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lunes, 18 de febrero de 2019

Releer La camarera de Artaud en Pliego Suelto

Los escritores y sus textos: Verónica Nieto relee su novela La camarera de Artaud

[Publicado en Pliego Suelto, el 16/02/2019]


En el siguiente texto, la escritora Verónica Nieto (Córdoba, Argentina, 1978), expresa sus impresiones acerca de la reedición de su novela La camarera de Artaud (Trampa Ediciones, 2018), la cual ha sido traducida al italiano a través de la editorial Valigie Rosse (2015). Amélie Lévy (la protagonista) es una joven de origen judío, quien durante la ocupación nazi de Francia (1940-1944) ingresa al hospital psiquiátrico de Rodez. Su vida cambia cuando conoce a un nuevo y singular interno: el artista y escritor Antonin Artaud.  


La camarera de Artaud acaba de reeditarse, cosa que no deja de sorprenderme: parece que esta novela ya no me necesita. De eso me doy cuenta cuando no tengo más remedio que leerla, y digo «no tengo más remedio» porque, en general, no suelo volver a lo que escribí después de publicado.


No me gusta volver porque no me reconozco en esa escritura: por momentos me avergüenzo, por otros me doy palmaditas en la espalda, y durante toda la lectura tengo la sensación de que hay algo ahí que no me pertenece. Volver a leer una novela tuya es como quedar con tu ex a tomar algo.
 
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lunes, 4 de febrero de 2019

Jonathan Littell o ejercicios de variación

Jonathan Littell, Una vieja historia, traducción de Robert Juan-Cantavella, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2918)
http://www.galaxiagutenberg.com/libros/una-vieja-historia/

Una de las novelas más interesantes que leí el año pasado fue esta de Jonathan Littell, Una vieja historia. No se trata de una novela al uso, sino de variaciones de una misma historia con cambios de personajes, aunque no tanto de escenas, escenarios y acciones. Hay un recorrido que en cada capítulo se repite: el personaje (hombre, mujer, hermafrodita, niño) sale de una piscina, abre una puerta, desemboca en un pasillo y luego en una casa; hay una escena de sexo y una de guerra. Esa secuencia variada se asemeja a la estructura de un videojuego. 
Aunque a primera vista parece un ejercicio de estilo, estas variaciones resultan inexplicablemente fascinantes y, sostenidas por una prosa veloz y bastante vitalizante, nos mantienen con la intriga latente. Muy recomendable.
"Encadené un largo tras otro sin contarlos, deleitándome en mi fuerza y el contacto sensual del agua, recogiendo los pies contra mí en cada extremo de la piscina para golpear la pared y propulsarme con potencia en sentido opuesto. Los últimos metros los cubrí en apnea, con los ojos bien abiertos y los brazos extendidos a lo largo del cuerpo. Mi cabeza emergió a la superficie, los labios entreabiertos para llenar mis pulmones de aire, mis manos encontraron el borde, se apoyaron en él y, sirviéndose de mi empuje, izaron mi cuerpo empapado fuera del agua. Súbitamente desorientada por los ecos, parpadeé, me quité el gorro y las gafas y dejé que el agua se escurriese por mi piel sobre las baldosas mientras procuraba distraídamente identificar mi cuerpo entre todos cuantos se reflejaban en los grandes espejos que rodeaban la piscina. Pero no lograba apreciar más que fragmentos, un hombro, una nuca, un busto, un muslo que me costaba relacionar con nadie. La parte baja de mi vientre se vio atravesada por un calambre, acaricié mi abdomen, luego enjugué el agua desde lo alto de mis pechos, cuyas puntas enhiestas tensaban el tejido del bañador. Sin levantar la cabeza, sentí sobre mi cuerpo la mirada insistente de un hombre un tanto barrigón que ignoraba las quejas de su hijo mientras me devoraba con la mirada. Cuando hube recobrado el aliento por completo, me alejé de los espejos y pasé por las puertas batientes en dirección al vestuario. Una vez seca, vestida con un chándal gris y sedoso, agradable a la piel, mis largas mechas rubias recogidas en un moño rápido, encontré el pasillo y tras unos pocos pasos me puse a correr a zancadas cortas y regulares con los codos pegados al cuerpo."

lunes, 28 de enero de 2019

Noelia Pena o narrar la depresión

Noelia Pena, La vida de las estrellas, Madrid, La oveja roja (2018)
http://www.laovejaroja.es/principal.htm

