rumiar la biblioteca

lunes, 11 de marzo de 2019

Daniel Mella: muerte, familia y autoficción

Daniel Mella, El hermano mayor, Barcelona, Comba (2017)
https://www.editorialcomba.com/catalogo/libros/narrativa/el-hermano-mayor/

Una voz cercana, emotiva y coloquial, que me recordó un poco a la de Pedro Mairal, nos cuenta la historia de la muerte del hermano del narrador y, a la vez, la historia del nacimiento de la idea de escribir esta novela. El desafortunado acontecimiento hace que los recuerdos resurjan descontrolados, pero ya sabemos que la ficción obedece sus propias reglas y manipula a su conveniencia:
"Le respondí que no se preocupara. En lo que estaba escribiendo casi nadie decía lo que había dicho ni hacía lo que había hecho. Es más, todos tenían los nombres cambiados. Y en lugar de cinco hermanos, como en la realidad, en el libro éramos cuatro. A Pablo, el del medio, lo había tenido que dividir entre todos los demás. / Además, tampoco es que estuviera escribiendo sobre ellos –sobre ellos iba a tener que escribir un libro aparte, bromeé–. Era sobre Ale y sobre la muerte, aunque tampoco era sobre Ale. No era una biografía. No podía escribir un libro tratando de mostrar cómo había sido Alejandro. [...] le dije que no era raro que la familia de un escritor apareciera, más o menos disfrazada, en sus textos. Los escritores que no escribían sobre su familia, especialmente sobre sus padres, eran generalmente malos escritores, les dije. No tenían por qué escribir directamente sobre sus padres, pero sus figuras tenían que sobrevolar su literatura de algún modo."

lunes, 4 de marzo de 2019

La novela deejay X


Si imaginamos un destino de la literatura similar al destino de la música, en el sentido en el que hoy aplaudimos y celebramos y adoramos al deejay como si de una estrella de rock o de un concertista virtuoso o de un afamado compositor se tratara, y celebramos su trabajo, es decir, el de poner discos, como arte, o mejor dicho, celebramos su collage y su mixtura y su capacidad de navegar por el tiempo y la tradición, de hacer tremolar el tiempo sobre diferentes bases, y extrapolamos el fenómeno al libro, o mejor, al libro electrónico, y pensamos que el escritor dejará de ser ese juntapalabras o el que busca estilo y construye una escritura, y que su función se habrá desplazado hacia un diseñador-maquetador con talento, con conocimientos de programador, que fabrique collages y corta-pegas y links de navegación por las grandes obras de todos los tiempos y aplaudamos su trabajo, lo celebremos como gran hacedor de los tiempos por venir, y colaboremos para que pueda ganarse la vida con mucha mayor soltura que un escritor, porque tal y como dicen algunos, y no sin razón, con semejante tradición para qué escribir o reescribir, o contestar y dialogar con esa tradición, quizá sea suficiente con manipularla y fragmentarla y servirnos de ella para contar la historia que queramos, para seguir ejecutando el hecho literario.

Por ejemplo, yo podría continuar con el montaje de una autobiografía in progress, que ya comenzara con los posts La novela deejay, La novela deejay II, III, IV, V, VI, VII, VIII y IX utilizando un fragmento de Gira, rueda mágica de Dawn Powell para confesar de qué cosas está hecha mi escritura:


lunes, 25 de febrero de 2019

Lucia Berlin o versiones de sí misma

Lucia Berlin, Una noche en el paraíso, traducción de Eugenia Vázquez Nacarino, Barcelona, Alfaguara (2018)
https://www.megustaleer.com/libros/una-noche-en-el-paraso/MES-084008

Aunque este segundo volumen de cuentos de Lucia Berlin no produce el efecto del primero (Manual para mujeres de la limpieza), tal vez porque se pierde el factor sorpresa del descubrimiento, la voz simple y honesta de Lucia Berlin sigue emocionando: ella consigue el momento de verdad. Además, uno tiene la sensación de estar presenciando una variación de las narraciones del primer volumen, un anecdotario con distintas versiones de ella misma, de manera que se construye una historia de vida alternativa. Tal vez este efecto se deba a que en ambos volúmenes los cuentos se han ordenado respetando precisamente esa cronología biográfica.
A poco que se avance en la lectura, uno tiene una sensación bastante parecida a esta cita del cuento "Perdida en el Louvre":
"Todo lo que veía me resultaba vívidamente déjà vu, pero es que veía lo que había leído."

lunes, 18 de febrero de 2019

Releer La camarera de Artaud en Pliego Suelto

Los escritores y sus textos: Verónica Nieto relee su novela La camarera de Artaud

[Publicado en Pliego Suelto, el 16/02/2019]


En el siguiente texto, la escritora Verónica Nieto (Córdoba, Argentina, 1978), expresa sus impresiones acerca de la reedición de su novela La camarera de Artaud (Trampa Ediciones, 2018), la cual ha sido traducida al italiano a través de la editorial Valigie Rosse (2015). Amélie Lévy (la protagonista) es una joven de origen judío, quien durante la ocupación nazi de Francia (1940-1944) ingresa al hospital psiquiátrico de Rodez. Su vida cambia cuando conoce a un nuevo y singular interno: el artista y escritor Antonin Artaud.  


La camarera de Artaud acaba de reeditarse, cosa que no deja de sorprenderme: parece que esta novela ya no me necesita. De eso me doy cuenta cuando no tengo más remedio que leerla, y digo «no tengo más remedio» porque, en general, no suelo volver a lo que escribí después de publicado.


No me gusta volver porque no me reconozco en esa escritura: por momentos me avergüenzo, por otros me doy palmaditas en la espalda, y durante toda la lectura tengo la sensación de que hay algo ahí que no me pertenece. Volver a leer una novela tuya es como quedar con tu ex a tomar algo.
 
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lunes, 4 de febrero de 2019

Jonathan Littell o ejercicios de variación

Jonathan Littell, Una vieja historia, traducción de Robert Juan-Cantavella, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2918)
http://www.galaxiagutenberg.com/libros/una-vieja-historia/

Una de las novelas más interesantes que leí el año pasado fue esta de Jonathan Littell, Una vieja historia. No se trata de una novela al uso, sino de variaciones de una misma historia con cambios de personajes, aunque no tanto de escenas, escenarios y acciones. Hay un recorrido que en cada capítulo se repite: el personaje (hombre, mujer, hermafrodita, niño) sale de una piscina, abre una puerta, desemboca en un pasillo y luego en una casa; hay una escena de sexo y una de guerra. Esa secuencia variada se asemeja a la estructura de un videojuego. 
Aunque a primera vista parece un ejercicio de estilo, estas variaciones resultan inexplicablemente fascinantes y, sostenidas por una prosa veloz y bastante vitalizante, nos mantienen con la intriga latente. Muy recomendable.
"Encadené un largo tras otro sin contarlos, deleitándome en mi fuerza y el contacto sensual del agua, recogiendo los pies contra mí en cada extremo de la piscina para golpear la pared y propulsarme con potencia en sentido opuesto. Los últimos metros los cubrí en apnea, con los ojos bien abiertos y los brazos extendidos a lo largo del cuerpo. Mi cabeza emergió a la superficie, los labios entreabiertos para llenar mis pulmones de aire, mis manos encontraron el borde, se apoyaron en él y, sirviéndose de mi empuje, izaron mi cuerpo empapado fuera del agua. Súbitamente desorientada por los ecos, parpadeé, me quité el gorro y las gafas y dejé que el agua se escurriese por mi piel sobre las baldosas mientras procuraba distraídamente identificar mi cuerpo entre todos cuantos se reflejaban en los grandes espejos que rodeaban la piscina. Pero no lograba apreciar más que fragmentos, un hombro, una nuca, un busto, un muslo que me costaba relacionar con nadie. La parte baja de mi vientre se vio atravesada por un calambre, acaricié mi abdomen, luego enjugué el agua desde lo alto de mis pechos, cuyas puntas enhiestas tensaban el tejido del bañador. Sin levantar la cabeza, sentí sobre mi cuerpo la mirada insistente de un hombre un tanto barrigón que ignoraba las quejas de su hijo mientras me devoraba con la mirada. Cuando hube recobrado el aliento por completo, me alejé de los espejos y pasé por las puertas batientes en dirección al vestuario. Una vez seca, vestida con un chándal gris y sedoso, agradable a la piel, mis largas mechas rubias recogidas en un moño rápido, encontré el pasillo y tras unos pocos pasos me puse a correr a zancadas cortas y regulares con los codos pegados al cuerpo."

lunes, 28 de enero de 2019

Noelia Pena o narrar la depresión

Noelia Pena, La vida de las estrellas, Madrid, La oveja roja (2018)
http://www.laovejaroja.es/principal.htm

Isabel está internada en un hospital psiquiátrico. Su hijo la echa de menos y está planeando un viaje a París porque ella, antes de ingresar, se lo había prometido. El marido y padre del niño está cada vez más ausente. Ella piensa en dejarlo, pero se le hace cuesta arriba. 
Estas breves pinceladas de la peripecia se entretejen en un álbum de escenas cotidianas, porque todos tenemos algo que contarnos unos a otros, anécdotas que tal vez no tienen ningún sentido.
"Quizá todos llevamos historias así, que no tienen sentido más que para nosotros mismos, pero necesitamos contárselas a alguien, depositarlas en desconocidos que quizás le encuentren alguna utilidad."
Pareciera que Noelia Pena ha intentado narrar la depresión: ese estado abúlico y gris que lo tiñe todo de apatía. Un estado que muchas mujeres asumieron como lo que toca, lo normal, donde no queda más que aguantar.
"Quizá no debería haber pensado en eso, pero no conseguí hacer frente a esa inercia que me hace volver una y otra vez sobre las mismas cosas, así que ese fue el único pensamiento de la mañana. La verdad es que nunca se me ocurrió que fuera a tener una vida como esta. Lo que me rodea son los beneficios de una vida en familia, que recibo al módico precio de haber mantenido en secreto mis deseos en los últimos años, asumiendo los cuidados de una maternidad a solas sin rechistar. Me he adaptado a estos muebles y a esta casa, me he ido alejando de mí misma hasta olvidar lo que quería, lo que quise, porque se olvida, a fuerza de callarlo se olvida y acaba sustituyéndose."