http://www.criatura.com.uy/fondo-editorial/nuestro-iglu-en-el-artico-relatos-escogidos.html
Levrero el onírico: si uno se atreve a adentrarse en ese universo de lógica anti-vigilia, de un hilo que se ha tirado y estirado y al fin perdido o desflecado, si uno supera la culpa que trepa cuando lee La novela luminosa o El discurso vacío, ese cuasi-remordimiento de estar leyendo su diario como si fuera el de uno mismo, como si se estuviera perdiendo el tiempo con algo de lo que no somos capaces de salirnos por obsesivo-placentero, por inérsico, o dejarse seducir, con el mismo sentimiento de culpa, por la banalidad y las confesiones más vergonzosas de las que apenas si queremos acordarnos; si uno se sitúa por encima, o mejor, si uno está dispuesto a bifurcarse y estar encima y en medio y debajo de todo eso, y además apetece reírse a discreción y avergonzarse y cachondearse, si se está con ganas de entrar en paréntesis, o dejarse a la deriva con su exquisita prosa surrealista al principio, y más tarde realista y absurda, este libro es bastante aconsejable.
Una selección que propone un recorrido cronológico, un muestreo bastante completo, o al menos significativo, y que además culmina con una falsa entrevista de Levrero por Levrero mismo que podría definirse como su personal manifiesto de escritor, de sus recursos de hacedor-soñante, y que, por otra parte, funciona como manual de instrucciones para afrontar sus pasillos.
Y digo pasillos porque estos relatos se asemejan a corredores o laberintos que los personajes construyen sin premeditación, como rastros de un mapa que toma forma una vez que los pasillos han sido recorridos, como la brillosa baba de un caracol que va buscando algo indefenido y que termina transformándose en algo distinto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario