rumiar la biblioteca

lunes, 12 de julio de 2021

Jacques Derrida y el psicoanálisis

 

Jacques Derrida, Fueros. La melancolía de Abraham, traducción de Noelia Billi y Renata Prati, Buenos Aires, Katz (2021)

http://www.katzeditores.com/fichaLibro.asp?IDL=210

Libro que recoge una texto y una entrevista de Jacques Derrida relacionadas con el psicoanálisis. El texto, Fueros, juega con el concepto de "cripta", que define como un falso inconsciente, un inconsciente-prótesis, injertado. 

"El enclave de la cripta, entre 'el inconsciente dinámico' y el 'Yo de la introyección', forma, en el interior del Yo, del espacio general del Yo, una suerte de bolsa de resistencia, el quiste endurecido de un 'inconsciente artificial'."

La entrevista, La melancolía de Abraham, aborda distintos temas propios de la obra de Derrida, centrándose en su concepto/práctica de deconstrucción. Dice Derrida que la deconstrucción estudia ciertos conceptos en relación con su genealogía histórica, y para ello usa el lenguaje, y mientras lo usa está haciendo cosas. Ese lenguaje deviene una "escritura performativa". El concepto va cambiando de sentido a medida que se lo usa.

[...] al analizar por ejemplo la historia del concepto de 'amor', o el de 'justicia' o 'derecho', hago algo, hago gestos a través de la escritura, gestos de escritura, que son ellos mismos performativos, y que plantean y transforman por ende los 'conceptos' en cuestión."

"[...] lo que me parece muy importante en el aporte del psicoanálisis es que nos obliga a pensar la multiplicidad o la divisibilidad de eso que llamamos el 'yo', el 'sujeto', la 'persona': yo soy muchos, yo soy divisible. Y, como usted sabe, la divisibilidad es el recurso último de la deconstrucción. La deconstrucción se mete siempre con lo indivisible."

 

lunes, 5 de julio de 2021

Bohumil Hrabal (Fragmento del diario, 13/05/2021)

Vengo con unos días que tengo ganas de escribir, mono de escribir. Estoy corrigiendo una novela de Hrabal, Personajes en un paisaje de infancia, que está muy bien escrita. Con ese estilo que ahora se entiende como buena literatura, y lo es, sin duda. Un fraseo largo, desordenado. El personaje es una mujer que bebe mucha cerveza, que está un poco piripi, y nosotros seguimos su voz. El típico narrador del que desconfiamos. Tiene momentos bastante delirantes, con ensoñaciones del pasado, como si estuviera semidormida. Una especie de duermevela, y narrada con el desorden y la rapidez al mismo tiempo, sobre todo la rapidez de cambio de escena, siguiendo la lógica del sueño. La primera persona permite eso. A veces provoca confianza o, si no, la desconfianza. Pero aparte de eso, es un estilo clásico de la literatura del presente, no preciosista proustiana sino más a lo Kafka, y sin duda un estilo que dan ganas de escribir porque es muy bueno. Entonces me di cuenta de que tenía ganas de escribir y de que no estoy escribiendo nada, ni siquiera en el diario.

Pero la cosa de leer ese libro de Hrabal me dio nostalgia de esos momentos en que el párrafo sale solo, como si tan solo hubiera que escuchar la voz y ella dictara. Estoy desconectada de la voz. Y tal vez lo que vengo sintiendo es que echo de menos la voz. Echo de menos escribir algo. He perdido el fraseo y la costumbre y hasta la conexión rápida entre las ideas y las palabras, la narración, digamos, o digamos la voz, directamente, porque sin duda que eso es la voz. La voz que ya sale narrando directamente en el papel. Un narrador que escribe solo cuando encuentra su impostación, y dependiendo de esa impostación narra una cosa u otra.

lunes, 28 de junio de 2021

In the mood for love (Fragmento del diario, 12/04/2021)

Estaba viendo In de mood for love y me aburrí y pensé en que ya hace mucho que no escribo, y después pensé en lo que le dije al amigo a quien le gusta In the mood for love: que para escribir hay que tener algo que decir. Por eso sirven los diarios, para aplacar las ganas de escribir. Al menos así pienso yo, aunque debería escribir más, al menos en el diario, porque hace demasiado que no escribo y eso porque el amor me distrae. ¿Será por eso, realmente?

