rumiar la biblioteca: Mariano Peyrou
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lunes, 25 de abril de 2016

El banquete de Peyrou

Mariano Peyrou, De los otros, México, Sexto Piso (2016) 
http://www.sextopiso.es/8995-de-los-otros/

Quizá es la resignación lo que acecha en estas páginas, o mejor, en este fin de semana, o todavía mejor, en estas doscientas páginas de exposición de los pensamientos del protagonista, Roberto Teyssier, Tico para los lectores. Tico se la pasa hablando con su amiga Pola, quien parece ser la única con quien verdaderamente puede comunicarse, tanto cuando está con ella como cuando no está, pues no dejamos de asistir a diálogos al mejor estilo "diálogo platónico" (es decir, de exposición de conceptos, de refutación de los mismos, de matizaciones de ideas) tanto reales como pensados, y Pola funciona siempre de contrapunto. 
Tico se nos presenta como un músico lleno de prejuicios y clichés de intelectual más que de músico. Siente que todo lo que hace es "pose" (y al parecer lo es), como si su vida fuera un constante acto de representación. Hay un refrán que dice: "Fíjate en lo que eres a los cuarenta porque eso serás toda la vida". 

Pero olvidémenos de la peripecia y comentemos lo más interesante del texto que nos ocupa: la riqueza del lenguaje, la magnífica sintaxis, la prosa de ritmo fascinante, como una mezcla entre Proust-Cortázar y Gaddis, una prosa poética y de diálogos entrecortados (por eso Gaddis) que Peyrou utiliza para disertar sobre algunas ideas del tipo: ¿el arte da la felicidad?, ¿existe el genio?, ¿el genio es lo infantil?, ¿qué es jugar, qué es lo conceptual?, ¿se nota en la gente su clase social por su apariencia?, ¿por qué no puedo enamorarme?, ¿el ajo lo iguala todo?, ¿de dónde soy si mis antepasados son migrantes?, ¿cómo se expresa lo político en el arte?, o:
"De si las cosas que nos gustan, que nos dan placer, nos gustan en sí o nos gustan por toda la interpretación que hacemos de ellas, por el valor que tienen socialmente, por la imagen que nos dan."

Una novela filosófica, de "explico" más que "muestro", pero así y todo una interesantísima primera novela.

De todo ello lo más llamativo son los juegos diseminados por todo el texto, juegos de palabras, juegos conceptuales (y por el carácter lúdico y por Pola pensé en Cortázar), y esta definición del acto de lectura que parece absolutamente verdadera:
"Uno se sienta y lee y la lectura consiste en dejar de pensar en lo que se pensaba o en lo que suele pensarse, pero también en dejar de pensar en la forma en que suele pensarse; es como si en cierto modo algo se apagara, se atenuara, se relajara, y el pensamiento se lanzara no en otra dirección sino en otro plano hacia su presa pero sin presa, a deambular en torno a un árbol que se ve por la ventana, o al viento, estas cosas es mejor hacerlas al aire libre y lentamente, regalando tiempo, libre de dirección."

lunes, 8 de febrero de 2016

El efecto Gaddis en distancias cortas (Gótico carpintero)

William Gaddis, Gótico carpintero (1985), trad. de Mariano Peyrou, Madrid, Sexto Piso (2012)
http://www.sextopiso.es/143-gotico-carpintero/

Me preguntaba cómo se resolvería el efecto Gaddis en casi trescientas páginas, si provocaría la misma adictiva sensación de lector voyeur que me produjeron las otras dos enormísimas y monstruosas novelas, aquello de "me he inmiscuido como un espía o como un fantasma más bien (pues nadie me ve) en esta escena y la gente habla y tengo que enterarme de lo que hablan". Pero la firma Gaddis es inequívocamente Gaddis también en Gótico carpintero y me sorprende constatar que la fascinación de leer a Gaddis no era producto de la enormidad, la acumulación, la conciencia de la tremendísima gesta, sino que aquel efecto viene provocado por su poética, y su exuberante poética pervive incluso en las distancias cortas. Desconozco si la extensión de esta novela responde a que está sin terminar o a una voluntad de ajustarse un poco (o no desbordar). Pero su estilo sigue siendo exuberante y erótico; valga de ejemplo este párrafo que caracterizaremos como la más digna y sugestiva manera de llevar la sensualidad hacia el lenguaje:
"Repasó calma hasta volverla cuneiforme, se humedeció la yema del dedo y empezó a pasar páginas hasta la C, encontró curiosidad, pasó por cuquería, curandero, siguió por cuña y se detuvo abruptamente en cunnilingus. Lo estaba leyendo con lentitud, se humedeció otra vez el dedo, del Lat. lingere, ver LAMER, cuando el teléfono volvió a sonar."


