rumiar la biblioteca: Patricio Pron
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lunes, 6 de mayo de 2024

Patricio Pron o el arte de desaparecer

 

Patricio Pron, La naturaleza secreta de las cosas de este mundo, Barcelona, Anagrama (2024)

https://www.anagrama-ed.es/libro/narrativas-hispanicas/la-naturaleza-secreta-de-las-cosas-de-este-mundo/9788433911186/NH_721

Olivia es actriz y va conduciendo su coche por Manchester y no sabe que está a punto de estrellarse; su padre ha desaparecido un buen día sin dar explicaciones; su mamá, artista plástica, ya ha dejado de esperarlo hace mucho. Tampoco han encontrado el cuerpo, de modo que su vida es una incógnita. Mientras sabemos que está a punto de sufrir un accidente, conocemos gran parte de la vida de Olivia y de cómo ella la interpreta. 

Edward (padre de Olivia) es un hombre que un buen día sale a caminar y sigue adelante, no sabe bien por qué motivo no encuentra el momento de regresar a casa. Ha dejado a mujer e hija pero no le importa, solo quiere desprenderse de todo, incluidos afectos y profesión (es pintor). Comienza a trabajar en un hotel como manitas y más tarde como limpiador de habitaciones; al poco conoce a dos inmigrantes y se va a vivir con ellos y con ellos van haciendo trabajillos aquí y allá. Paul, uno de los inmigrantes, también termina un día por desaparecer. 

"La desaparición es un tipo de acontecimiento singular, que deviene rápidamente estado y pone de manifiesto que la indeterminación y el doblez son parte de la naturaleza secreta de las cosas de este mundo [...]."

Pero lo que este díptico tiene de interesante no es en sí el argumento, de lo más anodino por otro lado, algo parecido a la impresión que transmiten estos dos personajes que pareciera que desconocen el entusiasmo. Dos personajes que podríamos imaginar perfectamente habitando un cuadro de Edward Hopper o de Lucien Freud, gente que no entiende por qué sale en la foto ni qué ha venido a hacer a este mundo, aunque la inercia los arrastre a continuar. Son dos practicantes de la abulia y el desasosiego; dos personajes que llenan sus vidas de silencio, sobreentendidos o malentendidos. Entonces, ¿por qué seguir leyendo? Diremos que por la prosa de Pron que  envuelve con cadencia irónica, con aire centroeuropeo, una prosa que reflexiona y ensaya al tiempo que sigue narrando, porque en esta novela, sin embargo, pasan muchas cosas. 

La naturaleza secreta de las cosas de este mundo se sostiene por el estilo y porque en realidad (todos lo sabemos) la vida de cualquiera de nosotros es tan apática como la de ellos dos. Nos la pasamos haciendo pequeñas cosas la mayor parte de las veces por inercia, y mejor que no nos detengamos a pensarlas, porque tal vez tomemos el camino de salir a caminar hacia ningún lado y no regresar más.

lunes, 1 de julio de 2019

Patricio Pron y el amor

Patricio Pron, Mañana tendremos otros nombres, Barcelona, Alfaguara (2019)
https://www.megustaleer.com/libros/maana-tendremos-otros-nombres-premio-alfaguara-de-novela-2019/MES-103622

Tal vez el amor romántico sea una de las experiencias humanas más desprestigiadas en los últimos tiempos, tal vez a causa de la independencia de las mujeres, quizá por el uso de las nuevas tecnologías que parecen facilitar los encuentros entre las personas. Pero, como sabemos todos a estas alturas, las aplicaciones de citas nos obligan a ofrecernos como una mercancía y la experiencia "amorosa" que fomentan se asemeja rotundamente a un "intercambio de servicios".  
"[...] cada nueva forma de relación que era concebida para superar la idea del amor romántico traía consigo una o numerosas barreras que venían a reemplazar las que la vinculación entre deseo y propiedad había establecido previamente."
El asunto del amor y la economía siempre fueron de la mano. Piénsese en el matrimonio, o incluso en el tabú del incesto, que muchos antropólogos relacionan más con cuestiones de intercambios económicos que con deficiencias genéticas. La sociedad siempre beneficia a quienes están en pareja y perjudica a quienes apuestan por la soledad. Eva Illouz, por ejemplo, habla del amor romántico como un invento del siglo XIX, y asegura que todos los rituales relacionados con este están atravesados por las leyes del capital. De una forma u otra, el mercado se las ha ingeniado para colarse en todas partes, adueñándose incluso de cada uno de nosotros, que ahora nos exhibimos en fotos como mercancías al alcance de un clic. Pero no hay que confundir amor con deseo, nos dice el narrador, pues el primero conoce "la renuncia al tiempo que el segundo no". 

