http://www.palidofuego.com/la-vuelta-al-mundo-juan-francisco-ferre/
¿Son acaso intercambiables?, me pregunté, pues abundan las similitudes y variaciones e interconexiones semánticas en esta red de relatos en dos hemisferios (y a dos colores) que enseguida nos dejan un regusto a desasosiego: esto es el mundo actual, el reflejo de la globalización, un reality show infinito (o casi el infierno): sexo, autopista, centro comercial, individualismo, televisión, especulación inmobiliaria, oficinas de cristales impolutos, cine de palomitas, secuestros, adoración del cuerpo, hastío, SINSENTIDO.
"[...] hallé por casualidad el centro, seré modesto por una vez, uno de estos singulares centros al menos, uno tan solo, si quieren puedo ser más preciso o descriptivo, pero creo que me expreso con bastante claridad, tampoco pretendo escandalizar o molestar a nadie, no es mi intención. Quiero decir que esa cara expresa o quizá encarna lo que reconocí allí enseguida, nada más, la indiferencia absoluta entre centro y periferia cuando se trata precisamente de hallarle un centro a una vida desperdiciada o malograda, sé lo que digo, no me asustan ciertos juicios, he pasado por todas, incluidas dos operaciones a corazón abierto y tres matrimonios y otros tantos divorcios, aún más insufribles, y aquí estoy todavía, algo maltrecho y arruinado, eso desde luego, y descubres por casualidad, cuando menos te lo esperabas, que ese centro tan buscado es acogedor y está vacío y además te puedes refugiar en él tantas veces como desees sin temor a ser rechazado o desalojado, la ausencia precisamente lo vuelve intensamente receptivo, cálidamente hospitalario, no puedes pedir más, no existe nada más después de eso. Solo ese vacío es real para mí ahora, esta dicha, este desarraigo, esta intracendencia, no sé si me entienden, quizá no."
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[Permítaseme, sin embargo, agregar una mala lectura, una lectura tal vez descabellada como la que sigue:
Dicen que esta vuelta al mundo conversa con la de Jules Verne. Jules Verne parodia en su vuelta al mundo a la literatura inglesa y toda su cultura, a modo de denuncia persistente o reticente, también, porque por entonces (y no tan lejos ahora) eran poderosos como ningún otro imperio. Ferré conserva sobre todo la parodia de su homónima y conecta también con la Vuelta al día de Cortázar (en tanto miscelánea como también porque lo geográfico ha desaparecido) para exponer un recorrido (o variación descorrida, más bien), por los mundos anónimos e intercambiables de esos individuos sin nombre tan parecidos a nosotros ("a ti", interpela una y otra vez el libro) y donde abunda el mito que al parecer Ferré adora variar (y parodiar) incansablemente en toda su obra: el tan español mito del donjuán (con su ineludible variante femenina) aunque en la versión higiénica del porno.]
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Consejo: empiece a leer el libro al revés: lea el epílogo primero porque allí encontrará unas sugerentes instrucciones de lectura. Menos mal que se me ocurrió sospechar, seguirle el juego e incidir el índice:
Advertencia: absténgase de leer las páginas rosas en público si tiene dificultades para la simulación.
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