rumiar la biblioteca

lunes, 20 de julio de 2015

Valerio Nardoni: el funámbulo sin cuerda

Valerio Nardoni, Capelli blu, Roma, E/O (2012)
http://www.edizionieo.it/catalogo_visualizza.php?Id=1008

Un joven trabajador de un supermercado se encuentra una noche en su portal a una muchacha de cabello azul. La muchacha está incosciente y la deja dormida en su sofá mientras decide qué hacer con ella. Al poco le parece que está muerta.

Así arranca esta novela híbrida de estructura circular con acotaciones de guión de cine para devenir poco a poco en fresca comedia. El lenguaje brota de la página para construir (y quiero recalcar la impresión de que brota y de que está construyendo): parodia noir, escenas cinematográficas, misterios y enredos. 

Camminavo così, come un funambolo senza fune, nessuno mi vedeva: con la sigaretta in mano muovevo le braccia quasi per tenermi in equilibrio, e ogni tanto davo un tiro, cercando con gli occhi una relazione fra i piedi e le mattonelline del marciapiede:
"Ciao Julium, come stai?"
mi sono chiesto sovrappensiero, a voce alta. Julium sono io, quello che nella foto scattata dalla polizia si sta accendendo una sigaretta appena uscito da quello stesso portone, qualche giorno dopo, o forse più."
(Caminaba así, como un funámbulo sin cuerda, nadie me veía: con el cigarrillo en la mano movía el brazo casi para tenerme en equilibrio, y cada tanto daba una calada, buscando con los ojos una relación entre los pies y las baldosas del suelo: / "Hola, Julium, ¿cómo estás?" / me pregunté distraídamente, en voz alta. Julium soy yo, ese que en la foto tomada en la policía se está encendiendo un cigarrillo apenas salido del mismo portón, algún día después, o quizá más.)

Abunda la fina ironía y el sentido del humor, desde luego. Un aire À bout de souffle.


"Ehi"
questa es la terza cosa che dissi quella sera. Credo l'ultima, prima della telefonata.
("Eh" / esta es la tercera cosa que dije aquella noche. Creo que la última, antes de la llamada.)

 

lunes, 13 de julio de 2015

Hojaldre, rizoma, trenza cosida (un homenaje a Roland Barthes)

R. Barthes, El susurro del lenguaje (1984)
(trad. de C. Fenández Medrano),
Barcelona, Paidós (2009)
Decía Roland Barthes a propósito del estilo en 1961: 
El problema del estilo solo puede tratarse en relación a lo que yo llamaría el hojaldre del discurso; y, para seguir con las metáforas alimenticias, resumiré estas opiniones diciendo que, si bien hasta el presente se ha visto el texto con la apariencia de un fruto con hueso (un albaricoque, por ejemplo) cuya pulpa sería la forma y la almendra sería el fondo, hoy conviene verlo más bien con la apariencia de una cebolla, organización a base de pieles (niveles, sistemas), cuyo volumen no conlleva finalmente ningún corazón, ningún hueso, ningún secreto, ningún principio irreductible, sino la misma infinitud de sus envolturas, que no envuelven otra cosa que el mismo conjunto de sus superficies.

G. Deleuze y F. Guattari, Rizoma (1976)
(trad. J. Vázquez Pérez y U. Larraceleta),
Valencia, Pre-textos (2003)
Acaso un desarrollo fractal del hojaldre sería el rizoma, a decir de Felix Guattari y Giles Deleuze (1976). Dicen del rizoma que es como una madriguera: puedes entrar a ella por diferentes partes; dicen del rizoma que es un continuum de mesetas:
¿Qué ocurre, por el contrario, cuando un libro está compuesto de mesetas que comunican unas con otras a través de microfisuras, como ocurre en el cerebro? Nosotros llamamos "meseta" a toda multiplicidad conectable con otras por tallos subterráneos superficiales, a fin de formar y extender un rizoma.

Propongo aliñar estos conceptos de lectura y de escritura con la "acción de construir", el trenzar. La trenza cosida como modelo de estilo/estructura/lectura. Una trenza cosida se construye por mechones y capas, repite la acción como un loop aunque siempre un poco diferente, crece fractal, a veces tampoco puede adivinarse dónde ha nacido, no existe sino en el conjunto mismo de sus mechones, en la meseta de cada uno de los finísimos cabellos.