Resumiendo mucho, Mañana tendremos otros nombres nos cuenta la historia de una pareja que rompe, y lo hace avanzando con un estilo sobresaliente, a caballo entre el ensayo y la ficción, irónico y emotivo a partes iguales. Cualquiera que haya roto puede identificarse con las reflexiones y vivencias que aquí se narran. En este sentido, podría decirse que Mañana tendremos otros nombres sigue la línea de El pasado de Alan Pauls. Salvo que, en este caso, lo que viene luego es el despertar a un mundo que ha cambiado por completo las formas de relación entre personas por la irrupción de las nuevas tecnologías, de las "parejas abiertas" o del "poliamor" (formas que solo el mercado puede mostrarnos como "nuevas"). 
"No lo hacía solo por altruismo, pensaba Ella, sino por curiosidad y quizá por aburrimiento, porque F. había terminado rompiendo con su novio: su generación creía estar hollando un territorio desconocido con sus experiencias de parejas abiertas y flexibles, pero, al igual que las de los padres de personas como Ella de cuyos antecedentes los jóvenes como F. podrían haberse beneficiado de no ser porque su juventud les impedía concebir siquiera la existencia de un antecedente, esas experiencias tropezaban una y otra vez con la naturaleza humana, que tiende a la posesión y a la volatilidad."
Es evidente que la experiencia del amor romántico incluye la posesión, y si queremos cambiar las cosas, necesitamos construir otros imaginarios y otras palabras. Necesitamos desaprender todo lo que la humanidad ha construido en torno a la idea del amor romántico. Porque sabemos que la experiencia del amor es cultural. ¿Cómo escapar a eso? Bueno, tal vez es imposible, viene a decirnos la novela, habría que renunciar por completo a esa experiencia humana.

lunes, 26 de marzo de 2018

Patricio Pron y la variación

Patricio Pron, Lo que está y no se usa nos fulminará, Barcelona, Literatura Random House (2018)
https://www.megustaleer.com/libro/lo-que-esta-y-no-se-usa-nos-fulminara/ES0156444

Cualquier escritor sabe que pocas cosas tienen sentido, salvo leer, escribir y a veces amar (aunque esto no siempre tiene sentido), de modo que deja volar la imaginación (aunque la imaginación más bien actúa de forma subterránea y no vuela en absoluto) y tira del hilo, sigue hacia delante (o hacia abajo). Un pintor, cuyo padre es una "nota al pie", piensa que él no puede variar a la manera de los músicos cuando versionan (aunque esto no es del todo cierto: piénsese en Las Meninas de Picasso, por ejemplo). Un personaje intenta reconstruir una fiesta muchos años después para que aparezca Ella (a la manera de Pierre Menard, pero en lugar de volver a escribir el Quijote, vuelve a acontecer la fiesta), con una fe inquietante por la repetición. Otro escritor llamado Patricio Pron contrata a dos actores para que le sustituyan en las giras promocionales. Un poeta chileno destroza un hotel, como Charly García. Un boxeador despierta en un hospital y sabe que volverá a tener ese accidente una y otra vez. Una pareja de activistas políticos en la Argentina de los setenta tienen un hijo y ya sabemos cómo terminan, es decir, muertos después de ser torturados. Un hijo que es el paréntesis en la vida de los padres, viaja con sus abuelos por el campo argentino. Una pareja no puede tener hijos y a cambio se le llena la casa de gusanos. Un cuestionario de ingreso a Estados Unidos es la repetición de una historia del Berlín antes del Muro, y ligar en Tinder es una variación de seguir estando bastante solo. 

Lo que está y no se usa nos fulminará reflexiona sobre la relación entre el arte y la vida, las variaciones o recreaciones entre ambos (¿quién copia a quién?), con sus característicos toques metaliterarios. A veces pienso que el estilo Pron ha encontrado la hilación (avanza hacia delante) como método de escritura que, afortunadamente, va desarrollando un humor absurdo que trabaja por acumulación. También: la utilización deliberada de lo tipográfico para acrecentar ese absurdo, la contradicción en esas variaciones o versiones que se despliegan a menudo hasta el delirio, y todo es divertidísimo.

