rumiar la biblioteca: julio 2019

lunes, 29 de julio de 2019

Martín Lombardo, el cine y la manzana

Martín Lombardo, Tell, Madrid, Magma (2019)
http://magmaeditorial.es/

Hay aquí dos historias que se entrecruzan: por un lado un hombre que recuerda las cartas que le enviaba su tío Robert, obsesionado con el linaje de Willhem Tell y con el cine. Por otro lado, un profesor de castellano para extranjeros que vive en Francia y que recibe un encargo detectivesco de uno de sus alumnos: encontrar el paradero de un tal Guido Celli, guionista de cine, que adoptó diversos seudónimos a lo largo de su carrera. 
"¿Por qué una vez que damos de bruces contra aquello que hemos perseguido durante toda la vida nuestro primer reflejo, indefectiblemente, es acometer una triste huida o, en el mejor de los casos, ponernos a revisar si nuestros deseos de siempre, justo cuando pueden llevarse a cabo, merecen la pena?"
Narradas con una prosa de tono algo melancólico, siempre filosófico y de ironía sutil, ambas historias comienzan a tejer una trama común, de cariz detectivesco, hilvanadas con pormenores del cine y un buen montón de frases para subrayar, cuyo MacGuffin es, qué duda cabe, la estirpe Tell y la manzana. 
"Es incertidumbre y una buena historia se compone justamente de eso, incertidumbre y casi nada más."

lunes, 22 de julio de 2019

Juan Vico o la novela como multiplicación

Juan Vico, El animal más triste, Barcelona, Seix Barral (2019)
https://www.planetadelibros.com/libro-el-animal-mas-triste/287570

¿Qué es El animal más triste? Bueno, es el título de la última novela de Juan Vico, y también el título de un corto que los protagonistas grabaron en su juventud, pero también el título de un cuento que escribe el personaje Paula, en el que alguien encuentra un manuscrito que lleva (oh, casualidad) el mismo título. Un juego de matrioshkas, un experimento metaliterario, o tal vez:
"[...] una novela cambiante y resbaladiza, una novela con la piel del revés, sin personajes melodramáticos, sin sorpresas bien calculadas ni un desenlace glorioso."
Unos cuantos amigos van a pasar un fin de semana a un pueblo apartado donde hay unas ruinas. Aprovechan la ocasión para mirar un corto que grabaron en su juventud. Enseguida afloran las complicidades y también las complicaciones de todas las relaciones humanas tamizadas por la mirada nostálgica de la mediana edad. A continuación leemos el cuento que ha escrito Paula, uno de los personajes. El cuento en sí es una historia de amor entre un maestro de escuela anarquista y una viuda. Un amor más platónico que otra cosa. Es del maestro ese manuscrito que lleva el mismo título. La tercera parte se multiplica en las distintas voces de los personajes y toma la forma de novela coral. Así leemos una interpretación de todo lo que ha sucedido hasta el momento desde el punto de vista de cada uno de ellos, incuidas las críticas/lecturas del cuento de Paula.

Dicen algunos que para innovar en la novela hay que innovar en la forma. Tomar elementos de otros géneros, de otros soportes, de otros lenguajes, e insertarlos allí. Nada que no esté en germen en El Quijote, por otro lado. Afortunadamente la novela es fagocitadora por naturaleza, y los lectores exigentes queremos más abanicos parecidos a este, más despliegues de la trama en anfiteatro. Si todo esto viene de la mano de un estilo preciso e irónico de sí mismo, estamos de suerte.
"Los escritores estamos obsesionados con nuestro trabajo, pero el lector no tiene la culpa. La teoría es innecesaria porque suele ser a posteriori, conviene no olvidarlo. Por otro lado, todos los libros tratan del hecho de escribir, sea cual sea su tema. Ponerlo en primer plano es redundante."

