rumiar la biblioteca: César Aira
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lunes, 15 de junio de 2015

Pablo Katchadjian: Kafka + Aira

Pablo Katchadjian, Gracias, Buenos Aires, Blatt & Ríos (2011)
http://blatt-rios.mercadoshops.com.ar/pablo-katchadjian-gracias-ebook-18xJM

Gracias cuenta la historia de un esclavo que llega al castillo de quien acaba de comprarlo y se ve obligado a realizar tareas infrahumanas y completamente desagradables que por fortuna nunca llegamos a conocer. Al poco, y envalentonado por el resto de sirvientes del castillo, se organiza una revolución de la que será el cabecilla.

Contada en primera persona, el tono es agradablemente cómico, entre inocente y delirante, entre kafkiano y airano, divertidísimo. Algunas escenas, de lógica onírica, se repiten y varían un poco, y con ello consigue un ritmo donde el transcurso del tiempo es tangible. Aparece el tema del doble, algunas sustancias psicotrópicas, diálogos absurdos y escenarios imposibles. No pude evitar establecer mis propios vasos comunicantes: aparte de Kafka + Aira, Hebe Uhart, Daniil Jarms, Mario Levrero, Copi, Daniel Guebel. 

"¿Qué dicen? ¿Quieren abolir la esclavitud?", pregunté, sorprendido, y todos se rieron. "Hablan de esclavitud metafóricamente. Ellos se consideran esclavos del poder central", me explicó Nínive.
*

Lo primero que me pregunté una vez terminada la novela es: ¿gracias por qué? ¿Gracias al lector, por elegir la novela o terminar de leerla? ¿Gracias porque es la palabra que suponemos que pronuncia el esclavo liberado? ¿Quién se libera, pues? ¿Existe la liberación?


"¿Sabés qué? A veces me da la impresión de que estos nuevos esclavos liberados no entienden lo que les pasó, y que entonces no pueden verse como libres, pero tampoco como esclavos, y por el momento solo son soldados, que no es más que una función transitoria. No sé cómo va a evolucionar eso. ¿Qué van a ser después?"

Pero ojo, no caigamos en lecturas alegóricas con tanta facilidad. 

lunes, 8 de diciembre de 2014

César Aira y el peligro de clonar

César Aira, El congreso de literatura (1997), Barcelona, Literatura Random House (2012)
No se diga que el delirio que tenemos entre manos no está lo suficientemente argumentado, explicado, teorizado:
"[...] creo que lo más conveniente será remontarme al comienzo. Pero no el comienzo de esta historia sino el anterior, el comienzo que hizo posible que hubiera una historia. Para lo cual es inevitable cambiar de nivel y empezar por la Fábula que constituye la lógica del relato. Después tendré que hacer la 'traducción', pero como hacerlo completamente me llevaría más páginas de las que me he impuesto como máximo para este libro, iré 'traduciendo' solo donde sea necesario; donde no sea así, quedarán fragmentos de Fábula en su lengua original; si bien me doy cuenta de que eso puede afectar al verosímil, creo que de todos modos es la solución preferible. Hago la advertencia suplementaria de que la Fábula a su vez toma la lógica de una Fábula anterior, en otro nivel más de discurso, del mismo modo que del otro lado la historia sirve de lógica inmanente de otra historia, y así hasta el infinito. Y (para terminar) que los contenidos con que he llenado estos esquemas no guardan entre sí más que una relación de equivalencias aproximativas, no de significados."
Dígase en cambio que, si de congreso de literatura hablamos, en el párrafo citado aparece tanta teoría literaria que enseguida sonreímos: allí Derrida y su huella y su diferencia, allí la metáfora nietzscheana, o aquí el estilo a la manera bartheana:

