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lunes, 30 de noviembre de 2020

Juan Francisco Ferré o la revolución de la inteligencia

 

Juan Francisco Ferré, Revolución, Barcelona, Anagrama (2019)

https://www.anagrama-ed.es/libro/narrativas-hispanicas/revolucion/9788433998781/NH_628

Ferré es uno de los escritores más interesantes del panorama español. Emparentado con una corriente poco practicada y sobre todo poco leída por "dificultosa": posmodernismo, eso que en la literatura anglosajona nos lleva a Pynchon y DeLillo, es decir, conspiraciones, máquinas que son personajes, sexo, reflexiones sobre lo que nos depara el futuro (o el presente, porque el presente avanza a un ritmo cada vez más acelerado), humor, delirio, cómo no, y sobre todo velocidad en el fraseo de la prosa. Algunos dicen que esto no es realismo, pero lo cierto es que no hay nada más cerca de la realidad, al menos la del siglo XXI. 

"El mundo exterior no existe. Es una ilusión, convéncete. El mundo de ahí afuera es el pasado. Aquí estamos seguros. Estamos en el futuro."

Revolución está narrada en primera persona. Es el diario de Gabriel Espinosa, un profesor universitario experto en inteligencia artificial, que recibe una oferta de empleo para trabajar en una universidad de última generación. Está casado, tiene tres hijos. Aníbal, adoptado, está diseñando un videojuego; los dos más chicos, gemelos, tienen una curiosa simbiosis con los aparatos inteligentes que habitan en toda vivienda. La pareja es abierta y cada uno tiene licencia para hacer lo que le plazca. Sin embargo, hay amor (o eso parece). 

Obviamente empiezan a pasar cosas extrañas en cuanto se van a vivir a la casa que la universidad les ofrece como alojamiento, emplazada en una curiosa urbanización inteligente. Hay, de hecho, una inteligencia superior con la que el protagonista aprende a comunicarse. Pero también les merodea un tipo curioso que vive en los bosques, así como la sombra de alguien que el protagonista no acierta a identificar. Mientras tanto, es seducido por unas cuantas mujeres que trabajan en la institución, cosa que le sirve para llevar adelante uno de sus proyectos: conocer cuáles son las fantasías de las mujeres. No importa si se acuesta con ellas o no. No importa, él sigue dando clase, y sus alumnos pantean cosas de este tipo:

"Yo entiendo que la inteligencia artificial es solo un instrumento imaginario del que nos servimos para entender mejor, por comparación de modelos, cómo funciona un cerebro que carezca de psique, precisamente. Una inteligencia descarnada. Un puro procesador de información."

Sí, la cosa se va poniendo cada vez más oscura, más peligrosa o trágica. Pero la lectura es reflexiva y carnavalesca, porque la escritura de Ferré es lo más parecido a la revolución: "Revolución es un acto de escritura", dice el narrador.

lunes, 12 de diciembre de 2016

Ishmael Reed o la novela como encantamiento

Ishmael Reed, Mumbo Jumbo (1972), traducción de Inga Pellisa, Prólogo de Juan Francisco Ferré, Barcelona, La fuga ediciones (2016)
http://www.lafugaediciones.es/mumbo.html

Novela-rompecabeza con fotos y citas y recortes de periódicos, carnaval lindy hop dionisíaco y tam-tam satírico-irónico de carcajada sabia siempre, es decir, una novela que encanta como la magia y nos hipnotiza como lo haría un mago vudú o hudú que viene a ser vudú pero de Estados Unidos, un mago bueno de bondad universal y no un hechicero de tres al cuarto. Una novela por momentos obra de teatro. Una novela con reminiscencias William Gaddis.

Leí Mumbo Jumbo con Randy Weston en la cabeza, con esta canción por ejemplo como un "Libro de recetas" (déjenla que suene mientras tanto)...



 

... y nada de Cotton Club y Louis Amstrong y Duke Ellington aunque tanto uno como el otro y todos los que van en medio saben bien lo que es el Jes Grew. ¿Ustedes saben lo que es? El Jes Grew es el protagonista verdadero de Mumbo Jumbo. Algo que todos persiguen: unos para tenerlo, otros para destruirlo. El Jes Grew es lo dionisíaco, la fiesta, el carnaval, la música, la sexualidad, todo eso prohibido por los adoradores del sol, desde Akenatón en adelante incluidos todos los practicantes de las religiones monoteístas.

