rumiar la biblioteca: noviembre 2022

lunes, 28 de noviembre de 2022

Francesc Miralles o el narrador irónico-naif

 

Francesc Miralles, Los soñadores, Barcelona, Lince ediciones (2022)

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Seis historias de soñadores que llevan sus acciones hasta las últimas consecuencias, cosa que nos hace pensar que cualquier acción puede convertirse en lo contrario cuando la estiramos al límite. Muchos de estos personajes viven un momento satori: se dan cuenta de que han malgastado su vida, que nada de lo que han hecho tiene sentido. 

"Pero un día te das cuenta de que has escrito tu existencia en papel pautado, que todo obedecía a una serie de movimientos programados previamente, a una lógica sin emoción. Este descubrimiento rompe tus existencias; por primera vez sabes que tus cuarenta y dos años han sido una carta lanzada al viento, sin dirección ni remitente, porque lo que tú puedes decir es exactamente igual a lo que podría decir cualquier otro infeliz. Y lloras por dentro, pero te resignas porque tu vida ya está montada, por mucho que sea un castillo de naipes." ("El sueño del amor")

Un hombre que sigue una terapia publicitaria para ser más popular; el que lo deja todo para perseguir a una mujer que no consigue encontrar; uno a quien la suerte sin duda no lo acompaña jamás; la mujer que recibe extrañas cartas donde el autor de las mismas confiesa una serie de asesinatos; un empresario que descubre la vía del zen y comienza a despreocuparse de las banalidades terrenales, y un relojero que se empeña en destrozar todos los relojes de su ciudad.

El tono es sencillo, un narrador irónico-naif, un imaginario cercano a la autoayuda y todo llevado a tal extremo que se convierte en absurdo.

lunes, 14 de noviembre de 2022

Romain Slocombe o un policía despreciable

 

Romain Slocombe, El caso Léon Sadorski, traducción de Julia Escobar, Barcelona, Malpaso (2020)

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Francia ocupada por los nazis, una comisaría llena de colaboracionistas del régimen de Vichy que cuenta con un "Departamento judío". En París hay escasez de todo, al menos el aire está limpio por la falta de combustible. La gente se mueve en bicicleta. 

Léon Sadorski es un policía despreciable, de moralidad horrenda y un cazajudíos despiadado. A eso se dedica, y está convencido de que es lo que toca. No tanto porque crea todo ese discurso anticomunista y antijudío, sino porque le conviene: así conseguirá el ascenso y una buena jubilación. 

"En estos días, cuanta más gente con un apellido como el suyo llevemos más nos felicitarán los jefes; cuando no llevamos suficientes, nos echan una bronca. Lo único que no ha cambiado en la policía es que el pequeño funcionario está mal pagado."

Y claro que todo está lleno de espías. La policía se sirve constantemente de ellos. Sadorski tenía tratos con un tal Osnitski, un polaco que se las daba de aristócrata. Y un buen día llegan unos oficiales alemanes y le dicen que tiene que acompañarlos a Berlín, pues han de interrogarlo a propósito del caso Osnitski. Solo estará allí quince días... Pero esas dos semanas son un verdadero infierno.

Lo bueno de esta novela es que odias al protagonista pero al tiempo no puedes abandonarlo. Y para colmo, gran parte de lo que se cuenta está basado en hechos reales. Ritmo ágil, guiños del género, giros sorprendentes, muchísima violencia, excelente ambientación y documentación histórica exhaustiva. Cuesta recordar que aquellas atrocidades se cometían a diario, que existía un sistema nefasto de imposición del poder con una lógica implacable y arbitraria.

"Como puede ver, los guardias dijeron a los demás que el judío que había violado a una hitleriana estaba en el calabozo. Como tenían la llave, al parecer lo han estado visitando toda la noche. Cada guardia que entraba preguntaba al que salía: '¿Sigue vivo el pequeño Arschloch, el capullo?'. ¿Verdad que usted lo comprende, señor Sadorski? Lo han destrozado con sus pollas nacionalsocialistas."