Boom 2.0, microficción
y el arte del monólogo
Andrés Neuman (Hacerse
el muerto, Páginas de Espuma): De prosa talentosa y eufónica, brillante y poética,
Neuman lo practica todo: sigue la tradición del boom latinoamericano, sobre
todo en su vertiente cronopia, es decir, la del absurdo, pero también
desarrolla el monólogo humorístico con soltura y la poética del haiku o microficción. No suele transitar
demasiado el realismo tal como solemos entenderlo.
Isabel Mellado (El
perro que comía silencio, Páginas de Espuma): Su prosa es corta y precisa,
contundente y sorprendente, poética. Parece preferir la microficción, en la que
no abunda la acción sino más bien la descripción de escenas. Mellado trabaja
con las voces de los que no tienen voz: un espejo, instrumentos musicales,
diferentes animales, etcétera.
Andrea Jeftanovic (No
aceptes caramelos de extraños, Comba): De prosa poética como una suave
marea en vaivén, de aire cortazariano, Jeftanovic aborda mediante intensos
monólogos las relaciones de pareja y las de padres e hijos. Profundiza en la
temática del amor, el deseo instintivo, la sexualidad, pero también en la
inocencia de esas voces de niñas y niños que caminan siempre por el filo de lo
moralmente ambiguo. Pareciera que a Jeftanovic le interesa explorar los límites
imprecisos, la perversidad inocente y las categorías desdibujadas.
Antonio Ortuño (La
Señora Rojo, Páginas de Espuma): Ortuño nos presenta a narradores
marcadamente masculinos que se ven inmersos en situaciones de perdedor a través
de monólogos que exponen la queja con una prosa bastante burlona.
Diego Trelles Paz (Adormecer
a los felices, Demipage): De prosa prolija, correcta, con tildes de
oralidad que le otorgan frescura, Trelles Paz trabaja con bastante acierto el
monólogo de personajes que generalmente son literatos de algún tipo: poetas,
novelistas, aprendices, talleristas, etcétera.
A vista de pájaro:
otros libros de cuentos publicados
Los cuentos de Wilmer
Urrelo Zárate (Todo el mundo cumple sus
sueños menos yo, El Cuervo) son noir
y derrochan violencia. Inés Mendoza (El
otro fuego, Páginas de Espuma) trabaja con frescura el monólogo y la tradición más
cortazariana. Ernesto Escobar Ulloa (Salvo el poder, Comba), con prosa
clásica y prolija, se adentra en situaciones políticas del reciente pasado peruano y en las
injusticias o los también llamados “daños colaterales”. Mariana Graciano (La visita, Demipage), mediante una prosa
sencilla, oral y de frases cortas siempre en tiempo presente, trabaja con la
mirada infantil para narrarnos escenas cortas de la vida cotidiana donde se
inmiscuye cierta extrañeza apenas insinuada. La serie completa:
Mapa del cuento latinoamericano I
Mapa del cuento latinoamericano II
Mapa del cuento latinoamericano III
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