del camino, cuánto de técnica impostada se precisa para lograr el efecto de lo real.

"[...] el cine nunca ha sido una reproducción fidedigna de la realidad por el sencillo motivo de que no es el mundo lo que aparece sobre el muro o entre los márgenes de una pequeña pantalla, sino su sombra [...], la veladura misma del tiempo." 

Y sin duda que del tiempo es de lo que nos habla el cine, viene a decirnos La fábrica de espectros. Cuando vemos películas antiguas, "vemos el tiempo sobreponiéndose al tema o a los recursos formales". Pero no solo eso, vemos también la duración, el mero paso del tiempo, sobre todo en películas que vacían notablemente el contenido narrativo para invitarnos a la pura contemplación. 

Reflexiones de este tipo discurren por un texto lindísimo que nos lleva a pensar el cine desde la mirada personalísima de Juan Vico. Sueño, fantasma, veladura, tiempo, duración, puerilidad, asombro, lo voyeur, lo frankensteiniano y fragmentario, lo redivivo: a cuánta magia y exploración de territorios imaginarios (o virtuales) nos ha acostumbrado este arte tan propio del siglo XX, ese que cambió definitivamente nuestra manera de percibir la realidad.