rumiar la biblioteca: 2022

lunes, 19 de diciembre de 2022

De cómo escribí "Tangos en prosa" (Zenda)

 

[Publicado en Zenda, el 19/12/2022]

De cómo nace el impulso que nos lleva a escribir podríamos divagar durante toda la eternidad y difícilmente llegaríamos a dar en el blanco. El impulso de escribir es tan misterioso que se parece a ese punto ciego que rodeamos a tientas, trastabillando, pero jamás alcanzamos. O como dijo Stanley Kubrick a propósito de sus películas, la razón de por qué se elige un tema es tan insondable como explicar por qué una persona nos resulta atractiva. Por eso me centraré en los márgenes del nacimiento de este libro, un libro que nació una vez y ahora renace redivivo.

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lunes, 12 de diciembre de 2022

Mundo weird: horror, extrañeza y ciencia ficción

 

VV. AA., Mundo weird, edición de Ramiro Sanchiz, trad. de Federico Fernández Giordano, Holobionte, Barcelona (2022)

https://edicionesholobionte.com/mundo-weird-antologia-de-nueva-ficcion-extrana-vol-1/

Gran sorpresa ante el mundo weird, la narrativa extraña. Esta antología despliega una muestra con varios apartados: el weird más puro, el weird latinoamericano, el weird contagiando el mainstream y escrituras extrañas.

Pero ¿qué es el weird? Dicen que su primer representante es H. P. Lovecraft, con sus monstruos, el horror sobrenatural, la fuerza de la naturaleza donde el hombre es totalmente insignificante, los comienzos de la ciencia ficción. 

"[...] a partir de Lovecraft, entonces, la ficción weird se convierte en una fusión (o proceso de fusión) entre el horror tradicional y la ciencia ficción, en la que el monstruo tradicional se ve desplazado o mutado [...]."

Cuando llegamos al latinoamericano enseguida nos damos cuenta de que lo extraño no es tan extraño. Lo latinoamericano siempre estuvo teñido de extrañeza, de ciencia ficción. La literatura latinoamericana siempre enrareció. Además, para el latinoamericano no existen apenas límites precisos entre géneros. Ese señor llamado Borges escribió cuentos que podrían considerarse ciencia ficción ("Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", por ejemplo), una ciencia ficción con imaginario intelectual, o Bioy Casares y La invención de Morel, que podría definirse como ciencia ficción de nuevas tecnologías (o ficción especulativa), algo que hoy llamamos ballardiano. De modo que al apartado que nos muestrea contagios al mainstream podríamos considerarlo como una práctica natural en Latinoamérica.

El último apartado es realmente extraño. Pareciera que ya no narra una conciencia individual, sino alguna entidad posthumana, tal vez de conciencia colectiva. Hay muchos cíborgs, hay entidades que son en parte físicas-biológicas-virtuales. En fin, experimentos que muchas veces se parecen más a filosofías ficciones que a ficciones puras.

lunes, 28 de noviembre de 2022

Francesc Miralles o el narrador irónico-naif

 

Francesc Miralles, Los soñadores, Barcelona, Lince ediciones (2022)

https://malpasoycia.es/libreria/los-sonadores-de-francesc-miralles/

Seis historias de soñadores que llevan sus acciones hasta las últimas consecuencias, cosa que nos hace pensar que cualquier acción puede convertirse en lo contrario cuando la estiramos al límite. Muchos de estos personajes viven un momento satori: se dan cuenta de que han malgastado su vida, que nada de lo que han hecho tiene sentido. 

"Pero un día te das cuenta de que has escrito tu existencia en papel pautado, que todo obedecía a una serie de movimientos programados previamente, a una lógica sin emoción. Este descubrimiento rompe tus existencias; por primera vez sabes que tus cuarenta y dos años han sido una carta lanzada al viento, sin dirección ni remitente, porque lo que tú puedes decir es exactamente igual a lo que podría decir cualquier otro infeliz. Y lloras por dentro, pero te resignas porque tu vida ya está montada, por mucho que sea un castillo de naipes." ("El sueño del amor")

Un hombre que sigue una terapia publicitaria para ser más popular; el que lo deja todo para perseguir a una mujer que no consigue encontrar; uno a quien la suerte sin duda no lo acompaña jamás; la mujer que recibe extrañas cartas donde el autor de las mismas confiesa una serie de asesinatos; un empresario que descubre la vía del zen y comienza a despreocuparse de las banalidades terrenales, y un relojero que se empeña en destrozar todos los relojes de su ciudad.

El tono es sencillo, un narrador irónico-naif, un imaginario cercano a la autoayuda y todo llevado a tal extremo que se convierte en absurdo.

lunes, 14 de noviembre de 2022

Romain Slocombe o un policía despreciable

 

Romain Slocombe, El caso Léon Sadorski, traducción de Julia Escobar, Barcelona, Malpaso (2020)

https://malpasoycia.es/libreria/el-caso-de-leon-sadorski/

Francia ocupada por los nazis, una comisaría llena de colaboracionistas del régimen de Vichy que cuenta con un "Departamento judío". En París hay escasez de todo, al menos el aire está limpio por la falta de combustible. La gente se mueve en bicicleta. 

Léon Sadorski es un policía despreciable, de moralidad horrenda y un cazajudíos despiadado. A eso se dedica, y está convencido de que es lo que toca. No tanto porque crea todo ese discurso anticomunista y antijudío, sino porque le conviene: así conseguirá el ascenso y una buena jubilación. 

"En estos días, cuanta más gente con un apellido como el suyo llevemos más nos felicitarán los jefes; cuando no llevamos suficientes, nos echan una bronca. Lo único que no ha cambiado en la policía es que el pequeño funcionario está mal pagado."

Y claro que todo está lleno de espías. La policía se sirve constantemente de ellos. Sadorski tenía tratos con un tal Osnitski, un polaco que se las daba de aristócrata. Y un buen día llegan unos oficiales alemanes y le dicen que tiene que acompañarlos a Berlín, pues han de interrogarlo a propósito del caso Osnitski. Solo estará allí quince días... Pero esas dos semanas son un verdadero infierno.

Lo bueno de esta novela es que odias al protagonista pero al tiempo no puedes abandonarlo. Y para colmo, gran parte de lo que se cuenta está basado en hechos reales. Ritmo ágil, guiños del género, giros sorprendentes, muchísima violencia, excelente ambientación y documentación histórica exhaustiva. Cuesta recordar que aquellas atrocidades se cometían a diario, que existía un sistema nefasto de imposición del poder con una lógica implacable y arbitraria.

"Como puede ver, los guardias dijeron a los demás que el judío que había violado a una hitleriana estaba en el calabozo. Como tenían la llave, al parecer lo han estado visitando toda la noche. Cada guardia que entraba preguntaba al que salía: '¿Sigue vivo el pequeño Arschloch, el capullo?'. ¿Verdad que usted lo comprende, señor Sadorski? Lo han destrozado con sus pollas nacionalsocialistas."

lunes, 31 de octubre de 2022

Cynthia A. Matayoshi y el deseo como rareza

 

Cynthia A. Matayoshi, La sombra de las ballenas, Barcelona, Trampa (2020)

https://trampaediciones.com/catalogo/la-sombra-de-las-ballenas/

Un mundo raro el que se nos presenta aquí. Las personas se conectan a fantasías y comen deseo pasándoselo con un beso como si fuera un chicle. El deseo puede permanecer en el cuerpo durante seis minutos; si sobrepasa ese límite de tiempo, el humano puede enfermar y hasta morir de asfixia. Porque el deseo crece adentro como un pez globo, pero siempre termina por explotar. Además, se convierte en sumamente contagioso, por eso al enfermo hay que aislarlo. 

En este mundo hay humanos y hay fantasías; también hay fantasmas, que son fantasías olvidadas que viven en las alcantarillas. Para conectarse con fantasías, los humanos necesitan unas monedas que venden en ciertos lugares. 

Tenemos a Fran, fotógrafo de fantasías, a Nina, una rusa que vive en un teatro con un tal Guéna, que está preparando una obra que consiste en un monólogo relacionado con las ballenas. La tal Nina trabaja como cuidadora de estas personas enfermas de deseo, y resulta que una de las pacientes, Marian, es hermana de Fran. Marian ha sobrevivido a la ingesta de deseo. 

Fran quiere entender cómo ha sobrevivido su hermana y así conoce a Rinko, una fantasía. Llegó a ella porque en la biblioteca le dieron su nombre. Parece que la tal Rinko sabe cómo se hace para sobrevivir al deseo. Y que para eso tienen que pasar al otro lado, el lado de las sombras, de las fantasías.

"Los humanos no tienen deseo puro. Solo pueden obtenerlo de algunas fantasías. Y para que eso pase deben pagarlo con monedas. No con cualquier tipo de moneda. El deseo se puede obtener a cambio de monedas agujereadas. Son monedas antiguas que se venden en tiendas del barrio chino, en mercados de pulgas, e incluso, en el peligroso mercado negro. Y solo se las venden a los humanos. [...] Los seres humanos están acostumbrados a vivir con un deseo efímero. El deseo en estado de pureza se gesta como un feto en una bolsa, en la boca de las fantasías. Un feto acuático. Puede compartirse con un beso, igual que un chicle. Se intercambia de un cuerpo a otro a través de algún orificio. Es un animal que activa su veneno adentro del cuerpo humano produciendo violentos cambios químicos."

La prosa es helada, grado cero. El imaginario, anime japonés, juvenil. No sabemos quién narra, pero tal vez se trate de una inteligencia artificial. 

lunes, 10 de octubre de 2022

Beatriz García Guirado o el narrador perturbado

 

Beatriz García Guirado, Los pies fríos, Palma, Sloper (2022)

https://www.editorialsloper.es/Inicio/

Descoloca al principio el imaginario marcadamente norteamericano, pero una vez dentro no hay más que sorpresas: qué bien ese fraseo veloz, impecables los diálogos, notables y asombrosas imágenes ("Arrugó tanto la cara que casi le cabía en un puño"), humor, mucho humor. Se trata de un noir donde pasan infinidad de cosas narrado a dos voces: un periodista, Gabe Benson, que escribió un libro llamado La noche del Alacrán y, por otro lado, la voz del tal Alacrán, cuyo nombre es Harry Butterfly, el asesino.

El asesino, un hombre perturbado, espera la muerte en la cárcel con los pies fríos. Nació en un pueblo llamado El Paso del Escorpión, cuya principal característica es que tienen más farmacias que iglesias. Y es que por allí el negocio de los medicamentos es oro puro y su principal representante, Ron Grinner, no se anda con chiquitas para despojarse de enemigos. Lo que pasa es que su hija apareció muerta y ese es el detonante con el que comienza el libro. Pero para llegar a este punto, Harry Buttlerfly se recorrió el lado oscuro como alumno aplicado. Y de eso se acuerda mientras espera que la muerte venga a liberarlo de su álter ego, Azazel, el tipo que se pone el pasamontañas y le dice lo que tiene que hacer, casi siempre cosas malas.

"Lo que ocurrió a continuación lo recuerdo en forma de diapositivas. Vagas impresiones. Cortes de una película mal ensamblada: la carretera oscura, mi hija gimoteando en mi regazo muerta de sueño; Willy sin darme respiro, hablándome una y otra vez de aquellos manipuladores de serpientes e instruyéndome sobre el cuidado de las pitones, a las que creía que drogaban porque cómo iban a estar tan mansas en medio de la multitud. / Azazel cabecea sentado en el asiento del copiloto, sus bostezos hacen titilar las estrellas, que se encienden dibujando en el cielo una flecha, un neón luminoso, la madeja de autopistas que habría de tomar de vuelta a casa. No a Paradise, al hogar. Al lugar donde empezó todo y debía terminar todo."

Los pies fríos es una novela sumamente entretenida, de estructura salteada y prosa impecable: velocidad, ironía y notables imágenes. 

lunes, 3 de octubre de 2022

Enrique Vila-Matas o qué pasa en la habitación de al lado

 

Enrique Vila-Matas, Montevideo, Barcelona, Seix Barral (2022)

https://www.planetadelibros.com/libro-montevideo/355599

Montevideo es una novela que habla de la imaginación, de los mecanismos que se activan cuando se escribe, siempre enigmáticos, de cómo de ambiguas y caprichosas son las conexiones que hace la mente cuando relaciona ideas, muchas veces descabelladas. 

El narrador es un escritor que está en un punto muerto, parece que se ha quedado sin ideas. Sufre el síndrome de Rimbaud, mejor conocido como el síndrome de Bartebly. Preferiría no hacerlo. 

Viaja a Montevideo y se hospeda en un hotel que es protagonista de dos cuentos: uno de Cortázar y otro de Bioy Casares. Ambos escritores cuentan que, en ese hotel, sus protagonistas escuchan lo que pasa en la habitación de al lado. El narrador se empeña en visitar la habitación que describe Cortázar en el cuento, pero el conserje no está dispuesto. Por la noche, el narrador comienza a tener experiencias inquietantes: hay puertas que están y luego desaparecen, hay arañas del otro lado del umbral.

Las arañas aparecen constantemente. Lo bueno de esta novela es que es tan ambigua que uno puede interpretarla como le dé la gana. Por ejemplo, yo creo que las arañas representan la capacidad de narrar, pues sabemos que un texto es un tejido y las arañas son expertas tejedoras. Pero la araña puede ser miedo, o cómo no, aquello que solo tienen las mujeres.

El narrador sigue visitando distintas ciudades, si no físicamente, al menos en su mente. En su mente o a través de ciertas experiencias relacionadas con el arte moderno: dos artistas plásticas le construyen una habitación única (a la manera del cuarto propio de Virginia Woolf) para que tenga allí ciertas experiencias, para que su narración vuelva a desplegarse. Y sin duda que tiene experiencias. Hay puertas, esas puertas dan a distintos lugares, él las abre y allí pasan cosas, pero puede ir a otra puerta y estar en otro lugar. 

Las puertas son los vasos comunicantes que construye la imaginación. Allá está la araña que teje, o el soplo divino, la inspiración. Las cosas siempre pasan al otro lado de la puerta, en la habitación contigua. Y a veces pareciera que quien narra está detrás de la puerta y nosotros somos la novela.

"Si te fijas, le dije, no hay un solo escritor, por mucho que recurra al psicoanálisis, que sepa verdaderamente por qué escribe. Algunos sí lo saben, dijo Cuadrelli, pero son los más pelotudos. Y no conozco, dije yo, a un solo escritor que haya podido explicarse por qué, por ejemplo, al encontrar un problema en lo que estaba escribiendo en aquel momento, saliera a dar un paseo y, al volver a casa, viera que la dificultad se había solucionado. Antes, dijo, lo llamaban 'inspiración', y mucho antes, 'soplo divino', pero no hay un solo escritor que sepa lo que realmente pasa ahí. Bueno, solo lo saben aquellos que son muy malos escritores, dije. Sí, es cierto, esos explican muy detalladamente todo lo que han hecho, dijo, y delatan con su boludez que no son escritores ni nada, creen que explicar el libro es explicar la historia que puede leerse en él. Y los peores, dije, son los que aseguran no poder explicar lo más interesante de la historia porque la arruinarían contándola. Reímos juntos. Sobre una buena novela, dijo, no hay nada para contar, o no debería haberlo si el escritor ha hecho bien su trabajo, y que así sea siempre se debe a que la misma escritura de la novela ya es una explicación de algo que sucedió en la vida o en la mente del narrador; algo que exigía ser puesto en palabras y que terminó dando forma al libro. / Me mostré plenamente de acuerdo. Después de todo, dije, proponer una explicación no deja de ser algo muy complicado, y tal vez se trate de una tarea sin esperanza y condenada a la redundancia. Y, un poco más tarde, volvimos al tema de la inspiración, y al antes llamado 'soplo divino'. Sí, dijo, los escritores en realidad solo creen en ese soplo; mira a Coleridge, sin ir más lejos; a él, por lo visto, le dictaron un poema entero. Y seguramente toda su obra, añadí tratando de ver qué tal me sentaba ser un tanto malévolo. Sí, claro, dijo. Basta con leer las entrevistas que dan cuando publican un nuevo libro, dije, y verás que no hay ninguno que sepa explicar lo que ha hecho. Sí, dijo Cuadrelli, es como si todos escribieran al dictado del habitante contiguo. Le pregunté cómo creía que se llamaba ese habitante. El Soplo, dijo Cuadrelli. ¿Cómo tomarme aquello? Lo dejé pasar como un soplo."


lunes, 19 de septiembre de 2022

Juan Vico o narrar con fotogramas

 

Juan Vico, El teatro de la luz, Madrid, Gadir (2013)

http://www.gadireditorial.com/titulos/teatro-de-la-luz.html

Estamos en Barcelona a principios del siglo XX, el cine acaba de inventarse. Mauricio queda fascinado con la magia de la pantalla. Pasan los años y conoce a un cineasta de verdad: lo admira y aprende a construir películas, aprende que la fascinación no es más que puro artilugio. Emilio Ciret, el cineasta, se convierte en su amigo. Al poco Mauricio colabora como guionista. Están haciendo juntos una película que muestra el lado más marginal de la ciudad: ladrones, mujerzuelas, pobreza y violencia. De pronto, Emilio es asesinado. 

"Pasa muy poco tiempo desde su primera aparición por el café de las Ramblas hasta el día en que Emilio lleva a Mauricio a uno de sus rodajes. Mauricio se decepciona con la misma rapidez al comprobar lo laborioso del trabajo cinematográfico. Los cálculos de luz. La complejidad de los aparatos tomavistas. El delicado proceso de revelado. Toda esa parafernalia no se parece en nada a la inmediatez que él imaginaba. A la supuesta traslación automática del ojo a la pantalla y de la pantalla al ojo."

La novela viene a contarnos que la vida empieza muy arriba, que transitarla casi siempre es un camino hacia la desilusión. Hay que ceder para sobrevivir, no queda otra que traicionarse un poco.

Tal vez esta historia no nos diga mucho, pero sabemos que la literatura está construida con técnica. El qué importa, puede ser, pero sobre todo deberíamos fijarnos en el cómo. Un lector exigente sin duda se fija en el cómo y es aquí donde esta novela brilla. El narrador despliega la historia con frases cortas, poéticas, muy precisas, como fotogramas. Un narrador primero omnisciente (o plano general), luego en segunda persona (plano medio), para rematar el libro con una carta de Mauricio al difunto Emilio (primer plano). Las frases se van alargando poco a poco.

"Alguien nos narraba desde arriba, al principio, observaba nuestras nucas, empujaba con su aliento nuestros movimientos inseguros, nos dibujaba el futuro como un vacío excitante. Más tarde esa misma voz comenzaba a susurrarte a ras de oído, aprendías a imitarla, y un día te sorprendías hablándote a ti mismo, vociferando a los espejos, contemplándote en el movimiento convulso de tantas otras bocas mudas. La voz venía por fin desde dentro de cada uno, pero a esas alturas ya estaba todo dicho. Una monodia gris recorría tu cerebro, se perdía en ese laberinto de falsos recuerdos, se convertía en un discurso sin sentido, en un legajo olvidado en el fondo de un archivo. En una fatigosa carta para un fantasma."

lunes, 12 de septiembre de 2022

Eduardo Ruiz Sosa: monstruo el lenguaje

 

Eduardo Ruiz Sosa, El libro de nuestras ausencias, Avinyonet del Penedés, Candaya (2022)

https://www.candaya.com/libro/el-libro-de-nuestras-ausencias/

El lenguaje es monstruo porque habla de lo ausente, puede traer de nuevo, mantener vivo, lo que no está. Orsina es una actriz de teatro que desaparece. Tenía cáncer, había perdido el pelo, interpretaba a Julia Pastrana (una mujer barbuda tomada como mono de feria) y un buen día no la vieron más. Posiblemente sea una de las tantas mujeres desaparecidas en México, en la sierra. Allá en la sierra hay una casa donde vive un tuerto que es capaz de quitarse el ojo de vidrio y que sabe de las fosas comunes. Pero hay muchos otros que saben de los desaparecidos, de las tumbas escondidas por la sierra: las rastreadoras, las que visitan la morgue una y otra vez a ver si apareció si no la vida al menos el cuerpo. Y como el cuerpo de Orsina tampoco aparece, le hacen una copia de tela, un muñeco, y le escenifican una ceremonia fúnebre. Ellos son todos actores, forman una compañía de teatro que actúa en una vieja cárcel y que también tienen su ausencia propia. Entre ellos hay dos hermanos que tienen un imprenta que deviene templo para las personas con ausentes en su familia. El ausente aparece en el lenguaje.

"la intuición de la Inga, o el golpe de verla a Orsina otra vez, luego de tantos meses de vida trastornada y de evasiones y de hablar de ella en presente como si siguiera entre nosotros y luego corregirse y cambiar a las conjugaciones en pasado porque acaso hay mayor precisión ahí pero al mismo tiempo padecer porque el habla la menciona como un vestigio que nada podrá recuperarnos, y mírala ahora, pálida y despedazada, de trapo y con peluca como si hubiera regresado a nuestra cercanía"

El lenguaje es ausencia y se convierte en monstruo. Lo monstruoso es lo que está construido por cosas distintas, contrarias, ilógicas. "Un desaparecido es una voz sin cuerpo, decía la primera rastreadora." Y hay zonas de este libro donde el lenguaje se deforma para hablar de ausencias, haciendo desparecer los espacios entre las palabras para que nos demos cuenta de ese espacio desaparecido. El lenguaje no es solo vehículo, el lenguaje se hace carne.

El libro de nuestras ausencias nos obliga a transitar la desaparición de la que escuchamos voces sin carne. Un libro es acaso lo mismo, algo que habla de una cosa que no está y que sin embargo la hace revivir. La memoria es monstruosa también en ese sentido. Y el estilo de Ruiz Sosa, fraseo en cascada, hipnótico y orgánico: ni carne ni ausencia de carne.

lunes, 5 de septiembre de 2022

Anne Carson: el amante, el lector, el escritor (citas)

 

Anne Carson, Eros: poética del deseo (1986), traducción de Inmaculada C. Pérez Parra, Madrid, Dioptrías (2015)

http://dioptrias.net/catalogo/eros/

"Superpongamos a la pregunta '¿qué desea el amante del amor?' las preguntas '¿qué desea el lector de la lectura?' y '¿cuál es el deseo del escritor?'. Las novelas son la respuesta.
[...] Las tácticas de triangulación [amante/ausencia/amado] son el asunto principal de la novela. 
[...] Crear placer y dolores al mismo tiempo es el objetivo del novelista. Deberíamos detenernos por un momento a meditar sobre este punto: es de cierta importancia que, como lectores, típica y repetidamente, se nos conduzca a una respuesta emocional conflictiva que se parece a la del alma del amante dividida por el deseo. 
[...] Y de ahí los artificios: lo que es erótico en la lectura (o en la escritura) es el juego de la imaginación convocado en el espacio que media entre nosotros y el objeto del conocimiento. Los poetas y los novelistas, como los amantes, le otorgan vida a ese espacio con sus metáforas y subterfugios. Los límites del espacio son los límites de las cosas que amamos, cuyas desarmonías hacen que la mente se emocione."


lunes, 29 de agosto de 2022

En Barcelona te vas quedando

 

[Texto publicado en Quimera 461, mayo de 2022]

Llegué a Barcelona en el año 2000 arrastrada por el amor y la literatura comparada. Aquel amor no duró mucho, pero sirvió de trampolín. Terminé la carrera, estudié un máster en edición y poco después encontré trabajo. No hay que olvidar que Barcelona sigue siendo la capital del sector editorial en castellano, sobre todo literario, con sus correspondientes colaboradores pululando alrededor. Cristina Peri Rossi decía que Barcelona estaba llena de colaboradores latinoamericanos cuando llegó. Y aquí seguimos. Porque Barcelona tiene aquello de que te vas quedando. Nadie piensa: a partir de ahora voy a vivir en Barcelona, pero al final lo estás haciendo y ya han pasado veinte años.