Y animo a la crítica a leer en capas/madrigueras/trenzas y olvidarse un poco de albaricoques, aunque estemos en verano y apetezcan. 

 

lunes, 6 de julio de 2015

Luisgé Martín o envolver la idea con novela

Luisgé Martín, La misma ciudad, Barcelona, Anagrama (2013)
http://www.anagrama-ed.es/titulo/NH_516

Delicada prosa la de Luisgé Martín, delicada y a la vez rítmica, prosa sencilla y bella que avanza para contarnos la historia de un viaje y de aquello tan estoico de darse cuenta de que aunque uno se vaya lejos, siempre se lleva a sí mismo a cuestas. 

"Tal vez no sería nunca feliz en Manhattan, viviendo en una casa soleada, desempeñando un oficio fatigoso e ingrato y viendo crecer con desengaño a su hijo, pero ahora tenía la certeza de que en cualquier otra parte sería desdichado."

Pocas veces se sospecha como en esta novela la construcción de la misma a partir de algunas ideas centrales y cómo envolverlas y hasta abrazarlas con estilo, peripecias, narración. Una novela pensada.
"Me di cuenta de que nada de lo que hacemos tiene sentido y de que, sin embargo, deseamos seguir haciéndolo. Me di cuenta de que las cosas más absurdas son las que luego nos dan más felicidad."

lunes, 29 de junio de 2015

Marcos Ordóñez y el arte del comediante

Marcos Ordóñez, Comedia con fantasmas (2002), Barcelona, Libros del Asteroide (2015)
http://www.librosdelasteroide.com/-comedia-con-fantasmas

Entrañable esta novela que es historia del teatro y hasta del cine en España cuyas escenas, al menos muchas de ellas, además de derrochar sentido del humor, van acomodándose o escribiéndose a la manera de otras obras de teatro, de películas también, de modo que es historia del teatro y del cine en España e historia de la dramaturgia en general e historia, incluso, o poética, si se quiere, del arte del comediante:


-Coño, está clarísimo, ya lo verás. Cuando dejan de toser. Cuando el público se olvida de toser es que ya los tienes cogidos por los huevos. / Y no decía más. No hacía falta: es la mejor definición que he oído del arte de actuar.

Así que es poética y definición y cita y hasta declaración de intenciones, manifiesto del comediante, manual de la comedia, novela que alegra la tarde, método y sátira del arte de actuar, y llegado este punto me pregunto por qué limitarnos al escenario, pues es extrapolable al arte en general:

Miedo a no gustar. El miedo más viejo y más legítimo de todos los miedos del teatro.

lunes, 15 de junio de 2015

Pablo Katchadjian: Kafka + Aira

Pablo Katchadjian, Gracias, Buenos Aires, Blatt & Ríos (2011)
http://blatt-rios.mercadoshops.com.ar/pablo-katchadjian-gracias-ebook-18xJM

Gracias cuenta la historia de un esclavo que llega al castillo de quien acaba de comprarlo y se ve obligado a realizar tareas infrahumanas y completamente desagradables que por fortuna nunca llegamos a conocer. Al poco, y envalentonado por el resto de sirvientes del castillo, se organiza una revolución de la que será el cabecilla.

Contada en primera persona, el tono es agradablemente cómico, entre inocente y delirante, entre kafkiano y airano, divertidísimo. Algunas escenas, de lógica onírica, se repiten y varían un poco, y con ello consigue un ritmo donde el transcurso del tiempo es tangible. Aparece el tema del doble, algunas sustancias psicotrópicas, diálogos absurdos y escenarios imposibles. No pude evitar establecer mis propios vasos comunicantes: aparte de Kafka + Aira, Hebe Uhart, Daniil Jarms, Mario Levrero, Copi, Daniel Guebel. 

"¿Qué dicen? ¿Quieren abolir la esclavitud?", pregunté, sorprendido, y todos se rieron. "Hablan de esclavitud metafóricamente. Ellos se consideran esclavos del poder central", me explicó Nínive.
*

Lo primero que me pregunté una vez terminada la novela es: ¿gracias por qué? ¿Gracias al lector, por elegir la novela o terminar de leerla? ¿Gracias porque es la palabra que suponemos que pronuncia el esclavo liberado? ¿Quién se libera, pues? ¿Existe la liberación?