"La forma que toma en mí esa metáfora [vampirismo] es especial, como digo. Lo que le succiono al prójimo al que me prendo no es dinero, ni seguridad, ni admiración, ni, pasando al rubro profesional, temas o historias. Es el estilo."
¿Necesitamos conocer el argumento, la peripecia? Nos situemos, pues: Un escritor es invitado a un congreso de literatura en Venezuela con motivo de la representación de una de sus obras teatrales. Sin embargo, el protagonista elabora un plan alternativo: clonar a Carlos Fuentes, el gran Genio de las letras, que también ha sido invitado a participar. El resultado es un delirio descomunal, un despropósito de fuga perpetua, de irse por las ramas, con ciertos pespuntes teóricos, si se quiere, y la interpretación que a cada uno venga en gana. En mi caso: ¡ojo con clonar a escritores!, que generalmente nos quedamos con las pelusas de todo eso, aunque en las pelusas se esconda el estilo.

Divertido y fresco, al mejor estilo de Aira, como un abanico.


lunes, 29 de julio de 2013

César Aira y la voluptuosidad de narrar



César Aira, Cómo me hice monja,
Barcelona, Mondadori (1998)
http://www.megustaleer.com/ficha/GR0223X/como-me-hice-monja

http://www.megustaleer.com/ficha/GR03317/la-mendiga

Esta es la historia de cómo empecé leyendo unas pocas líneas de César Aira y seguí hipnotizada, no diré sin darme cuenta, porque me daba, me daba y me gustaba y a la vez me avergonzaba, como todo lo compulsivo, o mejor, como todo lo obsesivo-compulsivo, y lo confieso, con culpa, cierto, con culpa y deleite, porque al final me estuve todo el fin de semana voluptuosamente aireana, aireada, con césar y sus historias mientras vigilaba su tirar del hilo, un poco más, otro poco y ya ves que de tanto tirar los hilos se deflecan y las hebras se trenzan, otras se cortan en seco, sobre todo al final. 
A narrador incansable, lector voraz, entonces una detrás de otra, y quizá se pueda ensartar una y otra y da igual el orden y la táctica de lectura y de que a veces recuerde a Copi o a Puig o a la troupe surrealista y otras veces, las más, el aire se cuele y nos sople en medio de la cara, qué fresquito, y es lo único fresco ahora que el calor aprieta, pero menos mal que tengo estos libros como un abanico, díganme si no, si no es inercia y deleite y ganas de seguir refrescándose:


"Mi memoria lo contiene todo, pero la radio es una memoria que se contiene a sí misma y yo soy la radio" (Cómo me hice monja).

"Mis poemas, siempre muy breves y elaborados, estaban enmarcados por la torsión imperceptible de 'un cambio de idea' en cierto punto de su desarrollo fulgurante. Eso les daba una desarticulación característica, una extrañeza, y hacía, creo, la esencia de su encanto; en una palabra, era mi estilo" (El llanto).
César Aira, La mendiga,
Barcelona, Mondadori (1998)

"Las ideas caen ahí donde se las tiene, y si uno quiere aprovecharlas tiene que volver a los sitios donde pensó, lo que casi siempre implica agotadores viajes de regreso. Y como uno siempre prefiere ir para adelante, le sacaría juego a sus ideas solo si las llevara encima. Pero todavía no se ha inventado un formato realmente portátil para las ideas" (La mendiga).


"Uno cree en sus historias, por ejemplo, en su propia historia; el cerebro se amolda a la creencia a priori, no a posteriori, y empezamos a pensar una vez completada la creencia... De modo que toda la cuestión está en cultivar nuestras historias, nuestro jardín de historias, que le dan poesía y esperanza a la vida" (La mendiga).

Elijo estos fragmentos porque funcionan como poética de su narratividad, la definen y la manifiestan, la incluyen y la explican, y me parece que no hace falta agregar nada más a eso. 

Pero la voluptuosidad me ha contagiado tanto que quiero contagiaros a vosotros y por eso invito con este texto, La costurera y el viento, leído por la deliciosa voz de María Belén Aguirre de la Biblioteca Parlante Haroldo Conti:

https://www.youtube.com/watch?v=cicFbWwhBGc

El soplido, el aliento fresco, la brisa o un buen abanico.