"[...] ¿qué podría hacer que suponga que la repetición de un acontecimiento que se desea alterar, aunque sea mínimamente, no supone también la repetición de las circunstancias posteriores? Paulo ha pensado mucho en el tema, y cree que la palabra clave en este razonamiento es 'recreación'; es decir, una cierta forma de repetición con distancia crítica, que es la forma también en que opera el arte en su relación con la realidad. [...] La repetición de todas las circunstancias es imposible, piensa, pero la acumulación de la mayor parte de ellas ofrece algo parecido a un nuevo comienzo, a una segunda oportunidad, se dice, aunque esa oportunidad siga la lógica de las imágenes mentales o de los sueños."

lunes, 27 de febrero de 2017

Siete novelas al hilo del complot en la literatura argentina



Roberto Arlt (1935)
Hay una tradición de la literatura argentina que me interesa sobremanera: la centrada en la temática del complot, la conspiración, lo revolucionario como desestabilizador.


De esto escribió Ricardo Piglia: un artículo que releo ahora. Se llama “Teoría del complot”. La ideología también es narración, y el Estado construye sus propias narraciones como ficción, como se construye una novela. Decía Piglia:

“Si pensamos en algunos escritores centrales en el imaginario de la narrativa argentina como Arlt, Borges y Macedonio Fernández podríamos decir que es alrededor del complot que se constituye su noción de ficción. Sus textos narran la construcción de un complot, y al decirnos cómo se construye un complot nos cuentan cómo se construye una ficción. El ejemplo paradigmático es Los siete locos. Ha sido leída básicamente como la novela de Erdosain, pero creo que es la novela del Astrólogo la que tiene un lugar central. Es la construcción de un gran complot, los siete locos son los conspiradores, y es alrededor de la noción de maquinación que la novela constituye su eficacia. Y ahí Arlt captó algo. Ese es uno de los elementos que explican, creo, la actualidad que tiene Arlt.”



El argumento de lo desestabilizador parece plato preferido de los lectores desconformes. Los lectores desconformes piden desestabilizantes: piden a la novela que desestabilice la literatura misma (hasta donde sea posible). Si no desestabiliza, al menos que enrarezca. El mejor desestabilizante es sin duda el humor. El mejor enrarecedor, lo inquietante.

*

Pienso en siete novelas argentinas sobre el complot:

  1. Los siete locos (Roberto Arlt): Erdosain, un inventor pobre que acaba de casarse, ante el desprecio de su mujer por falta de dinero, comienza a robar en la empresa donde trabaja hasta que es descubierto y despedido. Entretanto, conoce al Astrólogo, un tipo que está formando una sociedad secreta que pretende derrocar al gobierno ante el descontento general de la población más desfavorecida.
  2. La purga (Juan Filloy), narra un congreso de pintura moderna (la Ortho World Painting Conference) celebrado en una isla paradisíaca: un congreso al que asisten pintores y críticos de arte invitados por un oscuro organizador que poco a poco revela sus intenciones de aniquilar todo arte degenerado y todos sus artistas y parásitos.
  3. El beso de la mujer araña (Manuel Puig) nos sitúa en la celda de una cárcel donde están encerrados un homosexual travestí y un preso político. La conspiración consiste en que el travestí, que está complotado con los carceleros, consigue que el preso confiese mediante la seducción, la ficción y el engaño.
  4. La Internacional Argentina (Copi): El protagonista de esta historia tiene noticias de una sociedad secreta que pretende ayudar a todos los argentinos que viven en París. De a poco, se va tramando un complot para investirlo presidente de la república, destino del que quiere escapar a toda costa.
  5. La ciudad ausente (Ricardo Piglia): Junior va detrás de la máquina que construyó Macedonio Fernández y que ahora ha sido encerrada en un museo con intenciones de destruirla, pues lo que al principio no era más que una máquina de narrar, se ha convertido, al incorporar las narraciones de la ficción del Estado, en un objeto peligrosísimo. El lugar más seguro para esconderla es un museo (o un libro).
  6. La historia (Martín Caparrós), novela total y monstruosa, expone un sinfín de materiales relacionados con una civilización protoargentina y su aniquilación. Evidentemente, la cosa pareciera que estuviese organizada como un complot: el último de los caciques está tan influenciado por su instructor extranjero y su concepción del mundo, que la civilización calchaqui no solo se desmorona por fuera (por la guerra con los barbudos), sino también por dentro.
  7. No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles (Patricio Pron) nos expone el testimonio de unos cuantos escritores que asistieron a un congreso de escritores fascistas en la Italia de 1945 que termina por suspenderse pues se ha descubierto que uno de ellos, Luca Borello, ha sido asesinado. Esto me hace pensar en que los congresos son peligrosos y a la vez ideales para las conspiraciones.