Hace poco leí por ahí que Barcelona está considerada la tercera ciudad más linda del mundo. También una de las más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Claro que con tanta publicidad, Barcelona se está poniendo cada vez más cara. Gentrificación y pisos compartidos. Mucho airbnb que nos va desplazando a la periferia. Estas cosas nos preocupan a los que gastamos precariedad, pero nadie va a negar que Barcelona es una ciudad bonita, donde siempre importó mucho el diseño. Una ciudad muy atenta a la fachada. Una ciudad con mar, donde se puede sobrevivir en verano y pasear al sol en invierno.

Pero es fácil imaginar un mapa de Barcelona donde se van superponiendo capas de tiempo. Toda ciudad acumula recuerdos y experiencias personales. Uno podría retroceder en el tiempo, y ese movimiento estaría dibujando un mapa narrativo personal.

Mi mapa empieza en una ciudad que era la de la nueva rambla del Raval. Recuerdo el aspecto de esa zona recién derruida y multicultural. Había gente que decía que aquello no parecía Barcelona, pero para mí Barcelona era precisamente eso. Gente de todos lados, gente de paso, olores exóticos, idiomas que no entendía, túnicas y turbantes, latas de cerveza en la calle. Recuerdo que visitaba a menudo la biblioteca Sant Pau y me iba a leer y tomar cafés en unos barecitos de la calle dels Àngels, la calle que termina en el MACBA. Recuerdo el olor a podrido del Raval, los ladrones corriendo, los turistas detrás. Recuerdo ir andando por la ronda Sant Antoni hasta la universidad con una carpeta bajo el brazo, y que un día un borracho me dijo que si no estaba grandecita ya para estudiar. Recuerdo que por todos lados colgaban carteles que decían Barcelona, posa’t guapa.

Por entonces vivía frente al Apolo, lo que significaba que cada fin de semana la gente montaba el botellón bajo mi ventana. Para colmo, la acera de los botellones quedaba muy cerca de mi ventana porque vivía en un entresuelo. Menos mal que al poco me mudé al barrio del Clot y por fin conseguí dormir del tirón. El Clot era un barrio muy barrio, con señoras con carro de la compra y tiendecitas de toda la vida, aunque ahora va virando hacia el rollo hípster que se trae el Poblenou. Ana Basualdo me contó que el Clot tiene un pasado anarquista. Me habló de la réplica de la escultura Las pajaritas de Ramón Acín, fusilado en la Guerra Civil, que los vecinos del Clot inauguraron en la calle Aragón en los años noventa. Para Acín, aquellas pajaritas reflejaban el espíritu pacifista, naturalista y libertario. También me contó que Buenaventura Durruti, líder anarquista, se reunía a menudo en el bar La Coctelera que queda en la esquina de mi casa, en Rogent y Meridiana.

Hace unos quince años que vivo en el Clot y las cosas por acá también fueron cambiando. Recuerdo que frente a la galería de mi casa, donde ahora se eleva un edificio que tiene una piscina en la azotea y que vende pisos desde cuatrocientos mil euros, hace cosa de tres años había una vieja nave industrial donde al atardecer daban clases de danza. Yo veía a los bailarines desde mi casa. Menos mal que mientras derruían la nave de la danza se estaba inaugurando una sucursal de la librería Nollegiu. Ahora veo el mastodonte blanco y nuevo, ese tipo de edificios que hace que todos los pisos hayan subido de precio, pero saber que hay una librería en el barrio consuela. Otra cosa que consuela es una plaza rarísima que queda muy cerca del parque del Clot. La plaza tiene una escultura hecha con un montón de bicicletas que asoma por encima de un muro. Siempre me pregunté qué hay detrás de ese muro, si las bicicletas siguen tejiéndose del otro lado hasta tocar el suelo.

Claro que hay muchas Barcelonas. La mía está hecha de amistades con gente de fuera, escritores de distintas partes, colegas del mundillo editorial y muchos músicos de jazz. Mi gente más cercana es casi toda de fuera y a la mayoría le pasa aquello de que te vas quedando. Cuando eres de fuera armas familias sustitutas, pasas las Navidades con ellos y echas muchos domingos de sobremesa. Mis amigos viven en Arco de Triunfo, en Sant Antoni, en Gracia, en Sants, en Guinardó, en Hospitalet, en Sagrera. Pero cuando voy, por ejemplo, a una reunión de La Maleta de Portbou en el estudio de Josep Ramoneda, me doy cuenta de que parece otra ciudad. Está en una zona muy linda de Barcelona a la que no voy casi nunca, por la Bonanova. Cuando salgo de los ferrocarriles pienso que existen muchas Barcelonas. Barcelonas que acumulan tiempo, cierto, pero también Barcelonas paralelas. Esa zona es muy poblada, repleta de edificios altos con terrazas coquetas. Todo es más denso que donde vivo yo, aunque también mucho más limpio y ajardinado. Entonces me doy cuenta de que en cada ciudad hay muchas ciudades, que el mapa no solo superpone tiempo, sino mundos paralelos. Porque aunque compartamos aeropuerto, vivimos en mundos paralelos. Solo basta con acercarse a ciertas naves del Poblenou ocupadas por chatarreros para entender perfectamente lo que quiero decir.


lunes, 22 de agosto de 2022

Gustavo Faverón Patriau: puentes, trampas, cárceles


Gustavo Faverón Patriau, Vivir abajo, Avinyonet del Penedés, Candaya (2019)

https://www.candaya.com/libro/vivir_abajo/

Un periodista está investigando la historia de un tal George Bennett, cineasta, asesino de un integrante de Sendero Luminoso. Es un tipo misterioso a más no poder. Además, hay otro tipo que se llama exactamente igual: parece que es el padre. El periodista viaja a la ciudad natal de George, en Estados Unidos. Ahora es la voz de Laura Trujillo quien nos cuenta la historia de George, a quien conoció de niño, pero para contarnos la historia de la infancia de George, tiene que contarnos su propia historia. Su marido está loco: es un excombatiente de la guerra de Yugoslavia y ha visto (y hecho) cosas espantosas. La propia Laura sufrió muchas cosas: ha pasado por las manos de un exnazi que la llevó derechito a la oscuridad. Pero el padre de George tampoco se queda corto. Hace cosas extrañamente perturbadoras en el sótano. Por si fuera poco, es uno de los arquitectos de los edificios donde se llevan a cabo las torturas de la tan espantosa historia de Latinoamérica. Un hilo conductor del horror: nazismo, CIA y Operación Cóndor, guerras interminables, la misma gente orquestándolo todo, el mismo mal abyecto. Cuando George descubre todo el espanto de su propio padre, sale al mundo a vengar sus atrocidades. Ahora es un narrador en tercera el que nos cuenta el periplo de George. Viaja a Paraguay, a Argentina, a Chile. Hace películas. En Paraguay conoce a un poeta y una cineasta: se enamora de ella y empieza a perseguirla. Ella es su deseo, su motor. George intenta vengar la desgracia de la chica. Después intenta vengar la desgracia de Laura Trujillo. Por último es el periodista quien intenta recopilar todo lo contado. Intenta explicarnos el horror, pero para conocerlo, ha de sufrirlo en carne propia.

Evidentemente que una novela tan enorme es sin duda imposible de resumir. Vivir abajo es una experiencia. Uno no la lee, la atraviesa. Intenta cruzarla como se cruza un puente que se tambalea. Con un imaginario, una estructura y un fraseo que nos recuerdan a Bolaño, asistimos al horror de las dictaduras latinoamericanas, conocemos a poetas, rockeros y fantasmas, a mucha gente loca, a mucha gente mala.

"Cuando eres joven y empiezas a escribir, crees que eres una especie de arquitecto que construye puentes para que la gente los cruce, para que la gente vaya del lugar desolado donde vive a un lugar lleno de vida donde se abolirá la desolación. Con el tiempo te das cuenta de que no es así. Los puentes que construyes son, inevitablemente, demasiado frágiles. Se rompen apenas alguien trata de cruzarlos. Los ves caer y sabes que el poema que escribiste era una trampa mortal. Después lo haces de nuevo, solo que ahora eres consciente. Ese es tu oficio. Es una cadena infinita: dispones el puente (escribes el poema), te escondes, esperas, ves que alguien trata de cruzarlo, ves que el puente se rompe y asomas para escuchar lo que grita la gente al desbarrancarse, antes de hacerse añicos contra las piedras o ahogarse en el río al fondo de la quebrada. Eso que gritan, eso que los escuchas gritar, en el instante de la muerte, ese es el sentido del poema. Entonces lo entiendes, y con esos materiales construyes el próximo puente, que es otra trampa. En verdad, más que una trampa, o un puente, el poema es como la entrada de una cárcel de la que nadie sale vivo..."

lunes, 1 de agosto de 2022

Angela Carter en el circo

 

Angela Carter, Noches en el circo (1984), traducción de Rubén Martín Giráldez, Madrid, Sexto Piso (2022)

https://sextopiso.es/esp/item/600/noches-en-el-circo

Fevvers es una mujer mitad pájaro que ha recibido la visita de un periodista, Walter, porque tal fenómeno de circo no puede escapar a las noticias. Ella es trapecista, la mejor y más destacada de Londres. Estamos justo al final del siglo XIX y los espectáculos en directo no se llamaban "en directo". La prensa se interesaba por ellos.

La cuestión es que la tal Fevvers le cuenta toda su vida: un periplo bien sadiano y picaresco. Y el tal Walter se queda prendado; tanto, que convence a su jefe para que lo deje viajar con el circo hasta Rusia para escribir una crónica de todo lo que acontece. 

Así se van a Rusia y luego viajan a Siberia, y entonces sufren un accidente que los lleva de regreso a un mundo mágico y prerracional. Un mundo donde Fevvers encaja perfectamente.

"En esta época, el umbral de la era moderna, la bisagra del siglo XIX, si se hubiera hecho una consulta popular entre todos los habitantes del mundo, la mayor parte de ellos ocupados como estaban a lo largo y ancho del planeta en los asuntos cotidianos de la agricultura y la tala y quema, las guerras, la metafísica y la procreación, habrían coincidido con aquellos siberianos indígenas en que la idea misma del siglo XX, o de cualquier siglo, era una noción estrafalaria. Si ese plebiscito global se hubiera llevado a cabo de manera democrática, el siglo XX directamente habría dejado de existir [...]. Sin embargo, incluso así, incluso en aquellas remotas regiones, aquellos fueron los últimos y desconcertantes días antes de la historia; es decir, de la historia tal y como la conocemos; es decir, de la historia blanca; es decir, de la historia europea; es decir, de la historia yanqui..."

Humor a raudales, feminismo a destajo, delirio de personajes.

lunes, 25 de julio de 2022

Damián Tabarovsky o narrar es comentar

 

Damián Tabarovsky, El momento de la verdad, Buenos Aires, Mardulce (2022)

https://www.mardulceeditora.com.ar/wp/product/el-momento-de-la-verdad/

Un narrador que observa desde "la mira", tal vez un panóptico, pero no, porque no sabemos si lo mira todo, no es del todo un narrador omnisciente. Un narrador sin cuerpo que solo es mente, o mejor, que solo es escritura: comentarios y razonamientos y devaneos sobre cómo eso que es podría ser. 

Así, leemos por ejemplo reflexiones sobre la escritura ("Pensar y escribir son lo mismo (se piensa con la punta de los dedos)"); sobre el mercado ("el discurso de nuestro enemigo que se propaga por todos los canales para volverse sentido común"); sobre la memoria ("Tal vez sea la memoria lo que le restituye al pasado su incompletud, y lo vuelve así posible para nosotros"), sobre el acto de narrar ("Narrar es comentar, es un comentario interpretativo [...]. La interpretación es un arma"). 

Un libro, por supuesto, a caballo entre lo narrativo y lo ensayístico, o entre lo narrativo, ensayístico y programático:

"Cae una hoja de un árbol y entretanto, ante la mira, pienso que tal vez no hice otra cosa en mi vida que escribir manifiestos. Proclamas. O, mejor dicho, programas. El aspecto programático de toda narración, de todo pensamiento: si falta eso, el texto ya no tiene interés para mí."

Pocos autores como Tabarovsky consiguen desnudar al narrador de toda figuración y construir una narración que concatena ensayo, reflexiones sobre qué significa escribir y cómo la literatura es capaz de convertirse en arma contra el mercado.

lunes, 18 de julio de 2022

Rodrigo Márquez Tizano y el apocalipsis

 

Rodrigo Márquez Tizano, Yakarta, México, Sexto Piso (2016)

https://sextopiso.mx/esp/item/348/yakarta

Narrada por fragmentos que no responden necesariamente al orden lineal, Yakarta nos presenta un mundo apocalíptico: una plaga ha diezmado el mundo y el narrador es uno de la brigada encargada de acabar con las ratas. También está Clara, su novia, una chica que tiene una piedra que está viva. La piedra dice cosas y les muestra imágenes holográficas o tal vez esas imágenes llegan directamente al inconsciente de los personajes.

"Hemos pasado toda la tarde conectados a la piedra. Las imágenes pertenecen a mis épocas de estudiante. Hay días que se trata sobre el origen del bicho, otros tantos de los túneles. A Yakarta voy por mi cuenta: atravesando amplios valles y más tarde escalando el pico. Complicado, el ascenso: la mayoría de las veces se cruzan las ciudades, esta y aquella, en un mismo dibujo desordenado."

El estado del mundo es catastrófico y el lenguaje refleja esa perplejidad, del mismo modo que acuden retazos del pasado de México y se mezclan con elementos completamente futuristas. El ancestral (y azteca) juego de la pelota, eso sí, es de las pocas cosas que perviven, así como relatos sueltos escritos en un cuaderno, que hablan del pasado, del futuro, de un mundo propio y delirante, en el que Yakarta es la fantasía virtual de un futuro aún posible.

lunes, 11 de julio de 2022

Pablo Manzano: fiesta, sexo y frustración

Pablo Manzano, Transatlántico, Buenos Aires, Zeta Centura Editores (2021)

http://zetacenturiaeditores.com.ar/product/transatlantico-de-pablo-manzano/

Facundo, el narrador, se la pasa de fiesta en fiesta. Muchas drogas, mucho sexo. Vive con su amigo Patricio, pintor y compañero de juerga. Cuando cumple los veintisiete, decide irse a vivir a España. Se cansó. Intenta convencer a Carolina para que lo acompañe, la mujer de la que está obsesionado, pero ella se le ríe en la cara. Bueno, qué le vamos a hacer. En España tiene suerte, conoce a una pareja que le alquila una habitación, se casa con la chica por papeles. Pero con cada mujer que se cruza se le complica la vida, como si no pudiera pensar con la cabeza. Se mete en líos, uno tras otro. El resultado es que vamos acompañando a Facundo de frustración en frustración: un hombre desesperado por amor que solo obtiene sexo y que no le queda otra que vivir las desventuras de todo inmigrante: pisos compartidos, casas okupas, matrimonios por conveniencia, oficinas de Western Union, nostalgia del pasado. Hasta que Patricio lo llama por teléfono y le dice que está en España. Empiezan a verse. A él le va bastante bien, cosa que aumenta la sensación de fracaso de Facundo. El tipo es un tango.

"Podía dejar mi país (cambiar mi manera de hablar), podía dejar las drogas, los correteos y las risas idiotas, podía dejar a Nietzsche, a Artaud (cambiar la poesía maldita por materia de periódico). Pero había algo que nunca dejaría, entre todas las cosas de la vida sometidas a un vaivén contaba con la pervivencia de esa amargura rezumante, ese goteo que se enfría y se condensa en el pozo del ombligo por las noches, que se aclara hasta desaparecer."

Podría decirse que Transatlántico, escrita con una prosa notable, rítmica y fresca, entra de lleno en la cuestión de qué significa la masculinidad, algo que ha virado hacia un nuevo lugar que aún carece de mapa. 

lunes, 4 de julio de 2022

Diego Moldes o las etapas de la cultura (cita)

Diego Moldes, En el vientre de la ballena, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2022)

http://www.galaxiagutenberg.com/libros/en-el-vientre-de-la-ballena/

"Recordemos que el simbolismo cosmogónico de la ballena mitológica estaba asociado a nivel profundo con los conceptos de creación, nacimiento, muerte y renacimiento. Mi forma de interpretar la cultura es como la de un ser vivo, un ciclo biológico, pero un ser vivo conectado con lo mitológico, es decir, no sólo nace, crece, se reproduce y muere, sino que renace en un eterno retorno (no el Ewige Wiederkuntf de La gaya ciencia de Nietzsche sino el de la tradición sánscrita hindú) de cultura o culturas que se suceden unas a otras. Esas culturas pasan por seis etapas de nacimiento, crecimiento, esplendor, decadencia –tomo la idea de Spengler pero despreciando su ideología subyacente y su pesimismo– y muerte, pero con una circularidad cíclica, propia de los mandalas del hinduismo y el budismo, que no dejan de ser más que representaciones del cosmos infinito. Esas seis Etapas de la Cultura, son las ya citadas: Precultura, Cultura, Contracultura, Poscultura, Neocultura, Incultura."

lunes, 27 de junio de 2022

Juan Pablo Villalobos, la autoficción y el deseo de escribir no consumado

 

Juan Pablo Villalobos, Peluquería y letras, Barcelona, Anagrama (2022)

https://www.anagrama-ed.es/libro/narrativas-hispanicas/peluqueria-y-letras/9788433999450/NH_693

Nouvelle más que novela, Peluquería y letras nos presenta a un narrador llamado Juan Pablo Villalobos, escritor, casado con una brasilera, con dos hijos, que básicamente hace dos cosas: ir a pedir un justificativo a la clínica gastroenterológica donde le practicaron una biopsia e ir a cortarse el pelo. Por supuesto que estas dos simples acciones lo van enredando en tramas menores e incluso trepidantes, si es que la vida de un escritor puede ser trepidante en absoluto, más allá de un simpático juego autoficcional y metaliterario que toma por cómplice al lector.

"El deseo de escribir, qué impulso más irracional, como el amor, e igualmente, como en la consumación del amor, al escribir el resultado era casi siempre una decepción, aquello que se intuía resultaba imposible de plasmar; cuando mucho, la búsqueda devenía hallazgo, un estilo que terminaba por convertirse en fórmula, saciedad, repetición, literatura convencional, complaciente consigo misma, como el amor pequeñoburgués; quizá en el fondo el único amor genuino por la literatura fuera el que mantenía el deseo de escribir sin consumarlo, quizá la verdadera prueba de amor por la literatura fuera negarse a escribir, elegir permanecer enamorado de la literatura antes que convertirse en escritor."


lunes, 20 de junio de 2022

Tatiana Salem Levy o narrar la violencia

Tatiana Salem Levy, Vista Chinesa (2021), traducción de Mercedes Vaquero Granados, Barcelona, Libros del Asteroide (2022)

https://librosdelasteroide.com/libro/vista-chinesa

Esta la historia de una violación, o mejor, el testimonio de cómo narrar la violencia. Un relato desgarrador, emotivo e intenso, donde el cuerpo es el protagonista: el dolor, el placer, la anestesia. Vista Chinesa es un monte de Río de Janeiro al que la protagonista, una arquitecta bien avenida, iba a hacer footing habitualmente. Pero un día decidió cambiar el horario e ir por la tarde. Así comienza un relato de una de las experiencias más traumáticas de su vida. 

"A decir verdad, no sé si algún día tendré el valor de entregaros esta carta, de contaros que vuestra madre no es solo vuestra madre, vuestra madre es también esta mujer que vio al diablo frente a sí."

lunes, 13 de junio de 2022

Fernando Clemot o narrar el nacimiento del fascismo

 

Fernando Clemot, Fiume, Valencia, Pre-textos (2021)

https://www.pre-textos.com/escaparate/product_info.php?products_id=2058

Tristam Vedder, un periodista americano, vuelve muchos años después a Fiume, escenario de uno de los experimentos más inquietantes del siglo XX. Allí, el conocido poeta Gabriele D'Annunzio instauró una ciudad-Estado independiente con el primer gobierno fascista que se conoce, modelo después de Mussolini, y Tristam estaba allí en calidad de corresponsal. Treinta años después viaja con su mujer, su hija y yerno, un viaje por Europa cuyo destino final es visitar el lugar donde su hijo cayó en combate en la Segunda Guerra Mundial. Pero volver a los escenarios del pasado lo traslada al territorio de la memoria. 

"El problema de observar el nacimiento del fascismo ahora es separarlo del proceso de putrefacción que sufrió. Separar la carne podrida del hueso. Entender qué nos atrajo de aquello, por qué nos sedujo y qué lo llevó de Fiume a las fosas Ardeatinas, de la marcha sobre Roma a Treblinka. Cuesta aislarlo ahora de su degradación, miseria y derrota final. En 1919 el fascismo no era sinónimo de muerte, dolor o tortura. No era ni siquiera fascismo, no tenía nombre entonces, era una nueva dialéctica, una forma de combatir lo antiguo, una reacción extrema a todas aquellas políticas que habían llevado al mundo a una tragedia. Entre 1919 y 1922 aquel concepto era revolucionario, un movimiento tan fascinante como lo que estaba ocurriendo en Rusia. En Fiume puede que no fuera siquiera una ideología: era una estética. Todas las ideologías en el momento que se nombran como tales comienzan a parecerse: el socialismo, el nacionalismo, el anarquismo, el fascismo. Contienen todas un poso de obediencia y dogmatismo. Son una fe y, como tal, solo pueden arrastrar inevitablemente al enfrentamiento y, finalmente, a la muerte."

El gran acierto de Fiume es mostrarnos a un personaje que a medida que leemos se vuelve cada vez más antipático, pero también fascinante. Confiesa sus bajezas y nosotros, como lectores, nos compadecemos, y esa contradicciones nos pone en una situación realmente incómoda. Fernando Clemot, notable narrador de prosa envolvente y deslizante, nos arrastra (y nos dejamos) hacia lo más abyecto de la humanidad, hacia lo más abyecto de nosotros mismos.

lunes, 30 de mayo de 2022

Andrea Mayo o el maltrato (cita)

 

Andrea Mayo, La planta carnívora, Barcelona, Comba (2022)

https://editorialcomba.com/libros/narrativa/la-planta-carnivora/

"A veces crees que todo puede cambiar porque te dice que no se ha dado cuenta de lo que hacía, y te asegura que lo ha entendido y te pide perdón besándote cada herida, en una especie de paroxismo de arrepentimiento, y te suplica otra oportunidad y promete que tienes razón, jura que nunca más, argumenta miedo e inseguridades, experiencias traumáticas; una madre infantil y un padre violento y una hija mentirosa de un hombre infiel. Son pocos momentos. Y no son auténticos. Tienen propósito. Persiguen un fin. Forman parte de la trampa. Son como las promesas del jugador compulsivo, que cuando pierde asegura que no repetirá y que en cuanto se recupera olvida lo que ha dicho. Jura hasta que tiene bastante dinero para apostar otra vez."


lunes, 23 de mayo de 2022

Reinaldo Laddaga o crónica de Nueva York durante la Gran Pausa

Reinaldo Laddaga, Altas del eclipse, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2022)

http://www.galaxiagutenberg.com/libros/atlas-del-eclipse/

El coronavirus fue la Gran Pausa. Pero además, la pandemia puede leerse en clave de cuento de terror. Y así lo hizo Laddaga, con Edgar Allan Poe y esos cuentos suyos que muestran un espacio donde no se está ni vivo ni muerto: "El entierro prematuro", "Pérdida del aliento", "La máscara de la muerte roja", "Revelación mesmérica". Para colmo, el autor padeció el virus en carne propia. 

