rumiar la biblioteca: Impedimenta
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lunes, 6 de junio de 2016

Marian Engel, la osada

Marian Engel, Oso (1976), traducción de Magdalena Palmer, Madrid, Impedimenta (2015)
http://impedimenta.es/libros.php/oso

Háganse un regalo: lean esta entretenidísma novela erótica de Marian Engel. Aunque no solo erotismo destilan sus páginas. La cosa empieza así: una bibliotecaria un tanto aburrida de su vida tiene la suerte de que le encarguen catalogar la biblioteca de la casa de un coronel que vivió allá por el siglo XIX en una isla de Ontario, adonde nuestra protagonista, Lou, se trasladará todo el verano. Pero la soledad y las inclemencias de un clima norteño no son sus únicos compañeros: allí vive un oso, pero es un oso bastante bueno. Una mascota de la casa, casi un perro. El asunto comienza a ponerse algo perverso hacia la mitad del libro, pero para cuando llegamos a esto, la cosa está bien caldeada. 

Marian Engel va insertando la semántica de lo natural, lo salvaje, lo absolutamente libre a medida que avanza ("Tras cruzar un Rubicón en la divisoria de aguas empezó a sentirse libre"; "Pensó en un conocido suyo que afirmaba que hoy en día era imposible encontrar una mujer que oliese a sí misma"; "Homer [el barquero] se dirigía a su hijo con silbidos y cloqueos, como haría con un animal"; "Lou volvió a despertarse temblando y alzó la nariz como un animal"). 
La escritura, además de escueta y cargada de una elegante ironía, se entrelaza con elementos del todo inquietantes: los libros de aquella biblioteca muy propia de un inglés del siglo XIX, sueltan pequeñas notas relacionadas con los osos. Una mañana se encuentra con una anciana india que está cantando junto a la caseta donde vive la bestia. Ella le dice que se llevarán muy bien y le brillan los ojos. Para entonces ya estamos preparaditos para lo que vendrá a continuación.
"A continuación el oso empezó a lamerle la espalda mojada con su lengua larga y estriada. Fue una sensación curiosa."
Todo se desarrolla la mar de bien y nos divertimos con la picardía, con la osadía.

Oso, además de novela transgresora y desinhibida y al tiempo delicada, no solo expone los quejidos de las mujeres rebeldes ni se hastía con aquel papel femenino secundario y servicial: ¡ya está bien de parodias de la novela romántica! Marian Engel se atreve a ir más allá. Se atreve a contarnos que toda mujer libre tiene la obligación de pensar más allá.
"Porque lo que le disgustaba de los hombres no era su erotismo, sino que dieran por supuesto que las mujeres no lo tenían."

  

lunes, 28 de julio de 2014

Sueños: Fogwill, Perec y el asunto de la música

Fogwill, La gran ventana de los sueños,
Madrid, Alfaguara, 2013
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¿Los sueños son originales? ¿Acaso no participan de lo que Jung llamó el inconsciente colectivo y la simbología de la cultura? De no exisitir imágenes oníricas y simbólicas recurrentes, Freud no hubiese prosperado lo más mínimo, ni tampoco llamaríamos sueño a eso porque seríamos incapaces de recordarlo y hasta narrarlo una vez despiertos.

De modo que a simple vista hasta los sueños tienen su propia tradición, de la que es imposible escabullirse, porque también ellos responden al discurso y son interpretables. 


2


Dice Fogwill en la introducción a La gran ventana de los sueños:
"Cualquiera y a mí me ha sucedido puede volver a escribir o a reescribir la obra de otro, pero nadie podrá resoñar tus sueños ni soñar los tuyos con tu propio estilo de soñar, o de escuchar tus sueños."
Acto seguido, estiré la mano y agarré La cámara oscura de Georges Perec, con ánimo de comprobarlo. Para empezar, no hay más que atender un instante a ambos títulos y notarlos contrapuestos. Pero quería detenerme en otro ejemplo de lo que el mismo Fogwill llamaría originalidad en la dimensión de los sueños y que podemos titular "El asunto de la música".

3
El asunto de la música

Georges Perec, La cámara oscura (1973),
trad. de Mercedes Cebrián, Madrid,
Impedimenta, 2010
"La música es la única de las artes que no parece manifestarse en sueños. No se sueñan músicas. Al parecer los músicos suelen soñar respuestas a problemas musicales. Alguien dice haber compuesto una fuga en sueños, pero no hay testimonios de músicos y melómanos que hayan escuchado en sus sueños una melodía ni un ritmo." Fogwill

"P. canta. / Canta notablemente bien. Es una canción de estilo realista, pero muy conmovedora. / [...] Le pregunto cómo se las ha arreglado para tener coros que la acompañen al final de la canción. Me dice que eso se hizo en la grabación y me detalla el nombre del sistema algo como 'video-tape' empleado. / Ella iba cantando por la calle, y la gente incluso se giraba para escucharla, aunque de todos modos tenía acompañamiento, como en un disco." Perec
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Más allá de la anécdota o chiste, son dos curiosos compendios de sueños, lectura ligera y hasta despreocupada, si se quiere, propia del verano. Para compaginar con vídeos: