rumiar la biblioteca: Georges Perec
Mostrando entradas con la etiqueta Georges Perec. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Georges Perec. Mostrar todas las entradas

lunes, 4 de diciembre de 2017

La novela deejay VIII

Si imaginamos un destino de la literatura similar al destino de la música, en el sentido en el que hoy aplaudimos y celebramos y adoramos al deejay como si de una estrella de rock o de un concertista virtuoso o de un afamado compositor se tratara, y celebramos su trabajo, es decir, el de poner discos, como arte, o mejor dicho, celebramos su collage y su mixtura y su capacidad de navegar por el tiempo y la tradición, de hacer tremolar el tiempo sobre diferentes bases, y extrapolamos el fenómeno al libro, o mejor, al libro electrónico, y pensamos que el escritor dejará de ser ese juntapalabras o el que busca estilo y construye una escritura, y que su función se habrá desplazado hacia un diseñador-maquetador con talento, con conocimientos de programador, que fabrique collages y corta-pegas y links de navegación por las grandes obras de todos los tiempos y aplaudamos su trabajo, lo celebremos como gran hacedor de los tiempos por venir, y colaboremos para que pueda ganarse la vida con mucha mayor soltura que un escritor, porque tal y como dicen algunos, y no sin razón, con semejante tradición para qué escribir o reescribir, o contestar y dialogar con esa tradición, quizá sea suficiente con manipularla y fragmentarla y servirnos de ella para contar la historia que queramos, para seguir ejecutando el hecho literario.

Por ejemplo, yo podría continuar con el montaje de una autobiografía in progress, que ya comenzara con el post La novela deejay, La novela deejay II, La novela deejay III, La novela deejay IV, La novela deejay V, La novela deejay VI y La novela deejay VII utilizando un fragmento de Pensar/Clasificar de Georges Perec para explicar la textura de muchos de mis sueños, sueños narrados, sueños ya escritos:


lunes, 28 de julio de 2014

Sueños: Fogwill, Perec y el asunto de la música

Fogwill, La gran ventana de los sueños,
Madrid, Alfaguara, 2013
1

¿Los sueños son originales? ¿Acaso no participan de lo que Jung llamó el inconsciente colectivo y la simbología de la cultura? De no exisitir imágenes oníricas y simbólicas recurrentes, Freud no hubiese prosperado lo más mínimo, ni tampoco llamaríamos sueño a eso porque seríamos incapaces de recordarlo y hasta narrarlo una vez despiertos.

De modo que a simple vista hasta los sueños tienen su propia tradición, de la que es imposible escabullirse, porque también ellos responden al discurso y son interpretables. 


2


Dice Fogwill en la introducción a La gran ventana de los sueños:
"Cualquiera y a mí me ha sucedido puede volver a escribir o a reescribir la obra de otro, pero nadie podrá resoñar tus sueños ni soñar los tuyos con tu propio estilo de soñar, o de escuchar tus sueños."
Acto seguido, estiré la mano y agarré La cámara oscura de Georges Perec, con ánimo de comprobarlo. Para empezar, no hay más que atender un instante a ambos títulos y notarlos contrapuestos. Pero quería detenerme en otro ejemplo de lo que el mismo Fogwill llamaría originalidad en la dimensión de los sueños y que podemos titular "El asunto de la música".

3
El asunto de la música

Georges Perec, La cámara oscura (1973),
trad. de Mercedes Cebrián, Madrid,
Impedimenta, 2010
"La música es la única de las artes que no parece manifestarse en sueños. No se sueñan músicas. Al parecer los músicos suelen soñar respuestas a problemas musicales. Alguien dice haber compuesto una fuga en sueños, pero no hay testimonios de músicos y melómanos que hayan escuchado en sus sueños una melodía ni un ritmo." Fogwill

"P. canta. / Canta notablemente bien. Es una canción de estilo realista, pero muy conmovedora. / [...] Le pregunto cómo se las ha arreglado para tener coros que la acompañen al final de la canción. Me dice que eso se hizo en la grabación y me detalla el nombre del sistema algo como 'video-tape' empleado. / Ella iba cantando por la calle, y la gente incluso se giraba para escucharla, aunque de todos modos tenía acompañamiento, como en un disco." Perec
4

Más allá de la anécdota o chiste, son dos curiosos compendios de sueños, lectura ligera y hasta despreocupada, si se quiere, propia del verano. Para compaginar con vídeos:














lunes, 21 de julio de 2014

La novela deejay II

Si imaginamos un destino de la literatura similar al destino de la música, en el sentido en el que hoy aplaudimos y celebramos y adoramos al deejay como si de una estrella de rock o de un concertista virtuoso o de un afamado compositor se tratara, y celebramos su trabajo, es decir, el de poner discos, como arte, o mejor dicho, celebramos su collage y su mixtura y su capacidad de navegar por el tiempo y la tradición, de hacer tremolar el tiempo sobre diferentes bases, y extrapolamos el fenómeno al libro, o mejor, al libro electrónico, y pensamos que el escritor dejará de ser ese juntapalabras o el que busca estilo y construye una escritura, y que su función se habrá desplazado hacia un diseñador-maquetador con talento, con conocimientos de programador, que fabrique collages y corta-pegas y links de navegación por las grandes obras de todos los tiempos y aplaudamos su trabajo, lo celebremos como gran hacedor de los tiempos por venir, y colaboremos para que pueda ganarse la vida con mucha mayor soltura que un escritor, porque tal y como dicen algunos, y no sin razón, con semejante tradición para qué escribir o reescribir, o contestar y dialogar con esa tradición, quizá sea suficiente con manipularla y fragmentarla y servirnos de ella para contar la historia que queramos, para seguir ejecutando el hecho literario.

Por ejemplo, yo podría continuar con el montaje de una autobiografía in progress, que ya comenzara con el post La novela deejay, utilizando algunas frases de La vida instrucciones de uso de Georges Perec. Allí se menciona a quien fuera uno de mis tío-abuelos, Joseph Nieto, nacido en 1934 fortuitamente en Paraguay, después de un parto complicado, afincado en Mendoza con su familia y, más tarde, huido a Europa con apenas diecinueve años donde encuentra mujer y trabajo. Las causas de la repentina desaparición de José Nieto del territorio argentino siguen siendo un misterio cuando no una broma: por motivos políticos, piensan algunos, por persecusión de la ley, alegan otros, como si en tantos casos no fuera la misma cosa. La figura del tío José, como se lo conocía en la intimidad, era referida de tanto en tanto cuando las cosas se ponían fuleras: "Habrá que hacer la del tío José", decían, y preparaban las maletas. Sin embargo, ni siquiera las generaciones inmediatamente posteriores lo conocieron en persona.

Huelga decir que un diseñador o un maquetador competente y creativo convertiría esta fotografía en producto bien diferente y sobre todo atractivo y estimulante y reverberante para las nuevas generaciones: