rumiar la biblioteca: La mendiga
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lunes, 29 de julio de 2013

César Aira y la voluptuosidad de narrar



César Aira, Cómo me hice monja,
Barcelona, Mondadori (1998)
http://www.megustaleer.com/ficha/GR0223X/como-me-hice-monja

http://www.megustaleer.com/ficha/GR03317/la-mendiga

Esta es la historia de cómo empecé leyendo unas pocas líneas de César Aira y seguí hipnotizada, no diré sin darme cuenta, porque me daba, me daba y me gustaba y a la vez me avergonzaba, como todo lo compulsivo, o mejor, como todo lo obsesivo-compulsivo, y lo confieso, con culpa, cierto, con culpa y deleite, porque al final me estuve todo el fin de semana voluptuosamente aireana, aireada, con césar y sus historias mientras vigilaba su tirar del hilo, un poco más, otro poco y ya ves que de tanto tirar los hilos se deflecan y las hebras se trenzan, otras se cortan en seco, sobre todo al final. 
A narrador incansable, lector voraz, entonces una detrás de otra, y quizá se pueda ensartar una y otra y da igual el orden y la táctica de lectura y de que a veces recuerde a Copi o a Puig o a la troupe surrealista y otras veces, las más, el aire se cuele y nos sople en medio de la cara, qué fresquito, y es lo único fresco ahora que el calor aprieta, pero menos mal que tengo estos libros como un abanico, díganme si no, si no es inercia y deleite y ganas de seguir refrescándose:


"Mi memoria lo contiene todo, pero la radio es una memoria que se contiene a sí misma y yo soy la radio" (Cómo me hice monja).

"Mis poemas, siempre muy breves y elaborados, estaban enmarcados por la torsión imperceptible de 'un cambio de idea' en cierto punto de su desarrollo fulgurante. Eso les daba una desarticulación característica, una extrañeza, y hacía, creo, la esencia de su encanto; en una palabra, era mi estilo" (El llanto).
César Aira, La mendiga,
Barcelona, Mondadori (1998)

"Las ideas caen ahí donde se las tiene, y si uno quiere aprovecharlas tiene que volver a los sitios donde pensó, lo que casi siempre implica agotadores viajes de regreso. Y como uno siempre prefiere ir para adelante, le sacaría juego a sus ideas solo si las llevara encima. Pero todavía no se ha inventado un formato realmente portátil para las ideas" (La mendiga).


"Uno cree en sus historias, por ejemplo, en su propia historia; el cerebro se amolda a la creencia a priori, no a posteriori, y empezamos a pensar una vez completada la creencia... De modo que toda la cuestión está en cultivar nuestras historias, nuestro jardín de historias, que le dan poesía y esperanza a la vida" (La mendiga).

Elijo estos fragmentos porque funcionan como poética de su narratividad, la definen y la manifiestan, la incluyen y la explican, y me parece que no hace falta agregar nada más a eso. 

Pero la voluptuosidad me ha contagiado tanto que quiero contagiaros a vosotros y por eso invito con este texto, La costurera y el viento, leído por la deliciosa voz de María Belén Aguirre de la Biblioteca Parlante Haroldo Conti:

https://www.youtube.com/watch?v=cicFbWwhBGc

El soplido, el aliento fresco, la brisa o un buen abanico.