Javier Serena, el biógrafo : rumiar la biblioteca

lunes, 12 de febrero de 2018

Javier Serena, el biógrafo

Javier Serena, Últimas palabras en la Tierra, Madrid, Gadir (2017)
http://www.gadireditorial.com/



Estuve leyendo el libro que me envió Javier Serena que es una biografía novelada de Roberto Bolaño. Le cambió el nombre y algunos datos biográficos con exagerada evidencia, cosa que le da un toque irónico naif a la narración que me gusta mucho. El libro está narrado por tres voces: la de un escritor amigo, la de la viuda y la del propio fantasma del escritor recién muerto. Todos conocemos la biografía de Roberto Bolaño y los tópicos a propósito del héroe-escritor Roberto Bolaño que es el milagro, el sueño hecho realidad, el pope de la fe y la perseverancia. 

"Fueron tantas décadas de rechazo que él llego a pensar que nunca disfrutaría de aquel aplauso unánime, aunque jamás dudara de sus capacidades. En los años finales Funes parecía ser ya el único que creía en sí mismo."

Escribe bien Javier Serena. Se lee con placer y es fácil de leer porque tiene buena musicalidad, una musicalidad clásica, sin demasiada personalidad, pero una musicalidad que a todos nos suena a buena literatura.

"Fue una opción que adopté cuando comprendí que quería que mi vida fuera la construcción de una biografía cuyos capítulos me entusiasmara recordar en el futuro, en la mecedora de la vejez, que mi historia estuviera ennoblecida por la dignidad de las causas inútiles y hermosas, que aceptaba el peligro de la pobreza o la derrota o la locura antes que el infierno insoportable de la resignación."
Enseguida recordé su novela Atila y la fijación de Javier Serena por las biografías noveladas de escritores conocidos y frecuentadores del fracaso. También pensé que Bolaño escribió multitud de biografías falsas o semicamufladas o comoquiera que se llame a eso maravilloso que hacía. Por eso Últimas palabras en la Tierra es un homenaje al Bolaño biógrafo en forma y contenido. Un homenaje a sus obras, que son biográficas en muchos sentidos. 
"[...] yo escribía Tráfico DF, una novela que se nutría de los recuerdos de nuestro pasado mexicano, enriquecido con escenas rescatadas de aquellas últimas expediciones, pues así como él no distinguía el pasado ni el futuro del presente, yo no establecía diferencia entre los hechos ciertos y los inventados." 

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