lunes, 18 de abril de 2016

Apuntes sobre "No derrames tus lágrimas" de Patricio Pron o de la construcción de una caja

Patricio Pron, No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles, Barcelona, Literatura Random House (2016)
http://www.megustaleer.com/libro/no-derrames-tus-lagrimas-por-nadie-que-viva-en-estas-calles/ES0144713

Lo primero que pensé al terminar el libro y al echarle un vistazo a las notas y a los numerosos subrayados fue que quizá no hiciera falta redactar o más o menos narrar una lectura (entiéndase "explicar de qué trata") sino que, al igual que la novela, bastaría con exponer los diferentes elementos (como en No derrames se nos exponen las partes) y que el lector se encargara de atar o coser o trenzar o, mejor, ensamblar a la manera del montaje cinematográfico (tal y como se nos invita en el texto que nos ocupa), pues la narración "solo extrae su sentido del montaje". Tal vez sea esto lo más destacable, la novela que lleva implícita su propia teoría en la trama (y no se confunda trama con argumento, pues es precisamente el argumento -entiéndase "de qué trata"- lo que queda en manos del lector). Una novela a la manera de esos dibujos de ciegos: "¿Vio usted alguno? La percepción de los ciegos es táctil y, por lo tanto, secuencial, en el sentido de que no están capacitados para aprehender un objeto en su totalidad, de un vistazo, por decirlo así".

A continuación, expongo los elementos. A esta parte la llamaremos "Descripción del contenido de la caja de lectura".

Descripción del contenido de la caja de lectura

1. Estilo-influencias-homenajes: Bernhard/Bolaño/Marías/Perec (entre otros)

2. Temática o aquello sobre lo que la novela se pregunta: 
  • la literatura como instrumento político
  • Literatura y Política
  • Vida y/o Literatura
  • crear/inventar/robar/apropiarse/plagio/préstamo/influencia
  • realidad/ficción
  • autor/obra
  • literatura de "izquierdas" / literatura de "derechas": sus coincidencias, sus contradicciones (entre ellas, con respecto a sí mismas)
  • el monstruo
  • miedo y heroísmo

3. Descripción de las partes (o exposición de la trama):
  • Comienzo de los testimonios sobre el asesinato (año 1978)
  • Linden, el periodista o investigador, persigue al profesor que será asesinado (año 1977)
  • Testimonios sobre el congreso de escritores fascistas al que el escritor que será asesinado estaba invitado (año 1977)
  • Continuación de los testimonios sobre el asesinato (año 1978)
  • Linden entrevista a Calosso quien le entrega una caja con los manuscritos del escritor asesinado (año 1978)
  • El escritor que será asesinado, Luca Borrello, esconde en su casa al padre de Linden o Linden padre, un partisano y anteriormente carpintero que construye la caja (año 1944) 
  • Descripción del contenido de la caja o manuscritos de Luca Borrello (año 1947)
  • El hijo de Linden o Linden nieto en Milán participa de una manifestación contra una nueva ley de trabajo (año 2014)
  • Biografías de los personajes aparecidos en la novela (algunos reales y otros ficticios -y si no lo son, lo parecen o es absolutamente irrelevante)

4. Citas o ideas que invitan al rumeo (sin respetar el orden de aparición):
"[...] la idea misma de creer en algo, que se opone, pensará siempre, a la de hacer [...]."
"[...] la literatura siempre llega tarde [...]."
"[...] la literatura es mejor cuando es resultado de una conspiración de personas comunicándose e incitándose unas a otras [...]."
"¿Qué es lo que realmente importa en la literatura? ¿Los autores o los textos?"
"[...] a menudo, supongo que ya lo sabe, los escritores somos solo una denominación de origen, debido a la idea completamente errónea de que nosotros y nuestros libros pueden, y quizá deban, representar un país, una región, una identidad de alguna índole [...]."
"[...] todo, absolutamente todo, es un plagio, una apropiación, comenzando por las palabras que empleamos [...]."
"[...] no tenía la falsificación como tema sino como procedimiento y que ese procedimiento demostraba que aquel amigo suyo entendió cómo escribir la literatura en la vida, cómo hacer de ambas, una."

