No le tenga miedo al Watusi : rumiar la biblioteca

lunes, 11 de abril de 2016

No le tenga miedo al Watusi

Francisco Casavella, El día del Watusi (2002-2003), Barcelona, Anagrama (2016)
http://www.anagrama-ed.es/titulo/NH_556

Fernando Atienza, el protagonista de esta historia, un hombre que quiere ser otro hombre y de ese modo "prosperar", escribe este Informe Confidencial destinado al Lector, a quien interpela constantemente: "Tu obligación es atender, Lector. Tu obligación". De modo que atendemos. 

El ritmo no falta, tampoco las reminiscencias a Cabrera Infante en ese ritmo de prosa bastante cínica y de musicalidad entre rumbera y pop. La tentación, permítanme ser osada, de entender esas tres partes que componen el libro como historia de la Transición, cierto, pero también como reflejo de la transición de la novela española: algo que comienza con toques de picaresca y se vuelve crítica social y más hacia el final bastante conspiranoica posmoderna, con sus correspondientes insertos, aunque jamás se aleja de lo que comúnmente se entiende por "realista". Brillantes los diálogos, por cierto.

Ya sabemos de qué trata: Fernando Atienza regresa una y otra vez al día del Watusi, el día en que se produjo un asesinato en el barrio humilde y pronto desaparecido donde se crió. Fernando Atienza prospera dejando de lado cualquier escrúpulo, de modo que termina por codearse con hombrezuelos de honestidad dudosa y más tarde con la burguesía. Podríamos resumirlo así:
"¿La Historia la escriben los ganadores? Bueno, ¿pero qué Historia escribirían los perdedores? Una sarta de rumores sobre los compromisos turbios y demencias de los poderosos."

Sin embargo las W que salpican y atildan continuadamente la trama nos dejan con una intensa inquietud. ¿Qué es el Watusi, aparte del sobrenombre de un peón de la mafia aficionado al baile y la obsesión del protagonista? Podría seguirse la pista de las W y elaborar un listado de sus significados a medida que avanzamos página a página y desentrañar su verdadero sentido. Pero resumo y me quedo con esta lacaniana definición:
"¿Tú sabes qué significa la W? -Y antes de que pudiera mentirle dijo-: Es nuestro aleph, nuestro punto de fuga. O a lo mejor la pizarra en blanco donde escribimos nuestro deseo. Nuestro deseo es una inexplicable W, por eso resulta un deseo insatisfecho. Un equilibrio entre el Cielo y el Infierno. El anhelo de simetría, de no estar solos, de repetir el placer, expresado con una letra doble".

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