La Segunda arranca con los recuerdos de juventud de Oscar, en los que comienza a aparecer el franciscano a quien dicta, Jushila/Miranda, que es también su preceptor (reminiscencias cervantinas):
"Hasta Jushila, cuando recoge mis palabras, piensa, supongo, que debe embellecerlas. Pensará, como ellos piensan, que la belleza depende de algunos recovecos. Y ahora me mira como quien dice señor cómo se lo imagina, sentado sobre mis pieles ralas, apoyado contra la pared que enfrenta al fresco."Oscar divaga, pues la historia que nos narra es desordenada como ella sola. Nos habla de un médico en tiempos de otro Padre, Osvaldo; de los tapices predictivos en los que se anuncia su propia vida (donde, evidentemente, aparece la imagen de unos "hombres barbudos"); de Jushila y de cómo llegó a Calchaqui (recordemos que los calchaquíes estuvieron guerreando con los españoles durante aproximadamente cien años); de cómo vivían los antiguos y su gobierno; de la Casa, construida a imagen de la Naturaleza que los rodeaba, y de las maquetas-copia de la Casa y de las casas; describe algunos de los tiempos decididos por los Padres que le antecedieron; cuenta su rito de iniciación sexual y de aceptación a la edad adulta, entre otras cosas.
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"Los maquinistas son los más astutos: inventan, más que las máquinas, las horas que alguien va a pasar con su máquina: le inventan un futuro chico."Caparrós el maquinista del lenguaje y mi ya semana entera en Calchaqui.
(A todo esto venía preguntándome, dada la importancia de la música en esta civilización, cómo será una música que nosotros escuchamos como duración y sucesión en el tiempo si los tiempos de Calchaqui son tan caprichosos y para nada lineales.)
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"La última sala, en uno de esos golpes de teatro que abundaban en Calchaqui, muestra las destrucciones que fueron necesarias para construir las cosas expuestas en las salas anteriores. Hay árboles convertidos en madera, caracoles que resultaron nácar, piedras de mineral de hierro, una vicuña desollada. Sería alentador pensar que la nefasta decisión de Oscar, cuando por fin pudo elegir su tiempo, hundió algunas de sus raíces en esta idea que el Museo representa."
A pesar de la cantidad de información y de la cualidad lexicográfica de la misma (con sus incontables referencias cruzadas, que por otro lado nos llevan a releer, de alguna forma, lo que ya leímos o a la inversa -leer lo que releeremos), es asombroso cómo consigue insertar elementos de suspenso con sutiles anticipaciones de lo que vendrá. (Será por eso que sigo leyendo.)
También sabremos que rechazan la simetría porque acerca a los hombres a los animales y no a la tierra o el cielo, por ejemplo, pero en cambio fuman como locos, justo por lo contrario. Está aquello del relato del Padre Bruno y de cómo los animales aprenden (a lo Pavlov) y el asunto de los testamentos o la "aubiografía de los hombres mediocres"; unas crónicas de viaje a la Pampa; el misterioso Padre Néstor, de quien se sospecha que intentó instaurar la religión (los calchaqui no creen en dioses ni nada parecido); el sistema jurídico y el educativo a partir de la caza, y, citado in extenso, el importantísimo Libro de Morirse, un tratado de cómo se prepara la muerte, cosa a la que los calchaqui le prestan mucha atención. Por último, un extracto del Canto de los muertos por la Larga o canto a los mártiles de la revuelta a la que suspongo, y también deseo a estas alturas, nos adentraremos en el siguiente capítulo.
Aquí la serie completa sobre La historia
1 - "La historia" de Martín Caparrós: Primera
2 - "La historia" de Martín Caparrós: Segunda
3 - "La historia" de Martín Caparrós: Tercera
4 - "La historia" de Martín Caparrós: Cuarta y Mi vida