rumiar la biblioteca: Ignacio Villaro
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lunes, 18 de septiembre de 2023

Malcolm Lowry y el doble

Malcolm Lowry, Rumbo al mar blanco, traducción de Ignacio Villaro, Barcelona, Malpaso (2017)

"Para un espíritu cultivado no hay sino un diálogo [...]: el que mantienen nuestros dos egos, el ego momentáneo que somos y el ego ideal que pugnamos por llegar a ser."

Los protagonistas de Lowry son trasuntos de su propia vida: gente alcoholizada, de mar, culta, amante del jazz y depresiva, con un aire de romanticismo adolescente y a la vez resignado ante la injusticia. En esta novela, el protagonista, Sigbjorn Tarnmoor, es un escritor que ha descubierto que existe una novela idéntica a la suya de un escritor noruego, Erikson. Lo mismo que según se cuenta le pasaba a Melville con Hawthorne: el primero creía que todo lo que escribía ya lo había hecho Hawthorne mucho mejor. 

"Aún así, en las presentes circunstancias, quizá sea interesante especular sobre el papel que desempeñan las influencias contemporáneas, etcétera. Sobre la parte que en el crecimiento de un artista les corresponde a tales esquejes, por así decirlo, tomados vivos de distintos árboles."

Sigbjorn mismo es noruego, aunque lleva años viviendo en Inglaterra. Su padre es dueño de una compañía naviera que acaba de tener un tremendo accidente: han muerto muchas personas. El hermano de Sigbjorn se suicida y lo hace justo después de que el accidente se diera a conocer en todos los periódicos. Los dos hermanos habían pasado la tarde juntos antes de que Tor tomara la fatal decisión. También está Nina, la ex novia de Sigbjorn y por la que los dos hermanos competían, que está a punto de partir definitivamente hacia América. Estamos en la década de los treinta, el nazismo está tomando fuerza, la gente cree en el comunismo. Sigbjorn Tarnmoor toma la decisión de trabajar en un carguero con dirección a Rusia que antes pasará por Noruega. Quiere conocer a Erikson, su doble, y cuando por fin lo encuentra, este le dice:

"Deberíamos escribir una obra sobre esto: que el libro debía haberlo escrito usted, pero, desafortunadamente, lo he hecho yo, y sobre eso gira la obra; y al final, usted me mata."

Novela maravillosa aunque no terminada. Uno viene leyendo al Lowry que conocemos, es decir, al Lowry de Bajo el volcán, hasta que en cierto punto aquello tan propio de su prosa (caminatas, travellings, diálogos perfectos, mostrar la escena y no contarla) comienza a reducirse a simples anotaciones. Los últimos capítulos de este libro consisten en esas anotaciones que muchas veces son distintas alternativas para las escenas. Es interesante de todas formas comprobar cómo trabajaba Lowry: con anotaciones que sin duda iba engordando hasta conseguir poner en pie escenas en movimiento con su característica fluidez orgánica.