rumiar la biblioteca: Franz Kafka
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lunes, 7 de septiembre de 2015

Las variaciones Kafka

Franz Kafka, Novelas, prólogo de Hannah Arendt, ed. Jordi Llovet, trad. Miguel Sáenz, Barcelona, Galaxia Gutenberg (1999)


Kafka puede leerse siempre con asombro y a menudo como espejo de la realidad. Un espejo deformado y brumoso que, de atrevesarlo, enseguida comenzaremos a sentirnos perseguidos, no importa por qué o por quién. 

*

Dice Arendt en "Franz Kafka, revalorado" (texto de 1944 que en este tomo funciona de prólogo), que "la singuralidad de Kafka consiste en el modo en que logra que el lector se deje llevar por una fascinación incierta y vaga, asociada con el recuerdo meridianamente claro de ciertas imágenes y hechos aparentemente absurdos a primera vista, y que esa fascinación sea tan duradera y penetre tan hondo en la vida del lector, que algún día una experiencia cualquiera le revele de improviso el verdadero significado de la historia a la luz deslumbrante de la evidencia." (La cursiva es mía.)

Por ejemplo, tome usted otra vez aquella primera novela América y note que a ratos podría confundir lo que allí lee con alguno de los titulares de actualidad:

"¿Dónde hubiera tenido que vivir de haber llegado al país como un inmigrante pobre e insignificante? Quizá, como consideraba muy probablemente su tío, buen conocedor de las leyes de inmigración, no le habrían permitido siquiera entrar en Estados Unidos, sino que lo habrían devuelto a su país, sin preocuparse por el hecho de que no tuviera ya un hogar."


O, por ejemplo, tome usted la novela El castillo:


[...] el sacrificio que hice al marcharme de casa, el viaje largo y difícil, las fundadas esperanzas que me hice al haber sido aceptado, mi completa carencia de recursos, la imposibilidad de volver a encontrar ahora un trabajo de la misma naturaleza en mi tierra, y finalmente, aunque no menos importante, mi novia, que es de aquí."

*

Después pensé que la historia tiene manía persecutoria de sí misma y que aquello real o la sospecha de la pesadilla que se avecinaba (que llevó a Kafka a escribir sobre extranjeros y documentación y escasez de trabajo a principios del siglo pasado) parece repetirse (aunque con sus correspondientes variaciones). 

Lástima que las variaciones Kafka no sean precisamente alentadoras.

Después pensé en lo poco que se acentúa en Kafka el asunto de lo extranjero siendo que sus textos abundan en ello tanto como en lo así llamado jurídico.


Ojo con las variaciones Kafka que suelen hilar fino. Ojo porque la realidad se asemeja a la ficción.

lunes, 24 de agosto de 2015

A. M. Homes o Kafka se despierta en América

A. M. Homes, Ojalá nos perdonen (2012), trad. de Jaime Zulaika, Barcelona, Anagrama (2014)
http://www.anagrama-ed.es/titulo/PN_869

