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lunes, 11 de agosto de 2025

Andrea Zhok o nuestro mundo es un lugar incómodo

 

Andrea Zhok, Crítica de la razón liberal, traducción de Juan Vivanco, Barcelona, El Viejo Topo (2025)

https://tienda.elviejotopo.com/catalogo/3846-critica-de-la-razon-liberal.html

Zhok se propone contarnos los orígenes del liberalismo y de la subjetividad y la individualidad y lo que ello significa en todas sus vertientes. La lectura es incómoda, porque hay cuestiones relacionadas con lo liberal que defendemos (y agradecemos, porque consideramos una conquista social), mientras que otras las detestamos y estamos deliberadamente en desacuerdo. Claro, vivimos en tiempos de polarización, y pareciera que todo lo que no planfetea claramente hacia un lado puede leerse como ideología de lo contrario. Pero hay grises... y este libro no para de recordárnoslo.

La libertad puede entenderse de muchas maneras. Pero hemos llegado a un punto de no retorno, pues los valores ya no existen, los derechos humanos son cada vez más un concepto maleable y las instituciones internacionales de justicia tienden al descrédito; hemos convertido todo en mercancía (ya nos advirtió Polanyi que ni el trabajo, ni la tierra o vivienda ni la moneda eran mercancías); las luchas colectivas no se sostienen porque privilegiamos la diferencia o la diversidad y estamos tremendamente polarizados y enseguida "cancelamos". Mientras tanto, el individualismo campa a sus anchas: cada uno cuidando su propio asiento. Solo nos queda una cosa por hacer, nos advierte Zhok, que analiza el camino que venimos transitando, el de la modernidad occidental, el del neoliberalismo, y que nos está llevando al "todo vale" y derechitos a la destrucción: poner límites. Y construir algo parecido al socialismo. 

"El carácter inicialmente negativo de la razón liberal se materializa en un sinfín de representaciones unidas por el hecho de poner a la altura del valor positivo actos vacíos de 'superación'. Como  'eficiencia sin alma', la razón liberal alimenta sistemáticamente el crecimiento ilimitado de las transacciones económicas, la explotación de la naturaleza y la manipulación tecnológica. Los que pagan las consecuencias son, respectivamente, los equilibrios sociales, los ecológicos y, a fin de cuentas, la propia identidad humana (como bien describe el planteamiento transhumanista). Como 'alma sin eficiencia', la razón liberal se expresa en un hervidero de llamamientos a 'romper las reglas', a 'superar los límites', a la 'transgresión', a la 'libertad', sea lo que sea: una gesticulación libertaria perenne que oscila entre rebeldía y reivindicación. A menudo estas dos tendencias se funden y dan lugar a un florilegio de exhibiciones competitivas, de 'récords guinness de las primacías', de campeonatos de nada.

[...]

Cada grupo, subgrupo y en última instancia cada individuo lucha por ser reconocido como víctima de algo o alguien para poder ganar espacios o derechos en detrimento de otros individuos o grupos. Un sistema de reivindicaciones opuestas ha ocupado el lugar del intento de llegar a un acuerdo positivo en torno a algo; en su lugar surge la búsqueda de un acuerdo negativo como legítimo desquite. Se crean así continuamente líneas de fractura y resentimiento: mujeres contra hombres, homosexuales contra heterosexuales, blancos contra negros, musulmanes contra cristianos, norte contra sur, veganos contra omnívoros, jóvenes contra viejos, etc. La época que ensalza la 'diversidad' hace de esta diversidad un campo de batalla donde las relaciones entre diversos oscilan entre el contencioso sindical y la causa judicial.

[...]

El grito de Zaratustra sobre la muerte de Dios afectó a todas las éticas con pretensiones de verdad. No somos una civilización que necesite una 'renovación' ética, sino una reconstrucción desde los cimientos."