Cynthia A. Matayoshi, La sombra de las ballenas, Barcelona, Trampa (2020)
https://trampaediciones.com/catalogo/la-sombra-de-las-ballenas/
Un mundo raro el que se nos presenta aquí. Las personas se conectan a fantasías y comen deseo pasándoselo con un beso como si fuera un chicle. El deseo puede permanecer en el cuerpo durante seis minutos; si sobrepasa ese límite de tiempo, el humano puede enfermar y hasta morir de asfixia. Porque el deseo crece adentro como un pez globo, pero siempre termina por explotar. Además, se convierte en sumamente contagioso, por eso al enfermo hay que aislarlo.
En este mundo hay humanos y hay fantasías; también hay fantasmas, que son fantasías olvidadas que viven en las alcantarillas. Para conectarse con fantasías, los humanos necesitan unas monedas que venden en ciertos lugares.
Tenemos a Fran, fotógrafo de fantasías, a Nina, una rusa que vive en un teatro con un tal Guéna, que está preparando una obra que consiste en un monólogo relacionado con las ballenas. La tal Nina trabaja como cuidadora de estas personas enfermas de deseo, y resulta que una de las pacientes, Marian, es hermana de Fran. Marian ha sobrevivido a la ingesta de deseo.
Fran quiere entender cómo ha sobrevivido su hermana y así conoce a Rinko, una fantasía. Llegó a ella porque en la biblioteca le dieron su nombre. Parece que la tal Rinko sabe cómo se hace para sobrevivir al deseo. Y que para eso tienen que pasar al otro lado, el lado de las sombras, de las fantasías.
"Los humanos no tienen deseo puro. Solo pueden obtenerlo de algunas fantasías. Y para que eso pase deben pagarlo con monedas. No con cualquier tipo de moneda. El deseo se puede obtener a cambio de monedas agujereadas. Son monedas antiguas que se venden en tiendas del barrio chino, en mercados de pulgas, e incluso, en el peligroso mercado negro. Y solo se las venden a los humanos. [...] Los seres humanos están acostumbrados a vivir con un deseo efímero. El deseo en estado de pureza se gesta como un feto en una bolsa, en la boca de las fantasías. Un feto acuático. Puede compartirse con un beso, igual que un chicle. Se intercambia de un cuerpo a otro a través de algún orificio. Es un animal que activa su veneno adentro del cuerpo humano produciendo violentos cambios químicos."
La prosa es helada, grado cero. El imaginario, anime japonés, juvenil. No sabemos quién narra, pero tal vez se trate de una inteligencia artificial.
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