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Novela que es realismo de corte norteamericano, y es pincelada y comedimiento; novela que nos instala en el punto de inflexión, con el conflicto desplegado, ¿para qué andar perdiendo tiempo con introducciones?, ni perder la paciencia, ni la acción.
Al reverendo Pearson se le rompe el auto en medio de un viaje al que le acompaña su hija. Dan con un taller para repararlo: les llevará todo el día. En esas horas de espera transcurre la novela, en medio de un páramo con aires rulfianos, angustiados por el calor, que todo lo embrutece o lo desfigura, que favorece un repaso de lo hasta entonces acontecido, por obligación al tener que conversar y explicarse; por inercia porque el coche se ha detenido y con él el camino del reverendo y su hija, ¿de dónde venía yo?
El joven que tiene a cargo el mecánico se convertirá poco a poco en protagonista.
Interesante la trama, que sobre todo al principio se estructura con saltos temporales muy estimulantes para el lector. Pero lo que abunda en su prosa y su voz y su estilo es la asepsia: neutralidad, discreción.
"De repente deseó que el Gringo no arreglara nunca el auto y que el hombre y su hija se quedaran con ellos para siempre. ¿Qué iba a ser de él cuando se marcharan? No era un changuito para correr detrás del coche, berreando, como lo había hecho atrás del camión que se llevó a su madre."
Una entrevista con Beatriz Sarlo para Revista Ñ:
http://www.clarin.com/rn/Sarlo-Almada-Dos-generaciones_3_895740435.html