Florencia del Campo, Que tenga una casa, Avinyonet del Penedès, Candaya (2024)
https://www.candaya.com/libro/que-tenga-una-casa/
La narradora de esta historia autoficcional está en una residencia de escritores con un proyecto de cuentos, pero apenas escribe sobre eso y va surgiendo otra escritura: ¿qué significa tener o no tener una casa? La pregunta se la hace una inmigrante argentina, escritora y editora, que salió de su país sin llaves en los bolsillos. Ha vivido siempre en casas de otros y ha trabajado familiarizada con la precariedad. Ha sido niñera, limpiadora, agente inmobiliaria. Pero un día la casa de la infancia se vende y recibe una herencia: ¿comprar una casa para tener un lugar, no tanto donde poder quedarse sino a donde poder volver? Así, conocemos la aventura de comprar una casa y al mismo tiempo los paralelismos entre casa/cuerpo/escritura. Sabemos que no tener casa es no tener raíces o ataduras, y que tal vez elegir la intemperie absoluta sea la manera más radical de ser libre. Pero sabemos que la casa es mucho más que un techo: es metáfora y símbolo; es pertenencia.
"Escribo y no veo palabras, veo casas. No tengo palabras, tengo cuerpo. No voy a escribir un libro de cuentos relacionados con la historia de España y con la historia de mi familia paterna a través de sus casas para llegar hasta mis casas, sino un libro sobre la ausencia y la lengua madre que muerdo. ¿Ausencia de casa, de padre, de madre, de fronteras? Una escritura que poco a poco se va vinculando con la casa."