Juan Vico, La fábrica de espectros, Barcelona, WunderKammer (2022)https://www.wunderkammer.es/libros/la-fabrica-de-espectros-juan-vico/
El "onirismo es orgánico, consustancial a la imagen cinematográfica", nos dice este libro. Es decir, lo fantasmagórico y el mundo de la no vigilia son la materia prima del cine. Se puede pensar que el cine es el arte realista por excelencia, pero incluso esa pretendida realidad que nos muestran las pantallas está velada, no es jamás real. Algo que viene a recordarnos cuán poco "real" es el realismo como género, qué poco cierto es aquello del espejo a lo largo del camino, cuánto de técnica impostada se precisa para lograr el efecto de lo real.
"[...] el cine nunca ha sido una reproducción fidedigna de la realidad por el sencillo motivo de que no es el mundo lo que aparece sobre el muro o entre los márgenes de una pequeña pantalla, sino su sombra [...], la veladura misma del tiempo."
Y sin duda que del tiempo es de lo que nos habla el cine, viene a decirnos La fábrica de espectros. Cuando vemos películas antiguas, "vemos el tiempo sobreponiéndose al tema o a los recursos formales". Pero no solo eso, vemos también la duración, el mero paso del tiempo, sobre todo en películas que vacían notablemente el contenido narrativo para invitarnos a la pura contemplación.
Reflexiones de este tipo discurren por un texto lindísimo que nos lleva a pensar el cine desde la mirada personalísima de Juan Vico. Sueño, fantasma, veladura, tiempo, duración, puerilidad, asombro, lo voyeur, lo frankensteiniano y fragmentario, lo redivivo: a cuánta magia y exploración de territorios imaginarios (o virtuales) nos ha acostumbrado este arte tan propio del siglo XX, ese que cambió definitivamente nuestra manera de percibir la realidad.