rumiar la biblioteca: Albino Santos Mosquera
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lunes, 21 de mayo de 2018

Asimov, Maillard y Bauman: cosas posmodernas (citas)

Isaac Asimov, Fundación (1951),
traducción de Manuel Mata Álvarez-Santollano,
Arganda del Rey, La Factoría de ideas (2007)
"La suma del saber de los hombres excede la capacidad de asimilación de un solo hombre; de cien mil hombres. Con la destrucción del tejido social, la ciencia se fragmentará en un millón de pedazos. Los individuos sabrán mucho de facetas increíblemente reducidas de la totalidad del conocimiento. Estarán impotentes y se verán incapacitados para actuar por sí solos. Estos fragmentos de ciencia, desprovistos de sentido, no se transmitirán a su descendencia. Se irán perdiendo con el paso de las generaciones. Pero si preparamos ahora un sumario gigantesco de todo el saber humano, nunca se perderá."

Chantal Maillard,
La razón estética (1995),
Barcelona, Galaxia Gutenberg (2016)
"En la posmodernidad se ha producido un desplazamiento desde el ámbito de lo necesario (lo 'real') al ámbito de lo posible (el juego). Esto es debido a que lo posible se ha vuelto más necesario que lo necesario. La relativización de lo necesario acompaña a la relativización de los valores y, mientras tanto, se acrecienta la dignidad de lo posible y, con ello, el valor de la creatividad. Desde que se nos puso de manifiesto que el mundo es al menos en parteel mundo pensado y que el mundo pensado es el mundo interpretado, la 'realidad', es decir, el mundo que estaba consensuado ya no es el único modo posible de estar en la vida."

Zygmunt Bauman, Vida líquida (2005),
traducción de Albino Santos Mosquera,
Madrid, Paidós (2006)
"La vida líquida es una sucesión de nuevos comienzos, pero precisamente por ello, son los breves e indoloros finales sin los que esos nuevos comienzos serían imposibles de concebir los que suelen constituir sus momentos de mayor desafío y ocasionan nuestros más irritantes dolores de cabeza. [...] el arte de la 'vida líquida': la aceptación de la desorientación, la inmunidad al vértigo y la adaptación al mareo, y la tolerancia de la ausencia de itinerario y de dirección y de lo indeterminado de la duración del viaje."

lunes, 22 de mayo de 2017

Zygmunt Bauman y Gaston Bachelard: cómo nadar y guardar la ropa

Zygmund Bauman, Vida líquida (2005),
traducción de Albino Santos Mosquera,
Barcelona, Paidós (2006)
Me arrimo al agua. No como Narciso, o no del todo, sino para entender la modernidad líquida, concepto instaurado por Zygmunt Bauman hace una década. ¿Por qué se refiere a la modernidad como líquida? En un principio, por contraposición a la modernidad sólida. Seguidamente, para definirla a la manera del río de Heráclito: el agua en movimiento, la corriente siempre cambiante, la falta de estructuras sólidas, de valores permanentes: "La modernidad líquida es 'líquida' en tanto en cuanto también es posjerárquica". 
En Vida líquida Bauman se refiere a todos esos fenómenos de la vida posmoderna y mercantilista (la que habitamos) que ya conocemos de sobra: la falta de estabilidad y la precariedad, los cambios constantes de identidad, la necesidad de formación durante toda la vida, la liviandad en las relaciones interpersonales, la falta de orientación y dirección de la vida en general, es decir, la incapacidad de determinar un futuro. La incertidumbre absoluta.

No sabemos por qué Bauman en lugar de elegir el agua no se decantó por el aire: "Todo lo sólido se desvanece en el aire", decía El manifiesto comunista. (Nota: esto nos invita a pensar que, tal y como dicta la lógica, la modernidad que sigue será gaseosa.) Tampoco sabemos por qué no meditó sobre otras propiedades del agua, a saber: la pureza, la sonoridad del agua y su relación con el lenguaje, con la sintaxis, la sexualización del agua como elemento femenino (néyades), la fecundidad del agua como origen de la vida, el alimento primordial, el narcisismo o el agua como reflejo, la quietud de las aguas oscuras, la sangre como vida, la sangre como muerte. Esta enumeración viene de Bachelard. 
Gaston Bachelard, El agua y los sueños (1942),
traducción de Ida Vitale, México,
Fondo de Cultura Económica (2005)

Gaston Bachelard elaboró una poética de la ensoñación. La ensoñación se diferencia del sueño y del arquetipo porque en ella participa la conciencia: elabora imágenes de las que se sirve la mentalidad poética, la constructora de paradigmas. 
Diremos que el poeta Bauman tomó del agua las connotaciones de Heráclito (fluidez, cambio constante) y también otras que podríamos denominar de "nadador": el hombre enfrentado a los elementos. 
Diremos que la modernidad líquida tiene como héroe al nadador. Aunque Bauman se cuida bien de decirnos que la modernidad no sabe lo que es un héroe, pues el mercado no entiende de héroes. 
El nadador es la celebrity. Ha sido capaz de hacerse ver entre las aguas, aunque tan solo durante ese minuto de fama. Después, que se lo lleve el río. Como nos lleva a todos. "Nuestras vidas son los ríos / que van a dar en la mar", decía Manrique.

Pero Bauman no analiza la modernidad líquida utilizando todas las imágenes pertenecientes a la modernidad sólida. Se sirve de lo que le sirve, como todo poeta. No aprovecha todos los arquetipos del agua del incosciente colectivo (cosa pasada de moda, es decir, inservible), los constructos de la cultura (una de las víctimas de la mercantilización, pues cultura significa tradición, sedimentación, necesidad de lentitud, de comprensión y compenetración, necesidad de tiempo, es decir, todo lo contrario del usar y tirar, de la obsolecencia, de la velocidad inconsistente y generadora de residuos de la mercantilización). Más bien nos aconseja que para sobrevivir, nadadores de hoy, debemos ser capaces de dejar de enfrentarnos a ello y deshidratarnos en lo fluido, olvidarse de nadar, quitarnos la ropa y convetirnos en agua, confundirnos con la mentalidad del torrente y dejarnos arrastrar, compenetrarnos absolutamente con el elemento. Después de todo, somos agua, y como dice Bachelard, "el ser consagrado al agua es un ser en el vértigo".