El Jes Grew es una epidemia que asola a Estados Unidos y que parece que ha cruzado el charco y se está instalando también en Europa. Diremos que Mumbo Jumbo es un policial: Hay un detective psicomago que lleva la Katedral Mumbo Jumbo adonde todos van a bailar, PaPa LaBas; un enemigo del Jes Grew y editor templario, Hinckle Van Vampton; unos cazadores de obras de arte robadas por Occidente y expuestas en todos los museos de las capitales (ya saben cuáles), los Mu'tafikah; el telón de fondo de la guerra de ocupación de Haití por Estados Unidos; un libro secreto, el Libro de Tot, "la primera antología escrita por el primer coreógrafo", es decir, el libro que contiene las enseñanzas de Osiris: precisamente el que explica qué es eso del Jes Grew, eso que viene invadiendo y contagiando primero a los negros, después a los blancos:
"El Jes Grew es Algo que llevó a Charlie Parker a escalar los Everest del Acorde. Frasear volar derrapar desplomarse despegar y mandar a su Saxo Alto vaya con Dios. El Jes Grew que tocó el Saxo Tenor de John Coltrane, que tiñó la voz de Otis Redding y empujó a Black Herman a escribir un diccionario de los Sueños que habría sido la envidia de Freud. El Jes Grew es ese maníaco que el artista lleva dentro y que prefiere la glosolalia a ser 'claro, ordenado o lúcido'."
El Jes Grew es eso que queda sonando cuando cerramos el libro, una música, la carcajada, la fiesta cuando la recordamos después en la duermevela y hasta nos avergonzamos. Naturalmente que Mumbo Jumbo tiene Jes Grew o está tan cerca de ese libro perdido y por todos buscado, el libro mágico, porque nos contagia desde la primera página. Asistimos a una lectura-fiesta, hipnotizante, sabia, irónica como el coro del teatro griego. Una fiesta a la que ir para quedarse.

lunes, 4 de mayo de 2015

Alejandro Hermosilla y el campo magnético

Alejandro Hermosilla, Martillo, prólogo de Juan Francisco Ferré, Cartagena, Balduque (2014)
 http://editorialbalduque.blogspot.com.es/2014/06/martillo-alejandro-hermosilla_1547.html

Como carezco de conocimientos de física y geofísica enseguida relaciono la experiencia de lectura de esta ¿novela?, con el dibujito aquel con el que se ilustra la naturaleza del campo magnético de la Tierra: una onda que partiendo y llegando al mismo lugar, se va explayando cada vez un poco más. 

 "Pero de todas las historias que imagino, existe una en la que hallo auténtico sosiego, y por ello he vuelto a la misma una y otra vez recurrentemente."


Tampoco desestimo la pista del título del prólogo de J. F. Ferré a lo Magritte o David Markson (pues Martillo tiene un aire de familia con Esto no es una novela: su estructura y ritmo de lectura, su apariencia de anotación sin apenas hilo conductor). 

 "Creo, de hecho, que muchas de las rupturas del ritmo narrativo que caracterizan a gran parte de las grandes novelas del siglo XX proceden de la cultura árabe."

Tampoco podríamos definirla como un conjunto de aforismos o de historias dentro de otras, ni siquiera como oración vampírica o viaje iniciático o pesadilla-visión: ¿qué es Martillo?

Una estructura hipnótica de frases cortas que con la respiración adecuada quizá pueda pronunicarse en voz alta como recital poético o ritual chamánico (huelga decir que me abstuve: miedo al diablo al efrit al velo a la celosía a la violencia artaudiana y sobre todo a su invocación).

Un originalísimo compendio de ¿aforismos, reflexiones, diminutos eslabones narrativos, samplers de la literatura orientalizante?

Desde luego, pero: ¿se lee a gusto?  

Asombrosamente a gusto. Y escribo "asombro" porque este acompaña durante toda la travesía: callejuelas semánticas y narrativas de las que no podemos escapar, a la manera de un laberinto: siempre aparecemos en el mismo lugar.

Como el dibujo con el que se representa el campo magnético de la Tierra, y como no tengo conocimientos de física o de geofísica, enseguida lo relaciono con la lectura de esta ¿novela?

"Las cuales uno nunca sabe ni cuándo comienzan ni cuándo acaban, porque tienen la virtud de exterminar el tiempo, los minutos del ahorcado o la hora de los relojes, obligándonos a concentrarnos en su ritmo."

lunes, 6 de abril de 2015

Vuelta al mundo o donjuán Ferré 3.0

Juan Francisco Ferré, La vuelta al mundo (2002), Málaga, Pálido fuego (2015)
http://www.palidofuego.com/la-vuelta-al-mundo-juan-francisco-ferre/

¿Son acaso intercambiables?, me pregunté, pues abundan las similitudes y variaciones e interconexiones semánticas en esta red de relatos en dos hemisferios (y a dos colores) que enseguida nos dejan un regusto a desasosiego: esto es el mundo actual, el reflejo de la globalización, un reality show infinito (o casi el infierno): sexo, autopista, centro comercial, individualismo, televisión, especulación inmobiliaria, oficinas de cristales impolutos, cine de palomitas, secuestros, adoración del cuerpo, hastío, SINSENTIDO. 