lunes, 15 de julio de 2019

Cristina Morales o la novela como discurso indignado

Cristina Morales, Lectura fácil, Barcelona, Anagrama (2018)
https://www.anagrama-ed.es/libro/narrativas-hispanicas/lectura-facil/9788433998644/NH_616

Cuatro chicas con discapacidad intelectual que comparten un piso protegido: una de ellas, bailarina; otra okupa una casa; a otra le toman declaración porque a la okupa quieren esterilizarla (¡demasiada libertad sexual!) y la cuarta escribe una novela con el método de lectura fácil. Distintos personajes y distintos modelos de narración. Tal vez esto sea lo más relevante de la novela, que permitamos a las mujeres escribir como les dé la gana. Con la supuesta idiotez (à la Aurora Venturini) y la tremenda indignación contestataria (à la Marta Sanz). Con la absoluta libertad en la forma y no tomando por tonto al lector. Es decir, con anarquismo formal y anarquismo temático, pues no deja títere con cabeza: capitalismo, patriarcado, politización partidista, feminismo victimario. 
"Corresponder a la generosidad que se te ha brindado con tu generosidad también es, creo yo, parte del anarquismo. Es reconocernos entre iguales y valorar los deseos y las necesidades de la otra. Si solo una de las partes reconoce los deseos de su interlocutora, o si una parte infravalora los deseos de la otra, o los olvida, o los desprecia, se acaba nuestra horizontalidad y nace o bien el liderazgo o bien la condescendencia, que es el paso al asistencialismo, gran blanqueador de dinero y de conciencias de los capitalistas."

Hay aquí una novela escrita en wasap (Lectura fácil); unas actas de declaración de un juzgado; unas transcripciones de las reuniones en un ateneo libertario; explicaciones de ciertos movimientos de la danza; un fanzine irreverente, minuciosas descripciones de prácticas sexuales con variantes chica-chico/chica-chica. Materiales diversos que entretejen sobre todo un discurso contestatario que hace avanzar la narración y que es, digámoslo así, el asunto de la novela. Hay sobre todo un estilo notable y un canto al auténtico feminismo no victimista que no merece más que aplausos:
"Criminalizan la pulsión sexual desde el punto y hora en que entienden que cualquiera que te mire, que se te acerque o que te toque quiere abusar de ti. Nos animan a nosotras, mujeres, a decir que no. Quieren enseñarnos a nosotras, mujeres, a emborracharnos y a hacer pogos y a fumar porros y a encapucharnos, como siempre han hecho los varones. Sin embargo, no quieren enseñarnos otra cosa que también han hecho siempre los varones: expresar el deseo sexual y culminarlo."

lunes, 8 de julio de 2019

Pier Paolo Pasolini o el neorrealismo en la novela

Pier Paolo Pasolini, El sueño de una cosa (1962), traducción de Guillermo Piro, Buenos Aires, Mardulce (2019)
http://www.mardulceeditora.com.ar/ficcion.php

El sueño de una cosa nos cuenta la historia de un grupo de jóvenes para quienes todo es nuevo y aún están llenos del entusiasmo de la juventud. En tono realista, costumbrista y casi documental, con ese aire a neorrealismo italiano, donde el paisaje también es uno de los protagonistas, la novela narra el ambiente empobrecido de la posguerra mundial. Los muchachos sueñan con huir de la pobreza, por eso viajan a Yugoslavia en busca de trabajo y descubren que el comunismo no es precisamente lo que imaginaban: pasan mucha hambre y no es fácil conseguir cartilla de racionamiento. Entonces vuelven a Italia.
"Cuando la revolución la hagamos nosotros dijo Germano, las cosas no serán como acá."
Enseguida vemos la escena de una manifestación contra los terratenientes. De hecho, El sueño de una cosa iba a llamarse Los días de la resolución De Gasperi, en referencia a los intentos de llegar a un acuerdo entre campesinos y terratenientes en marzo de 1946 a fin de otorgar ciertas ayudas a los campesinos que aún sufrían las consecuencias de la guerra. La novela se planteaba narrar esos hechos.

