La columna y la otra de Ignacio Echevarría junto con la revisión de galeradas de la muy recomendable revista Granta (de próxima aparición, editada por Galaxia Gutenberg), me ha llevado a reflexionar una vez más sobre lo que significa escribir para una mujer y sobre la importancia que se le da a lo que se denomina "temática femenina", es decir, aquello de lo que escriben las mujeres en contraposición a los temas de los hombres, o mejor: aquello sobre lo que las mujeres tienen permitido escribir. ¿No se trata acaso de un debate remanido y envejecido, al menos en Occidente? No deja de llamarme la atención que este debate siga vigente: la discriminación, la prohibición, la violencia, el machismo/feminismo, etc.
Será que el debate no ha terminado de resolverse o que, como síntoma de su por fin pronta inanidad, está más eufórico que nunca como si se tratase de los últimos aleteos de vida: la fuerza bruta del animal a punto de caer muerto.
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1. La escritura del cuerpo
2. La escritura sobre la locura/discapacidad mental
3. La trama nupcial y sus variantes (maternidad/novela erótica donde la mujer es esclavizada, etc.)
4. El suicidio
5. La fantasía andrógina
6. La escritura de las pequeñas cosas, los detalles
Ahora pensemos en autores como Artaud o Eugenides, dos ejemplos del todo femeninos según esta lista.
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El tema sigue candente, a juzgar por los discursos. Habrá que ver si solo se trata del canto de un cisne, o más bien es asunto inherente a la diferencia, al poder o la jerarquización, y por lo tanto un tema condenado a relaborarse y repetirse.