Aunque disfrutada más la primera mitad de la novela que el resto (lo que me lleva a pensar en que no sé hasta qué punto nos dejamos atrapar hoy -lectores perezosos o tal vez ansiosos- más allá de las trescientas páginas), pues es entonces cuando abunda un poco la blandengue emocionalidad de lo familiar y de lo que podría ser aunque todo sea un verdadero desastre, no hay más que sacarse el sombrero ante la precisión y el humor (sobre todo el irónico, cínico, elegante e inteligente sentido del humor) de una historia que no sabemos (eso al principio y eso es lo que me gustaba) si se trata de una pesadilla aterradoramente nítida, el sueño americano convertido en película de terror:
"¿Mejora, desaparece esta sensación de vivir un sueño debajo del agua?"
Una pincelada sobre la peripecia: hay aquí dos hermanos y una mujer, un adulterio y un asesinato. Hay aquí una crítica a la sociedad consumista, a la obsesión por la comida sana y la automedicación, a la mercantilización de la salud, los geriátricos y hospitales psiquiátricos, a la violencia y las cárceles, a la comunidad judía, a la publicidad en general. Alguien diría que la novela empieza por el final o que se trata de una segunda parte cuya primera está eludida. Pues apenas se nos informa de las acciones y se detiene en sus consecuencias, lo que ocurre después. Cómo se construye esta nueva familia donde los niños son más adultos que los adultos, y no hablemos de los ancianos, los más vulnerables.
"'Me pasa algo', escribo con grandes letras temblorosas. Sucumbo al esfuerzo, me desplomo en el suelo, cuan largo soy. Oigo que alguien dice: 'Podemos echarle agua', y me pregunto si me he convertido en una planta."
¿Una novela kafkiana en América? Eso quise y eso presentí durante la primera mitad: el aire de lo rancio y la lógica onírica, las desternillantes conversaciones absurdas (aunque la realidad, nuestra sociedad, a poco que se la mire de costado es tan absurda como una pesadilla), la facilidad de los encuentros sexuales, las percepciones paranoicas, la presencia constante del Doppelgänger y el persistente murmullo de la televisión, los paparazzi y el espectáculo, me indujeron a leer con esos parámetros. 
"No quiero que piense que George y yo somos Doppelgängers lunáticos, no quiero darle pistas sobre lo que se me pasa por la cabeza."
Pericia la de Homes, sin duda, y la de su traductor, que nos lleva a leer como impelidos por la curiosidad y la ansiedad y la velocidad de una prosa sencilla y afilada y sarcástica que construye una divertidísima parodia de la sociedad americana que cada vez es más la de todos nosotros.
"Es como si hubiera estado esperando a que mi vida cobrase aceleración y que tuviera cuerda para años. A veces pensaba que hacía progresos, que me acercaba más; otras veces me limitaba a esperar a que me descubrieran: ¿quién? Al mirarme a mí mismo, mi vida consumida a medias, me resulta insoportable haber acabado así. ¿Mi vida se ha terminado? ¿Alguna vez comenzó?"


lunes, 15 de junio de 2015

Pablo Katchadjian: Kafka + Aira

Pablo Katchadjian, Gracias, Buenos Aires, Blatt & Ríos (2011)
http://blatt-rios.mercadoshops.com.ar/pablo-katchadjian-gracias-ebook-18xJM

Gracias cuenta la historia de un esclavo que llega al castillo de quien acaba de comprarlo y se ve obligado a realizar tareas infrahumanas y completamente desagradables que por fortuna nunca llegamos a conocer. Al poco, y envalentonado por el resto de sirvientes del castillo, se organiza una revolución de la que será el cabecilla.

Contada en primera persona, el tono es agradablemente cómico, entre inocente y delirante, entre kafkiano y airano, divertidísimo. Algunas escenas, de lógica onírica, se repiten y varían un poco, y con ello consigue un ritmo donde el transcurso del tiempo es tangible. Aparece el tema del doble, algunas sustancias psicotrópicas, diálogos absurdos y escenarios imposibles. No pude evitar establecer mis propios vasos comunicantes: aparte de Kafka + Aira, Hebe Uhart, Daniil Jarms, Mario Levrero, Copi, Daniel Guebel. 

"¿Qué dicen? ¿Quieren abolir la esclavitud?", pregunté, sorprendido, y todos se rieron. "Hablan de esclavitud metafóricamente. Ellos se consideran esclavos del poder central", me explicó Nínive.
*

Lo primero que me pregunté una vez terminada la novela es: ¿gracias por qué? ¿Gracias al lector, por elegir la novela o terminar de leerla? ¿Gracias porque es la palabra que suponemos que pronuncia el esclavo liberado? ¿Quién se libera, pues? ¿Existe la liberación?


"¿Sabés qué? A veces me da la impresión de que estos nuevos esclavos liberados no entienden lo que les pasó, y que entonces no pueden verse como libres, pero tampoco como esclavos, y por el momento solo son soldados, que no es más que una función transitoria. No sé cómo va a evolucionar eso. ¿Qué van a ser después?"

Pero ojo, no caigamos en lecturas alegóricas con tanta facilidad.