Gótico carpintero es una gótica novela negra, un policial de intriga política, si queremos, pues trata de cómo se estaban repartiendo África y de cómo la religión, una vez más, funciona como tapadera y como arma psicológica. Hay una casa y dentro de esa casa está Liz, todo el tiempo Liz y un montón de llamadas de teléfono, y los demás personajes entran y salen, hablan todo el tiempo, la visitan y se marchan.

 

lunes, 1 de septiembre de 2014

William Gaddis o la novela wagneriana

William Gaddis, Jota Erre (1975), traducción de Mariano Peyrou, Madrid, Sexto Piso (2013)
http://www.sextopiso.es/5985-jota-erre/

El anillo de los nibelungo empieza con un prólogo: El oro del Rin. Aquí se cuenta cómo Alberich, el enano, roba el oro escondido bajo el agua del Rin y con él construye el anillo que otorga a quien lo posee un inusitado poder. Con el mismo oro se construye un yelmo o máscara que al colocárselo le permite tomar diversas formas por acto de magia.

Con el anillo y su desmedida ambición de riqueza (ya que solo es posible forjarlo si se está dispuesto a renunciar al amor), el enano domina a los de su especie, esos seres de las montañas, que en la mitología se relacionan generalmente con el oro y la muerte y la tecnología y la magia y los instrumentos musicales.


*

¿Jota Erre no es acaso una novela absolutamente wagneriana? No solo por el argumento, también por el recurso del leitmotiv: las palabras o expresiones o interjecciones repetidas de los personajes que permiten identificarlos.

Además, es una novela completamente sonora: una construcción de voces que se elevan y voces que se entrecruzan y luego callan y se interrumpen constantemente unas a otras incluidos también los sonidos de la radio y la televisión. Un artefacto similar al rollo de pianola: colócalo y se ejecutará a la perfección, tal y como el pianista tocó la canción cuando grabó dicho rollo. (No olvidemos que antes de matar al pianista hay que asegurarse de que haga su trabajo.)
"[...] o si las lanzaderas tejieran por sí mismas y los plectros tocaran la cítara por sí mismos, sin una mano que los guiara, entonces, los arquitectos no necesitarían trabajadores y los amos no necesitarían esclavos."

Lo que enseguida me lleva a pensar en aquellos monos borgianos tecleando en una máquina de escribir durante toda la eternidad, y también en el azar y la desaparición de la conciencia de autoría.


Abre el libro y ejecuta la novela y notarás como si tuvieras entre manos un simulacro mágico: parece que el narrador haya desaparecido, solo escuchamos, interpretamos, deducimos. Tomamos la forma de lector-piano: una lectura exigente y satisfactoria para los ambiciosos, para aquellos que como Alberich buscan bajo las aguas literarias el oro del Rin.

Fascinante, también, el recurso para unir todas esas voces. Las suturas son deliciosas: un coche que pasa, una llamada telefónica, un viaje en tren, un encuentro casual nos trasladan de un escenario a otro, de una escena a otra.

*

¿De qué habla la novela?

"Sobre un montón de cosas, es, no se puede saber sobre qué es un libro antes de que esté hecho, sobre eso es cualquier libro que valga la pena leer, solucionar problemas."



"O sea, justo desde el principio, que pensé que era un plan buenísimo pedirle prestado dinero a un banco, cuando descubrí que casi no se puede no pedirles dinero, hasta que ahora tienen como a todo el mundo cogido por los huevos, o sea, ¡lo que tendría que haber hecho es ir a por un banco desde el principio!"




"Dieciséis años, como vivir con un inválido, joder, dieciséis años, cada vez que entras ahí, sentado, esperando, igual que lo dejaste, mueve un palito, ahuecarle la almohada, cortar un párrafo, añadir una frase, darle la mano, joder, pequeña, calentarle la leche, añadir una coma, sales un rato a tomar el aire, paquete de cigarrillos, vuelves, exactamente igual que lo dejaste, ojos te siguen por toda la habitación, mueve su palito, tienes que imaginarte qué coño quiere, ahuecarle la almohada, joder, cambiarle la venda, leer en voz alta, cambiar una oración de sitio, limpiarle la barbilla, otro párrafo, joder, ojos te siguen cuando sales, te quedas una semana, te quedas un mes, todo el año, joder, pensar en otra cosa, joder, los amigos te preguntan cómo va, todos esperan que esté listo para salir algún día, no quieren malas noticias, no hay noticias, mejor que les cuenten mentiras, sonrisa enorme, cualquier día de estos, vas por la calle, joder, hay sol, empiezas a pensar que a lo mejor te lo encuentras, que a lo mejor ya está todo arreglado, has salido solo, vuelves, abres la puerta, joder, exactamente donde lo dejaste..."