rumiar la biblioteca: Gonzalo Torné
Mostrando entradas con la etiqueta Gonzalo Torné. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Gonzalo Torné. Mostrar todas las entradas

lunes, 20 de febrero de 2017

Gonzalo Torné y la añoranza

Gonzalo Torné, Años felices, Barcelona, Anagrama (2017)
https://www.anagrama-ed.es/libro/narrativas-hispanicas/anos-felices/9788433998255/NH_576

No deja de resultar como poco extraño que Gonzalo Torné nos inmiscuya en un grupo de amigos que viven en la Nueva York de los años cincuenta, y que sepamos que han llegado a hacerse mayores y que todo aquello que los unía cuando aún eran verdaderamente jóvenes se esfuma como se esfuman los "años felices", salvo que uno se tome la libertad de extrapolarlo a la literatura: dónde están los James, las Austen, las Woolf y los Proust de nuestro tiempo, esos "años felices" de la literatura, los años felices que tal vez hayan comenzado a desvanecerse en los años cincuenta. Porque el estilo que despliega Torné aquí, impecable, por cierto, destila reminiscencias de los grandes narradores anglosajones y de la tradición proustiana de la construcción de la memoria: cómo contar exquisitamente una buena historia.
"Aquél era un tema muy difícil: nos arrojan al mundo, nos dan una familia, una cara, un cerebro y un alma, pero no se nos indica hasta dónde deberíamos aspirar, ni cuándo es razonable resignarnos. ¡El manual de instrucciones de la vida era una auténtica porquería!"

Notable me parecieron también las transiciones de escena a escena: similar a un plano secuencia suficientemente dilatado, cortado solamente por las partes, en las que encontramos pistas inquietantes que nos llevarán a descubrir (cual detectives) quién es el narrador (quién está contando el asunto). Además, Torné se sirve de diferentes registros narrativos: diálogos teatrales, cartas, poemas, canciones... Por cierto, las partes son cinco y tal vez (debido a que el lector se ve "obligado" al montaje), le confieren un toque de posmodernidad, de "gracias por no darnos todo masticado", "gracias por el placer de tu prosa, Torné", pero también (y sobre todo): "gracias por el gozo, porque las pequeñas dificultades nos permiten convertirnos en mejores lectores".

Pero ¿qué pasa con los años felices?
"Los años felices no son páginas en blanco, tenemos que escribirlos, son el resultado de nuestros mejores esfuerzos, no pueden surgir de otra cosa, están completamente a nuestra merced."

lunes, 23 de junio de 2014

Gonzalo Torné o Barcelona en suspenso

Gonzalo Torné, Divorcio en el aire, Barcelona, Literatura Random House (2013)
http://www.megustaleer.com/ficha/GM27293/divorcio-en-el-aire

El cascarrabias cínico Joan-Marc ha tomado la palabra, prototipo algo exagerado del catalancito burgués inútil hijo de papá (qué hacemos sin papá, por qué me abandonaste), los que espían correos y teléfonos ajenos, los que desprecian ciertos barrios de la ciudad, los que valoran el hablar francés con buen acento, los que tratan con condescendencia a los extranjeros, los que despellejan a sus rivales, los que detestan a los viejos: y la vejez, esa evidencia que acecha, y la enfermedad, eso de lo que tomamos conciencia cuando estamos a punto de pisar la cuarentena: el miedo a lo inevitable, la certeza de que ya no puede arreglarse.

"¿Qué podía recomendarle a aquel pobre tonto? No conozco ningún paliativo contra el paso de los años ni para tantas cosas hermosas que han muerto arrastradas por el flujo de la vida corriente: horas y horas de indescriptible vulgaridad. Tampoco podía convencerle de que en términos generales este asunto tan delicado de vivir fuese a mejorar: la edad se las arregla para descubrirnos peores perspectivas sobre nosotros."

Ritmo trepidante y a la vez reflexivo, como olas, como loops que ralentizan pero al tiempo completan y redondean y por fortuna terminan regresando a la historia principal, al divorcio que está por tener lugar, y todo eso sin un respiro, algo parecido aunque discursivo y lineal (qué remedio tratándose de un libro) a cómo transcurre el pensamiento, al menos a cómo creemos que podemos plasmar eso que llamamos reflexión, el encadenamiento de ideas, la imagen que despierta el recuerdo de otra similar, pero todo ese deambular por la conciencia (o la experiencia) tiene un sentido: la justificación de cómo se ha llegado a eso.

Me ha sorprendido Torné con ese complejo y detallista retrato del prototipo y del hábitat construido con frases elaboradas donde la ironía nunca falta, y la ambición por representar la condición humana a lo realismo judío norteamericano que tan bien casa con la idiosincrasia del catalán: el hombre venido a menos, el hombre con miedo, el desconcertado por el mundo y sus semejantes, el fracasado y sobre todo desilusionado que reclama a gritos: ¿por qué nadie me explicó cómo iba esto?

Confieso que conmueve como una novela de Bellow.

"¿Cuál es la frecuencia en la que los confusos relatos que avanzan por su propio carril cristalizan en una visión amable para las personas que importan, para no dejar una sola fuera de los círculos misteriosos de la amabilidad? No lo sabes, claro, nadie lo sabe, pero creo que así es como vivimos, empujados por una inercia oscura a separarnos de nosotros mismos, y nadie puede restituir nada, lo que pasó está roto, lo que se rompió no puede volver a juntarse."