"[...] hallé por casualidad el centro, seré modesto por una vez, uno de estos singulares centros al menos, uno tan solo, si quieren puedo ser más preciso o descriptivo, pero creo que me expreso con bastante claridad, tampoco pretendo escandalizar o molestar a nadie, no es mi intención. Quiero decir que esa cara expresa o quizá encarna lo que reconocí allí enseguida, nada más, la indiferencia absoluta entre centro y periferia cuando se trata precisamente de hallarle un centro a una vida desperdiciada o malograda, sé lo que digo, no me asustan ciertos juicios, he pasado por todas, incluidas dos operaciones a corazón abierto y tres matrimonios y otros tantos divorcios, aún más insufribles, y aquí estoy todavía, algo maltrecho y arruinado, eso desde luego, y descubres por casualidad, cuando menos te lo esperabas, que ese centro tan buscado es acogedor y está vacío y además te puedes refugiar en él tantas veces como desees sin temor a ser rechazado o desalojado, la ausencia precisamente lo vuelve intensamente receptivo, cálidamente hospitalario, no puedes pedir más, no existe nada más después de eso. Solo ese vacío es real para mí ahora, esta dicha, este desarraigo, esta intracendencia, no sé si me entienden, quizá no."


*

[Permítaseme, sin embargo, agregar una mala lectura, una lectura tal vez descabellada como la que sigue: 
Dicen que esta vuelta al mundo conversa con la de Jules Verne. Jules Verne parodia en su vuelta al mundo a la literatura inglesa y toda su cultura, a modo de denuncia persistente o reticente, también, porque por entonces (y no tan lejos ahora) eran poderosos como ningún otro imperio. Ferré conserva sobre todo la parodia de su homónima y conecta también con la Vuelta al día de Cortázar (en tanto miscelánea como también porque lo geográfico ha desaparecido) para exponer un recorrido (o variación descorrida, más bien), por los mundos anónimos e intercambiables de esos individuos sin nombre tan parecidos a nosotros ("a ti", interpela una y otra vez el libro) y donde abunda el mito que al parecer Ferré adora variar (y parodiar) incansablemente en toda su obra: el tan español mito del donjuán (con su ineludible variante femenina) aunque en la versión higiénica del porno.]

*

Consejo: empiece a leer el libro al revés: lea el epílogo primero porque allí encontrará unas sugerentes instrucciones de lectura. Menos mal que se me ocurrió sospechar, seguirle el juego e incidir el índice:




 
Advertencia: absténgase de leer las páginas rosas en público si tiene dificultades para la simulación.


lunes, 9 de febrero de 2015

Juan Francisco Ferré o la polisemia

Juan Francisco Ferré, Providence, Barcelona, Anagrama (2009)
http://www.anagrama-ed.es/titulo/NH_463

Algo desquiciante la polisemia de este artefacto o novela del porvenir tejida con motivos entrópicos y deconstruida al ritmo trepidante de una prosa sugestiva y profética y apabullante también, nadie va a negar la desmesura de Ferré. 

Móntatelo tú mismo, como leí por ahí que dice José Luis Amores: Providence es novela que se juega.


"No busque a Providence en Providence. No se moleste, no está ahí. Durante decenios hemos buscado a Providence por todo Providence. Y ahora hemos descubierto que estábamos engañados al actuar así, confundiendo la apariencia de las cosas con las cosas en sí, como nos enseñara el maestro racionalista Immanuel Kant. Hemos confundido fenómenos con esencias, acciones con sustancias, accidentes con seres."

Ejecuto Providence según las sugeridas instrucciones de uso: un videojuego, un guión de cine, un pacto fáustico, un sueño erótico con harén feliniano a lo Ocho y medio, el mito popular del origen de América, una historia de terror lovecraftiana, un remake de Tiburón, un documental macabro sobre la vida de un profesor de cine español, un remake constante de todas las películas a modo de reescritura de la historia del cine, la diseminación de diferentes realidades porque eso es realismo bien entendido, la broma de un adicto-compulsivo o la carcajada de un pícaro demasiado culto que derrocha cinismo y erudición por igual en todos los niveles de lectura que pude adivinar, aunque no ejecutar.

Desbordada he quedado, fascinada. 

Quiero más.

lunes, 2 de junio de 2014

Juan Francisco Ferré o el espejo roto

Juan Francisco Ferré, Karnaval, Barcelona, Anagrama (2012)
http://www.anagrama-ed.es/titulo/NH_508

Espejo roto, me dije nada más comenzar la lectura. La escena fundamental (la supuesta violación del hombre poderoso a la mucama de hotel), y sobre la que se varía a la manera de improvisaciones jazzísticas, se ha reflejado en una sala de espejos y todos ellos se han roto. Han estallado, me digo, o el mismo autor ha detonado el caos para juntar después los pedacitos. Parece que le divierte hacerlo, a pesar de los cortes en los dedos. Finalmente las astillas del espejo (unas cuantas con restos de sangre ya seca) han quedado ordenadas de alguna forma inevitablemente lineal (otra cosa no puede hacerse con un libro), pero quizá pudieran haberse dispuesto de otra manera (o con toda probabilidad podemos leer las piezas de otra manera, y seguro que nos dan permiso).
Espejo y representación e impostura: recurrecia de la imagen, el escenario, el teatro del mundo, la farsa, el carnaval, desde luego.

"Los espectáculos tienen esa ventaja social sobre la ciencia y el saber. Se dirigen a todos, sin excepción, y excluyen la restricción o la privacidad de sus contenidos. Por eso quizá la democracia de los tiempos modernos se asemeja más a un colorido espectáculo de variedades para las masas que a una rigurosa exposición científica en una vetusta aula universitaria de élite."

Pero entonces llego a la mitad, a esa parte intermedia (o entreacto), el falso documental: divertido, me digo, algo parecido leí en La saga de los Marx, es lo primero que se me viene a la cabeza, a ver qué pasa luego.

Para mi sorpresa luego pasa lo mejor: la segunda parte es el reflejo invertido de la primera. O también: la segunda parte pone en evidencia que se puede abrir el libro por la mitad como una mujer se abre de piernas. O también: el libro ha sido construido desde el centro y se abre como un abanico.
Nada más empezar se nos advierte de la clave de lectura. Aparecen un tal Julio y un tal Ernesto (argentinos ambos) y una referencia a la primera parte: la suposición de un mundo paralelo citado en la carta al presidente norteamericano. Así que esta segunda parte es reflexividad de la primera, en el sentido de reflejo y también en el de reflexión. Si la primera nos muestra al dios K culpable y agresor, al animal político de dientes afilados y risa diabólica, esta segunda nos enseña a la víctima de un complot, un hombre a quien le han "hecho la cama" (nunca mejor dicho), el mismo que el tal Edison (el malo de la película) ha arrojado por el conducto de las basuras por intentar pasarse de listo con él. Esto nos recuerda aquello de que todo es porque está interpretado. La realidad, y con ella la verdad, no existe prístina y clara como a menudo anhelamos.

De más está decir que con ese personaje Ferré analiza y deconstruye los alcances y desmadres del poder, del capitalismo y de lo libertino, con desmesura análoga en estructura y estilo. Leemos y al tiempo releemos o rememoramos la Filosofía en el tocador de Sade, La historia del ojo de Bataille, Lolita de Nabokov, La saga de los Marx de Goytisolo, etc.

Quizá rechine un poco cierta misoginia, o mejor, ausencia de lo femenino, o tal vez no haya sido capaz de reírme lo suficiente de la ironía: mujer-maniquí, mujer-tonta, mujer-puritana, mujer-violada, mujer-indefensa, mujer-con ablación / mujer-malvada, mujer-sádica, mujer-perversa, mujer-pornográfica, mujer-mentirosa, etc. Quizá por esa llamativa ausencia de una mujer más o menos real (de la que en ningún momento, y a pesar de pretender ser una novela total, conocemos deseos y pensamientos, ni siquiera mediante el sarcasmo), tanta pornografía no consiga el mismo efecto erótico y cálido que otros textos (por ejemplo, los ya citados).

"Los hombres del siglo veintiuno queremos que la mujer sea creada de nuevo a imagen y semejanza del maniquí; con los mismos derechos y las mismas obligaciones que estos encantadores seres."


Novela ambiciosa, iluminadora, que enseña a escribir. Novela que invita a la reflexión y a reírnos (y tirarnos de los pelos) de lo absurdo de la sociedad que habitamos. 
Y si no os convencí, os dejo un vídeo (cortesía de Librerías Gandhi) donde el autor nos habla de Karnaval: