rumiar la biblioteca

lunes, 28 de febrero de 2022

Chantal Maillard y la filosofía del lenguaje (cita)

Chantal Maillard, Las venas del dragón, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2021)

http://www.galaxiagutenberg.com/libros/las-venas-del-dragon/

"Recordemos que, en su famoso poema, la diosa le ofrece a Parménides dos caminos: el del sí y el del no, el de lo que hay ([...] 'lo que está siendo') y el de lo que no hay o, como suele entenderse, el del ser y el del no-ser. De estos dos caminos solo el primero puede pensarse, y puesto que 'lo mismo es para el ser que para el pensar', solo ese es transitable. El otro, el del no, es inescrutable. Propongo que nos situemos por un instante en esa bisagra porque este fue el momento en el que, en Occidente, la filosofía se convirtió en teoría del lenguaje. El mundo de los conceptos se superpuso al mundo de los signos en el que la palabra, consciente aún de su función, no olvidaba que tras ella, tras cada una de ellas, latía algo inapresable e inexpresable. La diosa separó las dos hebras del universo, las alisó, hizo de ellas dos caminos, y el griego optó por uno de ellos, el del sí, el de lo que puede pensarse y decirse sin que deje de ser nunca idéntico a sí mismo. A esa identidad, a esa repetición, la llamó 'verdad'. Del algo-siendo [...] de los griegos al esse latino, del participio al infinitivo, de la ontología, pues, a la teología del Ser, habría aún un largo camino -que sería propiamente el de la teología cristiana-, pero lo cierto es que, a partir de ese momento, el curso del universo, aquel que Heráclito aún veía fluir y alternar entre opuestos, se detuvo. Perdimos de vista el movimiento, las cosas vinieron a habitar el lenguaje, la vida se separó de la muerte, la razón se separó del cuerpo. La intuición fue relegada a la zona oscura. Se instauró el reino de las ideas, inmóviles, indivisibles, finitas, idénticas a sí mismas, pensables pero tan solo pensables y, por supuesto, discutibles. Y todo ello en la confianza de que las palabras pudiesen convertir la realidad en algo estable, susceptible de ser manipulado y controlado."

 

lunes, 14 de febrero de 2022

Paulina Flores o mejor que corra el aire

 

Paulina Flores, Isla Decepción, Barcelona, Seix Baral (2021)

https://www.planetadelibros.com/libro-isla-decepcion/333337

[Texto publicado en Cuadernos Hispanoamericanos, febrero de 2022]

Dicen que toda primera novela es una novela de aprendizaje, e Isla Decepción (Seix Barral, 2021) de Paulina Flores (Santiago de Chile, 1988) no termina de contradecir esta opinión. Aunque es cierto que no se centra en la adolescencia, aquí los personajes aprenden cosas de la vida, ese saber que da la experiencia. 

Para empezar, tenemos a Miguel, un marinero que se ha ido a vivir a la chilena Punta Arenas, o lo que es lo mismo, el fin del mundo. Obviamente ha escapado de algo, sobre todo de su familia, como muchos de los que viven allí. Un día, mientras navega junto a sus compañeros de trabajo en una barca de pesca, encuentran a un hombre flotando y lo rescatan. ¡Está vivo! Parece un chino, pero en realidad es coreano y encima es jovencísimo. Enseguida se dan cuenta de que posiblemente esté huyendo de un buque de calamares que suele pescar por allí, no se sabe si de forma legal, tal vez alegal. Es sabido que los marineros de esos buques trabajan en condiciones penosas, casi de explotación, muy próximas a la esclavitud. Evidentemente, Miguel se apiada del pobre chico y lo esconde en casa. A los pocos días se enteran por la prensa de que el buque de calamares Melilla 201 ha perdido a tres de sus hombres: dos cuerpos han sido encontrados, pero el tercero ha desaparecido. 

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lunes, 7 de febrero de 2022

Slavoj Zizek, la tecnología y el sexo (cita)

 

Slavoj Zizek, Acontecimiento, traducción de Raquel Vicedo, México, Sexto Piso (2014)

http://sextopiso.es/esp/item/8/6/acontecimiento

"Los gnósticos de la tecnología nos prometen que, si enchufamos nuestros cerebros a máquinas, entraremos en una era poshumana y volveremos al estado angélico previo a la Caída: ya no necesitaremos el sexo, nuestras mentes se comunicarán directamente, y nuestros cuerpos quedarán reducidos a instrumentos externos producidos mediante la clonación y otros procedimientos científicos."

lunes, 31 de enero de 2022

Kate Millett y Donna Haraway: construir la mujer (citas)

 "Parece que las heroínas no nacen como la gente, sino que son fabricadas como monstruos y también como monstruos parecen destinadas a la autodestrucción."

(Kate Millett, Política sexual (1970), Madrid, Cátedra, 2017)









"Quisiera sugerir que los cyborgs tienen más que ver con la regeneración y desconfían de la matriz reproductora y de la mayoría de las natalidades. Para las salamandras la regeneración tras la pérdida de un miembro requiere el nuevo crecimiento de la estructura y la restauración de la función con la constante posibilidad de gemelamiento o de cualquier otra extraña producción topográfica en el sitio de la herida. El miembro crecido de nuevo puede ser monstruoso, duplicado, poderoso. Todas nosotras hemos sido profundamente heridas. Necesitamos regeneración, no resurrección, y las posibilidades que tenemos para nuestra reconstitución incluyen el sueño utópico de la esperanza de un mundo monstruoso sin géneros." 

(Donna Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Madrid, Cátedra, 1995) 

lunes, 24 de enero de 2022

Alessandro Baricco y el paradigma videojuego

 

Alessandro Baricco, The Game (2018), traducción de Xavier González Rovira, Barcelona, Anagrama (2019)

https://www.anagrama-ed.es/libro/argumentos/the-game/9788433964366/A_530

¿Notas que el mundo ha cambiado, las reglas han cambiado, la profundidad de las cosas se ha perdido, no entiendes la bifurcación de la realidad y de tu propia personalidad en dos mundos conectados (virtual/real), sigues comulgando con ideologías, esas que fueron responsables del desastre del siglo XX, no comprendes la velocidad porque sueles creer en que lo lento, lo profundo y reposado es la auténtica experiencia de la vida? Eso quiere decir que no has entrado realmente en el juego.

Estamos en la era del Game, nos dice Baricco. La era donde el paradigma es el del videojuego: todo lo hacemos como si jugáramos. Comprar, viajar, construir nuestra personalidad en redes sociales, relacionarnos con otros, amar a otros. Todo es fácil, rápido, divertido. Todo es liviano. Todo lleva recompensa de likes y followers como en un juego.

Lo interesante es que pensábamos que las nuevas tecnologías eran las responsables del cambio de mentalidad, y eso lo pensamos porque somos de la vieja mentalidad. La del siglo XX. La que cree que un smartphone es una herramienta, y no una extensión casi biológica (cíborg) del individuo. Baricco viene a decirnos que en realidad es esa nueva mentalidad, la que creció con el videojuego, la que creó herramientas capaces de adaptarse a su nueva forma de pensar. Y una vez creadas, nos convencieron de usarlas, y ese uso continuado cambió las cosas y nos tiene perdidos. Claro que esta nueva mentalidad es la que ahora está dominando el mundo. La que ahora mismo dispone de todo el poder. Se podría entender todo este asunto como una verdadera revolución, porque el poder realmente ha cambiado de manos. Aunque el poder sigue actuando de la misma forma: no conoce la empatía y lo hace todo con arbitrariedad.

"La insurrección digital no tenía ideología, ni sistema teórico, ni tampoco estética. Porque era generada en su mayor parte por inteligencias técnico-científicas, era una suma de soluciones prácticas. Instrumentos. Herramientas. No tenía un supuesto ideológico explícito, pero tenía algo mejor, un método. Stewart Brand lo resumió de la mejor manera: 'Puedes intentar cambiar la cabeza de la gente, pero eso solo es una pérdida de tiempo. Cambia los instrumentos que utilizan, y cambiarás el mundo'. Aplicado con un férreo rigor y un éxito formidable, este método se ha convertido, en cincuenta años, en el único principio ideológico verdadero del Game. Su única creencia casi religiosa."


lunes, 17 de enero de 2022

Maurizio Balistreri, los robots sexuales y la violencia (citas)

Maurizio Balistreri, Sex Robot, traducción de José Chaguaceda Alonso, con ensayo de Georgia Zara, Barcelona, Biblioteca Nueva (2021)


"Hacer el amor con un robot no es, por supuesto, lo mismo que leer una novela o ver una película porque los robots no nos cuentan historias que enriquecen nuestras propias experiencias, aunque podrían programarse para ello, pero la finalidad de los robots sexuales es otra."

 

"Los robots del sexo, por tanto, tendrían en las mujeres las mismas consecuencias que la pornografía: favorecer la violencia contra las mujeres 'poniéndolas en escena' como personas que sueñan con ser violadas y que disfrutan cuando sufren violencia. Fingen no agradecer las insinuaciones de los hombres, pero, en realidad, adoran ser brutalizadas y por ello una mujer solo lograría placer cuando se abusa de ella (y un hombre que no puede abusar de una mujer no sería un hombre de verdad). Los robots sexuales, en consecuencia, fomentarían la violencia contra las mujeres ya que transmitirían la idea de que se pueden tener relaciones sexuales con una mujer sin su consentimiento. Serían sobre todo los robots del sexo programados para rechazar cualquier encuentro sexual o que simulan no disfrutar en absoluto de las proposiciones sexuales los que provocarían en los hombres actitudes violentas contra las mujeres. [...] Por otra parte, los robots sexuales más condescendientes transmitirían la idea de que las mujeres están siempre disponibles y que, por ello, no es posible abusar de ellas o violarlas. La violencia, de hecho, presupone una relación sexual contra la voluntad de alguien y, ya que las mujeres nunca rechazarían el sexo, sería imposible abusar de ellas."

"Se si utilizara a los robots sexuales con abusadores de niños o con violadores de manera que volcaran sobre estos sus fantasías sexuales patológicas, el peligro estaría en perpetuar la idea de que es aceptable obtener placer sexual mediante la coerción y sin aceptación, especialmente en el caso de que los robots sexuales estuvieran programados para dar respuestas negativas o resistentes. Esto podría, en consecuencia, legitimar una forma de sexualidad violenta, normalizar las modalidades sexuales impositivas y favorecer la continuidad de conductas sexuales abusivas." (Georgia Zara, "La psicología de los robots sexuales en el tratamiento de los agresores sexuales")