5. Banda sonora de carácter político/reivindicativo/de denuncia/disidente en cualquier caso:
http://www.elboomeran.com/blog-post/539/17146/patricio-pron/no-derrames-tus-lagrimas-por-nadie-que-viva-en-estas-calles-las-canciones-de-1/

Cierro la caja.


Otros matices (o barnicemos la caja)
1. Luca Borrello es un escritor doblemente tachado: ha decidido dejar de publicar y a pesar de ello es asesinado.
2. Las obras de Luca Borrello son un disparate delicioso y una riquísima fuente de ideas (aunque descabelladas). Mi preferida: la obra de teatro Abel, Caín, Seth, la de la mujer y los tres hermanos que han nacido unidos por la cintura.
3. Entre ellas encontramos las obras El libro tachado y El comienzo de la primavera atribuidas a Luca Borrello. 
4. Sin embargo (y aquí su punto ciego), Luca Borrello no es Patricio Pron (¿o sí?).


*
Por lo demás, diré que la lectura resulta estimulante, adictiva, divertida y constantemente sospechosa. Menos mal que aún quedan autores que confían plenamente en el lector.

 

lunes, 28 de marzo de 2016

Mapa del nuevo cuento latinoamericano II


[Artículo publicado en Quimera. Revista de Literatura, n.º 387, febrero de 2016: http://www.revistaquimera.com/2016/01/20/no-387-febrero-de-2016/]


La reflexión y la autoficción


Alejandro Zambra (Mis documentos, Anagrama): De frase sencilla y por momentos casi aniñada, de respiración pausada, Zambra trabaja una autoficción llamémosla histórica o político-histórica, con reflexiones intimistas y atentas a las problemáticas de los chilenos de su generación: la revalorización del pasado de la dictadura y el análisis de las reacciones de los padres que vivieron como adultos durante esa dictadura. También aborda las relaciones de pareja y las relaciones personales en general.


Carlos Labbé (Caracteres blancos, Periférica): Labbé destila una prosa poética a ratos, filosófica-meditativa, confesional-reflexiva a la manera de Piglia (si eso quiere decir algo). Abundan los sueños, las máquinas, la metaficción, la autoficción encubierta y sobre todo el imaginario borgiano.


Rodrigo Hasbún (Cuatro, El Cuervo): El estilo de Hasbún es de períodos de inmersión lenta, de frases largas pero transparentes. Quizá lo emparentaría con una prosa filosófica aunque realista-costumbrista al tiempo, es decir, más relacionada con el realismo o sus variantes. A juzgar por estos cuatro cuentos, podríamos decir que a Hasbún le interesan los problemas de familia, las relaciones personales y sus consecuencias. También trabaja la autoficción y la metaficción.


Eduardo Halfon (Signor Hoffman, Libros del Asteroide): Si de autoficción hablamos, Halfon es el exponente más aventajado. Signor Hoffman puede leerse como una novela de viajes, donde la problemática de la identidad judía y a la vez latinoamericana es quizá uno de sus intereses más claros. La prosa de Halfon es directa, sencilla y reflexiva, pues constantemente pone de manifiesto la relatividad de nuestras verdades.


Juan Carlos Méndez Guédez (Ideogramas, Páginas de Espuma): La voz de Méndez Guédez es susurrante, sencilla pero directa y persistente. Hipnotiza sin aspavientos. Los cuentos de este volumen trabajan la autoficción en relación con la condición del inmigrante, algo no demasiado ficcionalizado en la tradición de la literatura escrita en español. Digamos que su prosa oscila entre el realismo norteamericano y el monólogo caribeño. 




Raros


Guadalupe Nettel (El matrimonio de los peces rojos, Páginas de Espuma): Con una prosa contundente y aparentemente sencilla, Nettel va adentrándonos en situaciones que se van tornando inquietantes a pesar de tratarse de asuntos de lo más cotidianos. Un agradable aire de Alice Munro va soplando. Podríamos aventurar que sus intereses se centran en las relaciones de pareja, las relaciones familiares y la psicología propia de las mujeres y su relación con el cuerpo. En este caso, los animales funcionan como contrapunto y reflejo de las situaciones narradas.


