No se diga que el delirio que tenemos entre manos no está lo suficientemente argumentado, explicado, teorizado:
"[...] creo que lo más conveniente será remontarme al comienzo. Pero no el comienzo de esta historia sino el anterior, el comienzo que hizo posible que hubiera una historia. Para lo cual es inevitable cambiar de nivel y empezar por la Fábula que constituye la lógica del relato. Después tendré que hacer la 'traducción', pero como hacerlo completamente me llevaría más páginas de las que me he impuesto como máximo para este libro, iré 'traduciendo' solo donde sea necesario; donde no sea así, quedarán fragmentos de Fábula en su lengua original; si bien me doy cuenta de que eso puede afectar al verosímil, creo que de todos modos es la solución preferible. Hago la advertencia suplementaria de que la Fábula a su vez toma la lógica de una Fábula anterior, en otro nivel más de discurso, del mismo modo que del otro lado la historia sirve de lógica inmanente de otra historia, y así hasta el infinito. Y (para terminar) que los contenidos con que he llenado estos esquemas no guardan entre sí más que una relación de equivalencias aproximativas, no de significados."Dígase en cambio que, si de congreso de literatura hablamos, en el párrafo citado aparece tanta teoría literaria que enseguida sonreímos: allí Derrida y su huella y su diferencia, allí la metáfora nietzscheana, o aquí el estilo a la manera bartheana:
"La forma que toma en mí esa metáfora [vampirismo] es especial, como digo. Lo que le succiono al prójimo al que me prendo no es dinero, ni seguridad, ni admiración, ni, pasando al rubro profesional, temas o historias. Es el estilo."¿Necesitamos conocer el argumento, la peripecia? Nos situemos, pues: Un escritor es invitado a un congreso de literatura en Venezuela con motivo de la representación de una de sus obras teatrales. Sin embargo, el protagonista elabora un plan alternativo: clonar a Carlos Fuentes, el gran Genio de las letras, que también ha sido invitado a participar. El resultado es un delirio descomunal, un despropósito de fuga perpetua, de irse por las ramas, con ciertos pespuntes teóricos, si se quiere, y la interpretación que a cada uno venga en gana. En mi caso: ¡ojo con clonar a escritores!, que generalmente nos quedamos con las pelusas de todo eso, aunque en las pelusas se esconda el estilo.
Divertido y fresco, al mejor estilo de Aira, como un abanico.
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