Pero no quiero hablar del amante, quiero obligarme a escribir, que es lo que me propuse al cerrar Filmin porque me estaba aburriendo con In the mood for love. Hay películas o series tan aburridas que consiguen que tenga realmente ganas de escribir, no en el sentido de “se me acaba de ocurrir una idea”, sino en el sentido de que tal vez escribiendo me aburra menos. Entonces recuerdo que a veces escribir es una fiesta. Ahora mismo ni siquiera suena música, pero estoy escribiendo más o menos rápido y comienzo a notar ese placer de los dedos dándole al teclado y las ideas que comienzan a borbotar improvisadas y a veces todo fluye directamente con las teclas del ordenador y entonces es maravilloso.

Escribir es también el acto de darle a las teclas, la parte orgánica y mecánica del asunto. Engancha. Tal vez mucho más que la función comunicativa de la escritura, que es cuando uno tiene algo que decir. Porque hay que tener algo que decir. A veces eso que uno tiene que decir viene mientras se está escribiendo, y entonces uno se sorprende de esa idea que vivía adentro, una idea que estaba a punto de salir o tal vez solo desarrollándose en la zona inconsciente.

(Solo llevo diez minutos escribiendo.)

No es tan fácil tener ideas, aunque uno se esfuerce y se obligue a entrar en el diario. Ahora podría releer las entradas más recientes, como para seguir una narrativa de mi vida, cosa que suelo hacer de vez en cuando, pero como he escrito tan poco últimamente, recuerdo más o menos todas las entradas de los últimos tiempos, en las que prácticamente siempre aparece este amante al que estoy viendo.

Eso lo sabemos y no hace falta estar hablando de él todo el tiempo, aunque esté prácticamente todo el tiempo en mi mente. Hablar del amor es algo pasteloso al final. Aburre hablar siempre del amor, porque el amor del que se habla es anhelo. Es difícil hablar del amor mientras está ocurriendo el amor, porque el amor suele ser absolutamente ñoño, y los amantes se quedan mucho rato mirándose a los ojos y sonriendo sin poder evitarlo y sintiendo felicidad, cosa que apenas se puede describir más que con la palabra felicidad.

(Quince minutos escribiendo. El tiempo es completamente diferente cuando se escribe.)

lunes, 21 de junio de 2021

Witold Gombrowicz y el talento (cita)

Witold Gombrowicz, Diario argentino (1986), traducción de Sergio Pitol, Buenos Aires, El cuenco de plata (2016)

https://elcuencodeplata.mitiendanube.com/productos/9789873743481/

"¿Qué valor puede tener en todo caso esta idea si no soy capaz de realizarla aquí, en mi diario? Sin embargo no logro hacerlo, algo me lo impide; cuando entre la gente y yo no existe una forma artística, el contacto se vuelve demasiado molesto. Debería tratar este diario como un instrumento de mi devenir ante ustedes..., obligarlos a que me enfoquen de cierta manera, de una manera que hiciera en mí posible (¡adelante, que aparezca esa peligrosa palabra!) el talento. Que este diario sea más moderno y más consciente y quede impregnado de la idea de que mi talento solo puede nacer en relación con ustedes, es decir que solo ustedes pueden incitarme al talento, es más: crearlo en mí."

lunes, 7 de junio de 2021

Roger Chartier: la vida cultural es cada vez más virtual (cita)

Roger Chartier, Lectura y pandemia, Buenos Aires, Katz (2021)

http://www.katzeditores.com/fichaLibro.asp?IDL=208
 

"En la misma investigación ya citada sobre las prácticas culturales de los franceses hay otro dato muy interesante: uno de cada seis franceses afirma que su vida cultural tiene lugar por completo en el mundo digital, particularmente a través de las redes sociales, los vídeos online, o los juegos electrónicos. Leen o escriben solamente en las pantallas. La mitad de estos individuos, que ya desde antes de la pandemia vivían en condiciones similares a las pandémicas, tienen menos de 25 años. La cuestión es, por un lado, saber si sus prácticas culturales van a mantenerse exclusivamente online o si en algún momento van a salir del mundo digital para encontrarse con otras prácticas, culturales o no. Por otro lado, podríamos preguntarnos también si esta minoría de hoy prefigura la sociedad entera de los lectores del futuro."