"Y tenían miedo: todos tenían miedo. Es que no les habían dado la indumentaria que una enfermedad tan contagiosa requería, de manera que por los pasillos caóticos se veía desfilar la mayor variedad de coberturas protectoras. Las doctoras y enfermeros se traían de sus casas lo que fuera que pudiera detener la transmisión del virus: anteojos de buceo, máscaras de metal como las que usan los soldadores, cascos de motociclista, guantes deportivos para las manos y bolsas de plástico para envolverse los pies. Y ese desfile ominoso de disfraces marchaba por pasillos donde los enfermos estaban acostados boca abajo en sillones y banquetas, con tubos de oxígeno en la espalda, como buzos en el lecho de una corriente evaporada, y en salas atestadas donde ocho pacientes estaban conectados al tanque de un respirador como si fuera a un pulpo mecánico y ruidoso."

Atlas del eclipse es una crónica de Nueva York durante la pandemia. Calles vacías, fantasmales. Camiones frigoríficos para conservar cadáveres. Cementerios. Pero al mismo tiempo, es la crónica del pasado de Nueva York, casi siempre en excursiones por el lado más desfavorecido de la ciudad, por las afueras. Las películas suelen mostrarnos mucho más a los ricos que a los pobres. Así, leemos historias entrelazadas que superponen capas de tiempo en los mismos lugares. Un mapa lúgubre con historia.

lunes, 16 de mayo de 2022

Fernanda García Lao y lo inquietante por dos

 

Fernanda García Lao, Sulfuro, Barcelona, Candaya (2022)


Prosa poética, de ritmo ágil y cadencioso; fraseo directo, como navajazos: García Lao despliega aquí una narración en segunda persona: la voz que narra se observa a sí misma y a la vez interpela directamente al lector. La protagonista se ha mudado a una casa nueva al lado de un cementerio y enseguida comienza una relación con un escribano viudo que tiene dos hijos. La casa tiene dos piscinas, en el agua aparecen cosas flotando: un tanga de raso, un murciélago muerto. Un aire inquietante lo inunda todo. Ella además ha sufrido dos abortos que ha enterrado: los abortos dieron plantas de quinoto. Menos mal que está la perra, tal vez el personaje más simpático de todos. 
"La perra te sigue hasta la puerta del auto como si entendiera la situación. Y eso te reconcilia. Te dan ganas de quererla, que sea tuya. Nada es tuyo en la casa de las dos piletas. Ni siquiera tus abortos, que se habituaron al sector de tierra en que los pusiste y se han mezclado con las plantas vecinas, olvidándose de su origen trágico."
Al poco nos vamos enterando de que su familia es bastante particular: madre suicida, padre proctólogo que apenas habla de sí mismo. Su niñez transcurre muy cercana a los dogmas católicos, se fascina con el misticismo. Porque rezar es "el mejor antídoto contra la imaginación". De hecho, por momentos parece capaz de hablar con su madre ya muerta. Pero ella viene de otro matrimonio, un concejal sin escrúpulos, que ejerce el poder sobre ella como si fuera su pertenencia.

Todo lo que le sucede parece como si le sucediera a otra, de ahí el desdoblamiento, verse a sí misma desde fuera, narrar en segunda persona. Una mujer que es títere, objeto, obediente y siempre dispuesta a complacer. Y por supuesto que hay fantasmas en el cementerio, o al menos ella convive con ellos, como si no estuviese ni viva ni muerta, como si poco a poco se estuviese afantasmando ella también. 

lunes, 9 de mayo de 2022

Juan Arnau: La mente diáfana (cita)

 

Juan Arnau, La mente diáfana, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2022)

http://www.galaxiagutenberg.com/libros/la-mente-diafana/

"En Occidente, Gottfried W. Leibniz, George Berkeley y, más recientemente, Alfred N. Whitehead y Niels Bohr trataron de rescatarla, pero con poco éxito. Este fracaso por parte de lo que podríamos llamar la 'ilustración periférica' (u 'olvidada') ha tenido consecuencias decisivas para el destino de Europa y, en general, del mundo occidental. Desde entonces, la conciencia, fundamento de la cultura mental, se considera un fenómeno tardío y de escasa relevancia en la evolución cósmica. Para el pensamiento indio antiguo, la situación es bien diferente. La conciencia, situada en el inicio mismo del cosmos, establece una distinción original entre espíritu y naturaleza que permite que ambos mantengan una relación amorosa y cognitiva. De esa relación emerge el mundo en que vivimos. El espíritu quiere conocer y penetrar en la naturaleza. Esta, a su vez, quiere ser atravesada y vivificada por el espíritu, en un acto erótico y sapiencial en el que encuentra su realización. [...] El yo y la mente pertenecen a la naturaleza, pero necesitan al espíritu si quieren lograr su plena realización. De dicha realización, que tiene muchos nombres (moksa, nirvana), basta con saber que supone la liberación del espíritu, que aunque siempre ha gozado de libertad, ha sido confundido por la magia de lo creado en la que él mismo ha participado desde el principio. / Samkara lo dirá de un modo elocuente: lo que llamamos universo no es sino 'el conocimiento que se conoce a sí mismo'. Pero para ser mundo, el conocimiento debe conocerse a través de cada uno de los seres vivos. Se sugiere que la conciencia, tan íntima, tan nuestra, en realidad no nos pertenece. Es luz reflejada venida de fuera. Entra en nosotros y vuelve a salir; por eso su apropiación es ilícita y, sobre todo, desagradecida. Desatiende los códigos elementales de la cortesía. Somos lunas, pero el ego se cree un sol. La luz es siempre refleja y recíproca y, en la vida humana, conciencia y atención. La búsqueda de una mente diáfana, que no ponga obstáculos al tránsito de la conciencia, se convertirá en uno de los grandes ideales de la cultura india."

lunes, 2 de mayo de 2022

Rodrigo Fresán no te subestima, lector

 

Rodrigo Fresán, Melvill, Barcelona, Literatura Random House (2022)

https://www.penguinlibros.com/es/literatura-contemporanea/273323-ebook-melvill

Allan Melvill, el padre de Herman Melville, caminando sobre el congelado río Hudson: la imagen despliega infinitas posibilidades de narración chez Fresán. La historia del padre, su viaje a Europa y cómo conoce a un ser notablemente afantasmado, un ente medio fantasma y medio vampiro: un fanpiro. El hijo, Melville, puntuando el texto con notas al pie, comentando la narración al tiempo que explica su biografía. En el centro del libro: el delirio del padre a punto de morir. Al final: la biografía adulta del hijo, la amistad con Nathaniel Hawthorne, el poco caso que le hacen a sus libros. 

Hay un diálogo constante con Frankenstein de Mary Shelley, que empieza y acaba en el hielo, que cuenta la historia de un hijo compuesto por trozos, retazos. Como una novela. Hay diálogo también con Cosas transparentes de Nabokov.

A veces pensamos en cómo se puede escribir de otra manera y sabemos que el asunto está en el cómo: Aquí el qué es la biografía de Melvill y Melville. Pero el cómo: el estilo inconfundible de Fresán, deslizante, veloz y rebosante de humor ("el lenguaje como un virus llegado desde fuera de este mundo"); la estructura: notas al pie (a la manera de Yo, el Supremo de Augusto Roa Bastos), frases que se despliegan como una larga plegaria a la literatura, un tono entre rapsódico y elegíaco por la muerte del padre y tal vez la del hijo, el escritor en mayúsculas. 

"Un nuevo estilo a la hora de empezar a contar las cosas, sí. Un estilo que yo quiero mío para las cosas que acabaré contando. Un estilo que ya no pase por lo que se cuenta sino por cómo se lo cuenta. El presente de un estilo que sea el estilo del futuro sabiendo que todo estilo no es otra cosa que la resultante de un nuevo idioma sumándose a un viejo gesto. O viceversa."

Se suele decir que apenas quedan lectores para libros que no los subestimen. Normalmente se los considera libros poco amables, porque exigen mucho del lector. Son libros que necesitan (de verdad) al lector. Libros que el lector activo y exigente agradece como agua de mayo, porque "Leer, si se hace bien, es lo más parecido a escribir que existe".




lunes, 25 de abril de 2022

La novela deejay XIV


Si imaginamos un destino de la literatura similar al destino de la música, en el sentido en el que hoy aplaudimos y celebramos y adoramos al deejay como si de una estrella de rock o de un concertista virtuoso o de un afamado compositor se tratara, y celebramos su trabajo, es decir, el de poner discos, como arte, o mejor dicho, celebramos su collage y su mixtura y su capacidad de navegar por el tiempo y la tradición, de hacer tremolar el tiempo sobre diferentes bases, y extrapolamos el fenómeno al libro, o mejor, al libro electrónico, y pensamos que el escritor dejará de ser ese juntapalabras o el que busca estilo y construye una escritura, y que su función se habrá desplazado hacia un diseñador-maquetador con talento, con conocimientos de programador, que fabrique collages y corta-pegas y links de navegación por las grandes obras de todos los tiempos y aplaudamos su trabajo, lo celebremos como gran hacedor de los tiempos por venir, y colaboremos para que pueda ganarse la vida con mucha mayor soltura que un escritor, porque tal y como dicen algunos, y no sin razón, con semejante tradición para qué escribir o reescribir, o contestar y dialogar con esa tradición, quizá sea suficiente con manipularla y fragmentarla y servirnos de ella para contar la historia que queramos, para seguir ejecutando el hecho literario.


Por ejemplo, yo podría continuar con el montaje de una autobiografía in progress, que ya comenzara con los posts La novela deejayLa novela deejay II, III, IVVVI, VIIVIII, IX, XXIXII y XIII utilizando un fragmento de Cómo estar solo de Jonathan Franzen para explicar qué tipo de lectora soy o cómo un escritor empieza a escribir:



lunes, 11 de abril de 2022

Vasili Kandinsky y la intuición (cita)

 

Vasili Kandinsky, De lo espiritual en el arte (1910), traducción de Nicola de la Aldea, Rubí, Obelisco (2021)

https://www.edicionesobelisco.com/libros-de-simbolos-estudios-y-documentos/3362-de-lo-espiritual-en-el-arte.html

"En el arte, todo es cuestión de intuición, especialmente en los comienzos. Lo artísticamente verdadero solo se alcanza por la intuición, especialmente al iniciarse un camino. Aun cuando la construcción general puede lograrse por vía de la teoría pura, el elemento que constituye la verdadera esencia de la creación nunca se crea ni se encuentra a través de la teoría; es la intuición la que da vida a la creación. El arte actúa sobra la sensibilidad y, por lo tanto, solo puede actuar a través de la sensibilidad."

lunes, 4 de abril de 2022

Juan Vico o el cine es fantasmal

Juan Vico, La fábrica de espectros, Barcelona, WunderKammer (2022)

https://www.wunderkammer.es/libros/la-fabrica-de-espectros-juan-vico/

El "onirismo es orgánico, consustancial a la imagen cinematográfica", nos dice este libro. Es decir, lo fantasmagórico y el mundo de la no vigilia son la materia prima del cine. Se puede pensar que el cine es el arte realista por excelencia, pero incluso esa pretendida realidad que nos muestran las pantallas está velada, no es jamás real. Algo que viene a recordarnos cuán poco "real" es el realismo como género, qué poco cierto es aquello del espejo a lo largo del camino, cuánto de técnica impostada se precisa para lograr el efecto de lo real.

"[...] el cine nunca ha sido una reproducción fidedigna de la realidad por el sencillo motivo de que no es el mundo lo que aparece sobre el muro o entre los márgenes de una pequeña pantalla, sino su sombra [...], la veladura misma del tiempo." 

Y sin duda que del tiempo es de lo que nos habla el cine, viene a decirnos La fábrica de espectros. Cuando vemos películas antiguas, "vemos el tiempo sobreponiéndose al tema o a los recursos formales". Pero no solo eso, vemos también la duración, el mero paso del tiempo, sobre todo en películas que vacían notablemente el contenido narrativo para invitarnos a la pura contemplación. 

Reflexiones de este tipo discurren por un texto lindísimo que nos lleva a pensar el cine desde la mirada personalísima de Juan Vico. Sueño, fantasma, veladura, tiempo, duración, puerilidad, asombro, lo voyeur, lo frankensteiniano y fragmentario, lo redivivo: a cuánta magia y exploración de territorios imaginarios (o virtuales) nos ha acostumbrado este arte tan propio del siglo XX, ese que cambió definitivamente nuestra manera de percibir la realidad. 

lunes, 28 de marzo de 2022

Ginés Cutillas y el ejercicio de la memoria

 

Ginés Cutillas, La vida en falso, Madrid, Tres hermanas (2022)

https://treshermanaslibros.com/libro/la-vida-en-falso/

La vida en falso es una reescritura del mito de Don Juan. Se nos presenta como una carta que el narrador sospecha que no está dirigida tanto a su destinataria (H), sino a él mismo. Necesita explicarse y entender qué fue lo que lo llevó a esa etapa tan sórdida de su vida. La carta es un "ejercicio de la memoria", nos dice el narrador.

Un escritor se muda a Granada con su pareja, pero las cosas ya no están bien entre ellos. Él quiere dejarla, pero no se atreve. Y como no se atreve, comienza a meter la pata cada vez más. Entra a trabajar en una agencia de la Administración pública. Al poco notamos que la oficina funciona como un ambiente claustrofóbico y endogámico: hay clanes, unos se apoyan, otros son enemigos acérrimos. Hay mucha hipocresía. Él es el nuevo e intenta quedarse al margen de la lucha de poder. Enseguida comienza a recibir insinuaciones de las compañeras de trabajo y este nuevo donjuán las va aceptando todas, como una especie de huida hacia delante ante la imposibilidad de verse capaz de dejar a su mujer. 

“El sátiro se quitó finalmente la máscara, querida H. A partir de entonces, solo pensaba en aumentar las presas, cuantas más mejor, y no por disfrutarlas, no, sino por alejarme de la que era mi pareja en una disparatada huida hacia adelante.”

Pero se enamora de una de ellas: H. Y entonces comienza el conflicto, porque un donjuán jamás se puede enamorar. Esto lo vuelve loco y comienza un camino de autodestrucción y obsesión acelerada. Incluso se ve envuelto en un caso de fraude por parte de la Administración. Todo le sale mal.

La vida en falso es una narración lineal, sin saltos de tiempo, en la que se incluyen dos microrrelatos y la explicación del concepto de Inat. Esta palabra existe en diferentes lenguas y significa distintas cosas. Este concepto viene a reflejar todos los estados por los que pasa el narrador en la persecución de su obsesión. Inat: en serbio: actuar de la forma que más nos perjudica y no poder dejar de hacerlo. En albanés: ira; búlgaro: terco; croata: despecho; turco: testarudez. En Java significa cansado.

"La literatura no es solo el oficio, sino también la patria, y cuando al fin descubrimos que la vida es volátil perdemos el miedo a decir lo que sentimos: la literatura sirve para fijar la distancia definitiva entre nosotros y las cosas."