Patricio Pron (Trayéndolo todo de regreso a casa, El Cuervo): Digamos que su prosa, de períodos largos, de ironía soterrada, se acerca mucho más a lo vilamatiano-borgiano y a la literatura centroeuropea. Pron es un raro, un raro feliz. Trabaja la metaficción con maestría y  notamos guiños, homenajes y conversaciones con diferentes escritores todo el tiempo, pues nunca menosprecia al lector, de quien espera un cómplice. Pareciera que su trabajo narrativo está bastante lejos del fantasma del realismo.


Carlos Yushimito (Los bosques tienen sus propias puertas, Demipage): De prosa exuberante y elegante a un tiempo, Yushimito prefiere lo fantástico, lo onírico, lo metaliterario y los insertos. Resulta sumamente interesante que en algunos de sus cuentos, sobre todo aquellos que se acercan más a nouvelles, se perciba cierta hibridación de géneros y a la vez un elaborado reflejo del fondo en la forma, lo que realza un tratamiento de la estructura notable y original.




La serie completa:
Mapa del cuento latinoamericano I
Mapa del cuento latinoamericano II
Mapa del cuento latinoamericano III 

lunes, 28 de diciembre de 2015

Emilio Renzi o una feliz meditación

Ricardo Piglia, Los diarios de Emilio Renzi - Años de formación, Barcelona, Anagrama (2015)
http://www.anagrama-ed.es/titulo/NH_551

"No pensar para poder escribir, o mejor, escribir para lograr pensamientos no del todo pensados que definen siempre el estilo de un escritor. Al menos esa es la tradición del Río de la Plata, Macedonio, Felisberto, Borges, el escritor vacila, no entiende bien lo que narra y es la contraparte de la figura despótica del escritor latinoamericano clásico que tiene todo claro antes de empezar a escribir."

Hay aquí entretejida una meditación sobre el tiempo y el narrar (que viene a ser la manifestación del tiempo en el texto), como si su formación de historiador estuviese siempre presente en esta narración medio real, medio ficticia (como toda pronunciación del yo). O mejor: como si su formación de historiador le hubiese ayudado a comprender con nitidez lo que significa narrar. Y también: este diario se lee como una novela.
"Releer mis 'cuadernos' es una experiencia novedosa, quizá se puede extraer, de esa lectura, un relato. Todo el tiempo me asombro, como si yo fuera otro (y es lo que soy)."
 
Además leemos la escenificación y lectura de Renzi-Piglia por otros Renzi-Piglia, con incontables injertos de diversos textos e intervenciones constantes (como bien explicó Patricio Pron) y también injertos emocionales para el lector (según terminología de Ignacio Echevarría), que me indujo a un estado de feliz meditación.


"Como siempre, me espera algo parecido a un mandato (de nadie), un mandato que yo mismo he construido para mí (escribir y ser un escritor). Tampoco sé si eso tiene sentido. Pero, igual, siempre, vuelve a insistir."
(Nótese en esa última frase la versión "positiva" de aquella de Beckett que decía algo parecido a "Fracasa otra vez, fracasa mejor".)

Bello y por momentos poco pigliano el estilo del último cuento, el que cierra el libro, "Canto rodado", que es a la vez la historia de su abuelo, la historia de la técnica narrativa de su madre (y tal vez la que Renzi utiliza), la historia de cómo han sido ordenados y transcritos estos textos que leemos y una invitación a continuar con los siguientes tomos, que esperamos cómplices de su felicidad.

En el fondo, ahora que acaba el año, envidio algo de la construcción de esta sofisticadísima prótesis de la memoria, pues como el mismo Renzi confiesa: "[...] mis cuadernos son para mí la máquina del tiempo".




lunes, 18 de mayo de 2015

Pron o la cleptomanía como una de las bellas artes

Patricio Pron, Nosotros caminamos en sueños, Barcelona, Literatura Random House (2014)
http://www.megustaleer.com/ficha/RH28221/nosotros-caminamos-en-suenos

Fantástica sátira sobre la guerra de las Malvinas naturalmente extrapolable a cualquiera de las guerras, donde abunda el sinsentido, la estupidez y los negocios de todo tipo. Además, en ella se celebra y se cita buena parte de la tradición de la literatura bélica, sobre todo de aquella que comprende la guerra como desquicio, absurdo y disparate (pienso en Hasek, Bulgákov, Voinóvich, Pynchon y hasta en Groucho Marx, entre otros).

