Olga Tokarczuk, Un lugar llamado Antaño (1996), traducción de Ester Rabasco Macías y Bogumila Wyrzykowska, Barcelona, Anagrama (2020)
"Mientras es joven, el ser humano se halla ocupado en su propio desarrollo, se esfuerza por progresar y ampliar sus horizontes: desde la cuna hasta las paredes de la habitación; luego, hasta la casa, el parque, la ciudad, el país, el mundo. Después, cuando ya es un hombre hecho y derecho, le llega el momento de soñar o de algo todavía más grande. Alrededor de los cuarenta se produce una crisis. La juventud, con toda su intensidad, se cansa de su propia fuerza. Una noche o una mañana, el hombre cruza la frontera, alcanza la cima y da el primer paso hacia abajo, hacia la muerte. Entonces surge la pregunta: ¿bajar orgulloso de cara a la oscuridad o volver la vista a lo que hubo, mantener las apariencias, fingir que no hay oscuridad alguna y que la luz de la habitación se ha apagado?"
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