"¿Sabés qué? A veces me da la impresión de que estos nuevos esclavos liberados no entienden lo que les pasó, y que entonces no pueden verse como libres, pero tampoco como esclavos, y por el momento solo son soldados, que no es más que una función transitoria. No sé cómo va a evolucionar eso. ¿Qué van a ser después?"

Pero ojo, no caigamos en lecturas alegóricas con tanta facilidad. 

lunes, 8 de junio de 2015

Tzvetan Todorov o una tipología del lector como viajero

Tzvetan Todorov, Nosotros y los otros (1982), traducción de Martí Mur Ubasart, Madrid, Siglo XXI (2010)
http://www.sigloxxieditores.com/libros/NOSOTROS-Y-LOS-OTROS/9788432314377

Si tuviese que señalar uno de mis libros de cabecera, un libro que me ayuda y enseña a pensar, no dudaría en señalar este de Tzvetan Todorov, Nosotros y los otros. Un libro que reflexiona sobre la diversidad, lo extranjerizante y lo nacionalizante desde un punto de vista genealógico-histórico, un texto, a mi parecer, imprescindible. Por lo demás, Todorov es uno de los pensadores más lúcidos del panorama actual, y muchos de sus planteamientos han ido acompañándome desde hace cierto tiempo.

Pero esta vez mi intención es arrastrar sus reflexiones hacia otros terrenos:
¿Qué tal si extrapolamos la tipología de viajero que aquí se enumera y la aplicáramos a las diferentes maneras de acercarse a un texto? ¿Qué pasaría si concibiéramos el texto como un territorio extraño al que nos aproximamos de diferentes maneras? 

Todorov habla de diez tipos diferentes de viajeros:
  1. El asimilador. Este quiere modificar a los otros para que se asemejen a él. La figura más representativa de este viajero es el evangelizador. (Lector siempre disconforme)
  2. El aprovechado. Se trataría de un hombre de negocios que se acerca al otro con el objetivo de utilizar la proximidad en su provecho. (Lector-escritor)
  3. El turista. Este prefiere los monumentos a los seres humanos. La ventaja es que los monumentos jamás ponen en tela de juicio nuestra identidad. Como el turista está dispuesto a gastar dinero, el autóctono intentará congraciarlo: le venderá sus "recuerdos". (Lector de best sellers)
  4. El impresionista. Se trataría de una variante del turista, salvo que este analiza las impresiones que el viaje y el otro producen en él. (Lector hedonista)
  5. El asimilado. Este es el caso del inmigrante que se ha asimilado completamente al nuevo entorno, que forma parte de él como uno más. (Lector fanático)
  6. El exota. A diferencia del natural, el extranjero es capaz de percibir aquello que de tan cotidiano se torna transparente. Las costumbres y maneras están para él desautomatizadas y puede señalarlas, pues se ve favoracido por cierto distanciamiento. (Lector-crítico que señala costuras)
  7. El exiliado. Se trataría de una variante intermedia entre el asimilado y el exota. Adora la experiencia de extranjería y siempre quiere mantenerse en ese estado, algo similar a la experiencia de vivir en grandes ciudades, donde la integración completa con la comunidad es, a menudo, imposible. (Lector-rumiante)
  8. El alegorista. Se trataría de aquel que va a buscar allí lejos el espejo del medio al que pertenece. Habla de lo extranjero pero en el fondo se está refiriendo a lo suyo mediante la alegoría. (Lector político)
  9. El desengañado. Aquel que habiéndose marchado se da cuenta de que no hacía falta irse tan lejos para vivir ciertas experiencias. (Lector desganado y sin tiempo)
  10. El filósofo. Este representaría a aquel que aprende pero también alecciona situándose en un punto de equilibrio. (Lector profesional)

Me atrevería a afirmar que nos enfrentamos a cada texto como un viajero diferente, o que cada texto despierta en nosotros distintas actitudes viajeras (o híbridos de ellas). Diré además que, en mi caso, suelo preferir/tropezar/incidir en el acercamiento del exiliado y del impresionista (a menudo del aprovechado), pues me cuesta diluirme por completo como también distanciarme suficientemente del texto, ya que acercarse a un texto es predisponerse, al menos un poco, a conocerse o mezclarse. 

No me atrevo a señalar cuál debería ser la actitud viajera del crítico profesional, pues lejos estoy de eso, pero atinaría a encuadrarlo como viajero entre exota y filósofo.

Quedan invitados a opinar.