lunes, 31 de mayo de 2021

Ted Chiang o la tecnología está cambiando tu percepción

 

Ted Chiang, Exhalación (2019), traducción de Rubén Martín Giráldez, Madrid, Sexto Piso (2020)

http://sextopiso.es/esp/item/472/exhalacion

Llevamos años escuchando que la ciencia ficción es el nuevo realismo, y libros como Exhalación se plantean cómo las nuevas teconología que usamos a diario están cambiando nuestra percepción de la realidad. Claro que antes de Chiang lo hicieron Dick y Ballard, por nombrar a los más destacados. Temporalidad, recuerdos, identidades o qué significa ser humano: en esa línea van los cuentos de este libro, con reminiscencias borgianas, sin duda, pues hay dobles a cada rato, puertas del tiempo en cuentos con aires milyunanochescos, paradojas temporales, caminos que se bifurcan, etcétera. Pero sobre todo hay distintas maneras de imaginar cómo pensaremos, cómo nos relacionaremos y qué dilemas éticos nos plantearemos a poco que esa tecnología siga el camino natural de su evolución. 

Hay un cuento asombroso que a todos recordará a un episodio de Black Mirror donde existe una tecnología capaz de grabar todos los recuerdos para después visualizarlos. Chiang hace el ejercicio de comparar este cambio de paradigma con lo que supuso la escritura en las sociedades orales. Sabemos que la memoria tergiversa los recuerdos, sabemos que existen los recuerdos falsos. En este cuento, la tribu que comienza a usar la escritura cambia su manera de pensar y termina por fiarse del papel. Del mismo modo, la sociedad que graba los recuerdos terminaría por fiarse de esos vídeos: "Mentalmente, pasaremos de la cultura oral a la cultura alfabetizada" ("La verdad del hecho, la verdad del sentimiento"). 

Hay otro cuento magnífico ("El ciclo de la vida de los elementos de software") donde la protagonista debe adiestrar a mascotas virtuales. A poco que vamos adentrándonos, descubrimos cómo el hecho de relacionarse con inteligencias artificiales despliega dilemas éticos así como emociones intensas en la protagonista, pues el amor nace cuando existe implicación, tiempo y esfuerzo: "Quieren algo que responda como una persona, pero a la que no se deban las mismas atenciones que a una persona, y eso es algo que ella no puede darles". 

Además de estos dos, tal vez mis preferidos, hay un cuento con portales que permiten el viaje en el tiempo; otro en el que las personas deben ir a rellenar sus pulmones y en el que su protagonista, un anatomista, quiere estudiar la manera en que se graban los recuerdos. Hay otro cuento en el que mediante un aparato llamado Pronostic se puede retrasar el tiempo; otro que analiza los beneficios e incovenientes de tener una niñera robot; uno que explica el funcionamiento de un aparato llamado prisma que permite acceder a nuestros otros yos en los distintos multiversos, de modo que los personajes conocen los caminos que se bifurcan dependiendo de la toma de decisiones. Está el cuento de los papagayos que se quejan de que los humanos están buscando comunicarse con vida extraterrestre y apenas se molestan por comprenderlos a ellos, y también uno que cuenta la historia de una arqueóloga que está fascinada por el descubrimiento de árboles sin anillos de crecimiento, una prueba más que evidente de que el mundo lleva muy poco tiempo creado. Un libro magnífico.

"A medida que Jijingi iba practicando la escritura comenzó a comprender a qué se refería Moseby: la escritura no era solamente una forma de conservar lo que alguien había dicho; podía ayudarte a decidir qué querías decir antes de decirlo. Y las palabras no eran solo pedazos de habla; eran pedazos de pensamiento. Cuando uno las escribía, podía agarrar sus pensamientos como ladrillos y colocarlos en órdenes distintos. La escritura permitía observar los propios pensamientos de una manera en la que no podrías si solo estuvieras hablando, y una vez vistos podías mejorarlos, hacerlos más potentes y elaborados." ("La verdad del hecho, la verdad del sentimiento")