"Verás, no podemos ganar la guerra tan rápidamente; tampoco podemos perderla, por supuesto, pero lo más importante es no ganarla rápidamente porque su prolongación fortalece nuestra economía, pone límite al exceso de población y disminuye el desempleo, además de ofrecer una oportunidad de llevar a la práctica proyectos innovadores como el de la cooperativa o el de la oficina de Afrentas y Cuestiones de Honor."

Pero sobre todo me recordó a aquel cuento de J. L. Borges, "El milagro secreto". Hagamos memoria: en él se narra la historia de un escritor a punto de ser fusilado que pide a su dios que le conceda el tiempo suficiente para terminar su obra Los enemigos. Por fortuna, el todopoderoso accede a su petición y lo detiene: la bala queda suspendida a la espera de que Hladik termine su trabajo. Permítanme citar aquí la descripción que hace el narrador de la obra en cuestión, concretamente del tercer acto, y que podría utilizarse (con imperceptibles variaciones) para describir Nosotros caminamos en sueños:

"Crecen gradualmente las incoherencias: vuelven actores que parecían descartados ya de la trama; vuelve, por un instante, el hombre matado por Roemerstadt. Alguien hace notar que no ha atardecido: el reloj da las siete, en los altos cristales reverbera el sol occidental, el aire trae la arrebatada música húngara. Aparece el primer interlocutor y repite las palabras que pronunció en la primera escena del primer acto. Roemerstadt le habla sin asombro; el espectador entiende que Roemerstadt es el miserable Jaroslav Kubin. El drama no ha ocurrido: es el delirio circular que interminablemente vive y revive Kubin. 


Con respecto a la letanía repetida a lo largo de toda la novela ("¡Deja de robar!"), me serviré de esta imagen:




Aquí les dejo un vídeo del ladrón, no se lo pierdan:



lunes, 27 de octubre de 2014

Pron bien pronunciado

Patricio Pron, El libro tachado, Madrid, Turner (2014)
http://www.turnerlibros.com/Ent/Products/ProductDetail.aspx?ID=525

¿Patricio Pron es aquí Patricio Pron? En absoluto. Naturalmente que ejerce su función autoral según la entiende Foucault y que él mismo respalda: autonomía / originalidad / propiedad / moralidad. Y sobre todo quiero detenerme en esta última, quizá la veta más brillante y seductora de su discurso, o la más necesaria.

"[...] se debería condenar un sistema literario que otorga un valor específicamente literario a algo que no lo es en absoluto, la vida privada de un autor o su pertenecia a un género o a una minoría específicos o a su país de origen, un tipo de visión literaria particularmente presente en estos momentos en el ámbito de la enseñanza de la literatura, en especial en Estados Unidos."
*

Roland Barthes mató al autor, nos recuerda, pero el autor lejos de desaparecer se transformó en un producto sin duda más valorado que ese otro producto subsidiario del mismo que denominamos obra. Se venden autores y no sus libros. 

(Nótese que en el párrafo precedente no se menciona la lectura, y casi me asombra. Porque no deberíamos olvidar que todo este asunto de la desaparición del autor nace como una problemática de la exégesis literaria: los formalistas rusos abogaron por un texto que hable por sí mismo y promulgaron el olvido de la biografía del autor a la hora de interpretar, tan caro al romanticismo, cosa que pocas veces se ha llevado verdaderamente a la práctica, ni entonces ni menos ahora. La exageración y a la vez simplificación de este criterio, nos recuerda Pron, ha dado como resultado una bifurcación opuesta y bien clara: profusión de lo autobiográfico / negación de la voluntad del autor (automatismos, OuLiPo, etc.).)

Si el autor parece hoy una marioneta al servicio de la mercadotecnia, nos queda reflexionar, pues, sobre el papel que juega el lector, quien recibió entonces la responsabilidad de dar sentido al texto y que tantos señalan en peligro.

"Ahí sí, 'la muerte del autor es el nacimiento del lector', pero este no debe olvidar nunca que lo que se le ha dado también le puede ser sustraído."

