Tango del pozo : rumiar la biblioteca

lunes, 7 de enero de 2019

Tango del pozo


Cuando estás ansioso,
mordiéndote los codos,
recorriendo el pasillo,
derrochando estupidez.

Cuando no aguantás
ni tu cara en el espejo
porque estás harto
bien hundido en el pozo.

Entonces ves la cortina
moverse con el viento,
como si alguien o algo
se acabara de ir.

Tal vez se esfumó,
cambió para mejor.
Porque el deseo se transforma,
siempre se transforma.

Alguien te dijo una casa,
un amor, una novela,
y que a mitad de la vida
comienza una vida mejor.

Y recordás que el deseo
es terco como un tonto,
va picándote la oreja
y jamás se equivocó.

Pero estás inaguantable,
y aunque salgas a la calle
o navegues en pantallas
ya no hay luz ni emoción.

Al final sos como un perro
royendo el mismo hueso.
Pero el deseo se transforma,
siempre se transforma.

Entonces ves la cortina
moverse con el viento.
Porque el deseo se transforma,
siempre se transforma.

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