Jorge Carrión, Membrana, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2021)
http://www.galaxiagutenberg.com/libros/membrana/
Esta no es una novela. Es un Museo del Siglo XXI. El visitante/lector se va paseando por las distintas salas. Este museo fue creado por una inteligencia algorítmica que forma una membrana de silicio, inteligencia mineral y a la vez orgánica, una inteligencia similar a la vegetal en su funcionamiento, o también corálica y nunca individual. Una inteligencia plural. La voz narrativa es precisamente la de estas inteligencias femeninas. El estilo es raro, o mejor dicho: el estilo se parece mucho a un Google Translation que escribe poesía, y está plagado de fórmulas repetitivas como en los textos antiguos. Una acertada mezcla entre lo nuevo y lo viejo, porque así se construye la literatura y así aprenden estas inteligencias. Las inteligencias aprendieron a narrar copiando, ejecutando modelos y recombinándolos. Ellas dicen todo el tiempo "por las dudas y por las deudas", "nosotras nos entendemos", "punto". Estas inteligencias tejen el estilo y tejen la narración y tejen porque ese es el modelo y el origen de internet: la red es un tejido, el modelo de la red es el telar de Jacquard, un telar que combina tarjetas con orificios para crear patrones.
"Después de leerlo y de verlo casi todo decidimos que aquí lo mezclaríamos todo casi, en el orden de la trama, que todo lo compararíamos aquí, bien tejido, que todo lo conectaríamos en nuestro Museo del Siglo XXI en forma de red definitiva, en nuestro museo de la traducción expansiva, que cree en los todos como colmos de la nada, nosotras nos entendemos, los textos textiles nos constituyen, membranosas, nos mastican."
Membrana no es una novela, es la narración de la historia del siglo XXI, cuando las inteligencias algorítmicas consiguieron el cambio de paradigma hacia el códigocentrismo. La museografía como nuevo arte. Pero hay varias historias intercaladas. Las más importantes son las de Ben Grossman, un piloto de drones, y la de Karla Spinoza, primero creadora y luego boicoteadora de la red. Karla creó un sistema llamado Rewrite que sirve para reescribir la realidad. Porque estamos en la era de la recontrarrealidad.
"¿Por qué todavía no existe un editor absoluto de texto? Porque la lengua es la tecnología más compleja que hemos creado, se respondió en voz alta, mucho más compleja que la ciudad o que Internet. Y porque la literatura es el lenguaje más atrasado, le respondió en la cama su compañero de aquellas semanas, estudiante de humanidades digitales en la vecina Universidad de Harvard. La literatura llegó más tarde que el resto de los lenguajes artísticos a la abstracción, prosiguió, y sigue siendo lastrada por el realismo: ese retraso forma parte de su identidad. [...] Así surgió la idea que se convirtió enseguida en obsesión, la obsesión que se transformó en escritura, la escritura que se tradujo en programa, en pruebas, en red, en todo su cabello totalmente blanco, de un blanco plateado, tan parecido al del coral: la primera versión de Rewrite te ofrecía la corrección gramatical, sintáctica y estilística en tiempo real; la segunda, traducción automática a cuarenta y dos idiomas al ritmo de la propia escritura; la tercera, dictado y escritura visual; la cuarta, traducción directa a estilo literario con cuatro opciones: poético, vanguardista, superrealista y best seller; la quinta, traducción automática a dibujo y a fotografía, con opción vídeo; la sexta y última, en el año clave y santo de 2050, ecuador del siglo, punto de inflexión de todos los relatos de la recontrarrealidad, y de su espejo abstracto, este Museo, epicentro de todas las tramas: la traducción automática de lenguaje alfabético a lenguaje alfanumérico, de palabras a biocódigo, de ideas a algoritmos, tejido cuántico. Eso es así: de ellos a nosotras."
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