¿Un lector-consumidor o un lector-cotilla, o mejor: un consumidor-cotilla y poco importa si lector? Por otra parte habría que preguntarse si el autor quiere lectores o prefiere o se contenta al menos con compradores de sus libros.

*
Al tiempo que he ido leyendo El libro tachado, cuya hechura apenas si jerarquiza entre cuerpo de texto y nota al pie, he pensado constantemente en el autor-estilo y en el lector-escritor como si de un eco o fantasma se tratase, es decir, una presencia soterrada pero constante que se manifiesta como opuesta a aquello de lo que el libro trata: la negación. De modo que o soy demasiado testaruda en mi lectura o forma y sentido son aquí del todo coherentes: mientras se tacha y se señala lo olvidado, lo afirmativo sube a la superficie. 

No digamos ya la persistencia en manfiestarse de ese espectro contemporáneo: esa lenta pero persistente borradura y confusión de ebrios autores-estilo en esta babel que es la red (pero no solo la red sino también el mercado), donde todo puede ser banalmente confundido, encontrado y a la vez extraviado, siempre y cuando exista la voluntad de encontrar y de extraviar, es decir, la voluntad de leer y detectar y pronunciarse.



lunes, 12 de agosto de 2013

Patricio Pron o el detective malogrado


Patricio Pron, El comienzo de
la primavera
(2008),
Barcelona, Debolsillo (2011)
http://www.megustaleer.com/ficha/P887450/el-comienzo-de-la-primavera

http://www.megustaleer.com/ficha/GM23639/el-espiritu-de-mis-padres-sigue-subiendo-en-la-lluvia

Después de leer El comienzo de la primavera, después de leer El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia, conservo un regusto a fracaso inducido y hasta compartido con el mismo narrador, ese que pretende averiguar y saber y finalmente entender aquello velado o escondido o camuflado; salvo que solo consigue dar con el no saber,con el estamos por llegar pero no hay centro sino espiral.

Naturalmente, diría Pron, de eso nos daremos cuenta al cerrar el libro, pobrecitos lectores, porque mientras tanto vamos siguiendo sus pasos en busca del profesor alemán desaparecido o acompañando sus pesquisas entre escenas kafkianas, herméticas y descabelladas en El comienzo...; vamos riendo los corchetes en El espíritu de mis padres... (que, entre otras cosas, evidencian el trabajo de edición) y sus a veces testarudas negaciones de la memoria provocadas por la medicación: la amnesia lo incapacita para poner en marcha el mecanismo del narrar, aunque menos mal que hacia el final nos obsequia con sus por momentos exquisitamente bien construidas frases que fluyen cuando permite que la máquina narrante deje a un lado el olvido y nos precipite a todos juntos por sus recuerdos velados, por el temor a saber que se sabe y el miedo a sentir miedo otra vez, y el mirar y taparse los ojos, dejando el resquicio, o mirar pero con los párpados entrecerrados para que la imagen se torne nublada o confusa o levemente inquietante (sírvase como ejemplo el miope sin gafas).
Patricio Pron, El espíritu de mis padres
sigue subiendo en la lluvia

Barcelona, Mondadori (2011)

Dos lecturas de las que extraigo el recelo a descubrir, cual detective temeroso y finalmente malogrado, lo mil veces escondido y silenciado. 

Al poco me pregunto si eso que a veces me produce un resquemor algo enojoso no será similar a lo que Pron ha conseguido desenmascarar (al menos en mi rumiar), o mejor: ¿no será eso de intuir sin pretenderlo, sin buscarlo o temiendo indagar en ello, reflejo del hecho harto conocido y sin embargo enmudecido de que unos cuantos de los que han ido a parar a esas tierras sureñas olvidaron deliberadamente su pasado, se propusieron desentenderse de su origen y del motivo de su viaje? O más acá en el tiempo: ¿no sabemos si queremos conocer y hacernos cargo o tal vez mejor olvidarnos de eso que se llamó proceso y que vivieron nuestros padres?

Diríase, entonces (o naturalmente) que el temor a descubrir y el mecanismo a veces obstaculizado de esa voz narrante, de ese detective malogrado, refleja la sospecha apenas vislumbrada de la que más vale salir huyendo: el querer saber pero tener miedo a sentir miedo otra vez, el pavor a descubrir ese secreto (o a desvelarlo) que está tan bien guardado y que a veces preferimos que siga así.