rumiar la biblioteca: Suicidios ejemplares
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lunes, 5 de octubre de 2015

Vila-Matas, la caída libre o el arte de desaparecer

Enrique Vila-Matas, El viaje vertical (1999), Barcelona, DeBolsillo (2015)
http://www.megustaleer.com/libros/el-viaje-vertical/P627259

"¿Entonces no voy a poder seguir descendiendo verticalmente como he venido haciendo hasta ahora?", se pregunta Federico Mayol, el protagonista de este viaje que a veces se parece a La vuelta al mundo en ochenta días pero que al tiempo es una novela de formación "cuyo protagonista tiene una edad en la que generalmente ya nadie se forma".
A Federico acaba de dejarlo su mujer, de modo que se ve obligado a inventarse una nueva vida a una edad en la que lo más apropiado es sentarse a disfrutar (¡por fin!) de todo lo ya alcanzado y establecido, y este punto de inflexión es el comienzo de una aventura por momentos descabellada y divertida, tierna también, que no escatima reflexiones inteligentes y verdaderas como la que sigue:

"Cuando viajas con alguien -me dijo-, siempre tiendes a mirar lo que te rodea con extrañeza mientras que, cuando viajas solo, el extraño siempre eres tú."

Suicidios ejemplares (1991),
Barcelona, DeBolsillo (2015)
Pero El viaje vertical no llegó solo a mis manos sino que lo hizo acompañado de Suicidios ejemplares. Con este libro me pasó algo extraño: lo cierto es que se lo había prestado no recuerdo a quién y me sorprendió que me lo devolviera, bastante mojado y lleno de arena tengo que decir, pero en cualquier caso que me lo devolviera. Enseguida volví a prestarlo y seguían devolviéndomelo, cosa que sigue asombrándome, pues generalmente libro que sale prestado raro que vuelva (eso lo saben muy bien los de las bibliotecas públicas).

Pero de tanto tentar a la suerte un día ya no volvió, porque leer en la playa es peligrosísimo para los libros. Después me olvidé de él hasta que regresó.

Entonces supe que volvía a visitarme para recordarme una frase de uno de sus cuentos más auténticos que dice que "la obligación del autor es desaparecer".


"Es triste (dijo Anatol desviándose de la cuestión), pero cada vez se glorifica menos el arte y más al artista creador; cada vez se prefiere más al artista que a la obra de arte."

Diremos que en esta frase vive el corazón del libro, pero también diremos que entender este arte de camuflarse es el corazón de toda la obra de Vila-Matas.