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Instrucciones para leer La débil mental:
1. Meta la cabeza en un cubo de agua. Aguante. Si es posible, agénciese algún voluntario que le impida levantar la cabeza del agua hasta que usted se ponga verdaderamente violeta (o violento). Siempre hay voluntarios para eso. ¿Suena a tortura? No se inquiete, este es un ejercicio que se practica asiduamente en muchísimos talleres de teatro.
"Qué se puede entender por fuera de esta asfixia."
"Ya no puedo pensar en nada más. Ya no siento mi cerebro mío."
2. Tome aire y siga. El lenguaje sinestésico favorece experiencias únicas. Recuerde usted Las criadas de Jean Genet y rondará bien cerca de estas dos protagonistas desquiciadas y mamíferas en grado sumo. Rememore también Las primas de Aurora Venturini. Son dos animalitas. Perversas también, si no fuera que la perversidad está relacionada con la inteligencia y con la conciencia de esa perversidad.
"Tengo esta manía de embrutecerme."
"Estoy echada como un mamífero con las orejas lanudas sobre los ojos."
3. Pero no se amedrente: las almas inocentes van al cielo y la prosa es salvaje y linda.
"Lo escuché con la reverencia y el sobrecogimiento de una débil mental que se nubla y se pierde en mil detalles a su alrededor, una plaga de microbios sobre la explanada."
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