Pero la parte final nos enseña un fresco del cambio de los tiempos: los viejos despotrican contra los jóvenes que han olvidado las costumbres del decoro. La novela narra los amoríos de los jóvenes, amoríos frescos, como si el mundo acabara de ser creado.

lunes, 1 de julio de 2019

Patricio Pron y el amor

Patricio Pron, Mañana tendremos otros nombres, Barcelona, Alfaguara (2019)
https://www.megustaleer.com/libros/maana-tendremos-otros-nombres-premio-alfaguara-de-novela-2019/MES-103622

Tal vez el amor romántico sea una de las experiencias humanas más desprestigiadas en los últimos tiempos, tal vez a causa de la independencia de las mujeres, quizá por el uso de las nuevas tecnologías que parecen facilitar los encuentros entre las personas. Pero, como sabemos todos a estas alturas, las aplicaciones de citas nos obligan a ofrecernos como una mercancía y la experiencia "amorosa" que fomentan se asemeja rotundamente a un "intercambio de servicios".  
"[...] cada nueva forma de relación que era concebida para superar la idea del amor romántico traía consigo una o numerosas barreras que venían a reemplazar las que la vinculación entre deseo y propiedad había establecido previamente."
El asunto del amor y la economía siempre fueron de la mano. Piénsese en el matrimonio, o incluso en el tabú del incesto, que muchos antropólogos relacionan más con cuestiones de intercambios económicos que con deficiencias genéticas. La sociedad siempre beneficia a quienes están en pareja y perjudica a quienes apuestan por la soledad. Eva Illouz, por ejemplo, habla del amor romántico como un invento del siglo XIX, y asegura que todos los rituales relacionados con este están atravesados por las leyes del capital. De una forma u otra, el mercado se las ha ingeniado para colarse en todas partes, adueñándose incluso de cada uno de nosotros, que ahora nos exhibimos en fotos como mercancías al alcance de un clic. Pero no hay que confundir amor con deseo, nos dice el narrador, pues el primero conoce "la renuncia al tiempo que el segundo no". 

Resumiendo mucho, Mañana tendremos otros nombres nos cuenta la historia de una pareja que rompe, y lo hace avanzando con un estilo sobresaliente, a caballo entre el ensayo y la ficción, irónico y emotivo a partes iguales. Cualquiera que haya roto puede identificarse con las reflexiones y vivencias que aquí se narran. En este sentido, podría decirse que Mañana tendremos otros nombres sigue la línea de El pasado de Alan Pauls. Salvo que, en este caso, lo que viene luego es el despertar a un mundo que ha cambiado por completo las formas de relación entre personas por la irrupción de las nuevas tecnologías, de las "parejas abiertas" o del "poliamor" (formas que solo el mercado puede mostrarnos como "nuevas"). 
"No lo hacía solo por altruismo, pensaba Ella, sino por curiosidad y quizá por aburrimiento, porque F. había terminado rompiendo con su novio: su generación creía estar hollando un territorio desconocido con sus experiencias de parejas abiertas y flexibles, pero, al igual que las de los padres de personas como Ella de cuyos antecedentes los jóvenes como F. podrían haberse beneficiado de no ser porque su juventud les impedía concebir siquiera la existencia de un antecedente, esas experiencias tropezaban una y otra vez con la naturaleza humana, que tiende a la posesión y a la volatilidad."
Es evidente que la experiencia del amor romántico incluye la posesión, y si queremos cambiar las cosas, necesitamos construir otros imaginarios y otras palabras. Necesitamos desaprender todo lo que la humanidad ha construido en torno a la idea del amor romántico. Porque sabemos que la experiencia del amor es cultural. ¿Cómo escapar a eso? Bueno, tal vez es imposible, viene a decirnos la novela, habría que renunciar por completo a esa experiencia humana.