Isabel está internada en un hospital psiquiátrico. Su hijo la echa de menos y está planeando un viaje a París porque ella, antes de ingresar, se lo había prometido. El marido y padre del niño está cada vez más ausente. Ella piensa en dejarlo, pero se le hace cuesta arriba. 
Estas breves pinceladas de la peripecia se entretejen en un álbum de escenas cotidianas, porque todos tenemos algo que contarnos unos a otros, anécdotas que tal vez no tienen ningún sentido.
"Quizá todos llevamos historias así, que no tienen sentido más que para nosotros mismos, pero necesitamos contárselas a alguien, depositarlas en desconocidos que quizás le encuentren alguna utilidad."
Pareciera que Noelia Pena ha intentado narrar la depresión: ese estado abúlico y gris que lo tiñe todo de apatía. Un estado que muchas mujeres asumieron como lo que toca, lo normal, donde no queda más que aguantar.
"Quizá no debería haber pensado en eso, pero no conseguí hacer frente a esa inercia que me hace volver una y otra vez sobre las mismas cosas, así que ese fue el único pensamiento de la mañana. La verdad es que nunca se me ocurrió que fuera a tener una vida como esta. Lo que me rodea son los beneficios de una vida en familia, que recibo al módico precio de haber mantenido en secreto mis deseos en los últimos años, asumiendo los cuidados de una maternidad a solas sin rechistar. Me he adaptado a estos muebles y a esta casa, me he ido alejando de mí misma hasta olvidar lo que quería, lo que quise, porque se olvida, a fuerza de callarlo se olvida y acaba sustituyéndose."

lunes, 21 de enero de 2019

Robert Juan-Cantavella en persecución

Robert Juan-Cantavella, Nadia, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2018)
http://www.galaxiagutenberg.com/libros/nadia/

Juan Doshermanas, Kempes y Circas arrancan un viaje de persecución en busca de Nadia Europa, mujer fatal y sobre todo escurridiza, que obliga a los protagonistas a darse un divertido e irónico recorrido por la resquebrajante Europa a través de saltos en el tiempo y actos artísticos-subversivos de lo más disparatados. 
"La solución al fastidioso enigma tardaría en llegar: la persecución a ciegas de Nadia ciudad tras ciudad, la explicación a los extraños viajes, tantas preguntas sin respuesta. Seguíamos extraviados, esa es la verdad. (Si estás leyendo este informe, si ahora también tú formas parte del público, puede que notes algo parecido.)"
El lector siente la misma intriga que los protagonistas, de modo que podemos decir que el descubrimiento ocurre de la mano del narrador. Todos andan perdidos, sin duda, y supongo que esa es la gracia del asunto. Hay, además, una pregunta subyacente sobre esta Europa que no se corresponde exactamente con la que imaginamos.

lunes, 14 de enero de 2019

Amante de manual


Yo te conocí con novia
a vos, que sos
amante de manual.
Siempre con amigas,
siempre puntual,
entrás por la puerta
acorralando.
Y pasado el acto,
la ropa por el suelo,
yo pienso: qué bien
que te vas.

Lejos, te vas lejos
no es la misma ciudad.
Tenés tu vida allá
y sabés disimular.

Capaz que yo también
soy amante de manual.
La verdad, con vos no sé
de qué hablar.

Yo te conocí con novia
a vos, que sos
amante de manual.
Siempre divertido,
siempre el que más,
teléfono en la mano
y maquinando.
Vos ya estás con ropa,
yo me estoy vistiendo,
y pienso: qué bien
que te vas.

lunes, 7 de enero de 2019

Tango del pozo


Cuando estás ansioso,
mordiéndote los codos,
recorriendo el pasillo,
derrochando estupidez.

Cuando no aguantás
ni tu cara en el espejo
porque estás harto
bien hundido en el pozo.

Entonces ves la cortina
moverse con el viento,
como si alguien o algo
se acabara de ir.

Tal vez se esfumó,
cambió para mejor.
Porque el deseo se transforma,
siempre se transforma.

Alguien te dijo una casa,
un amor, una novela,
y que a mitad de la vida
comienza una vida mejor.

Y recordás que el deseo
es terco como un tonto,
va picándote la oreja
y jamás se equivocó.

Pero estás inaguantable,
y aunque salgas a la calle
o navegues en pantallas
ya no hay luz ni emoción.

Al final sos como un perro
royendo el mismo hueso.
Pero el deseo se transforma,
siempre se transforma.

Entonces ves la cortina
moverse con el viento.
Porque el deseo se transforma,
siempre se transforma.