Sandy Stone, La guerra de deseo y tecnología, prólogo de Toni Navarro, traducción de Mauro Reis y Federico Fernández Giordano, Barcelona, Holobionte (2020)https://edicionesholobionte.com/6355-2/
Volumen recopilatorio de algunos de los textos más emblemáticos de Sandy Stone, mujer trans y por lo tanto persona que se ha detenido lo suficiente a pensar qué significa la identidad. Y la identidad en nuestro mundo hiperconectado tiene que ver con la tecnología. Stone, que ya pensaba en estas cosas en los noventa, detectó enseguida la tendencia al aislamiento, es decir, a sentarse cada uno delante de su pantalla para relacionarse con los otros mediante un avatar virtual. Ella habla de una ruta hacia el aislamiento que viene desarrollándose a lo largo de muchos años:
"[...] la evolución en el mobiliario de bancas a sillas a lo largo de cientos de años; el desarrollo gradual de las habitaciones dentro de las casas que originalmente eran un solo y amplio espacio; el aumento de narrativas de interioridad como los diarios y la novela, la profusión de espejos y retratos de familia, el desarrollo de los hijos como una mera etapa en la evolución de la persona... Todas estas son formas de articular el cambio que hemos experimentado, desde una sociedad en la que el concepto de individuo no existía hasta la manera en que ahora lo entendemos (es decir, el individuo como sinónimo de aislamiento)."
Qué duda cabe, sobre todo en tiempos de pandemia, que cada vez estamos más aislados y somos más individualistas. Sin embargo, esta no es la idea rompedora del libro.
Este libro tiene dos aspectos que hacen que valga la pena leerlo si uno quiere habitar el presente: primero, la forma, es decir, lo que nos cuenta está construido literariamente, la estructura y el tono deliberadamente narrativo comunican tanto como el contenido. Segundo, nos hace pensar que el género, eso que Simone de Beauvoir pensó como algo que se educa y Judith Butler como algo que se actúa (performatividad), Sandy Stone lo entiende como algo que se simula. Así lo explica Toni Navarro en el prólogo:
"El género se convierte en una simulación; de ahí que en alguna ocasión haya llegado a decir, con cierto tono provocador, que las personas trans inventaron la realidad virtual: por un lado, porque estuvieron presentes en sus inicios (incluida ella misma) y se encontraban entre las personas que contribuyeron a sentar los cimientos de los sistemas electrónicos; y, por otro lado, por la virtualidad inherente al género, donde a las personas trans se les ha exigido siempre que generasen una realidad alternativa en la que siempre hubieran sido 'hombres' o 'mujeres'."
En su famoso "El imperio contraataca: un manifiesto postransexual", nos dice que lo trans no es un género (sexual) sino un género artístico:
"[...] propongo constituir a las personas trans no como una clase o un problemático 'tercer género' [third gender], sino como un genre: un conjunto de textos corpóreos cuyo potencial para la disrupción productiva de las sexualidades estructuradas, así como su abanico de deseos, están aún por explorar."
Sandy Stone también reflexiona sobre la relación entre virtualidad y cuerpo, sobre todo en relación al placer, el dolor y el deseo. Y trata asuntos relacionados con el lenguaje y el poder, es decir, nuestro lenguaje colonizado por estructuras de dominación.
El libro incluye además un apartado de ficción, o mejor, de ciencia ficción, que resulta interesante si lo leemos desde un punto de vista biográfico más que literario, como soporte a la teoría, y se cierra con dos entrevistas que vienen a resumir todo lo que estuvimos leyendo.