rumiar la biblioteca: julio 2021

lunes, 26 de julio de 2021

Natalia Carrero y Barcelona

 

Natalia Carrero, Vistas olímpicas, Madrid, Lengua de Trapo (2021)

https://lenguadetrapo.com/libros/episodios-nacionales/vistas-olimpicas/


Inclasificable, este libro de Natalia Carrero se despliega como un acordeón de postales de la Barcelona preolímpica, donde no falta el desparpajo tan propio de la autora o la denuncia social y de género, pero sobre todo la ironía, pues nada de nostalgia hay de esa Barcelona preolímpica sino tan solo el ánimo de describir su transformación:

"Un día concreto que ahora qué más da el boletín oficial o el papel institucional de turno anunció la ley o el decreto de ley o el plazo y la resolución correspondiente que a saber quién leería, de a pie de arena de los chiringuitos. Quedó aprobado el plan de remodelación y rehabilitación del paseo marítimo para la recuperación del frente litoral, futura meca turística playera. Todo por aquellos maravillosos aros olímpicos de los juegos deportivos bajo el himno de la amistad, valores para siempre y olé."

lunes, 19 de julio de 2021

Eduardo Ruiz Sosa o la enfermedad de la memoria

 

Eduardo Ruiz Sosa, Anatomía de la memoria, Avinyonet del Penedès, Candaya (2014)

https://www.candaya.com/libro/anatomia-de-la-memoria/

Pocas novelas tan ambiciosas como esta de Eduardo Ruiz Sosa. Novela que cuenta una historia bien conocida por todo latinoamericano: militares, activistas, secuestros, desaparecidos, libros prohibidos. Anatomía de la memoria es entonces un compendio de gente que está aquejada de la Enfermedad, que es la enfermedad del activismo o la revolución pero también la enfermedad de la literatura. Cuando la literatura y la revolución iban de la mano. ¿Alguien se acuerda de eso? Sí, alguien que ha dispersado la enfermedad de los que ya están muertos en los libros. Hay que contagiar de nuevo la enfermedad, hay que acordarse de lo que significaba estar enfermo. Alguien tiene que meter esa enfermedad en un frasco (encerrarla en un libro), y recetarla de nuevo.

Sin embargo, este argumento no es más que una excusa para que Ruiz Sosa despliegue una prosa realmente notable, hipnótica y deslizante, repleta de ironía soterrada, es decir, todo eso que configura lo que se suele definir como una prosa extraordinaria. Además, se sirve de recursos formales como el uso de la sangría francesa y una manera verdaderamente llamativa de cortar los párrafos: algo que por momentos se parece a la poesía y por otros a un diccionario. Un ritmo cercano al trance con un leve tono elegíaco. Pecado mío no haber leído Anatomía de la melancolía de Burton del que este libro es hermano. Sin embargo sí identifiqué un recurso que hace poco volví a leer en el Ulises de Joyce y que encuentro poco explotado y sin duda fascinante: el recurso de las preguntas. El recurso del narrador preguntando qué hacen los personajes, como si estuviéramos delante de la construcción, delante de aquello que se plantea el narrador y que normalmente queda silenciado:




lunes, 12 de julio de 2021

Jacques Derrida y el psicoanálisis

 

Jacques Derrida, Fueros. La melancolía de Abraham, traducción de Noelia Billi y Renata Prati, Buenos Aires, Katz (2021)

http://www.katzeditores.com/fichaLibro.asp?IDL=210

Libro que recoge una texto y una entrevista de Jacques Derrida relacionadas con el psicoanálisis. El texto, Fueros, juega con el concepto de "cripta", que define como un falso inconsciente, un inconsciente-prótesis, injertado. 

"El enclave de la cripta, entre 'el inconsciente dinámico' y el 'Yo de la introyección', forma, en el interior del Yo, del espacio general del Yo, una suerte de bolsa de resistencia, el quiste endurecido de un 'inconsciente artificial'."

La entrevista, La melancolía de Abraham, aborda distintos temas propios de la obra de Derrida, centrándose en su concepto/práctica de deconstrucción. Dice Derrida que la deconstrucción estudia ciertos conceptos en relación con su genealogía histórica, y para ello usa el lenguaje, y mientras lo usa está haciendo cosas. Ese lenguaje deviene una "escritura performativa". El concepto va cambiando de sentido a medida que se lo usa.

[...] al analizar por ejemplo la historia del concepto de 'amor', o el de 'justicia' o 'derecho', hago algo, hago gestos a través de la escritura, gestos de escritura, que son ellos mismos performativos, y que plantean y transforman por ende los 'conceptos' en cuestión."

"[...] lo que me parece muy importante en el aporte del psicoanálisis es que nos obliga a pensar la multiplicidad o la divisibilidad de eso que llamamos el 'yo', el 'sujeto', la 'persona': yo soy muchos, yo soy divisible. Y, como usted sabe, la divisibilidad es el recurso último de la deconstrucción. La deconstrucción se mete siempre con lo indivisible."

 

lunes, 5 de julio de 2021

Bohumil Hrabal (Fragmento del diario, 13/05/2021)

Vengo con unos días que tengo ganas de escribir, mono de escribir. Estoy corrigiendo una novela de Hrabal, Personajes en un paisaje de infancia, que está muy bien escrita. Con ese estilo que ahora se entiende como buena literatura, y lo es, sin duda. Un fraseo largo, desordenado. El personaje es una mujer que bebe mucha cerveza, que está un poco piripi, y nosotros seguimos su voz. El típico narrador del que desconfiamos. Tiene momentos bastante delirantes, con ensoñaciones del pasado, como si estuviera semidormida. Una especie de duermevela, y narrada con el desorden y la rapidez al mismo tiempo, sobre todo la rapidez de cambio de escena, siguiendo la lógica del sueño. La primera persona permite eso. A veces provoca confianza o, si no, la desconfianza. Pero aparte de eso, es un estilo clásico de la literatura del presente, no preciosista proustiana sino más a lo Kafka, y sin duda un estilo que dan ganas de escribir porque es muy bueno. Entonces me di cuenta de que tenía ganas de escribir y de que no estoy escribiendo nada, ni siquiera en el diario.

Pero la cosa de leer ese libro de Hrabal me dio nostalgia de esos momentos en que el párrafo sale solo, como si tan solo hubiera que escuchar la voz y ella dictara. Estoy desconectada de la voz. Y tal vez lo que vengo sintiendo es que echo de menos la voz. Echo de menos escribir algo. He perdido el fraseo y la costumbre y hasta la conexión rápida entre las ideas y las palabras, la narración, digamos, o digamos la voz, directamente, porque sin duda que eso es la voz. La voz que ya sale narrando directamente en el papel. Un narrador que escribe solo cuando encuentra su impostación, y dependiendo de esa impostación narra una cosa u otra.