Maurice Blanchot, El espacio literario (1955), traducción de Vicky Palant y Jorge Jinkis, introducción de Anna Poca, Barcelona, Paidós (2000)
https://www.planetadelibros.com/libro-el-espacio-literario/19009
Cosas que escribió Maurice Blanchot a propósito de la soledad del escritor:
1. "El escritor nunca sabe si la obra está hecha." Digamos que la da por terminada, pero solo cuando la abandona. Abandonar es sinónimo aquí de terminar y también de continuar en otro libro lo que aún no ha quedado escrito en el libro anterior.
2. "El escritor nunca lee su obra." Sabemos que la lectura es tan creativa como la escritura, es decir: el lector construye la obra al leerla, la hace posible, la revive, la actualiza. ¿Cómo hará el escritor para llevar a cabo semejante tarea de desdoblamiento simultáneo? El escritor en realidad es incapaz de leerse a sí mismo, pues no lo tiene fácil para construir su propia obra desde el otro extremo del hecho literario.
3. "Escribir es hacerse eco de lo que no puede dejar de hablar." Aquello que se llama tono, la voz de la obra, no es exactamente el yo del autor. Es otra cosa. El escritor, para escribir, ha de despojarse del yo y prestar oídos a la voz que habla por él. Sin duda aquí Blanchot, a quien podríamos definir como el eslabón entre el concepto romántico y el formalista a la hora de pensar la escritura, se acerca bastante a la noción del escritor como médium.
4. "Escribir es entregarse a la fascinación de la ausencia del tiempo." El espacio donde se crea la obra es de una soledad esencial, no solo en el sentido de recogimiento, de apartarse del mundo y de los demás, sino en el sentido precisamente de apartarse a sí mismo para dar voz al tono que exige la obra. Toda esta fenomenología tan complicada de comprender para quien no escribe resulta evidente para quien tenga la experiencia de la escritura. El tiempo, en este espacio, es un tiempo (y un espacio) que hoy podríamos llamar "universo paralelo". Algo de esquizofrenia. Algo de realidad virtual. De modo que el escritor no está solo únicamente por falta de compañía, sino que está solo después de apartar su yo para dar paso a esa otra voz que llamamos tono.
De más está decir que todo este proceso de despojamiento del yo y de incertidumbre es absolutamente placentero para el escritor.
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lunes, 19 de junio de 2017
lunes, 15 de diciembre de 2014
¿Acertó Maurice Blanchot?, o el arte de salir chamuscado
Maurice Blanchot, El libro por venir (1959), traducción de Cristina de Peretti y Emilio Velasco, Madrid, Trotta (2005)
http://www.trotta.es/pagina.php?cs_id_pagina=13&cs_id_contenido=1937
El libro que tenemos entre manos es un compendio de artículos publicados por Blanchot en la N.R.F. entre 1953 y 1959, y tratan sobre asuntos literarios. Lectura obligada y disfrutada allá por los años de universidad. Una segunda lectura ahora pone de manifiesto la relevancia del subrayado como autobigrafía, y al poco caigo en la cuenta de la necesidad de apuntar la fecha de los sucesivos subrayados en el supuesto caso de que algún día quisiéramos reconstruir una historia personal de la lectura de ciertos ejemplares. Podríamos servirnos de diferentes colores y alguna nota aclaratoria, por ejemplo. Aunque sé que, a pesar de mi obstinación por el orden y mis tics de memoriosa, reservo para el placer el arte de la despreocupación y la improvisación y la invención. Huelga decir que ni hice ni haré tal distinción. Pero sí copiaré aquí un subrayado de entonces que sigue inquietándome:
Blanchot dice que hay zonas en toda biblioteca que se asemejan peligrosamente al infierno y que debemos eivtarlas si no queremos quemarnos. Lo mismo podría decirse de un libro, aunque todavía dudaba si este escondía un infierno. De modo que, temeraria, me paseé por aquí y por allá y me detuve a releer artículos enteros. Por ejemplo, aquellos dedicados a la literatura del futuro, sobre todo para comprobar si lo que apuntaba Blanchot, en conversación permanente con Barthes, ha llegado a manifestarse en terrenos literarios o si por el contrario señalaba entonces una trayectoria que aún no ha sido practicada. Atención, escritores:
Advertencia: No lea a Maurice Blanchot si no está dispuesto a salir chamuscado.
http://www.trotta.es/pagina.php?cs_id_pagina=13&cs_id_contenido=1937
El libro que tenemos entre manos es un compendio de artículos publicados por Blanchot en la N.R.F. entre 1953 y 1959, y tratan sobre asuntos literarios. Lectura obligada y disfrutada allá por los años de universidad. Una segunda lectura ahora pone de manifiesto la relevancia del subrayado como autobigrafía, y al poco caigo en la cuenta de la necesidad de apuntar la fecha de los sucesivos subrayados en el supuesto caso de que algún día quisiéramos reconstruir una historia personal de la lectura de ciertos ejemplares. Podríamos servirnos de diferentes colores y alguna nota aclaratoria, por ejemplo. Aunque sé que, a pesar de mi obstinación por el orden y mis tics de memoriosa, reservo para el placer el arte de la despreocupación y la improvisación y la invención. Huelga decir que ni hice ni haré tal distinción. Pero sí copiaré aquí un subrayado de entonces que sigue inquietándome:
"¿Qué puede un hombre?, preguntaba Monsieur Teste. Eso es preguntarse acerca del hombre moderno. El lenguaje, en el mundo, es por excelencia poder. El que habla es el poderoso y el violento. Nombrar es esa violencia que separa lo que es nombrado para tenerlo bajo la forma cómoda de un nombre. Solamente nombrar convierte al hombre en esa extrañeza inquietante y perturbadora que debe trastornar a los demás seres vivos e incluso a los dioses solitarios que llamamos mudos."
Blanchot dice que hay zonas en toda biblioteca que se asemejan peligrosamente al infierno y que debemos eivtarlas si no queremos quemarnos. Lo mismo podría decirse de un libro, aunque todavía dudaba si este escondía un infierno. De modo que, temeraria, me paseé por aquí y por allá y me detuve a releer artículos enteros. Por ejemplo, aquellos dedicados a la literatura del futuro, sobre todo para comprobar si lo que apuntaba Blanchot, en conversación permanente con Barthes, ha llegado a manifestarse en terrenos literarios o si por el contrario señalaba entonces una trayectoria que aún no ha sido practicada. Atención, escritores:
"La novela es con frecuencia tildada de monstruosa, aunque salvo algunas excepciones es un monstruo bien educado y muy domesticado. [...] La predominancia de la novela, con sus aparentes libertades, sus audacias que no ponen el género en peligro, la seguridad discreta de sus convenciones, la riqueza de su contenido humanista, es, como antaño la predominancia de la poesía reglada, la expresión de esa necesidad que experimentamos de protegernos contra lo que hace a la literatura peligrosa: como si al mismo tiempo que el veneno, aquella se apresurara a segregar para nuestro uso el único antídoto que permite su tranquilo, su duradero consumo. Pero quizá la literatura muere por aquello que la hace inofensiva."La literatura será peligrosa o no será.
"[...] la literatura nunca está ahí ya, siempre está por encontrar o por reinventar."La literatura será búsqueda o no será; será la no-literatura durante el trayecto.
Advertencia: No lea a Maurice Blanchot si no está dispuesto a salir chamuscado.
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